Redimir
Yo desperté a las siete de la mañana, yo lo supe por mi alarma que suena a esa hora. Agarré mi arma y revisé en todas mi casa, quería asegurarme que nadie más allá entrado a mi casa, por suerte no vi nada raro. Caminé hasta mi baño, abrí la canilla y dejé la pistola en el lavamanos. Me bañé con agua calienta, se sentía tan bien bañarse con agua calienta, me sentía renovado, como una nueva y mejor persona que la de ayer, nada podría arruinarme mi baño. Después de unos siete minutos salí del baño, agarré la toalla y mi sequé todo mi cuerpo; me vestí con el uniforme y salí de mi habitación y entré a mi camioneta blanca y la prendí, tardo un poco en prender por lo vieja, pero todavía arrancar, prendí mi radio y le subí un poco el volumen, me sentía más tranquilo, así que no había necesidad de distraerme con la música. Empecé a acelerar y fui hacia la comisaría, pero cuando iba para allá vi que el auto negro había desaparecido, ya no estaba ahí, eso me puso los pelos de puntas, así que siempre miraba por los retrovisores para ver un carro, pero nadie me seguía y los únicos carros que estaban detrás o adelantes eran carros diferentes al que vi la noche anterior, eso me relajaba un poco, pero aún tenía los ojos bien abiertos y cada vez que frenaba, miraba a los lados, esperando ver a alguien vigilándome, pero no fue así, todo iba bien. Llegué a la comisaría y caminé hacía la comisaría y entré; todos me miraban, pero esta vez no disimulaban o no lo hacían tanto, se notaba sus miradas. Toqué la puerta de la jefa y luego la abrí.
- veo que llegas temprano ¿Cómo estás? ¿Cómo dormiste? – yo cerré la puerta con seguro.
- sabes cómo fue, así que simplemente no voy a decir nada.
- tus compañeros aún no han venido.
- lo sé, sé nota, pero no demoraran – yo me senté – pero hay algo que me preocupa.
- ¿El civil que entró a tú casa? No te preocupes, si tú pudiste, ellos pueden, son fuertes y habilidosos, van a estar bien, ya sabes que no quiero provocar un escándalo masivo, ni tú ni yo queremos eso.
- exactamente, pero no solo es eso, el problema, hay algo peor, por la noche he visto un carro negro con matrícula extranjera cerca de mi casa, pero esta mañana había desaparecido, tengo la sensación de que alguien nos vigila.
- puede que tengas razón, pero estoy seguro de que pablo y Walter sabe en lo que se están metiendo cuando aceptaron.
- sí, Walter entiendo el peligro que hay en esto, pero no le importa, él quiere justicia, y la única manera de hacerlo es entregándole los cuerpos a los desaparecidos para que la gente pueda visitar su tumba o darles una tumba apropiada si aún queda algo que enterrar.
- Walter es un buen hombre, persistente, aunque se deja llevar por sus emociones muy fácil y eso le puede causar problemas.
- y bueno, Pablo es alguien egoísta, solo acepto por la plata y quiere únicamente eso, mientras más rápido lo consiga, mejor.
- sí, lo sé, no soy una tonta, pero él es amable y aunque parezca un miedoso, es el que mejor tiene puntería aquí - ¿Qué? – ups, no debí decirte eso, era información confidencial, pero lo hecho, hecho está.
- puede que sí, pero lo he visto apuntar y le tiembla la mano, aunque es extraño, por qué cuando estuvo con Rubén lo le tembló o no vi que le temblara, no tenía ni una pizca de miedo.
- hay dos cosas, primero es que tiene como un trauma con las armas y normalmente no las usa si no es necesario, por ejemplo cuando está en peligro uno de sus compañeros, lo segundo es que él no es capaz de matar, las pocas veces que lo ha hecho está deprimido, es casi incapaz de matar, se sienten culpable por apretar el gatillo, por eso siempre apunta en las piernas o manos, rara vez dispara en el pecho o en la cara, quiere intentar que todo se resuelva con diálogos, pero no duda en sacar la arma y disparar cuando es necesario.
- vaya, no sabía que había matado.
- sí, digamos que me pidió en favor de mantener el secreto, pero ambos me parecen que son buenos amigos, así que deberías saberlo.
- gracias – alguien golpeo la puerta.
- ¡Jefa! – era la voz de Walter.
- ábrele, es momento de abrirlo – yo hice caso, abrí la puerta, Pablo y Walter estaban esperando afuera.
- lo siento la demora, es que tuvimos que ayudar a una niña a rescatar a un gato, eso nos quitó mucho tiempo.
- lo siento por sentir culpable por la niña, además casi la atropellas.
- eso fue por qué se metió en la mitad de la carretera y tuve que parar en seco, por suerte no lo hicimos.
- no importa, ya están aquí, además ayudaron a esa chica, pero tengo malas noticias – Pablo y Walter se miraron entre sí – por las cámaras se ha visto un auto que ha estado unos minutos antes de que lleguen y unos minutos antes de que lleguen de allí, se ve dando vueltas, no tiene ningún patrón, pero es el mismo, o eso parece.
- y ¿La matrícula del carro? Podríamos rastrearlo.
- pues no tenemos, no hay matricula, la arrancaron, no existe así de simple.
- entonces hagamos una búsqueda del carro.
- eso estamos haciendo, pero se va a demorar, el problema es que ustedes están en peligro, alguien lo está vigilando y puede que lo sospechen, pero ya se los puedo confirmar.
- tranquila jefa, nosotros sabemos cuidarnos, pero quiero un favor, si sufrimos algún accidente, no detenga el proyecto, quiero que todos los muertos que el causo se puedan dar algo honorable más que estar enterados por ahí.
- yo quisiera eso, pero eso depende de los de arriba, yo con todo gusto lo hago, pero no es mi decisión.
- comprendemos, pero ahora vámonos a la cárcel, tenemos que ir rápidamente, entre más rápido lleguemos, más tiempo tendremos y menos nos tenemos que demorar.
- vayan y saquen todo lo que puedan, mi jefe se empezó a interesar en todo esto, así que por favor hagan un buen trabajo.
- no la decepcionaremos.
- cuidasen, no saben que los puede atacar a la vuelta de la esquina.
Nosotros tres salimos de la comisaría y nos entramos al carro de policía y aceleramos, después de media hora entramos a la prisión, nos hicieron el protocolo de seguridad y luego de eso caminamos hacia el cuarto de Rubén, un oficial nos abrió la puerta y todos entramos.
- ya están aquí chicos, los estaba esperando – Rubén estaba mirando la ventana.
- ¿Qué miras? – dijo Walter con curiosidad.
- algo interesante, hay varias cosas de mí que no saben, como que tengo buena vista y que soy paranoico, y como no serlo, en ese trabajo solo confías en ti, muy pocas veces puedes confiar en la gente.
- entonces ¿Cómo haces lo negocios? – Rubén nos miró y sonrió.
- el dinero, no confiaba en ellos, pero sí en el dinero, hacían todo por el dinero, no les importaba quien les daba ordenes, el dinero hacía todo – él camino y se sentó – los vi cómo se iban, tan contentos y felices y me llegue a la pregunta ¿Puedo ser así? Se que cambio, como empecé y pronto se los diré ahorita, pero ¿Me puedo redimir? ¿Acaso haciendo cosas buenas puedo redimirme? Yo llegue a la respuesta que no, que no puedo y no importa cuantas veces pueda intentar hacer cosas buenas, jamás seré redimido, pero ¿Ustedes que dicen? – yo miré a mis compañeros, no sabía que decir, era buena pregunta.
- claro que sí, sí puedes redimirte, pero tú jamás lo harás, ya que eres alguien egoísta que piensa en sí mismo, nunca vas a redimirte, no moverás ni un dedo para hacerlo, eres una mala persona y no creo que jamás cambies para redimirte.
- bueno, algunas personas dicen que toda opinión es aceptable, pero eso sinceramente suena muy estúpido – Él se río – pero muy bien, ahora tú Pablo ¿Qué piensas? – Pablo se sobresaltó.
- ¡¿Yo?! Pues nada importante – Pablo río nervioso.
- vamos, sé que puedes decir algo más interesante, solo inténtalo, nada tiene juzgara, si no juzgue a Walter, no te juzgaré.
- bueno yo creo... - Pablo se quedó en silencio por unos segundos – depende realmente, por qué si tú lo haces solo para cumplir con eso, entonces jamás vas a redimirte, eso no se busca, se consigue haciendo buenas acciones por qué quieres ayudar a esa persona, además si te sientes culpable por tus acciones, es lo más importante, pero en tu caso, no, jamás vas a redimirte, tienes que hacer tantas cosas buenas que no te alcanzan la vida para limpiar tu nombre.
- vaya, bastante interesante e inteligente, me sorprendiste, ya veo por qué estás aquí – Rubén sonrió – bueno, por último, pero no por eso menos importante, Mario, dime, Mario ¿Qué piensas? – yo me quedé callado y lo pensé un poco.
- yo no creo que alguien se pueda redimir realmente, siempre estarás manchado con la maldad, siempre, la gente siempre ve los actos más famosos sobre ti, ya sean buenos o malos, y si uno es malo, la gente siempre te va a ver como un chico malo, como un monstruo.
- entonces, siempre seré eso.
- no, claro que no, todos podemos cambiar, pero eso la gente no le interesa, la gente solo le interesa una cosa, la impresión más famosa, puedes cambiar todo lo que quieras, pero ese cambio no importa, jamás vas a borrar tu pasado, jamás, pero puedes cambiar tu futuro, y eso importa más que él pasado – Walter sonrió un poco, era una sonrisa de orgullo – pero adivino que tú nunca vas a cambiar y siempre vas a hacer eso.
- exactamente, siempre he escuchado el dicho trabaja en lo que más te gusta, y esto es lo que más me gusta, voy a seguir trabajando en esto – Walter abrió la boca, pero Rubén lo interrumpió – y antes de que digan algo, está de más, es un chiste, por favor no digan nada – todos nos quedamos callados – gracias – Rubén miro a Walter – por cierto, te vi sonreír, es la primera vez que sonríes.
- sí, lo hice, lo que acaba de decir Mario me alegro, me dio motivos para seguir adelante, cuando necesite a alguien que me apoye, contaré con él – esas palabras me hicieron sentir entre felicidad y tristeza, no sé por qué.
- vaya, que hermosas palabras – Rubén se levantó – tan hermosas que me dieron ganas de tomarme un traguito de alcohol – él camino hasta llegar a una botella de Whisky y se sirvió un poco – le diría si quieren un poco, pero no lo van a aceptar ya que alguien necesita conducir además no confían en mí, posiblemente creerían que el trago tiene algo sospechoso y no querrán tomar.
- pues es verdad, aunque quisiera, pero soy muy sensible con el Whisky y actuaría como tonto – eso es información privada que no deberías haberle dicho Pablo.
- bueno, eso es interesante – él se sentó en su silla y se recostó – bueno, ahora vamos a seguir con la historia.
- ¿No habíamos terminado ya? Nos dijiste quien fue tu primer asesinato – nunca pensé que hubiera más.
- sí, pero no es toda la historia Mario, aún hay mucho más.
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