Obi rompió el beso apenas este se había intensificado al notar cierta anormalidad en él.

Shinra le miró extrañado un segundo.

—¿Qué pasa?—le preguntó.

—Tu lengua...

—Oh ¿esto?—abrió su boca y sacó su lengua, mostrándosela al alfa—Así como a ustedes les crecen sus comillos en el celo, a los omegas nos crecen púas en la lengua—explicó.

—¿Te duele?

Shinra negó.

—No son lo suficientemente grandes, solo se siente un poco extraño. Como si fuera...

—Un gato.

El omega asintió.

—Ya no tiene gran utilidad en nosotros como omegas, pero puede servir para experimentar nuevas cosas—le dijo, volviendo a juntar sus labios y seguir con el beso que habían comenzado momentos atrás—¿Te desagrada?—preguntó cuando se separó unos milímetros de sus labios, antes de volver a atacarlos.

—Para nada—le respondió Obi apenas pudo—Veamos qué más puede hacer esa linda lengua tuya.

Shinra soltó una pequeña risa.

—Espero no decepcionarte.