-¿Por qué no hablas, Baldur?-

El frío era particularmente inclemente, en el tren fuera de su planeta a un puerto tres figuras se escondían entre cajas y contenedores llenos de líquidos energéticos y baterías para el uso en fábricas de Sobroos. Irónico, cuando uno de los miembros del grupo en el que nos fijaremos es eso, un Sobroo.

Tommassio, un chico de ojos azules y pelo peinado hacia atrás con un ligero copete miraba hacia afuera mientras se deslizaban por encima de la nieve a toda velocidad, bajo una tormenta nevada que tronaba con luces, relámpagos siendo guiados por las gotas de agua cristalizadas por el cielo, dándole un aura gris a toda el ambiente. Sus compañeros Mileno la Hiena, que se rodeaba con un poncho roto por el frío, miraba al techo esperando por una respuesta del Sobroo, que solo se sentaba en una caja.

-Sé que removiste tu chip de voz, pero ¿por qué?- El chico dijo mientras se apoyaba del muro, mirándolo mientras se soplaba algo de pelo fuera del rostro que se había despegado de la laca que lo mantenía en un copete –Si vamos a partir por la galaxia como fugitivos, juntos, quisiera al menos saber...-

-Aparte, faltan varias horas para llegar al puerto, quiero matar el aburrimiento- Mileno dijo mientras se fijaron de nuevo en Baldur.

El plateado solo les miró a ambos y no ve posible escapatoria a el cuestionamiento que se le presenta, sube las manos, hablando en lenguaje de señas, ya que esta era su principal forma de comunicación.

"Mis puños hablan por mi"

-¿A qué te refieres? ¿Acaso en vez de pedir una batería de forma normal golpeas el vendedor y esperas que entienda?- Tom se ríe mientras le mira, Mileno no dice nada mientras Baldur resume sus señas.

"Mi unidad, hermanos, fuimos lanzados para construcción, y uno por uno, caímos todos"

Esta vez ninguno de los dos tenía una respuesta a lo que dijo Baldur, solo observaron para apoyarle a que continuara.

"Fui enviado a una fábrica, trabajar sin parar, mis sistemas fallaron... Pelear fue lo único que me quedó. Romper mis partes, repararlas, trabajar en la fábrica, romper partes, repararlas, pelear, vivir en la calle"

Bueno, eso era algo que todos en este grupo habían escuchado al menos una vez, vivir en la calle y trabajar sin parar.

"Noxs atacaron, mataron a todos alrededor, escapé peleando y fui a la ciudad, seguí trabajando, seguí peleando. Entendí que nadie me escuchaba, sin mis puños, solo era otro más"

Al finalizar esa oración, Baldur miró sus puños de nuevo, tomando cuidado al delinear cada detalle en sus nudillos, los pequeños raspones en el metal, las hendiduras en sus dedos y partes de cable que se mostraban alrededor de las zonas cubiertas por vendajes viejos y cinta gastada.

"Si golpeaba a través de todos, me escucharían, escucharían mi verdadera voz, que quería libertad, si mis jefes no entendían con palabras, entenderían con puños, el dinero entendería con puños, y si un Nox me quería quitar mi libertad, hablaría con mis puños"

Baldur se levantó y alzó un brazo, y con fuerza le dio un revés al muro de metal sólido, dejando una abolladura profunda en este.

"Hice un voto de silencio"

Los dos compañeros solo se quedaron en silencio, antes de que Mileno soltara un silbido, riendo mientras miraba a las afueras.

-Nos espera un mundo que solo quiere hablar con tus puños Baldur, espero que sean poliglotas-

-Sí, y vas a tener que enseñarnos algunos de tus idiomas-

La hiena sacó un par de cigarros, y le lanzó una batería al Sobroo la cual atrapó con un movimiento rápido, antes de absorberla, los azules rayos de electricidad escalando por su brazo e iluminando su armadura plateada.

-El mundo es nuestro y está allí para tomarlo chicos-

Tom apuntó al cielo gris, una mirada de absoluta confianza plasmada en su rostro mientras el viento soplaba dentro.

-Necesitamos que repares esa nave primero, genio- Dijo mientras encendía su cigarro, Tom solo se ría

-Conseguiremos la nave en el puerto, la repararé, y Baldur podrá practicar su lengua por allí, seremos reyes, libres-

-Memento Mori-

-Memento Mori-

"Memento Mori"

Y así los tres nuevos amigos, zarparían al mundo listo para que se arrodillara frente a ellos, renaciendo de nada a la grandeza, de las cenizas a una gran llamarada como un Fénix, criminales pequeños a emperadores.

Morirían en grandeza.

Memento Mori.