Un Día en la Vida de un Nox
Llevamos días marchando sin parar, pero el cansancio no es nada para mí, mis piernas de metal siguen moviéndose, mis manos aprietan fuertemente mi rifle, quiero sangre en mis garras y sesos en mis botas, la armada de mis hermanos hace temblar los continentes y nuestra voz lleva consigo la palabra de la Materia Negra.
Puedo escucharlos, oh su pánico me deleita, me instiga a seguir y a disparar a lo que vea que no sean mis hermanos, a vaciar el cartucho, a cortar sin fin, dejar fluir todo mi poder.
Mi formación es perfecta mientras camina por la jungla ardiente, las explosiones sobre mí y las risas de mi escuadrón solo me alienta más, soy joven, agresivo, quiero ver a esos seres inferiores morir bajo mi mano.
Llegamos, ah, míralos correr, heridos llenan sus naves mientras los sanos defienden y aparentemente nos esperaban, el sollozo de los inocentes y el despecho del sangrante solo me inspiran más.
-¡Véanlos, esos luceritos piensan que podrían escapar!-
-¿¡Por qué los heridos no pelean?! ¡Son débiles, frágiles, mínimos!-
Nuestro líder levanta su mano al aire, todos nos callamos y ajustamos nuestras máscaras, nuestras garras tiemblan por la emoción, llevamos tanto tiempo esperando verlos así y estábamos tan cerca, se me acaba la paciencia.
-¿Quieren matarlos?-
-¡Sí!-
-¡¿Quieren masacrarlos?!-
-¡Queremos!-
-¡Si uno de ellos queda vivo, los haré sufrir a ustedes!- Mi líder de platón nos dio la espalda mientras tomaba sus armas de su espalda, cargando y preparándose, nosotros le imitamos y levantamos nuestras garras al aire, vociferando nuestro grito de guerra -¡Maten, liquiden, asesinen, sin piedad alguna, que no viva ninguno!-
-¡Aaaaaahhhhhhh!-
-¡Ataquen!-
Rompimos formación y corrimos bajo el empinado costado de la ladera, aterrizando en el suelo y inmediatamente esprintamos directo hacia el enemigo, esos sucios Sobroos, Peludos y sacos de carne, nos ven y descargan toda su munición en nosotros, algunos caemos, yo no, yo soporto un tiro al pecho y disparo de vuelta , directo a la cabeza... Pero no me satisface.
Saltamos a las trenchas y empieza la masacre, atravieso dos con mis garras, los descuartizo, pateo a otro en el rostro y un maldito hermano le atraviesa la cabeza, se robó mi presa, chocamos cabezas antes de seguir disparando a la distancia, esquivamos balas.
La melodía de la guerra me hace querer cantar a su ritmo, el tambor de las balas es majestuoso, me siento vivo y muerto al mismo tiempo; interrumpido por el llamado a retirada urgente, esos endebles Vespanos no soportarán mi ira.
Saltamos las trenchas y seguimos disparando, uno, cinco, diez en solo quince segundos, mi precisión es letal, uno trata de tomarme por la pierna escondido en la arena, pero mi garra rebana, pasando limpio a través de sus huesos de cristal, sus gritos me acercan más y más al eterno placer del dolor, su cabeza es aplastada por mis balas.
¿Pero qué es esto? Siento como una bala impacta mi casco, me siento mareado, un sucio humano, lo sabía que uno interrumpiría mi gloria, ni se merecen el honor a que les devuelva la mirada, solo le disparo sin mirar.
Ah, ese crujido líquido, en el blanco.
Las armaduras de Poder disparan sus balas como un rugido de guerra, Los Anubis corren entre líneas enemigas, cortando cuanta gente se les cruce en frente, si estos seres inferiores si quiera pueden ser considerados gente.
Pero claro.
¿Yo acaso lo soy?
Las naves Vespanas empiezan a despegar, varias son derribadas por los Tanques Kolasis, los Cañones Chanakianos resplandecen en color rojo y solo puedo observar al paraíso de rojo frente a mí, el mar se tinta de sangre y llamas, es hermoso, mis hermanos lo admiran mientras en éxtasis apuntamos nuestras armas al cielo.
Mis hermanos arrastran prisioneros y los lanzan uno encima del otro en una pila. Las Apocalipsis derriban cualquier otro intento de cobardía por parte de esos infructíferos, siento como el aroma de sangre seca se impregna en mí, siento mil voces llorar en congoja y los escalofríos subiendo por mi espalda.
Mis garras crecerán tanto al seguir, el Lord Wakfu sonreirá ante nuestro éxito.
La luna es reemplazada por llamas, los Noxs bailamos en tripas y nos restregamos los restos. Dios podría seguir por años, sin detenerme, que apostasía pensar el detenerme , mis manos tiemblan de nuevo y las ansias me llenan.
¡Fui bendecido el nacer Nox!
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