Sirviente del mal
1
Luego de unas horas varios hombres cavaron el hoyo donde estaba la princesa y sacaron el ataúd donde estaba ella adentró, cuando abrieron el ataúd vieron varios cosas diferentes, primero, el cadáver estaba a lado de ella, en vez encima, aun lado de ella, segundo era que había una mancha de sangre en el ataúd, además la princesa tenía lastimada las manos, muy lastimadas; y por último y no menos importante, es que la princesa estaba desmayada, pero no muerta. Los hombres la cargaron y la dejaron en la enfermería, he hicieron unos cuantos arreglos para que se curara; luego la dejaron en su cuarto y el jefe espero hasta que despertada, cosa que tardo mucho. Pasaron las horas y la princesa se despertó, el jefe aprovecho y entró con un almuerzo.
- veo que despertaste – la princesa lo vio y se alejó un poco – tranquilo, no te haré daño – el jefe dejó la comida en el suelo.
- ¿Qué tiene la comida? – el jefe sonrió.
- nada, no tiene nada, es normal, o lo más normal que tiene – el jefe se volteó – luego voy a volver, te voy a dar algo, quizás te guste, quizás no, pero no me importa.
El jefe salió y salió del lugar, para atender ciertos asuntos personales, la princesa no quería comer, pero el olor de carne, tajadas de plátano y arroz la atrajeron y se comió toda la comida que había en el plato, de hecho, se tomó todo el jugo que había, eso la hizo recuperar su fuerza y hacer que se sienta mejor, disfruto cada bocado de su comida. Luego de comer su comida, el jefe entró, la estaba vigilando y no quería interrumpirla, creía que ya había aprendido la lección, entonces toco la puerta y después hablo.
- espero que hayas disfrutado tu comida – la princesa abrió la boca, pero no dijo nada – te tengo buenas noticias, que es mejor que estar aquí, lo único que tienes que hacer es hacer lo que yo digo – la princesa abrió la boca – cuida tus palabras, puede que los gatos se te la coman.
- lo haré, todo es mejor que esto – la princesa sonrió forzadamente.
- me alegra escuchar eso – el jefe sonrió – espera voy por tu traje.
- ¿Traje?
El jefe salió de la habitación y cerró la puerta, la princesa se quedó encerrada, ella estaba confundida, no sabía que esperar de él, pero no pensaba que era nada bueno. El jefe fue por una traje de sirvienta, algo que no quede tan sexual y que sea lo más cómodo para ella; al final encontró lo que quería, era un vestido con una minifalda negro y blanco, la minifalda era un poco corta, pero no lo suficiente para que se viera algo, así que era perfecto, aunque estaba algo sucia, pero le servía para practicar de todo, desde las posturas y saber que le esperaba, también tiene que practicar el caminado cuando iba entregar alguna bebida o una comida; y lo más importante, aprender a trapear y barrear. El jefe volvió a entrar a la habitación con el traje.
- ponte esto – el jefe lanzó el traje a la cama.
- ¿Qué demonios es esto?
- es lo que te vas a poner cuando salgas de este lugar, vas a ser nuestra sirvienta.
- ¿Qué yo que? – la princesa no creía lo que estaba pasando.
2
Luego de un tiempo llego un chico con un pelo peinado, ropa bastante caro y olía a perfume, un perfume fuerte y caro, muy caro; también tenía una regla de madera y unos cuantos libros. Él entró a la habitación, la princesa se levantó de repente, asustada; el hombre no dijo nada, estaba callado mirando la habitación con detenimiento y un poco de asco. La princesa al ver que no era peligro o no le prestaba atención a ella, sintió curiosidad de quien era él y que hacía aquí.
- ¿Hola? – el chico seguía sin verla.
- ¿Esto es lo mejor que tenemos? No lo puedo creer – hablaba engreído, con superioridad y con una posición rara, parecía caminar como una mujer.
- ¿Qué haces aquí? – el chico lo vio y se río.
- esto es totalmente un caso perdido, eres un caso perdido.
- ¿Gracias? – la princesa no sabía que estaba diciendo, no tenía ni idea que estaba pasando.
- qué bueno que soy el mejor.
- ¿Qué carajos haces aquí? – el chico sonrió y empezó a caminar alrededor de la princesa, observándola.
- hola, mi nombre es Fabio, mi amigo me dijo que necesitaba a un profesional para hacer que una señorita sea una sirvienta, la sirvienta perfecta.
- ¿Hay trabajo para eso? – la princesa se río y el entrenador le pego con su regla de madera en la espalda - ¡Mierda! Eso dolió.
- regla número uno, no hables hasta que alguien te lo pida.
- que regla tan estúpida – el chico le volvió a pegar con la regla en la espalda.
- regla número dos, haces todo lo que te dicen, todo menos lastimar a los otro o a ti misma, excepto si tiene un contenido sexual, ahí sí – la princesa iba a decir algo, pero el hombre levantó la regla – ahora ponte tu ropa, vamos a practicar.
La princesa hizo caso, ya que no tenía otra opción, le iba a pegar hasta que hiciera caso, lo mejor era hacer caso ya y evitar que la golpearan. Se fue al baño y ahí se cambió, se puso la ropa que le dio el jefe; al ver como se vio se apeno y se quedó un rato pensando si salir o no.
- ¡Rápido! ¡No tengo todo el día! – la princesa suspiro y salió del cuerpo avergonzada.
- vaya, veo que eres realmente hermosa, por eso te llaman la princesa – ella se ruborizo – bueno, es momento de practicar, camina hacía aquí – la princesa se acercó al chico - ¡Así no! – el entrenador le pego en la pierna.
- ¡Mierda! Eso duele – el entrenador le volvió a pegar en la cabeza.
- no hables, a menos que te lo ordene.
- pero... - el entrenador le golpeó en la espalda.
- párate derecho, muy derecho, tienes que tener la espalda recta, totalmente recta, tu caminado es muy malo, horrible, empínate – la princesa solo se quedó viéndolo – ¡Ahora! - la princesa hizo justo lo que le dijo – bien, pero aún hay cosas que mejorar.
- ¿Mejorar? Voy a ser sirvienta, no modelo – el entrenador levantó la regla, pero no le pego.
- tienes razón, pero vas a ser la sirvienta de personas importantes, todos te van a mirar, ya dejaste de ser persona, eres un objeto de exhibición, y como buen objeto tienes que estar presentable, tú eres el status de ellos, no te comportas y su reputación cae.
- yo no quiero eso.
- no hay opción – el entrenador le pego en el trasero – ahora ponte lista.
- no es tan difícil, solo es empinarse y caminar, y ya – la princesa se empino y empezó a caminar – se hacer eso, es tan simple y tan tonto – el entrenador sonrió.
- sabes hacerlo, nadie lo puede negar, pero aun te falta una cosa – el entrenador le pego un puño en la nariz – pero tienes que aprender que tú no puedes hablar, solo sonríe y camina.
- entiendo, no lo volveré hacer.
- no, no lo entiendes, si lo hubieras entendido, te hubieras quedado callado – el entrenador camino hacia la puerta – tienes que aprender a quedarte callada y que cada acción tiene su respectiva consecuencia.
El entrenador salió de la habitación, dejando la puerta abierta, la princesa miro la puerta asustado, esto no le daba mala espina, no podía ser nada bueno, y tenía razón; el entrenador le aviso lo sucedido a los guardias y estos entraron en la habitación, ambos la agarraron de las manos y la intentaron que ella salga de la habitación, pero la princesa no se dejó, hasta que uno de los dos guardias le pego un puño justo en el cuello, lo que la dejo sin aire. La princesa simplemente se dejó de llevar, ya que nunca iba a ganar, solo con un guardia le podían ganar, era un caso perdido pelear; al final la pusieron en la pequeña habitación de antes, donde no se podía sentar ni acostar.
3
Luego de unas horas le abrieron, la princesa cayó al suelo, le dolían demasiado los pies, pero esto no era todo, aún no había acabado, aun había más cosas para ella. La princesa no podía caminar, así que entre varias personas la cargaron, la princesa sonrió por un momento, creía que la iban a dejar en su habitación, pero no era así, en realidad la metieron dentro de una heladera con varios hielos y cerraron la puerta con seguro, para que ella no escapara; mientras la princesa estaba allí adentró, intentando escapar, el entrenador entró a la habitación donde estaba el jefe.
- veo que me dejaste un reto difícil.
- claro, lo mejor para el mejor – el entrenador sonrió.
- esa chica está lejos de ser lo mejor que he visto, pero tiene talento, pero aún le queda esa chispa, aún tiene esperanza.
- eso es lo que más disfruto de este trabajo, esa esperanza es un dolor para ellos, una esperanza que los ilusionar y los hace volar, así que la caída es más dura.
- es verdad, pero, eso puede causar un problema, ya que la gente con esperanza, es gente que lucha por algo, gente que cree que puede ganar y lucha por eso, ella no se va a dejar controlar tan fácilmente.
- tranquilo, me estoy encargando de eso, ya estoy apagando su llama.
- ¿Ya has matado a alguien especial para ella?
- sí, algo así.
- adivino que ahora la estás torturando.
- obviamente, mientras estamos hablando ella está aprendiendo.
- ¿Qué? ¿Lleva todo este tiempo siendo torturada? – el jefe sonrió.
- pues sí, algo así.
- adivino, estás usando tu nueva sala.
- ¿Te refieres a esa pequeña habitación que hice? Si esa es la respuesta es sí, tienes toda la razón.
- no veo como eso ayuda, deberías sacarle un dedo o algo así.
- quisiera, pero no puedo, ya sabes que es la princesa y no la puedo tocar, es as bajo la manga, tengo que tenerla intacta, ya lo sabes, pero por suerte ya estoy en eso, estoy apagando su chispa.
- adivino, la estás ahogando en este preciso momento.
- no, le metí en la nevera, con varios hielos para que disfrute.
- ¿No puede morir? – el jefe sonrió.
- si la dejo mucho tiempo, sí, pero la dejaré unos minutos, después de esta conversación la voy a sacar.
- adivino que quieres intercambiar por algo.
- no, la tendré para siempre, ella es importante y si yo pude robármela, significa que nadie está seguro, la policía está concentrado en encontrarla.
- entonces podrás hacer tus movimientos bajo la sombra.
- exactamente, además mi infiltrado ya está haciendo ciertos preparativos para lo que vamos hacer.
- con preparativos te refieres a investigar el objetivo.
- sí, tengo una idea, una sorpresa.
- no me la dirás ¿Cierto? – el jefe sonrió.
- por eso es una sorpresa – el jefe se fue de la habitación - ¡Mañana sigues con el trabajo!
El jefe camino hasta la cocina, agarró un pedazo de pan, le hecho un poco de mantequilla y agarró un café, luego camino hacia la nevera y la abrió, la princesa cayó al suelo, estaba temblando por el frío, el jefe agarró una sábana y se la puso encima.
- espero que ya hayas entendido que eres mi sirvienta – el jefe le piso la mano – ahora dilo.
- ¿Decir qué? – el jefe le piso la mano.
- di que eres mi sirvienta y que le harás caso a lo que yo y mi personal te digo – el jefe le pego una patada en el estómago y le piso más fuerte la mano.
- haré caso, no causaré más problemas, ni a ti, ni a nadie que trabaje contigo – el jefe le pego en el estómago.
- así me gusta, espero que cumplas, va a ser peor si te resistes, mucho peor y no te creas por ser mi as bajo la manga, aun te puedo tortura – el jefe se agachó y cogió un mechón de pelo y empezó a jugar con él – de muchas maneras, sin que te quede una sola marca, y lo he hecho varias veces – el jefe sonrió perversamente y se levantó – ahora ve a tu habitación, antes de que mande alguien que lo haga, y sé que te va a doler.
4
Los días pasaron, bastante rápido, la princesa empezó a entrenar duro, demasiado tiempo, por días y días, no se volvió a meter en problemas, o no en graves problemas, solo en poquitos, pero no tuvo que volver a hacer torturada. Al final llego el gran día, pasaron casi dos semanas de puro entrenamiento y al final el entrenador decidió hacer una última prueba, un gran examen.
- bueno, es el gran día, un gran día para ti, por qué te voy a hacer un examen, después de eso, voy a dejarte libre, si cometes un pequeño error, te mueres – el entrenador esperaba una respuesta – lo siento, ya puedes hablar.
- yo sé las consecuencias, ya aprendía hacer de todo, de todo.
- quizás, pero yo tengo que comprobar eso, primero, camina como entrenamos hacía aquí, pero no tan exagerado, un poco más disimulado – la princesa camino donde estaba él, paso directo y firme, la cabeza arriba y una sonrisa encantadora – muy, pero muy bien, si aprendiste a caminar, eso vas a hacer cuando te llamen vas a caminar justo así, si ves que tiene una reunión muy importante, con varias personas que no conoces, camina justo así, pero si solo está él y sus trabajadores, personas que conoces, tú caminas más empinado, como si estuviera modelando, te haces resaltar, ahora puedes hablar.
- entiendo, no es tan difícil.
- en papel no es difícil, pero una cosa es el papel, como te lo dicen, y otra muy diferente es el momento, con el tiempo vas a aprender que hacer exactamente – el entrenador agarró una bandeja que había entrado con él, con dos copas vacías y un plato – listo, ahora, camina desde aquí hasta el otro punto de la habitación y te devuelves, obviamente sin dejar caer lo que tienes en la mano – la princesa levantó la mano – puedes hablar.
- ¿Tendré que cocinar? – el entrenador le sonrió.
- tranquila, no te va a tocar, tenemos varios chef profesionales ¿Otra pregunta?
- ¿Solo tengo que hacer eso? ¿Llevar comida? – el entrenador se quedó callado.
- si el jefe quiere, sí, aunque no estoy muy seguro, pero básicamente es eso, por lo que me dijeron, pero pueden aparecer trabajitos, no sé qué vaya a ser, ahora, haz lo que te dije.
La princesa lo hizo bastante bien y elegante, no se le cayó nada, lo hizo perfecto y elegante, no muy alto, pero tampoco muy agachada, era un balance perfecto; cuando la princesa volvió donde el entrenador, este le llenó las copas con agua y le puso un pedazo de madera en el plato, solo para generar más peso. Pero esto no fue un problema para la princesa, pareció no afectar el peso, camino como la otra vez, era sorprendente, parecía tener un talento innato para esto.
- vaya, veo que, si aprendiste, realmente aprendiste a caminar como una sirvienta, pero no cualquier sirvienta – la princesa levantó la mano – puedes hablar.
- dirás mesera.
- si el jefe quiere, sí, solo mesera, pero como dije, para él, tú eres un objeto, como un collar bien caro, eres algo para mostrar a sus amigos, y de pronto a sus enemigos – la princesa levanto la mano y el entrenador le cedió la palabra.
- ¿No es algo peligroso que me muestren a alguien de poca confianza? – el entrenador sonrió.
- tranquila, a ti nadie te tocara, el jefe le gusta intimidar y al ver que te tiene en poder, nadie lo tocara, porque piensan que él te puede lastimar y nadie quiere eso, nadie – la princesa sonrió, para hacer a entender que el entrenador que ella entendía y le gustaba la idea, ya que era intocable – ahora, la última prueba, y está es la más dura – la princesa sonrió confiada – seguramente no te va a gustar, primero perdóname lo que voy a hacer, pero quiero ver si has aprendido bien.
La princesa se asustó un poco, pero aún se sentía confiada, se sabía todas las maneras de evitar ser golpeada, torturada y cosas así, evitar problemas con los demás. Pero el entrenador le pego un puño en la cara, lo que hizo caer al suelo, el entrenador se puso encima de ella y le volvió a pegar en la cara; la princesa se podía defender, él le dejo unos segundos para que ella se defendiera, pero la princesa no lo hizo, sabía que, si llegara a levantar su mano, sería peor, la iban a castigar, tenía que dejarse pegar. El entrenador le golpeó tres veces más en la cara, sacándole un poco de sangre.
- lo lamento, pero necesitaba saber aun existía esa chispa, la chispa de pelear contra nosotros – la princesa escupió un poco de sangre – lo siento – la princesa le hizo un pulgar arriba – puedes hablar.
- no pasa nada, era un examen, era algo necesario para ver si era capaz de tener esto, aunque sí o sí tengo que pasarlo, ya que no me van a dejar de hacer este examen.
- exactamente – el entrenador ayudó a levantar a la princesa del suelo – ya estás lista, a partir de ahora, yo te nombro, la sirviente del mal.
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