Oh detective, se le necesita.
-Oiga Jefe ¿Me puede contar lo que le paso al mundo antes de nosotros?- Una voz infantil preguntaba, otra de mayores proporciones estaba sentado en una silla frente a el, una lámpara de gas en una mesita alumbraba la habitación desordenada, con ropas, papeles y variados dibujos repartidos por el piso.
-¿De nuevo? Ya te lo he contado mil veces, y debes dormir"
-Bueno... ¿Podría ser hoy la mil y una?
Se escucha un suspiro que rebota a lo lago y ancho de la habitación, al parecer el que producía esa voz con acento escocés grueso se había rendido ante el dueño de la voz infantil.
-Bien, pero una vez y te vas a dormir ¿Está bien?-
-¡Si, prometido!-
-Recuerda no darte más chocolate caliente antes de dormir...- El hombre, al que todavía no le apreciábamos el rostro, se acomodaba en la silla mientras en la cama frente a él, un chico se acomodaba igualmente pero bajo una serie de cobijas, una cola gris con anillos marrones se veía sobresalir de estas.
-Hace mucho tiempo, nuestro mundo era bastante diferente a lo que te puedes imaginar... Edificios que tocaban el cielo llena de gente tan diferente a ti o a mí, vivían en ciudades bastas llenas de tecnología-
-¿Tenían cola?-
-No, no tenían cola, por algo te dije que eran diferentes ¿Estás prestando atención aunque sea?
-¡Claro que sí! Solo... Tenía la duda, jeje- La risa nerviosa de la voz hace que el mayor ponga una mano en su cara.
-Como decía... Este era un mundo que no podrías imaginar hoy en día. Pero la gente no era tan, cálida como las personas con las que hablas en la libraría todos los días, eran gente muy antipática, mirando a aparatos todo el día sin prestar atención a lo demás-
-Un día sin razón aparente, empezaron a verse nubes de enorme tamaño aparecieron por todos lados, reduciendo el mundo a ceniza y polvo, por eso se le llama a ese periodo, la Gran Guerra de las Nubes-
-¿Y qué pasa después?-
-Después, venimos nosotros... Los humanos renacimos y con una serie de nuevas especies-
-¡Como yo!-
-Si, como tu, pero como sabes esa "Reencarnación" vino con una consecuencia ¿Verdad?-
-No lo llamaría consecuencia, de verdad, sin ella no te hubiera conocido ¡Es un regalo, en realidad!-
-Hehehe, si, supongo que tienes razón en eso...- Se escuchan un par de palmadas mientras la voz infantil se ríe un poco
-Bueno, creo que ya escuchaste todo por hoy-
-¡¿Eh?! ¡Eso no puede ser todo!-
-No lo es, pero debes dormir, mañana tenemos trabajo y lo sabes-
-No es justo...-
-El mundo no es justo, Cassius, ya duérmete y mañana te compro un dulce ¿Trato?-
-¡Trato!- Se escucha como el chico se acuesta, la figura adulta apaga las luces de la habitación para luego salir, cerrando la puerta detrás de el luego de decir un buenas noches.
... Pero la noche apenas comenzaba para este hombre, que luego de salir de la habitación tomó vía hacia la sala de ese hogar, tomando un saco color beige oscuro de una silla al igual que un sombrero del mismo color, con una ralla negra que pasaba por encima de la solapa.
-El trabajo no para...- Dice mientras toma de un estante escondido una enorme pistola parecida a un revolver, pero con notables diferencias y de un tamaño tan grande que se podría confundir con una escopeta de mano, de color blanco pero con rastros de óxido en su figura. El hombre guarda la pistola en una funda de cuero amarrada al cinturón de su pantalón negro.
-Más vale que esa rata me tenga lista la paga- El hombre toma un giro para salir de la casa, las luces por fin revelan su apariencia, piel relativamente blanca sobre un rostro de apariencia un poco tosca pero con líneas definidas, una barba de unos tres días bajo su nariz y por los lados de sus mejillas, unas cuantas cicatrices de cortes se pueden apreciar, uno de sus ojos era de color ámbar, mientras el otro, era bastante diferente.
Era de apariencia mecánica, con la esclerótica siendo recubierta de un metal blanco, una línea pasando por el medio con un líquido pasando a lo largo, siendo un reemplazo de las lágrimas para lubricar su superficie. La iris era un anillo de color plateado, con la pupila siendo transparente y mostrando una serie de lentes y mecanismos de minúsculo tamaño, al lado del ojo un poco más debajo de las cien, había una pequeña perilla, de color gris metálico.
Duncan se miró en un espejo por momentos.
-Recuerda volver antes del amanecer- Se dijo a sí mismo antes de tomar un paso afuera, por lo que parecía ser un túnel, a su lado, un tren de subterráneo ahora oxidado y decadente. Al caminar por pocos segundos llega a una puerta la cual está cerrada con candado y doble llave, toma unas llaves para obviamente abrir tales cerrojos y los cierra antes de volver a salir.
-Good night my dearest- Se dijo antes de subirse a una motocicleta, encendiendo la máquina antes de tomar rumbo por una calle desolada...
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Eduardo Ramírez presenta...
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Detective Clockwork
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La motocicleta hacía que sus seis cilindros retumbaran por los planos subterráneos que se extendían por kilómetros, la calle era literalmente lo único diferente a la tierra y niebla que abundaba por el lugar.
El saco se movía por todos lados gracias al viento, y el hecho de que su sombrero no se soltara de su cabeza es una proeza que debe ser estudiada por científicos.
En serio ¿Qué tiene ese sombrero?
Bueno, no nos distraigamos del tema. Este hombre aceleraba más, girando la manilla del acelerador a máxima potencia, la rueda delantera se levantó un poco antes de seguir su camino por la calle escabrosa y llena de grietas...
Por el lado del camino, se puede apreciar un cartel de metal muy oxidado con 'Entrando a: Caricuao' Escrito en el centro 'Poblacion: 300.000 y disminuyendo' El "Y disminuyendo" Siendo escrito en pintura de color rojo.
Al pasar lo que parecía ser casi una pared de niebla, el frío es reemplazado por un calor de aura industrial. La escena cambia a una ciudad subterránea con varios tubos recorriendo lo largo y ancho, soltando un vapor denso y caluroso que subía hasta el altísimo techo de la ciudad, desapareciendo en sombras...
La motocicleta recorría las calles de forma elegante pero al mismo tiempo brusca, con su conductor realizando giros agresivos y cortando el camino de los transeúntes y autos a vapor que pasaban, ganándose un número de reproches.
-¡Tu de nuevo Crossover!-
Fue uno de esos los que pasaron por los oídos del hombre, pero poco le importó... Unos metros más adelante detuvo su motocicleta delante de lo que parecía ser un teléfono publico, aparcó y se bajó, la única fuente de iluminación viniendo de una luz que colgaba arriba de su cabeza, titilando para mostrar lo poco que le quedaba de vida.
El hombre esperó unos segundos hasta que el teléfono empezó a sonar, este toma en su mano el instrumento.
-Ya estoy aquí-
-Bien, bien, justo a tiempo como siempre, no mintieron cuando decían que eras puntual-
-Vamos al grano, ya hice todas las investigaciones que querías ¿Qué más necesitas ahora?-
-Verás, Detective Clockwork, no creo que mi querido amigo haya recibido el castigo que necesita por tu parte-
-Creo que leíste mal mi tarjeta, vago, yo soy investigador privado no sicario, ahora si no tienes algo que me interese o que sea de mi línea de trabajo, dame mi paga y terminaremos con esto sin que nadie termine en malos términos-
-¿No vas a hacer lo que te digo? Vaya que eres mal agradecido, te doy la oportunidad de ganar una paga extra, y me lo escupes en la cara-
-Pues créelo o no, quiero mantener mi historial libre de muertes-
-¿Libre de muertes, en qué mundo vives? Sé que has matado antes, no lo ocultes-
-Sí, he matado antes fuera de servicio, eso debería darte una referencia de con quién estás hablando-
-No dejaré que te salgas con la tuya en esto, Crossover-
-Mira como me salgo con la mía, vago- El hombre cortó la llama con fuerza y se dirigió a su motocicleta, un trabajo más sin paga, pero al menos era por la razón correcta en vez de por razones menos morales.
-Necesito una cerveza...- Este dice mientras toma rumbo hacia el pub más cercano a su locación actual, casi todos los pubs, bares y tabernas de la ciudad sabían quién era, ya que era un cliente recurrente. Atraviesa las calles por minutos antes de llegar.
"El Chacal de Caricuao" Era el pub insignia de la ciudad subterránea, un lugar conocido por no ser tan amigable.
Nuestro ensombrerado amigo se baja de su motocicleta antes de abrir la puerta, todo dentro pareciera haberse callado al ver su presencia, algunos solo se devolvieron a sus asuntos, otros se le quedaron mirando a la figura en rabia, otros en temor, algunos en aparente felicidad. El bar-tender se mostraba complacido con la presencia del sujeto. La banda musical "Los Chacales" que siempre tocaba en el pub resumió su melodía unos diez segundos después, un jazz suave que daba un ambiente muy calmo.
-Duncan Crossover, viejo zorro, aún pateando ya veo- El hombre de apariencia vieja, con una melena larga pero con la parte superior de su cabeza calva, una barba de candado gruesa y vistiendo un overol con una camiseta gris debajo, su brazo derecho parecía estar hecho de metal como cobre y aluminio.
-Lo de siempre- El hombre se sienta en una silla, su sombrero creando una sombra que cubre la mitad de su rostro. El hombre asiente antes de servir una jarra de cerveza.
-Con espuma, como te gusta- El hombre dice mientras nuestro héroe, Duncan, tomó la jarra antes de empezar a beber.
-Ha pasado un rato desde que viniste por última vez ¿Cómo está el chico, nada de incidentes?- El hombre pregunta mientras limpia un vaso de vidrio.
-El está bien, en casa, siempre envía saludos cuando puede-
-Debes cuidar bien de ese chico Duncan, es un buen niño-
-Sí, porque yo no lo era ¿Verdad?- Duncan pregunta con una sonrisa pilla.
-Yo nunca dije eso- El mayor se ríe antes de darle un golpe suave en el hombro a Duncan, el cual se ríe.
-Y dime ¿Cómo van las cosas desde que saliste del departamento de policía?
-Nada mal, pero algunos de estos tipos son igual de corruptos que la policía de esta ciudad. Pero supongo que trabajar solo me da más libertad de acción, y no voy a negar que investigar policías no me satisface-
-Siempre fuiste un chico con rencores-
-No es rencor, es simplemente... Ya lo sabes-
-Es que, luego de tantas investigaciones a gente inocente solo para robarles el dinero, preferí salir de allí... Pero supongo que mi reputación me sigue-
-¿En qué sentido?-
-Vamos viejo, sabes cómo estos idiotas me miran cuando entro al pub, cuantos de sus familiares no habré arrestado o al menos colaborado para arrestar-
-Duncan, te sigues aferrando al pasado como si fueras de cinta, mira hacia delante por una vez- El hombre dice mientras pone una mano en su hombro, Duncan asiente rápidamente antes de seguir bebiendo...
La charla entre los dos fue interrumpida cuando una serie de hombres de gran tamaño, Duncan les miró un segundo antes de seguir bebiendo, eran siete. Este toma un par de monedas de su bolsillo antes de ponerla sobre la barra.
-Creo que tendré que pagar algo más de la cuenta hoy- Duncan le dice mientras el hombre asiente.
-La tercera vez en dos meses- El hombre dice mientras el resto lo rodean, algunos riéndose mientras tronaban sus nudillos, todos tenían una aparte de su cuerpo reemplazado por engranajes o placas metálicas. Duncan ni se molesta en verlos detrás de sí mismo, simplemente disfrutando su cerveza.
-¿Tu eres Crossover, el del ojo que todo lo ve?- Uno de ellos pregunta, Duncan no contesta.
-Nuestro jefe nos dijo que tu le diste una gran falta de respeto, y no apreciamos que insulten a nuestro patrón como tu lo hiciste, así que, te devolveremos el favor, en forma de un emparedado de nudillos- El más pequeño le dice mientras Duncan se termina de tomar su cerveza.
-Así que levántate, o la paliza será peor viejo...
Duncan toma otra moneda y la pone sobre la mesa, la gente miraba como los malotes le insultaban, mucha gente prefirió salir antes de ver como comenzaba el caos.
-Dos créditos para que la banda toqué algo más movido- Duncan dice y rueda la moneda, el bar-tender toma la moneda y les da una seña a los músicos, que con algo de duda en sus rostros, contaron hasta tres hasta tocar una nueva melodía.

-¿Acaso te burlas de nosotros?- Uno preguntó antes de que Duncan levantara la mirada.
-Oh vaya ¿Ahora es que te das cuenta? Creo que son más tontos que su jefe- Dijo con indiferencia en su voz, el malote frunció el ceño.
-¡Maldito, ya verás lo que te has ganado!- El hombre dice antes de lanzar un golpe... Duncan detiene el puño del hombre con su mano, con la o0tra toma la jarra de cerveza con la que bebía y la estrella contra la cara del tipo, haciendo que la misma se partiera en mil pedazos e incrustándose en toda su cara. El fornido hombre no tuvo tiempo ni se gritar antes de que Duncan le tomara la cabeza y se la estrellara contra la barra, rompiéndole el cráneo como si fuera un mero huevo... La sangre fresca mezclada a trozos de piel y vidrio daban una imagen digna de una obra de culto.
-Eso debe doler- Duncan dice mientras el cuerpo moribundo cae al suelo, los restantes seis hombres miran a su compañero en el suelo.
-¡Dios mío, Marcos!- Uno de ellos le dice a su compañero caído, que solo soltaba leves respiros, sangre con saliva salía de su boca al igual que de sus tantos orificios a lo largo de su rostro, el sabor metálico inundando su boca hasta las rincones más apartados. El maleante que le miraba se levantó con un gruñido antes de tomar una botella y romperla, listo para apuñalar a Duncan con esta.
-¡Ya valiste maldito!- El hombre lanza el extremo roto hacia el detective, pero Duncan en menos de un segundo tiene lista su revólver, aprieta el gatillo y se escucha un ¡BAM!
El hombre mira su mano... Bueno, donde alguna vez estuvo su mano, ahora siendo reemplazado por un muñón ensangrentado, con venas sobresaliendo como tubos de hule y hueso de su brazo saliendo como una especie de estaca, el silencio era rotundo mientras el humo salía de tanto la herida como de la pistola de Duncan.
-Eh... ¿D-Dónde está mi mano?- El hombre pregunta, aún no asimilando el dolor que pronto consumaría su brazo entero.
-No lo sé, pero se supone que está... Aquí- Duncan pone el cañón del arma en el muñón de carne viva, el hombre más alto empieza a gritar en horror y dolor, Duncan solo aprieta con una mirada asesina en su rostro.
-¡Por Dios, piedad, déjenos ir, por favor piedad!- El hombre dice cayendo de rodillas mientras Duncan aprieta más el cañón del arma contra su sangrante piel.
-¿Piedad? Ustedes no parecían querer piedad al entrar, parecían tan valientes, tan decididos a acabar conmigo ¿Dónde quedó?- El pregunta mientras lentamente va cerrando su dedo en el gatillo, el hombre suelta otro grito de desesperación, no queriendo que el resto de su brazo quede en el olvido por esa... Cosa, no podía ser una simple pistola, o una escopeta ¿¡Qué era?!
-¡Se lo ruego, no volve- No pudo terminar antes de recibir un rodillazo en la cara, haciendo que cayera en el suelo de espaldas con la nariz hecha trizas.
Los cuatro restantes le miran con horror, Duncan voltea para verlos a la cara.
-Quedan cuatro de ustedes y tengo cinco balas, cuatro para los idiotas que tengo al frente, una para el idiota que los envió... De hecho- Este dice antes de apuntar hacia ellos y disparar cuatro balas hacia ellos, estos gritan pensando que las balas destrozarían sus cabezas, pero luego de momentos sólo sienten un dolor en sus orejas.
Detrás de ellos, habían cuatro agujeros del tamaño de una mesa mediana cada uno y bastante profundos... Sus orejas izquierdas habían desaparecido, dejándolos con un pitido y sangrado profuso.
-Ahora solo me queda una bala- Dice y les apunta con su ojo sano cerrado y apuntando hacia el hombre del medio, los tres temblaban de miedo por como Duncan les apuntaba... Duncan abre el compartimento de las balas y saca el proyectil solitario que se alojaba dentro de la recamara.
Los tres hombres se quedaron extrañados, más aún mortificados, Duncan tomó la bala y se las presenta ante sus caras.
-Tomen esta misma bala, dénsela a su jefe, y díganle que el Detective Clockwork le pagará una visita pronto- Les dice antes de lanzarles la bala, el del medio la atrapa después de que se les resbalara a los otros dos. Ellos corren fuera del establecimiento después de levantar a sus compañeros caídos y medio muertos...
-Esos serán casi quinientos créditos, Duncan- El que dirige el pub dice mientras, más calmado que nunca seguía limpiando sus vasos, Duncan le miró por segundos antes de sacar una serie de billetes.
-Más doscientos cincuenta por la reparación de los muros- El hombre continuó y Duncan suspira antes de sacar más billetes.
-Y más porque sacaste a toda la clientela- Le dice y Duncan le mira a los ojos con una cara de "No hablas en serio", pero sin este hombre estaba muy en serio y Duncan tuvo que pagar unos cien créditos más. El hombre sonrió satisfecho y tomó cada uno de los billetes, contando uno por uno.
-Siempre es un placer tener aquí, Duncan-
-Si si, lo que digas, nos vemos más tarde. Gracias por la música, chicos- Este dice despidiéndose de la banda que ya casi que acostumbrados a las peleas que se desataban, ellos se despidieron de vuelta.
Duncan caminó fuera del pub con su sombrero de nuevo cubriendo la mitad de su rostro en sombras, su ojo mecánico brillando un poco en la oscuridad mientras se aproximaba a su motocicleta, el rastro de sangre que habían dejado los maleantes dejaban un camino claro fuera del pub, al igual que los trozos de vidrio.
-Otro día en el trabajo- Duncan se dice a sí mismo antes de subirse a su motocicleta de nuevo para tomar rumbo a su hogar...
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Y así es la vida del Detective Clockwork, un mero investigador privado, pero ¿Podría ser acaso más que eso?
Oh claro que podía, al costo de tantas cosas, de sufrimiento y sangre...
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FIN
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