See you soon.
(Se recomienda escuchar canciones instrumentales sad para tener una mejor experiencia de lectura)
Empacar siempre se me fue tedioso, aunque nunca llevaba muchas cosas en viajes... Ropa, papeles legales, balas, refacciones para mi pistola y lentes extra para mi ojo en caso de que fallara, de verdad nunca me vi en la necesidad de empacar de forma estrafalaria.
El, por otro lado, siempre traía una bolsa enorme; Dulces, libros, su pequeña libreta, las croquetas de nuestra mascota, dulces de emergencia y libros de emergencia, claro está que ropa y cosas para aseo personal.
No decía nada, pero sabía que le costaba cargar con esa bolsa, era un tanto necio y lo ayudaba de vez en cuando... Ahora tenía que cargar yo su bolsa, solo.
Un leve gemido entristecido me separó de mis pensamientos, gracias al cielo, volteé rápidamente para ver a nuestra cachorra Beethoven ocultando algo entre las patas, bufando tristemente.
-Lo extrañas también ¿Verdad?- Me acerqué para acariciar un poco la cabeza de Beethsy y ella no se negó a unos mimos -A ver, dime que tienes allí- Le dije, y como en instinto movió su cabeza para que no le hiciera más cariño, arqueé una ceja antes de mover las manos hacia sus patas, pero por primera vez en su vida Beethoven me gruñó y tuve que quitar la mano.
Fruncí el ceño, y con fuerza la forcé a quitar las patas a pesar de sus ladridos y constante forcejeo, al final logré revelar lo que tenía escondido...
Era su gorra, algo sucia... La tomé rápidamente para que Beeth no la dañara sin querer, pero la perra se levantó y salió corriendo de la habitación a toda máquina, sin tiempo de que la pudiera detener.
-Tranquilo Señor Crossover, no saldrá del castillo- Esa voz joven pero autoritaria le pertenecía a Aliesis, que entró por la puerta luego de dos golpes a la puerta para notificar de su presencia -¿Está bien si paso?-
Asentí -Si, solo guardaba mis cosas y las de Cass para irme- Dije seco, y su mirada pareció suavizarse a una más, de entendimiento.
-Ya veo ¿Quiere que lo escoltemos hasta Caricuao? Puedo enviar dos guardias con usted y asegurar que llegue seguro a su hogar-
-No chico, estaré bien... Prefiero volver solo- Le dije con la mirada fija en la gorra en mis manos, Aliesis asintió tranquilamente y miró la gorra igualmente...
-Lo... Lamento por lo de su hijo, señor Crossover, de verdad lo siento- Sus palabras pasaron por mis oídos y solo pude suspirar -No... De verdad no creo que ayude de mucho señor, pero se lo que siente en este momento, ese sentimiento de vacío es lo mismo que sentí con la muerte de mi padre... Se siente, incapaz de moverse a veces ¿Verdad?-
... Era exactamente lo que sentía, el chico me leyó como un libro, cuando ese era mi trabajo... Odio sentirme así, predecible, vulnerable... Pero en este momento no puedo evitarlo para nada.
-Si chico... Así es- Le contesté seco de nuevo, me sentía cansado.
-Lo supuse... Más que todo por lo bueno que era Cassius, era un joven gentil y alegre... De nuevo señor, lo siento- Aliesis puso una mano en mi hombro, esa mano de metal suya era pesada.
-Lo que pasó ya pasó chico... Ahora solo quiero volver a casa, partiré mañana temprano si no es molestia-
-Para nada... Pero, como despedida ¿Quisiera beber algo? Sé que no es ortodoxo pero... No tengo muchas otras cosas que ofrecer- Su mirada seguía igual de honesta y suave, mucha diferencia al chico que conocí al llegar a Arbor Magna... Un trago no se escuchaba mal justo ahora.
-Un trago en este momento no suena mal, gracias- Dije mientras puse la gorra en el bolso de Cass para levantarme y caminar junto a Aliesis fuera de la habitación.
-Tenemos un excelente vino de las frutas del Aramus Sagrado, de seguro le encantará...
* * *
Al día siguiente dos guardias me escoltaron hasta la estación de Zeppelines justo como Aliesis había prometido,había dejado a Beethsy en Arbor Magna, no pareciera que se encontraba de humor para venir conmigo y aparte sabía que estaba en un buen sitio, le dejé todos sus croquetas e hize que Aliesis prometer que tomaría buen cuidado de ella, lo hizo... Y ahora me encontraba caminando dentro de dicha estación buscando la fila de los boletos para poder ir hacia el puerto de Gran Raca y esperar por Favela y volver a Caricuao, si tenía suerte, mi moto no habría sido robada en el puerto...
Mi sombrero cubría la mitad de mi rostro en sombra como de costumbre, así que alguien reconociéndome era casi imposible... O eso creía.
-¡Señor Duncaaaan!- La voz de esa niña era reconocible incluso en toda esta algarabía, volteé hacia la raíz para encontrar a Kamiji, la chica que nos había dado traído hacia aquí cuando llegamos.
-Kamiji- Le saludo cordialmente.
Se había dejado crecer el pelo un poco en estas semanas, no le queda mal.
-Y yo pensando que nunca le volvería a ver la cara ¿Cómo está?- Ella Dice con una risa mientras yo solo le miro.
-Estoy... Bien- Le contesto algo inseguro de mis palabras, parece que se dio cuenta ya que alzo una ceja hacia mí... O capaz era por otra cosa, sí, eso era.
-Oiga ¿Y dónde está el pequeñín? Tenía ganas de ver a la bola de pelos- Ella dijo mirando alrededor antes de notar que traía su bolsa -¿Acaso... Le ocurrió algo?-
-Cass... No está aquí ahora...-
-¿A qué se refiere? ¿Volvió a Caricuao sin usted, se encuentra bien?-
El silencio entre nosotros parece haber sido tan alto como una bomba, todos a nuestro alrededor seguían haciendo sus deberes, pero... Todo estaba tan callado, demasiado...
-Cass... Murió hace unos días- Le dije mirándola a los ojos, su expresión no tardó en presentarse como una de sorpresa, arrepentimiento, con un estupor franco rodeado de tristeza, se cubrió la boca con una mano para no dejar salir algún grito o sollozo desprevenido.
-N~No lo puedo creer ¿Qué ocurrió? ¡¿Cómo pasó?!- Ella me dijo, se le notaban las lágrimas tratando de salir... Su pulso era rápido, mi ojo me lo decía.
-Un... Asesino lo mató frente a mí- Le dije a secas, pero mi voz se fue disminuyendo en volumen por cada palabra que salía de mi boca, lo había asimilado pero... No quitaba que no lo quería pronunciar.
-Oh por Dios... No puede ser... Señor Duncan lo siento tanto, de verdad lo siento- Ella dice limpiándose de forma inconsciente una lágrima en su ojo, yo solo pude observar -No puedo ni pensar por lo que está pasando-
-Estaré bien... Solo quiero volver a casa y tomarme un tiempo para... Asimilar todo esto ¿Sabes cuándo salen los Zeppelins hacia el puerto?- Le pregunté para salir lo más rápido del tema como pude, no quería hablar del tema por ahora...
-Uff, bueno señor Duncan, lamentablemente no hay vuelos a el puerto ahora, Favela regresa mañana por la mañana y no hay vuelos hasta ese día, lo llevaría si pudiera pero... Sería arrestada- Ella dice algo apenada.
Lo que faltaba...
-Ya veo... Buscaré un motel donde quedarme- Le dije para irme, ya me iba a despedir antes de que ella tomara mi mano.
-¿De qué habla? ¡Se quedará en mi casa hoy, yo mis hermanos y mis padres tenemos una habitación extra donde se puede hospedar!- Ella me dijo de forma algo insistente -No permitiré que pase la noche en un mugriento motel luego de todo esto-
-Y yo no quiero ser una molestia innecesaria para tus padres...- Le contesté seco, otra vez... No me gusta que me estorben, y no me gusta estorbar.
-¡Tonterías! Usted ayudó mucho en Arbor Magna, no crea que no he escuchado sobre todo lo que ha pasado, sería un honor tenerlo en nuestra casa- Ella dice, Dios esta chica es muy terca, aparte que nunca fui uno para regocijarme por la atención innecesaria gracias a mi trabajo.
-Es mi trabajo, simplemente-
-Señor Duncan, creo que ya se dio cuenta de que soy muy testaruda, y no voy a tomar un no por respuesta ahora, así que o me sigue por las buenas o me sigue por las malas- Su mirada era intensa, pero yo seguía siendo más alto así que eso le quitaba su factor intimidante... Pero sí que era insistente, y no quería escucharla chillar por ahora.
-Bien bien, me la pasaré con tu familia ¿Ya te calmas?
La sonrisa sagaz de la chica contestó mi pregunta.
-Sí, me calmo, vamos lo llevaré en mi Zeppelin- Me dijo antes de que yo pudiera decir otra cosa, caminando hacia delante a paso firme, no tuve más opción que seguirle por detrás hacia su ya mencionado Zeppelin.
Al caminar las memorias de cuando llegamos aquí volvieron a mi mente, y más que todo la cara de bobo que tenía Cass al ver a Kamiji, heh.
* * *
La casa de Kamiji era una humilde, de pequeñas proporciones con una pintura blanca por afuera y una chimenea por la puna, por ahora se veía apagada, y la casa estaba situada algo alto, tenía un puerto para Zeppelines justo afuera.
-¡Oiga Señor Duncan, ayúdeme a amarrar las cuerdas al ancladero!- Kamiji me dijo, yo solo salté a el piso de madera y la chica me lanzó una por una las cuerdas para que las amarrara a los anclajes.
-Oiga, no es tan malo, quizás debería retirarse de todo eso del detective y trabajar conmigo en el puerto- Me dijo mientras observaba como terminaba de sujetar la última cuerda.
-Lo tendré en mente- Le dije antes de levantarme y mirarla -Lanza las bolsas-
Kamiji arrojo ambas bolsas y las atrapé una en cada brazo.
-Phew, con razón se le da tan bien amarrar el Zeppelin, tiene fuerza en esos brazos- Kamiji me dijo saltando debajo del Zeppelin con gracia digna de una Prima Ballerina.
-Y tú deberías ponerte a bailar ballet o algo- Le dije y ella se rio bastante alto, no es que su risa fuera fea pero... Mis oídos no han sido los mismos desde entonces debo admitir.
-No podría señor Duncan, mi lugar está en el aire, lo de los pies en la tierra no va conmigo ¿Sabe?-
La mire por instantes y no pude aguantar una sonrisa, era una chica decidida y con buen temple, no parece ser de esas que se rinde fácil... Era como él de cierta forma.
-Oh por Dios sonrió- Kamiji se burló y aguantó la risa de nuevo, solo pude darle una palmada en la cabeza.
-No pasará de nuevo en un rato así que saboréalo niña- Le dije mientras le quitaba el gorro para despeinarla, le hacía lo mismo a Cass muchas veces.
-¡Oiga, no mi gorro!- Me dijo antes de que se lo devolviera, o mejor dicho antes de que me lo arrebatara de las manos de un salto. Luego de eso nos dirigimos hacia su casa y escuché todo un alboroto dentro, arqueé una ceja y la miré, parecía apenada y soltó una risa nerviosa.
-Tengo muchos hermanos, a veces son algo difíciles de controlar...- Ella me dijo rascándose la nuca.
-Se nota- Le dije -¿Cómo le hacen tus padres?-
-Entre ambos los cuidan mientras yo trabajo afuera, ya sabes lo de mi padre y el accidente y todo eso entonces no puede salir, yo mantengo la familia podrías decir mientras ellos cuidan a los chicos-
-Son 17 hermanos los que tienes, dime que no piensan tener más- Le dije, incluso un poco preocupado.
-Oh no no... Al menos eso creo- Ella me dice con algo de duda en sus palabras, esta chica...
* * *
-¿Qué le pasó a tu ojo?-
-Y dime de esta cicatriz-
-¿Eres el policía bueno o el malo?-
-¿Has arrestado a mucha gente?-
-¿Dónde está tu arma?
-Te ves muy viejo para ser policía-
El bombardeo de preguntas por parte de esos niños era... Intenso, deberían ser interrogadores porque hasta el criminal más malo hubiera gritado con todo esto.
Me encontraba en la mesa de la familia Cómodo comiendo la cena de la madre, la Señora Ana, arroz con pollo y ensalada de papas... Debo admitir que era delicioso. Todos me habían recibido de muy buena forma, el padre, el Señor Walter era bastante hablador, y los niños como ya pudiste observar aunque ruidosos, se veían como chicos algo dulces, lo primero que hicieron fue caer sobre Kamiji en abrazos, si se nota que son una familia unida.
-¡Niños! Por favor dejen comer al señor Duncan, debe estar exhausto- Ana dijo para silenciar a los niños, que obedecieron a su madre chistando un poco, al fin podría disfrutar de la comida frente a mi junto a una buena cerveza... Aunque le faltaba espuma.
-Lo siento señor, no recibimos muchas visitas por aquí y los chicos suelen aburrirse cuando no hay escuela- Ana me dijo algo apenada, su esposo vociferó una larga risa algo estruendosa... Ya veo de donde Kamiji sacó su carcajeo.
-¡Son niños, déjalos ser Ana!- Walter dijo antes de tomar un largo trago de su cerveza.
La señora suspiró pesadamente y yo solo masticaba silenciosamente mi comida, Kamiji solo giró los ojos mientras le daba de comer a uno de sus hermanos.
-Y señor Crossover, espero que disfrute la estadía aquí en nuestro hogar, un honor tener a alguien como usted aquí- Walter dijo mirándome con una sonrisa -Aunque, esperaba que Kamiji se buscara alguien de su edad para empezar una aventura, jejeje-
-¡PAPÁ!- Kamiji dijo toda ruborizada -¡No es nada de eso, el señor Duncan y yo solo somos conocidos!-
-Si claro- El hombre se reía y mi dio una mirada para guiñarme el ojo, entendí que estaba solamente bromeando, pero parece que Kamiji no lo entendió por completo, ya que soltó un bufo enorme.
-Hablando del tema, señor Duncan ¿Tiene usted una esposa?- Ana me preguntó, Kamiji la miró y la escuché susurrar "Mamá, por favor" para que no hiciera esa pregunta, pero la señora tenía una curiosidad más grande.
-No, no por el momento Ana- Le contesté -El trabajo me tiene algo ocupado, supongo que no he tenido el tiempo para buscarme una pareja-
-¿No ha tenido alguna novia? Que cosas- Ana dijo con un suspiro- Las cosas ya no eran como antes, a su edad ya yo y Walter habíamos tenido un hijo-
Me petrifiqué por completo a esas palabras, mi mirada cayó un poco a la comida frente a mí, la señora Ana pareció extrañarse al igual que el señor Walter, Kamiji tenía una cara de rabia y se levantó para tomar a tanto su padre como madre fuera de la cocina, pudo escuchar como Kamiji explicaba y discutía con ellos, pero hice caso omiso a el sonido...
¿Qué me pasa? Es solo una palabra, cuatro insignificantes letras...
Si ese es el caso ¿Por qué me siento así al escuchar esas letras? Yo no soy así... ¿Tanto me marcó la muerte de Cassius? ¿Acaso es... Remordimiento?
Remordimiento...
* * *
Ya era algo tarde en casa de los Kamiji, me encontraba hablando con el señor Walter mientras disfrutábamos del calor de la fogata encendida en frente de nosotros, me había cambiado de ropa a un suéter negro y pantalones grises, mi sombrero colgado frente a la puerta.
-Entonces... ¿Su hijo, como era?-
-... Era un muy buen chico, creativo, inteligente, le encantaba leer... A veces era algo testarudo, pero tenía un corazón enorme, ayudaba a todos los que podía, incluso si se perjudicaba en el proceso...-
-Suena como un excelente hijo-
-Es mi culpa... Nunca debí traerlo aquí, fui todo un idiota...- Me dije a mi mismo, suspirando y pasando una mano por mi pelo, pude ver por el rabillo del ojo, como el rostro de Walter se volvía un ceño fruncido.
-Oiga ¿Usted que iba a saber que todo esto pasaría? No es culpa de usted, ni de nadie, si acaso es culpa de ese engendro malnacido que lo mató- El hombre hablaba con voz severa, logrando que alzara la mirada -Mira niño, tu hijo no quería más que ayudarte, si yo estuviera en tu lugar, estaría igual de triste, pero más que todo orgulloso de tener un hijo que tuvo la valentía de sacrificarse por mí-
Yo le miré algo molesto, no sé porque, capaz porque intentaba ponerse en mi lugar cuando no le había pasado como esto...
-Yo tengo dieciocho hijos Duncan, y si aunque solo uno de ellos muriera estaría devastado, pero no estaría arrepentido de haberlos educado mal y de no haberles dado el cariño que necesitaban, y estoy seguro que a ese chico le diste todo eso, te dejaré para que lo pienses, nos vemos por la mañana para el desayuno- Walter tomó un bastón para irse caminando hacia su habitación.
Y tal como así, me quedé solo con mis pensamientos, mis ojos solo se fijaban en el fuego de la fogata y como las flamas danzaban en armonía consumiendo la madera bajo de ellas...
Dios...
* * *
No tenía sueño esa noche, para nada.
Calculé que eran las dos de la mañana, la fogata se había apagado hace mucho y solo soltaba un hilo de humo color plateado, los rayos de la luna pasaban por la ventana y terminaban a mis pies.
Mi mente era un revuelo de pensamientos y me daba una jaqueca enorme, supongo que tomar Whisky junto a eso no ayudaba, pero en algún momento supuse que me ayudaría a relajar la cabeza...
Me equivocaba.
No sabía en qué pensar, que deducir, en que debía resolver, todo era borroso... ¿Qué hago ahora?
Pero todo eso se esfumó en un momento cuando escuché un llanto en una de las habitaciones más profundas de la casa, era uno de los hermanos pequeños de Kamiji. Tomé mi arma y salí caminando hacia el cuarto listo para disparar por si alguien o algo se atrevieran a salir.
Abrí la puerta lentamente y asomé mi arma, mi ojo mecánico siendo el único abierto del par, para poder tener una vista clara del interior del cuarto... Pero no había nada, solo el hermano de Kamiji, Kudo, llorando en su cama... Una pesadilla, supongo yo.
-¡Paaaapiiii, Maaamiiii, hermanaaaa!- Pedía casi a gritos, su ritmo cardíaco estaba increíblemente acelerado y se le notaba como temblaba... Era un chico de no más de cuatro años, y si tenía mucho parentesco con la chica.
Sus mejillas con pecas se ahogaban en lágrimas, cualquier pesadilla que hubiera tenido fue una fuerte, y se hiperventilaba bastante.
Caminé hasta el luego de poner mi pistola en una mesita de noche, me acerqué lo más lento que pude y el chico me miró, sus ojos eran azules a diferencia de los ámbar de su hermana, y verlos todos llorosos no era algo bonito.
-¿Pesadilla, chico?- Le pregunté lo más suave que pude mientras caminaba hacia él, su mirada me contestó la pregunta de inmediato, pero lo que no me esperaba era cuando alzó sus brazos hacia mí en busca de consuelo.
"¡Jefe!"
Escuché su voz por un segundo antes de rápidamente sacudir la cabeza y poner el recuerdo a un lado por el momento, me acerqué al chico y casi por instinto lo tomé en brazos, levantándolo suavemente hasta tener su cabeza en mi hombro.
-Sshhhh, ya pasó, tranquilo...- Le susurré mientras sentía sus lágrimas escurrir mi suéter... Había pasado tiempo desde la última vez que hice esto.
Escuché como la puerta se habría y vi como Kamiji, Ana y Walter entraron apresurados para ver qué pasaba y se me quedaron mirando, yo solo les miré y puse un dedo en mi boca en signo de silencio, todos estaban extrañados pero no tardaron en tomar hilo de lo que pasaba.
-¿No quieres ir con tu mamá?- Le pregunté al chico, este no respondió, solamente le pude dar unas palmadas en la espalda para calmar su hipo y llanto. Miré a la señora Ana para esperar algún tipo de instrucción, si le daba al niño o algo más, pero ella solo sonrió hacia mí con confianza.
Yo solo entendí eso como una señal para seguir con lo que hacía, justo como lo solía hacer con Cass para calmarlo de sus pesadillas, en unos cinco minutos Kudo ya estaba más calmado y solo respiraba pesadamente por el cansancio.
-¿Quieres agua?- El chico murmulló un 'si' y miré a Kamiji, ella salió corriendo a la cocina para buscar un vaso mientras yo me sentaba en la cama del chico para verle el rostro un poco.
-Dime ¿Qué pasó?- Le pregunté mientras que con la manga de mi suéter le limpiaba la cara un poco.
El chico me explicó que estaba en el mar y que se estaba ahogando, hmm, probablemente no sabe nadar y eso ocasionó la pesadilla.
-Pero, fuiste valiente y nadaste ¿Verdad?- Le pregunté, para mejorarle el humor un poco -Fuiste valiente como tu hermana mayor y nadaste para no hundirte, porque eres un chico fuerte-
Eso pareció funcionar bastante, Kamiji volvió con el vaso de agua y solo tardamos un poco en acostar al chico de nuevo, tomé mi arma sin que nadie la notara y les miré a todos, todos estaban muy sonrientes hacia mí.
Yo solo caminé a través de ellos con un 'Buenas noches' y caminé escaleras arriba al cuarto de invitados donde cerré la puerta con cuidado.
"No me deje solo"
Su voz de nuevo, mi hizo arrugar la cara y taparme los oídos, estaba alucinando ¿En serio? Alucinaciones ahora...
-Señor Crossover- Volteé para ver a Kamiji justo en la puerta, apoyada en la puerta del cuarto con una sonrisa en su rostro -Gracias por eso-
-No es nada...- La miré -Es tarde, debemos irnos temprano mañana, duérmete-
-Lo dice el que estaba despierto en la sala- Ella soltó una corta risa -No es en serio, ya, nos veremos por la mañana... Y oiga-
La seguía mirando cuando se dio media vuelta para salir del cuarto.
-Ser padre le sienta bien-
* * *
Me encontraba desayunando junto a Kamiji, Ana había preparado café con pan tostado y huevos fritos, algo que a mí personalmente me encanta.
Los chicos no habían despertado, Walter comía con nosotros de forma callada, solo el sonido de los cubiertos y el ocasional sorbo bajo de café se podía escuchar, cuando terminé de comer tomé mi plato y tasa para limpiarlos.
-Oh Duncan, yo lo hago- La señora Ana insistió pero yo negué con la cabeza.
-Nadie murió por lavar sus platos, está bien- Le dije mientras limpiaba todo rápidamente -Kamiji, pon tus platos también, igualmente usted Walter-
Ambos no dijeron nada antes de poner sus trastes en el lavaplatos, rápidamente dejé todo secándose y volteé para ver a Kamiji.
-¿Nos vamos?-
-Sep- Ella contestó con un "pop" en la p, tomó su gorro y guantes antes de sonreír -Lo espero afuera- Dijo antes de salir caminando fuera de la casa, claro después de darles un abrazo a sus padres y decirles que volvería pronto.
Ya habíamos montado todo en el Zeppelin, así que solo me tomaba el tiempo para lavarme las manos antes de salir y despedirme del señor y la señora Cómodo.
-Fue un placer tenerlo aquí Duncan- Ana dijo con su característica sonrisa gentil -De verdad esperamos verlo de nuevo pronto-
-Sí, de verdad que necesitamos más visitas por aquí- Walter se ríe de nuevo antes de poner una mano en mi hombro -Si necesitas ayuda de algún tipo, no dudes en llamar, estaremos encantados de ayudar-
Yo solo asentí levemente antes de estrechar manos con ambos firmemente, dije mi adiós y salí caminando de la casa lentamente y cerrando la puerta detrás de mí antes de ponerme mi sombrero de nuevo.
-¡Oiga Señor, mire!- Kamiji me dijo antes de que escuchara un ladrido, me sorprendí al ver a Beethsy corriendo hacia mí.
Un poco de molestia se acumuló en mí, pensando que ella se había escapado, pero a la lejanía entre las casas pude divisar una figura familiar, la de Aliesis que con cordialidad me saludó antes de desaparecer saltando entre los edificios.
Así que el la trajo... Ya.
-Parece que me siguió hasta aquí- Dije antes de darle cariño a la perrita -Ya vámonos a casa...-
* * *
-Llegamos- Kamiji me dijo, yo estaba con mi sombrero sobre mis ojos, le levanté un poco para poder apreciar el puerto una vez más, ciertamente no había tenido un buen vistazo a el cuando llegamos, y era mil veces más bonito al de Caricuao.
Tomé ambas bolsas y las alcé hasta mis hombros donde colgaron entre mis brazos y mi torso, salté hacia el suelo y Kamiji detrás de mí, nos miramos por unos segundos antes de que ella suspirara.
-Supongo que aquí nos despedimos, Señor Duncan-
-Así es- Le dije, ella solo soltó una corta risa.
-Al menos vendrá a visitarnos ¿Verdad?-
-...- Me quedé callado a ese comentario, pero como si supiera que eso iba a pasar Kamiji puso una mano en mi hombro, dándome una sonrisa cálida.
-Lo estaremos esperando con ansias-
-... Gracias, Kamiji- Le dije con toda la honestidad que pude reunir, la chica me sonrió cálidamente antes de ponerse en puntillas y regalarme un abrazo.
Al primer momento no supe cómo reaccionar a eso, nunca fui uno para dar o recibir abrazos de otra gente excepto Cass y pocos amigos, pero... Me sentí bien con ese abrazo, y no tuve más opción que devolverlo rápidamente luego de soltar ambas bolsas, suspiré fuertemente antes de soltar a Kamiji, ambos nos miramos por varios segundos antes de que Kamiji esbozara otra sonrisa.
-Fue todo un placer, señor- Dice antes de tomar mis manos -Esperaré saber de usted muy pronto-
-Así será, tienes mi palabra- Le dije, soltándola gentilmente para tomar las bolsas, silbé para que Beethsy me siguiera y la perra saltó del Zeppelin, moviendo su cola y lamiéndole la mano a Kamiji para despedirse.
Dijimos nuestros adiós respectivos, y caminé hasta el puerto, la humareda negra en la distancia anunciaba la llegada de Favela y todos hacían fila rápida para esperar por ella.
Hice fila, miradas se clavaron en mi espalda, pero no me importaba en lo más mínimo, en este momento solo quiero llegar a mi hogar...
La fila avanza lentamente cuando Favela ruge, todos apresurados antes de que dijeran que no había espacio sobre su espalda, algunos se empujaban los unos a los otros con agresividad y los insultos estaban a flor de pie.
Al llegar al final del puente que conecta con la entrada a su espalda, pude sentir otra mirada clavarse en mí, pero esta era muy diferente al resto...
-Así que... Mi visión, se ha cumplido- Favela habló dirigiéndose hacia mí con ese ojo naranja -Esperaba que hubiera tenido un final diferente, le pedí al mar y al cielo... Pero parece, que el destino así no lo quiso-
No dije nada, haciéndome a un lado para que la gente pasara.
-Su compañero, ha muerto ¿Verdad?-
-... Si-
-Una definitiva tragedia, tienes mis más sentidas condolencias... Y mi mayor gratitud, por salvar al mundo-
-... Mira lo que me costó- Le contesté tajante antes de subir sobre su espalda... No necesitaba escuchar nada más, solo los ladridos de Beethsy detrás mío y sus pisadas, para asegurarme que nadie se la había llevado.
No quiero oír nada más...
Solo... Quiero ir a casa...
* * *
El viaje fue más rápido de regreso que de ida, aunque, no recuerdo nada de esos días de viaje de regreso... Mi mente estaba muy nublada y no guardaba nada de información, estuve en esa cama toda la semana, alimentando a Beethsy era todo lo que hacía aparte de comer yo mismo y darme un baño ocasional.
El escuchar ese rugido me quitó de mi trance, tomé las cosas y salí de la habitación, Beethsy me siguió de cerca y le di un caramelo mientras nos aproximábamos a la salida...
Los cielos grises no habían cambiado, eso veo.
-¿Quieres quedarte? ¡Muévete de una vez!- Un hombre me dijo cuándo me vio parado como un idiota viendo el suelo, decidí no protestar y caminé directamente hacia la salida sin prestar atención al resto de gente, la fila era gruesa y se movía lento, pero pude salir en menos de diez minutos.
-¡Papi!-
Mi cabeza se movió tan rápido que pensé que me partiría el cuello, al escuchar esa palabra pareciera que alguien me llamara... Pero solo era un chico que con su madre se lanzaba a los brazos de su padre.
Al menos alguien está feliz...
Luego de sacudir mi cabeza para quitarme esos pensamientos de la mente, caminé más rápido hacia, donde yo esperaba, estuviera mi motocicleta... Casi sonrió cuando le vi justo donde la deje, algo polvorosa y húmeda por la lluvia.
Beeth ladró alto y saltó en el asiento trasero, parece que ella estaba igual de feliz de ver la moto, amarré todas las cosas a la parrilla trasera y metí la llave... Ronronea como un gatito.
* * *
Al llegar a Caricuao, pensarías que lo primero que hice fue ir a mi hogar, y aunque eso me encantaría... Tenía que resolver un par de asuntos.
Paré frente a la alcaldía de Caricuao, le dije a Beethsy que se quedara afuera y entré de forma forzosa, la gente se me quedó mirando ya que casi todos me reconocían, pero mi mirada solo estaba fija en la puerta que decía "Alcalde" en chapa de oro, mi paso era firme y la gente murmullaba en voz baja a mi lado.
-Oye, no puedes pasar- Un guardia me dijo mientras se interponía en mi camino.
-Muévete- Le dije mientras seguía caminando, el hombre se puso rígido y su mirada se puso nerviosa al entrar en contacto con la mía... Nadie se iba a interponer en mi camino, el hombre se hizo a un lado y entré a la habitación del alcalde de la ciudad, tomé mi placa... Por última vez.
Se la lancé sobre su escritorio, no pude ver su rostro, tampoco quería hacerlo, solo quería decirle dos palabras.
-Me retiro- Exclamé, y no mentía...
Este mundo me quitó demasiado, mi inocencia, antiguas amistades, vidas inocentes, dinero, tiempo... Me quitó a Cassius... Estaba harto de este mundo, y no quería nada que ver con investigación jamás en mi vida nunca más.
Este es el fin del "Detective Clockwork"
* * *
... Mi hogar...
La estación de tren abandonada que había hecho mi refugio, estaba tal cual como la dejé. Tomé mis llaves y abrí la puerta cerrada por doble candado, Beethoven ladró y arañó un poco la puerta queriendo entrar, cuando la logré abrir pasamos por el corto túnel que conecta a la casa con la salida, ese tren oxidado justo al lado donde Cass solía jugar de pequeño estaba coloreado y garabateado de pies a cabeza.
"¡Mire jefe, es usted!"
El primer dibujo de Cass... Era uno muy simple, éramos los dos, dibujados de forma simplista con "Jefe" y "Yo" escrito sobre un par de figuras que nos representaban, cuando Cass lo hizo tenía seis años, fue unos meses después de su operación del corazón.
Me hubiera quedado horas, incluso días, viendo los casi miles de dibujos que tenía toda la estructura metálica, había algunos que ni siquiera había visto, pero los ladridos de Beeth me atrajeron a la puerta.
De nuevo pasé llave y abrí la puerta de madera, entré y encendí las luces... Por fin estoy en casa.
Beethsy salió a toda máquina hacia las escaleras de arriba mientras yo me quitaba el sobretodo y mi sombrero, estaba exhausto, tanto física como mentalmente... Pero los ladridos de Beethsy me activaron de nuevo y salí corriendo hacia arriba.
Entré al pasillo, los ladridos venían del cuarto de Cass, entré rápidamente y miré adentro...
-Beethoven...-
Soltaba quejidos de nuevo, casi parecía estar llorando mientras usaba su nariz para oler todo el cuarto, buscando a algo, o a alguien...
El cuarto estaba todo desordenado con algunos libros en el suelo, las cobijas cayéndose de su cama sus almohadas todas desordenadas, además de que el cobertor estaba todo destendido, había dejado una de sus camisetas colgando de su armario, y en su apuro por empacar dejó caer un montón de lápices.
Suspiré pesadamente, Cass nunca fui alguien muy ordenado en su cuarto, le tenía que hostigar para que lo acomodara cada fin de semana, su tutor también le repetía mucho eso... Parece que no se acostumbró.
-Ya te voy a dar de comer... Espera en la cocina- Le dije a Beethsy como si fuera una persona, no me hizo caso, ladrando y gimiendo tristemente con sus orejas y cola abajo -Beethoven, sal- Le dije algo más serio, esta vez escuchó y salió arrastrando las patas.
Miré el cuarto una vez más... Quería memorizar como se veía antes de empezar a ordenarlo por última vez. Empecé por los libros que tiró al suelo antes de irse...
"Mi Primer Libro de Robótica" Fue el primero que recogí, se lo compré por su cumpleaños número ocho.
"Mil historias cortas para mil noches sin sueño" Recuerdo este libro con claridad, fue el primero que le compré cuando tenía cinco años, en ese entonces Cass tenía pesadillas recurrentes, y me tenía que quedar con el todas las noches a leerle hasta que se quedara dormido...
---
-... Y así el ogro volvió con su familia, luego de una aventura fugaz por las montañas, el fin-
En ese entonces, era un joven de solo 24, me decían loco por adoptar a un chico a tan corta edad... Pero Cass lo ameritaba, si podía ayudar a ese chico a tener una vida diferente a la que yo tuve... Lo adoptaría incluso si solo tuviera 16.
-Es muy... Buena jefe- Cass dijo adormilado, eran casi las cuatro de la madrugada y no podía dormirlo aún, luego de un baño caliente y leche tibia nada parecía funcionar, pero luego de un par de cuentos pareciera que había logrado algo.
-¿Ya vas a dormir? Te tardaste- Le dije, en ese entonces ya era alguien inexpresivo, así que mi rostro no cambió mucho.
-Si...- Dijo rascándose los ojos, cerré el libro y lo puse sobre su estantería.
-Bien, ya debes dormir, mañana tengo que irme temprano y tu tutor te dará clases hasta que regrese- Le dije mientras me dirigía a la puerta.
-¡E~Espere!- Me llamó y volteé para verlo, estaba medio escondido en las sábanas y con temor en sus ojos -¿M~Me va a dejar solo?-
Suspiré, otra vez su trauma con la soledad... Debíamos trabajar mucho en eso.
-Si Cass, lo siento pero debo irme, tengo casos que resolver- Le dije mientras sus orejas se iban hacia abajo, planas y con sus manos/patas temblando mientras sostenía la sábana sobre su hocico, dejando sus ojos al descubierto y dejándome en claro que lentamente se llenaban de lágrimas.
-¿P~Pero qué si no vuelve?
Suspiré de nuevo, pesadamente y con la palma de mi mano en mi frente.
-Voy a volver, te lo prometí que siempre iba a volver, que siempre iba a estar a tu lado ¿No?
---
Yo... Le prometí que nunca lo iba a dejar solo...
Lo recuerdo cuando lo adopté, esa mañana de otoño... Le prometí que siempre iba a estar con él, y que nunca estaría realmente solo.
Lo mantuve conmigo todo el tiempo que pude, hasta que lo dejé en el castillo de Arbor Magna, solo...
Si no lo hubiera dejado solo, nada de esto hubiera pasado, lo dejé solo por sólo instantes, solo por unas pocas horas... Y ya no estaba allí...
Mis manos empezaron a temblar ¿Qué es esto? ¿Por qué tiemblo? Cada vez que recojo un libro, siento que se me hace pesado, mi visión en mi ojo bueno se empieza a nublar un poco, no importa cuánto parpadee.
Tomo un libro y este se me cae, maldición... Lo tomo de nuevo, y escuchó un par de golpeteos en la carátula... Gotas caen sobre esta, y la mojan levemente.
Acaso... Acaso yo... ¿Estoy llorando?
No he llorado en décadas, desde que tengo uso de razón no he llorado jamás ¿Por qué ahora?
*
*
*
"T~Todo estará bien jefe, ya no me duele..."
*
*
*
Las imágenes se reproducen en mi mente como una película, quiero que paren, que se detengan...
*
*
*
"De v~verdad lo hicimos j~jefe, detuvimos a Amacuro... Salvamos al mundo"
*
*
*
¡Que se detengan! ¡No quiero ver esto de nuevo!
*
*
*
"A~Ahora volveremos a casa... Y seremos héroes... Ganaremos todo el dinero que necesitamos..."
*
*
+
¡Lo odio, maldita sea, no sé cómo hacerlas parar!
*
*
*
"Todo... Será como lo quisimos... Todo se v~va a resolver"
*
*
*
"¿V~Verdad que sí?"
*
*
*
"¿Papá?"
*
*
*
Estallé, simplemente estallé... No lo puedo aguantar más, me desplomé en el suelo y empecé a gritar como un loco, un demente, en un momento pensé que la garganta me iba a estallar, pero solo podía gritar.
Ya había aguantado lo suficiente, ¡Solo quería deshacerme de todo!
¡Él le daba miedo de estar solo, y el que está solo ahora soy yo!
Mi mente se quebró en mil pedazos, mi ojo bueno no para de brotar lágrimas saladas. Ya no sé a quién le hablo, solo proceso palabras, algo para intentar asimilar, para tratar de decirme a mí mismo que siento, que se supone que es este sentimiento.
Pero no necesito pensarlo, ya lo sé, desde que él se fue de mi lado...
Es pérdida, es depresión, es un corazón roto, pero no por romance...
¡LO ODIO!
¡MALDITA SEA LO ODIO CON TODA MI ALMA, ODIO SENTIRME ASÍ, LO DETESTO!
¡Quiero dejar de sentirme así por todo lo sagrado en el planeta, pero no puedo, no encuentro la maldita manera! ¡Todo lo que veo son mis memorias repitiéndose una y otra vez con su cara en primera plana!
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!- Solo puedo preguntarle al aire, mi espalda está en contra del muro, mis pulmones me arden, de tanto gritar parece que me estoy ahogando en mi propia saliva y lágrimas.
Pero...
-¿Por qué... Por qué te fuiste, Cassy?-
-Vuelve por el amor de Dios... Lo siento, no te volveré a dejar solo jamás, lo juro, vuelve... ¡Perdóname! ¡Lo siento tanto hijo!-
Quiero verlo, necesito verlo, si ya me volví loco... No me importa.
-... Ya voy...-
No tengo más razones para quedarme aquí...
"Ya voy hijo, ya voy Cassius...-
Tomo mi pistola, reviso que tenga balas, claro que tiene...
-Nunca me iré de tu lado esta vez... Haré lo que tenía que hacer desde un principio...-
Lentamente empecé a mover el arma en mi mano hacia mis cien, estaba aún temblando y el arma hacía pequeños sonidos por la constante vibración, las balas rebotando sutilmente la una contra la otra dentro de la recamara.
-Solo espérame... Un poco más-
Empecé a apretar el gatillo lentamente e igual de tembloroso, de verdad lo voy a hacer... ¿Voy a volarme la cabeza?
Voy a...
Voy...
*
*
*
-¡Jefe!-
Alcé la mirada tan rápido como pude, casi me rompo el cuello por la velocidad, escuché su voz, no aluciné... La escuché.
-¡Aquí estoy!- De repente una figura se me lanzó encima, sentí brazos delgados amarrarse a mi espalda, pero antes de poder siquiera asimilar la presencia que me atacó, desapareció como si nada.
Era él, era su voz, lo sabía...
-Yo nunca me separaré de ti- Volteé la cabeza y vi como una especie de hoja caía lentamente al suelo a mi lado, el viento dándole breve sustento antes de detenerse en mi mano. No gasté tiempo en levantarla y le miré por instantes.
Era una foto de una vez que Cass y yo horneamos un pastel, Cass tenía todo el pelaje lleno de harina y crema, y yo tenía un poco de levadura en la nariz, ambos nos estábamos riendo a carcajadas mientras Beeth trataba de lamer la mezcla.
-Yo nunca olvidaré las memorias que pasamos juntos- Más y más fotos empezaron a caer de los estantes, sobre mi regazo y abdomen, igual que mis manos y una en mi hombro.
Eran todas fotos de Cass y yo juntos.
Cuando se trató de poner mi abrigo a los seis, mi primer intento de peinarle el pelo y el caos que dejé, cuando adoptamos a Beethoven, su primer regalo de navidad, su disfraz de policía... Eran todas memorias muy apreciadas para mí.
-Muchas gracias papá, te lo agradezco mucho, y espero que nos veamos pronto ¡Muy pronto!-
La última foto cayó sobre mi pierna, y al verla no pude evitar soltar otra lágrima agridulce... Es nuestra primera foto juntos... De cuando le operaron el corazón, él estaba tan feliz de no sentirse cansado y débil, que dijo que necesitaba una foto para nunca olvidar ese sentimiento.
-Yo lo esperaré pacientemente, como usted me enseñó, ya no tengo miedo de estar solo, no se apresure-
-Yo lo esperaré, no importa cuánto tiempo pase-
-Lo quiero mucho jefe, papá, señor Duncan-
-¡Espero que podamos desayunar juntos de nuevo muy pronto!
*
*
*
-Yo también Cassy...- Dije al aire, abrazando todas las fotos y sonriendo, ya lo había escuchado, no me podía apresurar...
Escuché los pasos de Beethsy que corrieron hacia la puerta para inspeccionar lo que había pasado, le miré y le silbé para que se acercara, como chica obediente que ella es se me acercó y se acomodó en mi regazo para que le acariciara el lomo, cosa que hice con mucho gusto.
-No me apresuraré, como me lo pediste...- Me arrecosté más del muro mientras miré esa foto de nuevo, detallando su aspecto en mi memoria aunque nunca la tiraría, todas esas fotos las cuidaría con mi vida entera.
-Tendremos mil desayunos juntos, mil nuevas historias para contarte, mil nuevos libros para que leas, y bueno... Supongo que tiempo de sobra para que juegues con Beethsy...
*
*
*
-Nos vemos pronto, Cassius Crossover... Mi mejor amigo, compañero...
*
*
*
-Hijo...-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro