Un Nuevo Encuentro (Mew/Tul)
Le habían dado unos días libres en la universidad y que mejor manera de emplearlos que regresando a Tailandia, tenía que verlo nuevamente, ese encuentro que habían tenido en los Estados Unidos no era suficiente, tampoco lo habían sido las vídeos llamadas y los mensajes, tenía que verlo en persona nuevamente, sentir sus manos recorriendo cada extensión de su piel, no podías darle un dulce a un niño y luego quitárselo
Con maleta y pasaporte en mano se tomó una foto, la cual subió a sus estados de Instagram, estaría de regreso y como lo había pensado, él fue el primero en responder enviándole un mensaje, era solo un sticker de un osito haciendo un baile feliz, lo cual le hizo colocar una sonrisa tonta en sus labios, no necesitaba de palabras para decirle cuanto lo había extrañado, con aquello le hacía saber lo feliz que estaba porque estaban cerca de verse de nuevo.
El vuelo duraba muchas horas, pero todas ellas valían la pena si podía volver a verlo y estar entre sus brazos, cosa que más anhelaba desde que se habían separado aquella vez en los Estados Unidos, se había convertido en su nueva adicción, sentir sus besos, sus caricias, era todo lo que quería en esos momentos y estaba a punto de lograrlo, jamás pensó que se alegraría tanto al escuchar la voz de la azafata pidiendo que se abrocharan los cinturones porque estaban a punto de aterrizar.
Fue recibido por su familia, quienes estaban emocionados por pasar tiempo con él nuevamente, se habían extrañado, el estar solo en Nueva York no era fácil y por eso se alegraba de tener amigos con los cuales compartir su tiempo libre además de los estudios, pero ninguno de ellos podía reemplazar el estar rodeado de las personas que más quería.
El recibimiento en casa fue lo mejor que le pudo pasar, sentir de nuevo el calor de hogar era una cosa muy importante para él, sobre todo porque estaba más cerca de esa persona que tanto anhelaba ver y que ya le había mandado varios mensajes para corroborar que había llegado bien, sus amigos también se hicieron presentes para saludarlo por su breve regreso a Tailandia, entre ellos Max, al cual no se le escapaba nada y le mando un audio para burlarse de su situación.
Lo cual, le sacó una sonrisa en sus labios, era su hermano, una de las personas en la que más confiaba y se sentía agradecido de que estuviera en su vida, cuando decían que eran hermanos no mentían, lo eran, ellos tenían un tipo de cariño que no muchos entendían pero que los hacia feliz y los demás habían aprendido que eran como una unidad.
Y esa era otra cosa que adoraba de Mew, él no cuestionaba su interacción con Max, se había adaptado y entendido que eran un paquete, su amistad no iba acabar por una relación sentimental, muchas parejas habían entrado y salido de sus vidas, sin embargo la amistad era inquebrantable entre ellos.
La noche en su casa la paso algo ansioso, ya había hecho una cita para verlo al día siguiente, no podía desperdiciar más horas para estar juntos; por ello la mañana siguiente despertó con mucha energía, desayuno con su familia, para luego tomar sus llaves e irse en dirección de ese edificio de condominios que tanto esperaba visitar.
Llego en tiempo récord, todo estaba a su favor ese día, es como si algo en él universo supiera que tenía prisa y por eso el tráfico pesado de la ciudad estaba despejado para él, le mando un mensaje para decirle que estaba abajo e inmediatamente recibió acceso, no sin darse cuenta que varias personas se lo quedaban viendo con extrañeza, sabían quién era él y por lo tanto no les parecía normal verlo allí.
Ya en la puerta de Mew toco el timbre y este inmediatamente abrió, para tomarlo del brazo y meterlo rápidamente cerrando con seguro y luego estamparlo contra la madera para darle un beso necesitado, uno que se había estado guardando desde hace mucho tiempo.
—Hola a ti también—. Se separó Tul tomando una bocanada de aire después de tan delicioso asalto y sumergirse en un nuevo beso apasionado.
—No puedo creer que estés aquí, pensé que pasaría más tiempo antes de que nos pudiéramos ver otra vez—. Lo abrazo Mew feliz de tenerlo nuevamente entre sus brazos.
—Pues créelo—. Sonrió el rubio de medio lado —Mucha gente me vio llegar al aeropuerto, eso sin contar los que me vieron con extrañeza al entrar a tu condominio—. Lo miro a los ojos queriendo transmitirle cuanto lo había extrañado.
—No había pensado en eso, aquí les personas son un poco metiches y por eso no traigo a nadie a casa, se crean unas historias de la nada—. Hizo una mueca al recordar el chisme que había corrido cuando uno de sus asistentes tuvo que ir en varias ocasiones a llevarle unos documentos de la empresa.
— ¿Porque no me dijiste eso?—. Lo golpeó en el hombro —Podíamos habernos puesto de acuerdo para vernos en otro lugar...
—No lo pensé, en mi cabeza lo único que estaba era que te volvería a ver—. Lo beso nuevamente para dejar claro su punto.
—Y entonces, ¿qué hacemos?, me imagino que la máquina de chisme ya debe de haber comenzado andar...
Mew solo se quedó un rato pensativo hasta que una idea vino de repente a su cabeza — ¡Ya se!—, dijo para salir corriendo a una de las habitaciones y volver con una caja.
— ¿Qué es eso?—, pregunto el rubio algo extrañado.
—Es un aparato que compre y aún no he armado, puedes sentarte allí en el piso y comenzar hacerlo por mi, te tomaré una foto, la subiré a mis historias y problema resuelto, vamos hacer pública tu visita, no hay razón para ocultar que un amigo ha venido a verme para ayudarme con una tarea que no he hecho—, hablo con suficiencia, sabiendo que eso era lo mejor que podían hacer esconder lo que estaba pasando a la vista de todos.
Y así fue que terminó con una historia de instagram que decía, "Es un honor que un estudiante de Columbia me monte este Wall-e", sonrió y lo envío, una vez que su trabajo en redes sociales estaba hecho, tiro su teléfono en el sofá y se abalanzó sobre Tul.
Se volvieron a besar desesperados, ya habían perdido tiempo valioso desde que había llegado, ni siquiera hubo tiempo de ir a la habitación, allí mismo en medio de la sala comenzaron a despojarse de la ropa la cual voló en diferentes direcciones hasta quedar completamente desnudos, sus cuerpos estaban caliente por la fricción que tenían entre ellos, los besos eran apasionados por demás, con sus lenguas jugando en la boca del otro y una que otra mordida, ninguno de los dos quería perder en esa batalla por dominar al otro.
Estaban completamente extasiados, los gemidos y los gruñidos roncos estaban al orden del día mientras Mew aprisionaba los brazos de su pareja por encima de su cabeza en aquel frío piso, encargándose de volverlo loco al repartir algunas mordidas y besos a lo largo de su cuello para comenzar a bajar a su pecho en donde se concentró en darle atención con besos y lamidas, toda su piel pedía ser saboreada.
Aquello era lo que más habían anhelado desde su último encuentro y por ello el castaño no perdió el tiempo en continuar con su camino llegando al miembro firme que ahora escurría algo de líquido pre seminal y que lo invitaba a saborearlo, cosa que hizo inmediatamente metiéndoselo de un solo tirón en su boca y comenzar a succionarlo de manera placentera para ambos, Mew estaba completamente excitado con el simple hecho de ver a Tul retorcerse debajo de él por lo que le estaba haciendo.
— ¡Dios Tul!, te extrañe—. Se despegó Mew de su trabajo y subió nuevamente para besarlo —Mira lo que has hecho, ni siquiera hemos llegado a la habitación.
— ¿Y eso que importa?—. Rodeo su cintura con sus piernas acercándonos a su cuerpo, logrando que ambos gimieran de satisfacción.
—Pero no tenemos lubricante aquí y necesito prepararte...
—No es necesario, ya lo hice por ti—. Lo miro con ojos pícaros.
Y es que Tul no era ningún novato en las mieles de amor y sabiendo a lo que iba a la casa de su novio, se había preparado a conciencia esa mañana mientras tomaba su baño, no había tiempo que perder necesitaba sentirlo a plenitud lo más pronto posible, como lo descubrió el castaño al llevar su mano a la entrada de su pareja.
— ¡Eres un travieso!—. Comenzó a retirar el plug que el rubio llevaba puesto, estaba listo para recibirlo.
Así que sin perder tiempo se posicionó y comenzó a introducirse lentamente en su interior, sintiendo como esas paredes iban apretando su miembro por demás excitado, estaba en la gloria en esos momentos, le encantaba sentirlo al completo, una vez que estuvo completamente adentro, comenzó con el vaivén de caderas a un ritmo pausado.
— ¡Mew!, muévete más rápido—. Pidió Tul mientras se aferraba a sus hombros, para él no era suficiente —Sabes que no me voy a romper—. Lo miro a los ojos desafiante.
—Por supuesto que sé que no te vas a romper, pero quiero que esto dure más tiempo—. Beso sus labios de manera desesperada.
—Y eso que importa, tenemos todo el día y muchas rondas por ir—. Comenzó a moverse encontrándose con los embistes del castaño, llevando las cosas a su ritmo.
Esas palabras fueron música para los oídos de Mew que incremento las embestidas, logrando que los gemidos se escucharán en todo el apartamento, estaban completamente perdidos en la pasión del momento, se habían extrañado como nada en esa vida y sentir sus cuerpos chocando entre sí era un completo paraíso, se amaban y esa era una forma de hacérselo saber al otro, marcando sus cuerpos y haciéndole sentir placer al otro.
Al cabo de un rato no lo pudieron contener más y terminaron llegando al primer orgasmo de ese día, se besaron perezosamente y se quedaron un rato acostados en el piso, antes de levantarse y continuar con el reencuentro en la habitación, ya era algo tarde cuando por fin Tul salió del edificio de condominios con una sonrisa pintada en sus labios.
Al día siguiente tenía otra misión que cumplir había quedado en ir a visitar a Max, no podía estar en Tailandia y no ver a su hermano y mucho menos no hacerlo saber en las redes sociales, el encuentro con su amigo pinto una sonrisa en su rostro lo había extrañado.
—Entonces, ya vi que fuiste a verlo—. Meneo las cejas sugestivamente el pelinegro.
—Si lo fui a ver—. Pinto una sonrisa en sus labios haciéndole saber lo que había pasado dentro de aquellas cuatro paredes.
—Me alegro bastante por ustedes, ya era hora de que encontrarán a alguien en sus vidas—. Le tomó la mano dándole su apoyo.
—Yo también soy feliz—, suspiro con una media sonrisa pícara en sus labios —Pero ya sabes cómo son las cosas para nosotros, tenemos que mantener esto en secreto, más por él que por mí, a mí no me importa lo que puedan decir pero a Mew si, no le gusta sentir que por su culpa los demás reciben hate y eso te incluye a ti.
—Lo es y lo entiendo por una parte, no es agradable ver malos comentarios contra la persona que amas o su amigos, pero llegara el momento en que podrán hacerlo público, gritarlo a todo el mundo sí quieres—. Le regalo una sonrisa.
—Pero me gustaría salir en público con él sin miedo a que los fans nos fotografíen o especulen sobre sí estamos juntos o no—. Hizo un tierno puchero, con Max podía sacar las cosas que tenía guardadas en su corazón.
—Quizás no puedas hacer eso en estos momentos pero puedes hacer una salida de amigos, antes de irte podemos quedar en un lugar para cenar, invitar a los chicos y por supuesto a Mew, todos se emocionaran por vernos a los tres juntos.
— ¡Esa es una gran idea!, por eso es que te quiero—. Lo abrazo para luego darle un beso en la mejilla, amaba a ese hombre porque siempre estaba allí para él y lo ayudaba con sus locuras.
Los siguientes días se las paso con su familia y por supuesto con Mew se las habían ingeniado para verse sin que nadie se diera cuenta de ello, la idea de la cena había sido bien recibida por el castaño y por eso ese día se encontraban en aquel restaurante, rodeados de amigos que sabían su pequeño secreto y que no levantaron una ceja cuando se sentaron juntos, fue un tiempo ameno entre risas y anécdotas de cosas que les habían pasado en sus años de amistad.
Después de la cena y ya en el estacionamiento Mew no pudo evitar hablar con Max —Gracias hermano por esto, no sabes lo feliz que lo has hecho.
—Si se lo feliz que esta, por eso sugerí esta idea, lo conozco y sé que no le gusta esconder las cosas—, respondió algo serio mirándolo a los ojos.
Mew solo se pasó una mano por la cabeza —Yo lo sé, y me gustaría gritarlo a todos pero las cosas son algo complicadas.
—No tienes que darme explicaciones, entiendo muy bien la situación, solo te pido que no le rompas el corazón.
—No lo haré, yo lo amo...
No pudieron seguir hablando porque en eso llegó Tul y sugirió que se hicieran unas fotos de despedida antes de que cada quien tomará su camino, esa noche el rubio se quedaría con Mew y este sería el encargado de llevarlo al aeropuerto.
Esta demás decir que tuvieron una noche apasionada como despedida, antes de salir temprano para que este pudiera llegar nuevamente a Nueva York, incluso hicieron un post de aquello en sus redes sociales, se despidieron como lo amigos que eran ante todos los demás, cerrando así ese nuevo encuentro que los había recargado de energía para seguir adelante con su día a día.
Fin.
Continuación de A Escondidas, espero que les haya gustado...
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