Un par de horas después de haberse ido juntos a la cama, Obi despertó sintiendo una fuerte picazón en su nariz.

Abrió sus ojos, descolocado, con un fuerte aroma a fresas dulces inundando la habitación, casi asfixiandolo.

Su alfa supo en seguida lo que sucedía.

—Shinra—llamó al omega acostado a su lado. El chico abrió sus ojos, mientras soltaba un pequeño gemido.

Sus mejillas estaban rojas y su piel caliente.

Obi apretó su mandíbula, deteniendo la repentina corriente eléctrica que comenzó a sentir en sus dientes.

—Iré por Licht—dijo, incorporándose en la cama.

—Es-Espera—le detuvo—No me dejes solo.

Su alfa interno se desesperó. Tampoco quería dejarlo solo.

—Es solo un momento—le tranquilizó—No demoraré nada.

Y salió, lo más rápido posible hacia el laboratorio del científico.

—¡Licht! ¿Estás aquí?—golpeó la puerta.

Ni siquiera de había fijado en ver la hora en el reloj, pero por la luz que se filtraba a través de las ventanas por los pasillos, podía ver que los rayos del sol apenas estaban iluminando el día.

—¿Capitán?—el omega científico abrió la puerta, luciendo unas grandes ojeras bajo sus ojos—¿Pasó algo?

—Es Shinra—dijo simplemente y Licht entendió.

Fue a buscar todo lo que necesitaba (los supresores, el collar de protección y otras cosas) y salieron de vuelta hacia la habitación de ambos.

—Creo que lo mejor es que se quede fuera, Capitán—lo detuvo Licht al ver que Shinra estaba sobre la cama jadeando.

—No es necesario—se negó él.

—Pero...

—No.

Un escalofrío recorrió su espina. No podía hacer más para mantenerlo fuera, después de todo Obi era un alfa y él solo un omega.

—E-Está bien—desvió su mirada hacia Shinra y se acercó a él.

Le pidió al chico que se acomodara para colocarle el collar de protección y configurarlo, para luego descubrir su brazo, donde inyectaría el supresor.

Durante todo el proceso estuvo a la defensiva, notando cualquier movimiento extraño que pudiera hacer Obi (quién se había colocado al otro lado de Shinra, manteniendo la mano del omega entre las suyas, brindándole apoyo). Pero nada de eso sucedió, el alfa solo estaba preocupado de calmar a su omega y despedir su aroma.

Viktor se estaba asfixiando.

—Ya está, el supresor debería comenzar a hacer efecto en unos minutos—dijo, poniéndose de pie y guardando las cosas que ocupó en uno de sus bolsillos, para luego botarlo en el basurero—Ahora debe descansar y mantenerse hidratado. El collar avisará sobre cualquier anomalía—explicó—Pero debería estar bien.

Obi asintió a todo lo que dijo y se puso de pie apenas notó que Shinra había dejado de jadear, cayendo dormido.

—Muchas gracias, Licht.

—No es nada... Me sorprende que se haya mantenido sereno mientras Shinra estaba así—comentó sorprendido.

Obi sonrió nervioso.

—Sí fue difícil—respondió—Pero ¿qué tipo de alfa sería si no puedo cuidar de mi omega cuando más lo necesita?

Licht quedó sorprendido y no supo qué responder ante ello.

—Ya.

Era raro encontrar a alfas que lograran mantener el control al sentir el aroma de un omega en celo (independientemente de que fuera su destinado o no). Pero existían agradables excepciones y se alegraba de que Obi fuera uno de ellos.

—De todas formas volveré a verlo en un par de horas, para colocarle una nueva dosis de supresores.

—Está bien y gracias por venir a esta hora.

—No pasa nada, estaba despierto.

—Pero van a ser las seis de la mañana—puntualizó con una expresión confundida.

Licht se encogió de hombros, restándole importancia.

—Nos vemos en un par de horas—dijo el científico y salió, dejando a ambos en su habitación.

Obi volvió a la cama. A pesar de ser aun demasiado temprano sabía que no podría volver a dormir, entre su insomnio y la preocupación que sentía su alfa por Shinra. Así que se quedó despierto, velando por el sueño de su omega y atento a cualquier cosa que este pudiera necesitar.