Dos años habían pasado desde el gran cataclismo y aunque Shinra no quisiera recordar nada de ello, Obi lo seguía manteniendo muy presente en su mente.

No como un sentimiento post traumático, simplemente como un episodio muy difícil de olvidar, uno que le dejaba en claro lo efímera y frágil que era la vida. Lo importante de aprovechar cada momento al máximo.

Y así lo estaba haciendo, con Shinra a su lado.

Cuando pudieron reponerse del desastre que se había causado, todos intentaron seguir con su vida como quisieran. La Fire force dejó de existir como tal y pasaron a ser una compañía más de bomberos. La Octava seguía en función, pero ya no era tan solicitada, así que varios buscaron un segundo trabajo; por ejemplo Arthur pasaba gran parte del tiempo en Asakusa (luego de su estadía allí en su tiempo como fugitivos, Arthur le había tomado gran aprecio al pueblo y de alguna forma lograba llevarse bien con todos), Tamaki iba durante semanas enteras a la Isla China con la familia de Takeru (Juggernaut para todos) donde ayudaban a cocechar papas y luego llevarlas con ellos de regreso. Vulcan, Lisa y Yu se mantenían con sus creaciones. Maki encontró nuevos pasatiempos y se le veía emocionada porque había conocido a un omega con el que se estaba conociendo.

Y así sucesivamente.

De Viktor no sabían demasiado. Se mantenían en contacto pero el chico nunca había sido demasiado abierto a compartir sobre su vida. Solo suponieron que le debía estar yendo bien cuando meses después apareció con una marca en el cuello, aunque no dijeron nada al respecto.

¿Y ellos? Ellos construyeron su propio hogar, el cual compartían con Sho y Mari, la madre de ambos y quién había vuelto a ser humana luego de derrotar a Haumea. Obi seguía siendo el Capitán de la compañía y Shinra se había tomado un tiempo para pasar tiempo con su familia, aquella que tanto había extrañado. De alguna forma quería recuperar aquellos doce años que pasaron separados. Y Obi lo apoyaba, porque nada le hacía más feliz que ver a su omega feliz.

Se podría decir que habían obtenido su final feliz.

Y ahora todo parecía que seguiría mejorando.

-Debería bajar a desayunar-dijo Shinra saliendo del baño que estaba en su habitación-Mamá y Sho se van a preocupar si no lo hago.

Obi negó con la cabeza.

-Deberías quedarte descansando.

-Pero si no estoy enfermo-le refutó, frunciendo el ceño.

-Pero aun tienes abierta la marca, si haces mucho esfuerzo puede volver a sangrar-le dijo.

-Es solo ir a desayunar-insistió-Volveré a la cama luego de eso.

Obi suspiró.

-Además que la venda y la crema a funcionado bien en la herida, ya casi no duele-agregó.

-Está bien, está bien. Tu ganas.

Shinra se acercó hasta él, colocándose de puntas en sus pies y regalándole un fugaz beso en los labios, sonriendo.

-No es necesario que me cuides tanto-le miró enternecido-Sabes que puedo resistir esto y mucho más.

-Lo sé-confirmó-Pero aun así.

Shinra rió.

-Gracias...

-No hay de qué-le besó la frente-Ahora, vamos a desayunar.

-Vamos.