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✨ERROR✨

DINAMICA DE ESCRITURA IMPROVISADA

OBJETIVO:
•Ayudar a escritores a pensar rápidamente y crear nuevas ideas.
•Incentivar a lectores a escribir.
•Formar equipos de lectores y escritores en los que se ponen en marcha sus capacidades imaginativas y redacción.

Líder de equipo: madelinnkim

Miembros del equipo:

Slyne_rumor

Sofi-01kv

WeirdgirlSummer

Kookminlov_01

BiMook

minmin2723

Afuera, la noche comenzaba a caer, pero dentro de Taehyung, el conflicto entre lo que deseaba y lo que debía hacer seguía creciendo. Y mientras el mundo celebraba la alianza entre dos de las familias más poderosas, tres corazones estaban siendo desgarrados por las decisiones que ninguno de ellos había deseado.
Jungkook estaba en la sala principal de la mansión Kim, observando las noticias que confirmaban lo que ya se había anunciado: su compromiso con Kim Taehyung era el tema de conversación del momento. Aunque había logrado mantener la fachada de calma, por dentro sentía la tensión acumulada. Sabía que ese tipo de acuerdos traían consigo consecuencias emocionales devastadoras, especialmente para Taehyung, quien ya había demostrado su clara oposición.

De repente, el sonido de un carro frenando bruscamente en la entrada de la mansión captó su atención. Jungkook se levantó lentamente, su mirada dirigida hacia la puerta de entrada. Un auto de color oscuro se había estacionado en la entrada, y en cuanto las puertas se abrieron, vio a Jimin bajar con una expresión furiosa en el rostro. Jungkook sintió cómo la situación se volvía más tensa. Sabía que algo así pasaría, pero no esperaba que Jimin llegara tan rápido.

—Esto va a ponerse complicado... —murmuró para sí mismo, anticipando lo que estaba por venir.
Jimin, sin esperar ser anunciado, entró a la mansión como un vendaval, empujando las puertas con fuerza y gritando el nombre de Taehyung.

—¡Taehyung! —su voz resonó por toda la casa, cargada de desesperación y enojo—. ¡Taehyung, baja ahora mismo!

Jungkook observó desde la distancia, cruzando los brazos mientras mantenía su postura firme. Aunque entendía perfectamente el dolor de Jimin, sabía que no podía permitir que el caos se desatara por completo.
Taehyung apareció en lo alto de las escaleras, su rostro pálido y lleno de confusión. Al ver a Jimin, su corazón se hundió aún más. No estaba listo para enfrentar esa conversación, no cuando apenas él mismo lograba aceptar lo que había sucedido.

—Jimin, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Taehyung, su voz temblando ligeramente, mientras bajaba lentamente las escaleras.

—¿Qué estoy haciendo aquí? —repitió Jimin, claramente dolido—. ¿Cómo puedes preguntarme eso después de lo que acabo de ver? ¿Qué significa todo esto? ¡El compromiso con Jungkook! ¡Taehyung, tú y yo estábamos comprometidos! ¡Se suponía que íbamos a casarnos!

Taehyung miró a Jimin con angustia. Quería explicar, quería contarle todo lo que había pasado, pero las palabras no salían. Lo que estaba sucediendo estaba más allá de su control. Pero antes de que pudiera responder, Jungkook decidió intervenir.

—Jimin —llamó Jungkook, con una voz firme, mientras caminaba hacia ellos desde la sala—. Deja que Taehyung te explique. No es tan sencillo como piensas.

Jimin se giró bruscamente hacia Jungkook, su mirada cargada de ira.

—¿Tú? —espetó Jimin, avanzando hacia él—. ¿Tú tienes la audacia de pararte aquí y decirme que esto no es lo que parece? ¡Robaste a Taehyung! ¡Lo comprometiste contra su voluntad!

Jungkook mantuvo su compostura, sabiendo que debía mantenerse sereno ante la tormenta emocional que Jimin estaba atravesando.

—Esto no fue mi decisión, Jimin —dijo Jungkook, su tono controlado pero firme—. Fue una decisión tomada por nuestras familias. Taehyung y yo estamos en la misma situación.

—¡Eso no cambia nada! —gritó Jimin, acercándose a Jungkook con los puños apretados—. ¡Taehyung es mío! ¡Él me eligió a mí, no a ti!

Taehyung, sintiéndose atrapado entre los dos, finalmente encontró la fuerza para hablar.

—Jimin, por favor, escúchame —dijo Taehyung, colocando una mano en el brazo de Jimin para calmarlo—. Yo no quería esto. Te lo prometo. Pero... mis padres, mi familia... ellos me obligan a aceptar este compromiso por el apellido, por los Kim. No es algo que pueda rechazar fácilmente.
Jimin lo miró con desesperación en los ojos.

—¿Estás diciendo que no vas a pelear por nosotros? —preguntó Jimin, su voz quebrándose—. ¿Vas a dejar que te casen con él solo por tu familia?

Taehyung bajó la mirada, incapaz de encontrar una respuesta que no doliera más de lo que ya lo hacía. Quería decirle a Jimin que lucharía, que lo amaba, pero la presión de su familia y las expectativas pesaban demasiado sobre sus hombros.

—No lo entiendes, Jimin. No es solo mi decisión. Si fuera solo por mí, no estaríamos aquí ahora mismo, pero... —Taehyung se interrumpió, mirando a Jungkook, sabiendo que él también estaba en una posición difícil.

Jimin dio un paso atrás, apartándose de Taehyung y mirando a ambos con incredulidad.

—No puedo creer que estés permitiendo que esto suceda —susurró, su corazón roto.
Jungkook se adelantó, hablando con una mezcla de firmeza y empatía.

—Jimin, no quiero hacerte daño, y sé que esto parece una traición, pero Taehyung está bajo las mismas presiones que yo. No podemos desobedecer a nuestras familias. Esta alianza no es algo que ninguno de los dos pueda romper.

Las palabras de Jungkook resonaban con la cruda realidad. Jimin, lleno de dolor y rabia, no podía más que apartarse.

—Si realmente amas a Taehyung, entonces entiendes lo difícil que es para él. No estamos aquí para herirte —añadió Jungkook, con sinceridad—. Pero esto... esto ya está decidido.

El silencio que siguió fue pesado y doloroso. Jimin, con lágrimas contenidas en los ojos, sacudió la cabeza y dio la vuelta, marchándose sin decir una palabra más.

Taehyung se quedó mirando la puerta por donde Jimin había salido, sintiéndose roto por dentro. Jungkook, aún a su lado, no pudo evitar sentir una profunda compasión por él. Ambos estaban atrapados en una situación imposible, y sabían que no había una salida fácil.

Taehyung se quedó mirando la puerta cerrada, sintiendo cómo el peso de la decisión lo aplastaba. Jimin se había ido, y con él, la esperanza de que su vida siguiera el curso que había soñado. Cada paso hacia esa boda lo alejaba más de lo que alguna vez creyó que era amor verdadero.

Jungkook permaneció en silencio a su lado, observando el dolor en los ojos de Taehyung, sin saber cómo aliviarlo. Aunque había aceptado el compromiso, no podía ignorar la lucha interna de Taehyung. Los dos estaban en la misma tormenta, pero lidiaban con ella de maneras diferentes.

—No tenías que intervenir —susurró Taehyung finalmente, rompiendo el silencio. Su voz era fría, pero también cargada de una tristeza que no podía ocultar—. Esto es entre Jimin y yo.
Jungkook lo miró con calma, pero su expresión era dura.

—Sé que es difícil para ti, pero no podía dejar que las cosas se salieran de control. No quiero que esto sea más doloroso de lo que ya es, Taehyung —respondió con una mezcla de firmeza y empatía.
Taehyung soltó una amarga carcajada, sin mirar a Jungkook.

—¿Doloroso? —repitió, casi en un susurro—. ¿Qué sabes tú del dolor que esto me causa? Todo lo que alguna vez quise se está desmoronando, y estoy siendo obligado a casarme contigo solo por el apellido, por la reputación de nuestras familias. Ni siquiera sé quién eres realmente.
Jungkook bajó la cabeza un momento, considerando sus palabras antes de responder.

—No, no puedo entender por completo lo que sientes. Pero tampoco me eligieron a mí, Taehyung —dijo Jungkook en voz baja, acercándose un poco más—. Estamos en la misma situación. No tienes por qué cargar con esto solo. Yo tampoco quería que esto sucediera así.
Taehyung finalmente lo miró, su mirada llena de rabia contenida.

—Entonces, si no querías esto, ¿por qué lo aceptaste? —espetó, dando un paso hacia Jungkook, confrontándolo—. Si sabías lo que significaba para mí, ¿por qué no dijiste que no? ¡Podrías haberte negado!
Jungkook suspiró, notando la frustración en cada palabra de Taehyung. Aunque deseaba poder darle una respuesta que calmara ese enojo, sabía que la realidad era mucho más complicada.

—No podía decir que no. Si lo hacía, lo perdería todo. Mi abuelo... —Jungkook se detuvo, con una mezcla de resignación y tristeza en su rostro—. Me amenazó con quitarme todo, Taehyung. Mi posición, mi reputación, incluso mi lugar en la familia. No solo estaba en juego mi futuro, sino el de todo lo que he trabajado para construir. No es una excusa, pero es la verdad.
Taehyung lo miró fijamente, procesando esas palabras. Por un momento, su ira se disipó y fue reemplazada por una profunda tristeza. Ambos estaban siendo utilizados como peones en el juego de poder de sus familias, y lo sabía. No era solo su vida la que estaba fuera de control, sino también la de Jungkook.

—Esto no es justo —murmuró Taehyung, finalmente soltando las lágrimas que había estado conteniendo.
Se giró hacia la ventana, mirando hacia el jardín, donde todo parecía tan tranquilo, en contraste con la tormenta emocional que lo consumía.
Jungkook, sintiendo el peso del momento, dio un paso hacia él, aunque no estaba seguro de qué decir o hacer. Lo que sí sabía era que no quería que Taehyung siguiera sintiéndose tan solo.

—Tienes razón. No es justo —respondió en voz baja, deteniéndose a su lado—. Pero tal vez, si lo enfrentamos juntos, no tiene que ser tan terrible. No podemos cambiar lo que nuestras familias esperan de nosotros, pero podemos encontrar una manera de hacer que esto sea lo menos doloroso posible.

Taehyung no respondió de inmediato, solo respiró profundamente, tratando de calmarse. Sabía que Jungkook tenía razón en algún punto, pero eso no hacía que fuera más fácil aceptar lo que estaba ocurriendo.

—No sé cómo hacer eso —admitió finalmente, su voz apenas un susurro—. No sé cómo hacer que esto duela menos.

Jungkook lo miró, reconociendo su vulnerabilidad en ese momento. Con un leve suspiro, asintió.

—Lo descubriremos juntos —le prometió, aunque no sabía cómo—. No te dejaré solo en esto, Taehyung. No voy a pretender que todo está bien, pero haré lo que pueda para que esto no sea una carga solo para ti.

Taehyung no respondió, pero sus lágrimas silenciosas hablaban por sí solas. Sabía que, a pesar de lo que estaba pasando, tenía que encontrar una manera de seguir adelante, incluso si eso significaba caminar de la mano con Jungkook hacia un futuro incierto.
Horas más tarde, la noticia del compromiso entre Jeon Jungkook y Kim Taehyung seguía recorriendo el mundo. Las reacciones variaban, desde la sorpresa hasta la indignación, pero nadie estaba más asombrado que aquellos cercanos a la pareja, especialmente Jimin, quien sentía que todo lo que alguna vez había planeado para su vida se desmoronaba ante sus ojos.

Mientras tanto, en la mansión Jeon, el abuelo de Jungkook sonreía con satisfacción. La alianza entre las familias Jeon y Kim era ahora un hecho, y con ello, un futuro lleno de poder y control estaba asegurado.
Esa noche, el ambiente en la mansión Kim estaba cargado de una tensión silenciosa, un peso que oprimía cada rincón de la casa. En su habitación, Taehyung se encontraba tumbado en la cama, sus ojos hinchados de tanto llorar. Las lágrimas seguían cayendo silenciosas, empapando la almohada mientras su corazón palpitaba con un dolor que parecía no tener fin. La realidad de su compromiso con Jungkook lo asfixiaba, y cada vez que pensaba en Jimin, en lo que habían perdido, la desesperación lo invadía aún más.
Su cuerpo temblaba bajo las sábanas, incapaz de encontrar consuelo. A pesar de las palabras de Jungkook, que prometían enfrentar la situación juntos, Taehyung se sentía solo. La cama enorme y fría a su alrededor era un reflejo de su soledad. No era solo el matrimonio forzado lo que le rompía el corazón, sino la traición de su propia familia. Sus padres, Dong Wook y Hwasa, habían decidido por él, sacrificando su felicidad en nombre del apellido Kim y su prestigio. Y Taehyung, atrapado entre el deber y sus propios deseos, no veía una salida.

Abajo, en el salón, Dong Wook y Hwasa se sentaban en silencio, mirándose el uno al otro. Ninguno de los dos hablaba, pero ambos sabían lo que el otro pensaba. Dong Wook, siempre frío y calculador, mantenía su expresión impasible, mientras Hwasa apretaba sus manos en su regazo, intentando justificar en su mente la decisión que habían tomado. Sabían que Taehyung estaba sufriendo, pero también sabían que, en su mundo, las emociones y los deseos personales no siempre eran lo más importante.

—Él lo entenderá con el tiempo —murmuró Dong Wook, rompiendo el silencio, más como una afirmación para sí mismo que para su esposa.

Hwasa asintió lentamente, aunque sus ojos mostraban una preocupación que no podía ocultar. Amaba a su hijo, pero estaba atrapada en la misma red de expectativas familiares y sociales que Dong Wook. Suspiró profundamente, sin poder sacudirse la culpa que empezaba a pesar en su pecho.

—Eso espero... —susurró Hwasa, mirando hacia el techo, como si pudiera sentir el dolor de Taehyung a través de las paredes—. Espero que algún día entienda por qué tuvimos que hacer esto.

Mientras tanto, en la mansión Jeon, Jungkook estaba solo en su estudio, de pie junto a la enorme ventana que daba al jardín trasero. La noche era oscura, y el cielo estaba cubierto de estrellas, pero ninguna luz parecía brillar con suficiente fuerza para apaciguar el tumulto que sentía en su interior.

Jungkook miraba hacia el horizonte, sus pensamientos enredados en todo lo que había ocurrido ese día. Aunque había aceptado el destino que le habían impuesto, la inquietud dentro de él era palpable. Su lobo interior, una presencia constante en su vida, estaba agitado, caminando de un lado a otro en su mente, como si algo lo estuviera molestando profundamente. Era una sensación que no podía ignorar, una especie de instinto que le decía que algo no estaba bien.

Su lobo quería correr, escapar de todo aquello. Sentía la tristeza y el dolor de Taehyung, incluso a la distancia. A pesar de la fachada que había mostrado durante el día, Jungkook también estaba atrapado en una tormenta interna. No podía dejar de pensar en cómo se sentía Taehyung en ese momento, y aunque él mismo no tenía todas las respuestas, sabía que la alianza entre las familias había desencadenado un cambio que sería irreversible.

—Esto no es lo que quería —murmuró en voz baja, como si estuviera hablando con el cielo nocturno.
Pero las estrellas no ofrecieron respuestas. Solo el silencio de la noche lo acompañaba, mientras su lobo aullaba inquieto, buscando una salida. Sabía que, de alguna manera, tendría que encontrar un equilibrio entre su deber y el bienestar de Taehyung. Pero en ese momento, mientras miraba las estrellas, todo lo que sentía era la incertidumbre de lo que el futuro les deparaba a ambos.

Dos días después, la mansión Kim se encontraba llena de figuras imponentes. Los líderes de la mafia y altos mandos del ejército ocupaban cada rincón del salón principal, conversando en susurros mientras esperaban el evento que marcaría una nueva alianza poderosa. Taehyung entró junto a sus padres, Dong Wook y Hwasa, sintiendo el peso de las miradas sobre él. Todos los presentes se levantaron de sus asientos al ver a la familia Kim, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Taehyung caminaba con pasos lentos, su corazón apretado en su pecho mientras intentaba mantener la compostura. Frente a él, los líderes de las mafias y el ejército murmuraban, sabiendo lo importante que era ese compromiso para el equilibrio de poder en su mundo. A pesar de todo, Taehyung no podía evitar sentir que estaba atrapado en una jaula dorada.
El sonido de unas botas resonando en el suelo hizo que todos se giraran. Jungkook apareció al fondo de la sala, su uniforme de comandante impecable, el rostro serio y su porte más rígido que nunca. Su presencia llenó el lugar, y cada paso que daba parecía imponer autoridad. La luz que entraba por las ventanas iluminaba el dorado de sus insignias, marcando la diferencia entre él y los demás.

Cuando llegó frente a Taehyung, Jungkook extendió su mano, cubierta por un guante blanco. Los ojos de Taehyung descendieron lentamente hasta ella, y por un momento, el mundo pareció detenerse. Taehyung sintió que su corazón se quebraba un poco más. No quería aceptar esa mano, no quería sellar ese destino, pero la presión de las expectativas y la mirada fija de sus padres lo hicieron vacilar.

—Es lo correcto —murmuró Dong Wook en un tono bajo, lo suficientemente alto para que Taehyung lo escuchara.

Taehyung alzó la vista y vio a Jungkook esperando, imperturbable. Apretando los dientes y tragándose su dolor, Taehyung finalmente extendió su mano y la colocó sobre la de Jungkook.

El contacto fue frío, como si estuviera tocando una pieza de hielo. Jungkook lo guió hacia el centro de la sala donde todos los presentes los observaban con atención. El silencio era absoluto, y los murmullos se habían apagado por completo. El destino de las dos familias se sellaría en ese instante.

—Hoy, ante todos ustedes, sellamos esta alianza entre los Jeon y los Kim —anunció Jungkook, con voz firme y clara—. Nuestro compromiso no solo une dos familias, sino fortalece a todo nuestro imperio.

Taehyung apenas escuchaba las palabras. Sentía su respiración entrecortada y su mente divagaba, buscando un escape. Miró a su alrededor, a las caras que lo rodeaban, y luego clavó la vista en el suelo. Quería desaparecer.

El compromiso se formalizó con un simple gesto de asentimiento. Jungkook tomó la mano de Taehyung y la apretó con fuerza, mirando hacia los líderes presentes como si hubiese ganado una batalla. El ambiente estaba cargado de tensión, pero también de satisfacción. Los asistentes comenzaron a aplaudir suavemente, con respeto.

En ese mismo momento, lejos de la mansión, en un pequeño departamento, Jimin se encontraba sentado en el suelo. Las noticias del compromiso de Taehyung con Jungkook habían llegado a él como un golpe devastador. El televisor mostraba imágenes del evento, del elegante salón y de la solemnidad con la que se había llevado a cabo.

—No... —susurró Jimin, con lágrimas cayendo por su rostro, sus manos temblorosas agarrando el borde de la mesa frente a él. Su corazón se sentía roto, incapaz de comprender cómo había perdido a Taehyung.
Se llevó las manos al rostro, ahogado por el dolor, y dejó escapar un sollozo que resonó en el vacío del departamento.

—¿Cómo... cómo ha pasado esto? —susurró, su voz entrecortada por las lágrimas.

Mientras tanto, en la mansión Kim, el abuelo de Jungkook, Hyunwoo, sonreía con satisfacción. La alianza entre los Jeon y los Kim era ahora un hecho. Miró a su nieto, erguido junto a Taehyung, y sintió que todo lo que había planeado durante años finalmente se cumplía.

—Has hecho lo correcto, Jungkook —murmuró para sí mismo, complacido por el poder que ahora ostentaban ambas familias.

Pero mientras las risas y los brindis continuaban en la sala, tanto Taehyung como Jungkook sabían que aquella alianza era solo el principio de un largo y doloroso camino.

Jungkook, aún sosteniendo la mano de Taehyung, dio un paso adelante para dirigirse a todos los presentes. La sala se volvió a llenar de murmullos y atención, todos los rostros enfocados en la pareja que sellaría una nueva era de alianzas.

—Quiero presentarles a todos, con gran orgullo y respeto, a Kim Taehyung —anunció Jungkook, su voz resonando con un tono que transmitía poder y solemnidad. Taehyung sintió que el corazón le latía con fuerza mientras el murmullo se transformaba en un aplauso cálido.

Dong Wook y Hwasa sonrieron, satisfechos al ver cómo su hijo era presentado de esa manera. Taehyung, sintiendo el peso de las miradas y de las expectativas, se forzó a sonreír, aunque por dentro se debatía entre el deseo de huir y el deber de aceptar su nuevo rol.
Jungkook continuó, sus ojos buscando a su abuelo entre la multitud.

—Y ahora, me gustaría invitar a mi abuelo, el venerado Jeon Hyunwoo, a que se acerque y nos dé su bendición —dijo, con una reverencia que llenó de orgullo a Hyunwoo.

El anciano se levantó lentamente, su porte imponente llenando la sala con un aura de respeto. Caminó hacia el centro, donde Jungkook y Taehyung lo esperaban. Sus ojos brillaban con satisfacción al mirar a su nieto, quien había logrado construir un legado digno del apellido Jeon.

—Mi querido Jungkook —comenzó Hyunwoo, su voz profunda y resonante—, has demostrado ser un hombre de honor y valor. Estoy orgulloso de ti y del futuro que estás construyendo con Taehyung.
Se volvió hacia Taehyung, quien lo miraba con respeto y un atisbo de temor.

—Kim Taehyung, al unirte a nuestra familia, llevas contigo un legado que protegerás. Espero que ambos se mantengan firmes en su compromiso y que guíen a nuestras familias hacia un futuro brillante —dijo Hyunwoo, colocando sus manos sobre las de los jóvenes, simbolizando la unión de las dos familias.

—Que la bendición de los Jeon y los Kim les acompañe siempre —finalizó Hyunwoo, y el sonido de los aplausos resonó por toda la sala.
Los presentes estallaron en vítores y aplausos, algunos de los líderes de la mafia levantando sus copas en señal de celebración.

—¡Salud por los nuevos prometidos! —gritó uno de los miembros del clan, y el eco de las palabras se convirtió en un cántico que resonó en las paredes de la mansión.

Taehyung, aunque sonriendo ante la multitud, se sentía como si estuviera en medio de una tormenta. La felicidad de todos los presentes contrastaba con la confusión y la tristeza que llevaba dentro. Jungkook se volvió hacia él, y por un momento, sus ojos se encontraron. En ese instante, Taehyung vio no solo un futuro prometedor, sino también la batalla interna que ambos debían enfrentar.

Sin embargo, en medio de la alegría y las celebraciones, la incertidumbre se cernía sobre ellos como una sombra, recordándoles que el camino por delante sería todo menos sencillo.

Fin.✨

Esta historia no fue corregida, ni elaborada por las administradoras de CMBS, cualquier error y todo mérito dentro de la historia es propio de los miembros de cada equipo.

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