De pequeña Sara tenia miedo a la oscuridad hasta que adopto a un perro que le hacia compañía. Durante anos, Sara consiguió dormir tranquila de noche porque sabia que bajo la cama estaba su perro y si tenia miedo solo tenia que extender la mano. Entonces, el perro empezaría a lamerla hasta que se quedara dormida. Así pasaron los anos y Sara se hizo adulta. Una noche, en la radio escucho que se estaba en la busca y captura de un peligroso asesino. Sara, acompañada de su perro, no tenia miedo se metió en la cama, extendió la mano hacia el borde y el perro, como todas las noches, empezó a lamerla. Durmió del tirón y al despertar, le sorprendió que el perro no se hubiera cansado de lamerle la mano en toda la noche. O eso creía al abrir los ojos, encontró al perro tirado sobre el suelo de la habitación. Bajo la cama un hombre seguía lamiéndole la mano.