Mucho tiempo ha pasado desde que deje de escribir lo que sentía, hubo muchos momentos en mi vida que me costaba el aliento por la risa o por el llanto, momentos en los que deseaba que mi existencia fuera eterna y otros en los que quise detenerla.

Y aquí sigo, intentado ser la mujer fuerte que tanto he disfrazado y maquillado de sonrisas y guiños, mi preciada mascara de cerámica que de a poco te engrietas, pues el tiempo por más corto que sea de a más te está acabando, las tormentas, los golpes, las caídas han llegado una tras otra, y el tratar de arreglarte solo ha terminado por desfigurarte. 

Absorviste tantas gotas que brotaban de mis ojos aun cuando ni siquiera terminabas de secar las anteriores de días tormentosos y se escurren por los huecos que no he terminado por sellar, hace que pese, que pese cada vez más, tanto que no puedo seguir fingiendo que no esta ahí. 

Mi querida mascara de ceramica solo queda decir gracias por estar todo este tiempo para mi, para ocultarme de las personas que dañaban mi ser, por hacer que nadie se preocupara y notara mi malestar, por aguantar mi pesar, pues al final el ocultarme termino por lastimarme más, no soltaba y guardaba en la cajita existente de mi pecho esos golpes sin conseguir el perdon para poder seguir.