Sumisión
1
Pasaron los días y ambas chicas planearon su escape, una misión que podría funcionar, pero hubo un pequeño falló, pero aún no habremos de esto, vayamos por partes. Una semana después, el chico que había hablado hace tiempo la princesa volvió a aparecer, para traer comida; ella sonrió y lo saludo, pero él no le tomo importancia, solo la ignoró.
- oye – él no lo miró – por favor mírame.
- ¿Qué es lo que quieres?
- hablar.
- lo siento, pero yo no puedo hablar con la princesa.
- yo no soy ninguna princesa, solo soy una chica.
- importante – él chico se dirigió hacia la puerta – muy importante.
- ¿Por qué me odias tanto? – el chico lo miró por un momento a los ojos y volvió a voltear.
- no te odio, solo que yo no estoy permitido para hablar contigo, nadie puede hablar contigo, estás en otro nivel, así de simple.
- ¿Otro nivel? Soy humana.
- sí, como todos, pero eres especial – él chico se fue de la habitación.
- ¡Solo quiero hablar! – él chico se detuvo.
- ¡Solo si me prometes dejar de joderme, y lo haré luego! – la chica intentó salir de la habitación para verlo, pero alguien le cerró la puerta.
- ¡Gracias, no te arrepentirás!
Las horas pasaron, ambas amigas empezaron a jugar y hablar como amigas, parecía muy buenas amigas, aunque, su tiempo se les acababa, y ellas lo sabían, la vida de la princesa había mejorado, por un momento se olvidó de todo, se olvidó de sus padres y su vida, pero era un momento instantáneo, algo fugaz, y ese momento se fue cuando el chico volvió, abriendo la puerta con una lleva que le habían dado.
- hola.
- si viniste – la princesa miro a su amiga – voy a hablar con él.
- entiendo, me voy al baño, a esconderme, buena suerte – la amiga se metió al baño y cerró la puerta.
- gracias por venir.
- no tenía opción, no me ibas a parar de joder hasta que yo llegara.
- puede que lo hiciera – la princesa sonrió – yo solo quería hablar.
- adivino, quieres saber de este lugar y como escaparte.
- no, eso me interesa, pero primero quiero hablar de ti, de tu vida – él chico sonrió, pero no era una sonrisa sincera, era una sonrisa perturbadora.
- si claro, de mí, quieres hablar de mí, creo que no sabes quién soy yo.
- ¿Tú? pues antes de esto, no.
- deberías, deberías saber, aunque, pensándolo mejor, podrías olvidarme, ya que tu madre es una puta – la princesa intentó pegarle una cachetada, pero el chico le agarró la mano – tú me pegas y yo te mato – la princesa solamente bajo el brazo.
- mira, no insultemos a nuestra familia, por favor, solo quiero saber ¿Cómo llegaste aquí? Me refiero a trabajar aquí.
- es muy simple, después que mi padre muriera, tomaba mucho, demasiado, un día, yo todo borracho, caminando por la calle, me desmayé, cuando desperté, con resaca, él me ayudo, tanto en ese momento como ahora, ya que me ayuda económicamente y me paga, me sostengo así, vivo gracias a él, además, me prometió que tuviera venganza, y lo está cumpliendo.
- vaya, que mal, pero ¿Qué paso con tu padre? Ya que todo gira alrededor de él.
- ¿No sabes? – él sonrió.
- no, ni la mínima idea quien es tú padre, o tú.
- que estúpido creer que sí, que te dirían, adivino, tu familia es perfecta.
- pues, algo así, no es perfecta, pero es una grandiosa familia, no les importo una mierda, pero así es la vida de un adulto, bueno, un adulto famoso, todo te agobia, fans que te siguen hasta la muerte, trabajos importantes, donde muchas personas confían en ti, hay que verse lindo ante las cámaras, tantas cosas que no dejan tiempo a mis padres a pensar en mí – él chico se burló de ella.
- no lo sabes, además, crees que tu familia es buena, no lo ves, no lo sabes, pobre princesa que no sabe la verdad – el chico se levantó, pero la princesa le agarró la mano, deteniéndolo.
- dime, por favor – el chico solo se sentó y ya, no dijo nada, por unos segundos.
- bueno, mi padre era entrenador de yoga, todo un profesional, pero ese no era su verdadero empleo, en realidad se cogía a las mujeres, obviamente, no las obligaba a nada, ellas eran la que aceptaban, había unas veces, unas mujeres que, si pensaban que era profesor de yoga, obviamente no les decía nada y les hacía clases de yogas normal.
- vaya, eso es, raro, jamás escuché de eso.
- bueno, es un secreto, que las mujeres se cuentan entre ellas, hay más personas que hacen lo mismo, tanto hombres como mujeres, aunque son más conocidas las mujeres.
- bueno, pero ¿Qué paso después? No me digas que tu padre murió de sida.
- ¿Qué? No, fue algo más trágico, bueno, resulta que una vez, una persona rica lo contrato, le pago bastante bien, mejor que cualquier otra antes.
- pero una pregunta ¿Los profesores de yoga no son caros?
- depende de donde lo busques, nosotros no éramos como tú familia, adinerada, no, entonces nos acomodábamos con el dinero que pudieran pagar la gente, dependiendo de su estatus económico, le cobrábamos.
- entiendo, acomodarse en el terreno.
- bueno, resulta que esa mujer famosa lo contrato para tener relaciones sexuales y todo iba bien, hasta, que después del acto, su esposo los vio, supo que fue lo que hicieron, y bueno, mato a mi papa – la princesa no dijo nada por unos minutos – bueno, así es la vida, supongo, a veces te quita, y a veces te da.
- mierda, no sabía – el chico soltó unas lágrimas.
- yo sé que no ¿Por qué te lo dirían? Crees que tus padres son una paloma santa o algo así, ellos no querían dañarte eso.
- espera – la princesa se quedó callada por un momento, relacionando todo lo que le dijo.
- ya lo viste, verdad – el chico sonrió, aunque aún seguía cayendo lagrimas por su cara, no podía evitar sonreír.
- yo – la princesa se quedó callada.
- así es como me sentí, incluso peor, ya que tus padres siguen con vida, por ahora – la princesa lo abrazo con fuerza - pero ¡¿Qué haces?! – aunque le gustaba ese abrazo de ella, no debí encariñarse, no podía, así que la empujo – lo siento, solo, no puedes abrazarme, si alguien me ve haciendo eso, me matarían.
- lo siento – la princesa se secó las lágrimas.
- espero que no me vuelvas a hablar, eso me pondría en peligro.
- lo intentaré.
El chico se fue, algo feliz, la verdad es que le gustaba la princesa, no lo podía negar, pero sabía que, si se metía con ella, iba a morir, además su padre era el culpable de matar a su padre. Lo que él no sabía, era que en ese abrazo que le dio la princesa le había robado la llave, llave que abrí la puerta de su habitación.
2
El día pasaba rápidamente, dando paso a la noche, ellas se preparaban para escapar, su maravilloso plan de escape. Los guardias normalmente se cambiaban cada tres horas, y un intercambio dura entre diez a quince minutos, minutos donde alguien pueda escapar. Ambas abrieron la puerta y salieron corriendo agarradas de las manos. Iban con cuidado, parando en cada esquina y mirando a cada lado, para que no la sorprendan; al final salieron de la casa donde las mantuvieron. Ambas corrieron hacía el bosque, un lugar seguro, pero antes que se pudiera adentrar en el bosque, alguien disparo en la pierna a la compañera de la princesa, ella cayó al suelo, la princesa intentó levantarla, pero no pudo.
- ¿Enserio creíste que te podrías salir, así como si nada? – el jefe le pego a la princesa – sabía que se iban a escapar, todos lo hacen, su plan, es una mierda.
- por favor, aléjate – la princesa empezó arrastrarse hacía atrás.
- por favor, que plan de mierda – el jefe disparó cerca de ella – pero bueno, quería ver que es lo que pasaba, tenía curiosidad.
El jefe golpeó a la princesa en la cara, desmayándola. Luego varias personas ayudaron a cargarla, a la princesa se la llevaron a un pasillo, la despertaron echándole agua, luego, entre cinco personas la obligaron a meterse en una pequeña habitación, habitación que le obliga a estar parada siempre, imposible sentarse o acostarse, mientras a su compañera, primero la llevaron a la enfermería y le curaron la pierna, para que no muriera y aun sirva para algo, la dejaron en una camilla, amarada, con anestesia general, con un poco. El jefe sabría que esto pasaría, era obvio, por eso dejo que todas estas cosas pasaran, el intentó de escape, incluso le hecho una mano, haciendo que nadie estuviera ahí cuando iban a escapar. Y todo esto solo para un propósito mayor, aunque, aun no había acabado, esto solo era el inicio, el comienzo, así que con una sonrisa perversa espero el día, contando las horas, se le había ocurrido una perversa idea.
3
Llego la mañana, justo a las siete de la mañana le abrieron la puerta, la princesa cayó al suelo, le dolían los pies y no había podido dormir, sintió un pequeño alivio cuando cayó contra el suelo. Dos hombres la ayudaron a parar e intentaron hacer que camine, pero era imposible, no podía caminar, sus pies no querían, aunque ella quisiera, así que los hombres la tuvieron que arrastrar, hasta donde el jefe quería que la lleven. Al final la llevaron al sótano y la sentaron, luego la amarraron para que no pudiera escapar. Todo estaba oscuro, la princesa no podía ver nada, pero sabía que había algo horrible a su alrededor, además, había algo que se movía delante de ella.
- cada acción merece su reacción princesa – de repente todas las luces se prendieron, dejando encandilada a la princesa por unos segundos – bienvenida a mi sala de juegos.
El sótano estaba lleno de armas de torturas, desde guillotinas, una silla eléctrica y varias cosas así, desde varias espadas, clavos y demás cosas cortopunzante; pero lo peor de todo era que su amiga, casi semi desnuda amarrada de las manos, con una cinta en la boca colgada de boca abajo, el jefe tenía varias armas, desde cuchillos hasta martillos en una pequeña mesa.
- ¿Qué le harás? – ella intentó escaparse, moviendo dramáticamente.
- como dije, cada acción, merece reacción, a ti jamás te ha pasado, adivino, siempre fuera de la ley, ya que las personas rica están encima de la ley – el jefe empezó a agarrar cada arma que había en su mesa – por suerte, yo soy mejor que ellos.
- ¡No le hagas nada! – el jefe sonrió.
- tienes que aprender, princesa, que yo soy superior a ti, muy superior, yo tengo el control de ti, además, que tus acciones provocan la muerte de otras personas y lo mejor, es hacer lo que yo digo.
- hago lo que quieras, pero no la lastimes – la princesa estaba preocupada por su amiga, su corazón iba a mil.
- ya sé lo que le voy a hacer – el jefe sacó una sierra – sabías que en el medio evo esto se usaba como método de tortura, es algo increíble, además, voy a hacer que sufra mucho más, antes la iba a matar con un balazo, algo rápido y espero que no sea doloroso, pero está vez quiero oírla gritar, quiero que sufras, y quiero que lo veas – el jefe silbó y alguien por detrás obligo a la princesa a no cerrar los ojos – disfruta el espectáculo.
El jefe empezó a serruchar a la mujer por la mitad, su amiga sintió todo, pero no pudo gritar, al final la mujer murió a mitad del camino, pero el jefe eso no le importo y siguió serruchando acabándola por completo; el acto duro entre un minuto y dos. La princesa no dijo nada, no podía, solo soltaba lágrimas, pero no podía soltar ningún ruido, solo estaba llorando, viendo fijamente a su amiga partida por la mitad. El jefe se acercó y le dio un pequeño beso en la cabeza y le dijo algo, pero ella no estaba prestando atención, estaba en otro mundo; luego el jefe recibió una llamada, de su hijo, le preguntaba si iba a llegar tarde a la cena, el jefe sonrió y le dijo que no, que ya va a llegar, además va a traer la carne. La princesa quedó atada durante un largo tiempo, nadie la había desatado, estaba quieta, sin poder gritar, estaba tan consumida en sus pensamientos y en lo que acaba de pasar que no soltó ni un ruido, tampoco se movió, solo se quedo quieta, viendo al cadáver de su antigua amiga.
4
Luego de un tiempo sacaron a la princesa de su silla y la llevaron a su cuarto. L a princesa solo se sentó y empezó a llorar, se sentía culpable, mal, por su culpa había muerto su amiga, se culpaba de todo, quizás si no hubiera dormido pudiera hacer algo, quizás si hubiera evitado salir, ella no hubiera sufrido, quizás si seguía el juego de la persona a cargo, su amiga seguía con vida. Se paso un rato dentro de sus pensamientos, en posibles escenarios donde su amiga aun siguiera con vida, hasta que alguien abrió la puerta, con una comida.
- veo que estás mal – la princesa lo miro a los ojos – te lo mereces, nadie puede escapar.
- ¿Tu le dijiste? – el chico sonrió.
- no, él me lo dijo a mí, al parecer tenía la sospecha de que iban a escapar, y después de verlas, él me pregunto si tenía las llaves y bueno, una cosa llevo la otra y llegamos aquí – el chico dejo la comida en el suelo.
- la mato – ella volvió a llorar.
- sí, lo sé, y era obvio, espero que aprendas, nadie te puede tocar, pero tus decisiones matan y salvan a varias personas, solo tienes que saber elegir.
- todos ustedes son una mierda – el chico sonrió.
- sí, pero que bien paga.
- ¿Qué va a pasar ahora?
- no lo sé, solo espero que no sufras tanto, por eso te daré un consejo, y es no llevarle la contraria, solo síguele la corriente.
- lo bueno es que ya se acabó – el chico se sonrió.
- jamás acaba, no sabrás si aun te seguirá jodiendo, esto nunca acaba, ahora come, antes que te obligue a comer.
- ¿Qué es eso? – la chica miro con asco.
- no lo sé, es comestible y es tu comida, es la única comida que comerás por un tiempo – la comida era un pure blanco, o algo así.
- mierda, no tengo otra opción – ella comió la comida que le sirvieron, si es que era comida, sabía horrible, pero tenía tanta hambre que no le importo mucho y se lo comió todo.
- que hambre que tenías, te lo comiste rápidamente, pero no te culpo.
- sabía horrible, pero, comida es comida.
- creo que ganaste eso – el chico lanzó un chicarrón y una patacón.
- donde lo tenías – la princesa se lo comió antes de que el chico pudiera responder.
- eso no importa, ya te lo comiste y creo que no quieres saber de donde salió – la princesa sonrió un poco.
- lo siento por engañarte, pero quería salir.
- no es nada, no es la primera vez que lo hacen, pero mi jefe siempre esta tres pasos delante de todos.
- no lo creo – la princesa se intentó levantar, pero cuando lo hizo, se volvió a sentar.
- lo siento, son solo ordenes, necesitas aprender que nadie puede ser más que él, tienes que aprender, tenemos que apagar la chispa de tu interior, esa chispa que te indica que hacer, la chispa luchadora, hay que romperte.
La princesa se desmayó, la comida tenía ciertas sustancias, que hacía desmayar cualquier persona y poder hacer lo que sea, así que agarraron a la princesa de cada extremidad y la llevaron fuera de la casa, en el patio; el jefe se acercó a ella y le pego una cachetada, la princesa no despertó, entonces el jefe empezó su último paso para de su plan.
5
La princesa se despertó en lugar estrecho, apenas se podía mover, además sentía que algo la estaba aplastando, algo estaba encima de él, pero no podía ver que es. La princesa movió sus manos rápidamente, tenía mucho miedo, además olía horrible, un olor que la ahogaba, quería vomitar, pero no pudo, ya que estaba mirando hacia arriba y si lo hacía, se iba a ahogar con su propio vomito, entonces se aguantó; con sus manos toco algo cerca de él, el primer pensamiento fue un animal muerto, como una rata muerta, pero no era si, era demasiado pequeña, además tenía una forma rara para ser un animal. La princesa agarró ese objeto y la toco por todo el lado, hasta prender la linterna y alumbro arriba de ella, lo que vio dejo su piel erizada, su respiración se detuvo y su sangre se congeló; el cadáver de su amiga estaba arriba, ambas partes arriba suyo. La princesa grito e intentó quitarla, pero el lugar en donde estaban era muy pequeño, era muy difícil hacer que se baje, pero no imposible; al final la pudo dejar a un lado, ella quedo muy estrecha, pero era mejor que el cadáver de su amiga esté encima de ella. La princesa empezó a mirar con detenimiento su alrededor y se dio cuenta que estaba dentro de un ataúd, la princesa golpeó la tumba varias veces para romperla y salir, pero al final se cansó y sus manos se llenaron de sangre, además pensó en que hacer después, seguramente estaba bajo tierra y no podría salir fácilmente, lo mejor era esperar, y que la sacaran y eso fue lo único que hizo, ya que no podía hacer más, no era lo suficientemente fuerte para romper el ataúd, lo único que hizo fue quedar quieta, además el aíre le faltaba y le costaba aíre, así que cerró los ojos y espero lo mejor.
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