(MiloxCamus)jaboncillos
-Mmm, si, así!.-gritó Milo viendo al pelirrojo moverse con suma elegancia.
-¿Seguro que lo hago bien?
-Es perfecto, esta sensación..oh por las barbas de Odín.-se abanicó el rostro con una de sus manos algo sonrojado.
-Apresúrate, mi padre vendrá pronto. Si nos ve..
-¡Hay pasos cerca, escondete rápido! ¡Vamos! Y cuidado con romper el vestido!
-¡Aigh! ¡Es difícil, ayúdame porque tú fuiste el de la idea!-exclamó Camus tratando de no pisar la tela con los tacones.
El rubio que estaba por esconderse debajo de la cama, rápidamente se apresuró en ayudar a Camus a meterse en el clóset vestido y todo.
-¡Te voy a echar llave!
-¡No! Idiota..
-Está cerca, quédate en silencio. Te sacaré en cuanto tú papasito se vaya.
-No lo llames así.
-Ajá, sabes que solo me gustas tú. No tu padre por más buenazo que se vea. Aunque una vez tuve una extraña fantasía con él.-confesó metiéndose debajo de la cama a gatas.
-¡...!
La habitación quedó en completo silencio en cuanto la puerta se abrió, era el padre de Camus que frunció el ceño al no encontrar a su retoño en su habitación. ¿Donde estaba su único hijo varón? De lo que sí se dió cuenta fue de la cámara sobre la mesa y una sola zapatilla en medio del cuarto.
-¿Camus?
Se quedó mirando la habitación en busca de algún indicio que le permitiera saber en dónde estaba su querido cubo de hielo. Pero no se le ocurrió nada, así que simplemente se dió la vuelta y salió.
Nuevamente la habitación estaba en completo silencio, ni una sola mosca se atrevía a volar en una habitación tan fría.
-Milo?.-llamó, pero no se oyó nada.- Milo, ya se fue mi padre, ven a sacarme de aquí.-antes de terminar la última palabra, escuchaba el débil ronquido de alguien. ¡Milo se había dormido!
-¡¡Bicho cabeza de micrófono despierta!!
-Eh? ¿Dónde, con quién? ¿Qué fue lo que pasó? ¡Auch! ¡Mi frente!
-Milo, sal de ahí abajo y sácame de aquí!
-Ya voy, ya recuerdo que hacíamos. Voy a tener un cuerno en ves de un chinchón en la frente...Por cierto, cómo me llamaste al final?
-Cabeza de micrófono.
-Oye! Ya te dije que no me llames así, cuando tenía 10 años mi papá me obligó a cortarme el cabello, me dejó pelón y no tenía la culpa de que mi cuello fuera algo flaquito.
-Jajaja. Me acuerdo que en la biblioteca te confundí con un alien jajajaja
Milo parpadeó un par de veces abriendo sus labios como si estuviera ofendido, pero claramente no se sintió así por nada, solo le daba vergüenza que aún el pelirrojo se acordara de esos días en que su cabecita brillaba bajo el sol.
-Ahora no te pienso sacar de ahí.-Dijo recuperando su cámara y viendo las fotos que había sacado con tanta dedicación y entusiasmo.
-Perdona, bueno, los dos sabemos que en la primaria pasa de todo, cuando fui con las medias de diferente color por ejemplo. Enserio sácame de aquí, está oscuro y frío. La fiesta empieza en unos minutos y todavía tengo que maquillarme como una princesa.
-Sabes qué es lo peor? Yo quería ser tu galán, pero Shura me ganó el puesto, para mí que se tiró a la directora y todo fue hablado para esto.
-Uno en realidad nunca sabe, Shura tiene talento.
-Oh si, anda, sigue alagándolo que no me siento para nada mal. Sigue, di que es lindo siendo pelinegro.
-Hum, si es sexi.
-Bien, me voy a tirar por la ventana.
-¡¡Pero primero sácame de aquí Milo!!
El rubio se acercó con la cámara colgando de su cuello y puso la llave para abrir el clóset, en un instante Camus salió arrastrándose pisando el vestido y tratando de no romperlo.
-Tengo que usar ese desgraciado maquillaje. Podrías llamar a Afrodita? Ella sabe de esas cosas.
-Podría maquillarte yo.
-Acaso quieres que me vea cómo el payaso de IT?
-Ja, quién dijo que no sé maquillar? Practicaba con mi hermano Kardia cuando él estaba ebrio y dormía sobre el sofá. El estuche porsupuesto era de mi madre.
Te voy a dejar como la actriz porno que vi a los 16.
-Voy a meterte esa cámara por donde no te llega el sol si no dejas de decir eso. Pero te tengo confianza, así que trae el estuche de maquillaje y trata de no dejarme como esa actriz que te calentaba durante cinco minutos y después terminabas como salame desechado.
-Hey, tengo mas aguante del que crees, sino me crees, pues probemos ahorita.
-Cá-lla-te.
-Se ve que te encanta cuando digo tonterías, sin embargo, reconozco que aún te mueres por hacerlo en este momento conmigo.
-Ugh, eres tan irritante.
-Jajaja. Bien, te pondré la base. Quédate quieto o harás que te meta el Rímel en el ojo. Oye! Te dije que te quedaras quieto, las sombras tienen que ser perfectas. Ni se te ocurra llorar, no llores, o todo mi esfuerzo habrá sido en vano. Perdona, casi te meto el dedo en el ojo, es mi culpa.
Ya estaba todo listo, Milo vestido como un aprendiz de príncipe y Camus como una hermosa princesa.
-Oye, te pareces a Elsa.
-Ese era el objetivo. Aún me siento avergonzado por vestirme como una mujer.
-Ay, pero bien que te encanta contonear las caderas cuando yo voy caminando por detrás.-sonrió picarón, extendiendo sus manos a las caderas de Camus, pero jamás se atrevería a tocar tal monumento en la casa siendo que el padre de Camus estaba allí.
Apenas y bajaron las escaleras, Dégel apareció con una taza de café en la mano. Los menores se quedaron quietos como esperando no ser notados.
-Milo, y esta señorita?
-Um..es una amiga.
-Espera un momento, me parece familiar..-se acercó unos pasos entrecerrando los ojos hasta que reconoció a su hijo.- ¿Camus?
En ese mini segundo los menores salieron disparando cual balas de salva, veloces pero sin causar ningún daño en su escape. Bueno, de hecho Milo terminó por tirar una maceta.
A las ocho de la noche ya estaban dentro del salón. Un gran salón elegante, adornado exquisitamente para dar un clima animado y entretenido.
-Eh, eh, para el carro señorito, quita los ojos de mi pareja. Y para que sepas, él es hombre. Ahora huye, corre y tropieza para caerte de cara, haber si así sigues mirando la propiedad de otros.-amenazó Milo con el puño en alto.
-Mirar no tiene nada de malo.-dijo Camus como si nada ocurriese, colocándose al lado de una ventana.
-Pe..pero, el te miraba a ti, y yo salgo contigo desde hace semanas, como que no tiene nada de malo?.-Camus elevó una de sus cejas mostrando una expresión que declaraba su aburrimiento ante su anterior reacción.- Bien, bien, admito que me siento manipulador, pero quiero proteger lo que es mío. ¿Vale?
¿No me das un besito?
-Ahora no.
-Entonces, no quieres pasarme un poco de labial que traes en los labios?
Camus sonrió por la forma en que lo dijo; alzando una ceja de forma provocativa y apuntando sus propios labios. El pelirrojo se acercó y dió un pequeño beso a Milo, rodeando sus brazos alrededor de su cuello.
En sí, el labial rojo y brilloso quedó sobre ambas bocas, solo que en Milo pareció desviarse un poco hacia la barbilla. Alguien carraspeó al lado de ellos cuando seguían en pleno beso.
-¡Ejem!
-Oh, la cabra sin cuernos llegó a interrumpir.-susurró Milo antes de separarse completamente.
-Oí eso Milo, y entrégame a mi pareja.
-Camus es mi pareja, tu solo eres el elegido para bailar con él. ¿Me explico?.-Pasó su brazo sobre el hombro descubierto de Camus con una gran sonrisa.
-Entiendo.-dijo Shura rodando sus ojos.
-Okay, espera, tienes prohibido mirar sus pechos.-advirtió.
-Pero son falsos.-advirtió Shura.
-Eso que importa, son igual que los reales.-cuando lo dijo, se lanzó a reír, mirando la cara pálida del peliverde.-Jajajaja no puedo con esto. Se escuchó tan raro jajajaja Bien, Camus, ve a bailar con Shura, después sigo yo.
Milo siguió riendo apoyando sus palmas sobre sus piernas casi sin poder respirar. Poco después se dió cuenta que algunos lo miraban raro cuando estaba parado esperando su turno para ocupar el puesto de Shura. Había olvidado por completo el labial en sus labios y se limpió con un pañuelo bruscamente.
Cuando la canción cambio, la pareja también.
-Al fin juntos Camus.-alardeó bailando como si fuera un experto,aunque realmente no lo hacía nada mal.
-Nunca paras de hablar Milo, no te cansas?
-¿Y qué con eso? Tú nunca paras de regañarme. No tenemos por qué estar callados, si no hay comunicación, no hay romance en absoluto. ¿Qué tal si esta noche vamos a un hotel?
-¿Tienes con qué pagarlo?.-cuestionó en broma dando una vuelta y siendo sujetado por la cintura.
-Obvio.-bufó alegre.- de paso nos llevamos los jaboncillos.
—Unas horas después—
-¡¡corre, correeee!!
-¡Te dije que las velitas en cualquier momento provocarían un incendio! ¡Y como siempre, nunca me haces caso!
-Yo solo trataba de ser romántico! ¡Ven, te cargaré!
-Los tacones se rompieron en cuanto di la primera carrera, así que por supuesto voy a dejar que me cargues.-Se lanzó a la espalda del rubio en cuanto esté se agachó.
-¿Vamos a otro hotel?.-Preguntó parándose de un solo salto.
-Acabas de quemar uno, acaso quieres quemar otro?
-Bueno, así tenemos el doble de jabones.
-No me jodas Milo, tomaste los jabones del baño?!
-¿Con qué crees que me baño todos los días?
-¡Por poco y me matas!
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Estoy...gorda 😝 Mucha comida jajjaja
Bueno, gracias por apoyarme, hasta el próximo capítulo! Habrá algo Hot pero no diré la pareja😏
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