pesadilla
Una de las granadas lo había golpeado y lo había lanzado a una de las trincheras,sintió que la desesperación empezaba a ahogarlo. Claro,estando en plena guerra esto era una emoción cualquiera. Pero ver a sus compañeros muertos o agonizar cerca suyo era lo más doloroso,además de imaginar que cada uno de ellos,tenía familia.
-Ya no busque a su pelotón. Solo queda usted.-le dijo su Capitán con un cigarrillo en la mano mientras lo miraba sentado en la camilla.-Tiene suerte.
-¿Suerte?.-cuestionó exaltado.-¡Solicito mi retiro,no puedo seguir viendo a mis compañeros morir!
-Retiro denegado. Usted, Aioros nos debe mucho. Es gracias a nosotros que sigue con vida.-le encaró con frialdad.-Debes liderar a un nuevo grupo.
-No puedo,si estoy con vida..no fue ni suerte,fueron mis compañeros los que me protegieron y dieron todo.
-O huíste como un cobarde llegando aquí solo con un golpe en la cabeza. ¿Te perdiste entre los árboles y abandonaste a tu pelotón?.-le dijo con bastante ironía.
-Capitán,no duraremos ni siquiera una semana..!
-Silencio! ¡Estando en tu rango de sargento tienes solo la decisión de obedecer! No de cuestionar mis órdenes!
-pero..
-Vuelves a decir algo..y te pongo una bala en la cabeza!.-le apuntó con una mano enfadado.
Fue suficiente para que el pelicastaño se quedara callado,el no deseaba estar ahí. De hecho sus padres lo enviaron por obligación al servicio militar,de allí al no tener más opciones, continuó sus estudios por cuenta propia. Aprendió el uso de armas,pelea cuerpo a cuerpo,cómo plantear un ataque. Pero la primera vez que fue a la batalla,quedó devastado. Perdió a muchos amigos,sin embargo esta vez fue la segunda. Ya no podía.
.......
-A 30 yardas se encuentra el enemigo. Es una línea muy corta, debemos ir despacio y alerta,me escucharon? No puedo arriesgar a todo el escuadrón..-murmuró bajo sujetando el arma entre sus manos.
Se le fue asignado un grupo de ocho personas hasta que enviaran más refuerzos,obviamente tenía que protegerlos,ya que sino lo hacía,sería culpable de muchas muertes más.
Se apartó el casco una vez y llevó a su escuadrón hasta donde podrían estar seguros.
-Tú, cómo te llamas?-Le preguntó al muchacho que no probaba bocado.
-Me llamo Shura,señor.
-Bien Shura,deberías de comer, probablemente estaremos aquí varios días sin comida ni agua,no tienes idea de lo que pasa siendo nosotros refuerzos. Es terrible.-Murmuró dando una ojeada al mapa que traía en el bolsillo de su pantalón.
-No me importaría morir,de todas formas,no es como si alguien fuese a extrañarme.
Lo dicho por el pelinegro,dejó asombrados a los que escuchaban atentos y no hacían vigilancia,incluído a Aioros. El pelicastaño de al menos 26 años.
-Mira,todos tenemos a alguien. Y ahora tú me tienes a mí,entiendes? Si te pasa algo,yo cobro las consecuencias. Así que no mueras.-le recalcó.- y si tú quieres morir, tus compañeros no creo que quieran hacerlo.
En ese instante el sargento corrió detrás de una bolsa de arena que servía para detener las balas o algún otro impacto que fuera del enemigo.
El pelinegro por un momento,sintió culpa. Ya que claro,antes pertenecía a un escuadrón enemigo. Y por su culpa,todos que en ese momento estaban con vida,podrían no volver a casa.
Tenía cierto resentimiento con aquellos que disfrutaban de unas palabras de aliento,un abrazo o quizá un apretón de manos. Él jamás fue tratado de esa forma,tenía mucha desconfianza. Una juventud en la cual lo trataban como esclavo,y que después lo vendieron para servir al ejército. Recibiendo de entrenamiento poco tiempo.
-¿Qué ocurre? Tengo algo en la cara? Si está algo negra es por la pólvora que manejé hace unos minutos.
-No es eso. Es una emboscada.-bociferó bajando la mirada,dejando su arma a un lado.
-¿Qué? Y cómo lo sabes?
-Porque..yo..yo..
-Habla ya! Tenemos que movernos.
-Es mi culpa,yo me uní a esto para apoyar al enemigo. Creí que ustedes lo eran. Pero,los pocos días que estoy aquí,me mostraron que es distinto.
-Cómo que distinto?!.-miró enojado a los tanques que se movían en su dirección.-¡Acabas de traicionarnos!
Escucharlo decir eso,le hizo recordar varias cosas. La traición era algo que pronto se volvía costumbre,pero observar que se daba cuenta de sus errores tarde,le causaba una terrible melancolía y un vacío.
-¡Disparen!.-ordenó aioros una vez y el escuadrón enemigo se abalanzaba hacia ellos.- y no lo olviden..¡no mueran!.
Sus compañeros atacaron,con granadas e incluso un lanzallamas.
Al principio todo iba—por así decirlo—bien.
Pero después uno a uno,caían sin vida al infértil suelo que presenciaba sangre y muerte.
-Esto es por mi hermano!.-gritó kanón,que formaba parte del escuadrón del soldado pelicastaño. Quién ya se quedaba sin municiones y se tardaba un poco en recargar.- Malditos desgraciados! Ustedes..-le disparó a uno en el cuello que se iba hacia él de frente.- mataron a mí hermano y ahora yo los mataré sin piedad!
-Al diablo con pensar que los enemigos son algo sexis! Igual espero encontrarnos en la próxima vida en un bar y tomar hasta caer intoxicados!.-refunfuñó dohko con una sonrisa, era el único que quedaba y decidió apoyar a sus refuerzos.-¡Sepan que vamos ganando por más que se nieguen a aceptarlo.!
Así pasaron las horas hasta que anocheció. El olor a pólvora y demás tóxicos quedaban rondando en el aire. Era por eso que se tomaban el privilegio de fumarse un cigarrillo para relajarse de tan ardua pelea y el frío.
-Tenemos que regresar.-Dijo Aioros sujetándose una venda a un costado de su espalda.-Estoy seguro de que están asustados,temerosos de lo que fuera a pasar mañana,pero tranquilos,si nos movemos con cuidado y cautela. Podemos salir sanos y salvos.
-Y donde está el traidor?.-cuestionó docko.
-No lo sé, pero..si quiere regresar, que no lo haga.
Shura oía todo, le dio una rabia inimaginable. Tomó una escopeta y disparó a aioros en todo el pecho. Siendo él mismo el siguiente. ¿Por qué?
Porque creía que era correcto, dejar a los demás a su suerte para que supieran y sintieran lo que él vivió.
Tal vez,quería otra cosa también.
Desearía haber conocido mucho mejor a ese tal aioros,el líder de su escuadrón, poder tomarlo del brazo y abrazarlo,poder hacerle muchas otras cosas más.
Despertó exaltado, con el sudor empapando su frente y la respiración entrecortada.
-¡Eh! Shura! Es tarde! ¿Por qué dejaste tu televisor encendido?-escuchó que su primo lo descubría de la cama.
-Me dormí viendo una película.-dijo nervioso,aún sintiendo la sensación de haber vivido eso en carne propia.
-¿Sabes? .-se sentó a su lado.-Hace un momento leía un documento. En el cual decía que en sueños,nuestras almas salían de nuestro cuerpo y hacían cosas de todo. Osea..¿sabes que significa?
-...
-Que sí me casé con unos de esos personajes de anime!
-Afrodita..No creas en esas cosas
-¿Por qué?
-Porque algunas veces,en vez de sueños,pueden ser pesadillas. Cómo la que acabo de tener.
-Eso te pasa por dormir con la TV prendida.
Y dice la tía que bajes a recibir al nuevo vecino. Un tal aioros...iré a darme un baño y tú has lo mismo.
¿La vida le estaba jugando sucio? ¿O era él el idiota al pensar que sí sería el mismo con el que soñó?
Pues el destino jugaba con sus sueños y su vida real,porque sí, tal y como se lo había imaginado. Ese muchacho de su misma edad era el mismo a quien había asesinado en sus sueños.
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No sabía qué hacer y puse esto, me dio flojera darle más acción o suspenso y emoción. Perdón xd
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