—¿Qué tienes en el cuello?—preguntó Vulcan a Shinra preocupado.

Shinra de forma involuntaria, llevó su mano hasta el lugar, donde un parche cubría una parte de su piel.

—Na-Nada importante—respondió él.

—El Capitán por fin lo mordió—soltó Arthur, apareciendo tras él.

Shinra saltó en su lugar soprendido. No lo había escuchado acercarse.

—¡No es eso!—gritó—Es decir... sí, pero no de esa forma.

—¿Ah?

Shinra se sonrojó.

—Solo costará un poco más que cure la herida, pero aun no formamos un lazo—explicó.

—Mejor para él, ni amarrar su vida a un demonio.

—¡Calla tu, estúpido caballero!

Vulcan suspiró, Arthur y Shinra entraban en una discusión tan fácilmente...

—De todas formas—les interrumpió, siguiendo con el tema y ganándose la atención de ambos—Si deciden tener cachorros pronto no me molestaría hacer máquinas para ellos—dijo sonriendo y levantando su pulgar, en símbolo de apoyo.

Shinra se sonrojó violentamente.

—¡No tendremos cachorros aun!—negó.

—Lastima.

—Por el Santo Sol...

—Ah, deberías ir con Licht. Quizás él tenga algún ungüento o algo que alivie el dolor de la mordida y ayude en la cicatrización de ella—cambió de tema Vulcan.

—Tienes razón. Iré luego del desayuno con el Inspector Licht—dijo Shinra.

—¿Conmigo?—la aguda voz de Viktor se dejó escuchar de repente junto a Shinra.

Él exclamó asustado.

—¡Por favor, deja de hacer eso!

—¿Te picó un mosquito?—ignoró sus palabras para referirse al parche en su cuello.

Claro que sabía el motivo de ello, solo quería molestarlo un poco.

—Claro, uno gigante de metro noventa—secundó Arthur.

—Callense.

—Debo tener algo en el laboratorio que te ayude en ello—dijo el omega científico—Acompáñame luego del desayuno.

—¡Claro!—asintió Shinra.

—Si ya terminaron su reunión—Hinawa apareció por la puerta hacia el pasillo fuera del comedor—Pueden venir a sentarse a desayunar.

—¡Está bien, Teniente!—respondieron todos en unísono y entraron al lugar.