Origen de tú maldad
Me desperté y rápidamente agarré mi pistola, miré a mi alrededor, esperando a que hubiera alguien, pero por suerte no había nadie. Me levanté a mi baño y me quité la ropa, dejé la pistola en el lavamanos y entré a mi baño, me bañe rápidamente y me vestí con el uniforme, pero antes de salir de mi casa miré por mi ventanas, para asegurarme que no hubiera nadie afuera esperándome, por suerte no fue así y estaba todo completamente solo. Caminé hasta llegar a mi carro, abrí la puerta de mi camioneta blanca y entré, la encendí y aceleré, estaba algo nervioso, así que prendí la radio y le subí volumen un poco, tenía que relajarme un poco. Llegue a la comisaría en media hora, me baje de mi auto y le puse seguro, luego entre a la comisaría y encontré a mis amigos, hablamos un poco antes de subirnos todos al mismo auto; esta vez nos tocó una camioneta, lo que significa que no necesito que mis amigos me abran la puerta. El tráfico era terrible, al parecer había una manifestación por acelerar la muerte de Rubén, salían con carteles que pedían justicia, justicia a familiares y lanzaban huevos hacia los carros, una cosa estúpida, porque no están logrando nada, nada va a cambiar esa época, no sé puede, sus cartelitos solo logran afectar a gente normal, como ustedes, les hago la pregunta ¿Cuántos de esos huevos se podían comer los niños en África muertos de hambre? No les tengo miedo, por qué sé que no harán nada más, solo se van a quejar y caminar con carteles, pero yo ustedes me tienen más miedo a mí, que yo a ustedes. Llegamos a la cárcel y caminamos rápidamente hasta llegar con nuestro prisionero especial.
- llegan tarde – él estaba mirando la ventana.
- había manifestaciones y tráfico, cosas que nosotros no controlamos.
- adivino, la gente se enteró que yo no estoy muerto y quieren verme muerto, por eso caminan por las calles enojados.
- exactamente.
- ¿Tienen carteles? – yo miré a mis compañeros rápidamente.
- sí, la mayoría tienen tú foto – él sonrió.
- que psicópatas, estoy muerto, no paso de hoy – él se río – no me jodan, el país va a peor.
- sabes que tú lo causaste.
- ¿Enserio? No me di cuenta – Rubén lo dijo sarcásticamente, él sabía que molestaría ese comentario a Walt – no nos echemos culpas, por qué yo puedo culpar a otras personas, y esas personas pueden culpar a otras y así repetidamente hasta el inicio del tiempo.
- ¿Qué es lo que dices? ¿Qué los humanos somos malos por naturaleza? – Rubén sonrió.
- mi amigo Pablito, no le diste al clavito, no me refiero a eso, yo creo que la naturaleza de un hombre es neutra, cero, y cuando vivimos, vamos absorbiendo y formando nuestra mentalidad, ya sea negativa o positivamente.
- pero ¿Qué te hizo ser tú? ¿Cuál es el origen de tú maldad? – Rubén lo miró confundido.
- ¿Acaso no escuchaste mi historia? – Pablo se asustó un poco.
- claro, claro que lo hice, pero quiere tenerlos grabado – el saco la grabadora, la puso en la mesa y empezó a grabar – para las personas que no entendieron la historia o las personas que ni siquiera la escucharon, puede ponerse en el periódico, una historia corta – Rubén sonrió – vamos a contar tú historia por todos los medios, sí tú quieres obviamente.
- claro que quiero, por eso todos estamos aquí, por eso estoy vivo, por esa simple razón, por mi historia, que vale más que yo, más que ustedes, más que todas las personas aquí dentro.
- somos todos oídos, cuéntalo de la manera más corta posible.
- bueno, es simple la cosa, yo antes de ser el chico violento y ser una escoria de persona, era un niño tranquilo, que apenas empezaba la escuela, todo iba bastante, era juicioso y callado, me gustaba ir a la escuela, hasta que un día, un desgraciado hijo de puta mato a mis padres por sus pensamientos.
- ¿Por qué? ¿Qué hicieron tus padres para que los mataran?
- pensar diferente, eso hicieron, por pensar diferente – respiró un par de veces para calmarse - ¿Ustedes saben que fue el bogotazo? Por los que no saben son, fue cuando mataron a Jorge Eliécer Gaitán, un liberal que estaba con el pueblo y cuando lo mataron, todo se volvió una guerra civil, mataron a miles de inocentes, de personas que no tenían nada que ver, solo se mataron entré sí, literalmente, por rabia, por odio, por qué se dieron cuenta que por mano de la ley no sé puede hacer nada.
- uno de los peores años de Colombia.
- ¿Colombia alguna vez tuvo buenos años? – él se río – sí, esos mismos, luego del bogotazo vinieron los años violentos de Colombia, o así los llaman, lo que paso fue que los conservadores y liberales se empezaron a matar entre sí, pero no policías, no políticos, personas normales, se mataron por pensar diferentes.
- así que mataron a tus padres – Rubén miró para otro lado.
- no solo los mataron, los torturaron, enfrente de mí, los amarraron y les empezaron a cortar en pedacitos, ellos me dejaron ver eso, como enseñanza, para no ser como mis padres.
- ¿Qué paso con esa persona? – Pablo estaba tan interesado en ese tema, pero no sé por qué.
- no lo sé, según mi tío, salió invicto, pero la verdad no sé, pero yo quería justicia, quería vengarme, y no verlo pudrirse en la cárcel, yo quería verlo desangrar amarrado en una silla, como se desangra poco a poco, mientras me ve sonreír, disfrutar esto.
- adivino que eso fue todo lo que paso.
- no, hay un factor más grande, mi gran tío, la verdad es que era una mala persona, hacia cosas ilegales, pero no sabría decir que, jamás lo supe, pero siempre tenía dinero, era rico, aunque no lo demostraba y casi nunca llegaba a casa, tenía guardaespaldas, eran escondidos, ocultos, disfrazando o como quieran llamarlos – él sonrió – me enseño que el mundo es injusto, llena de mierdas, que la única manera de vivir tranquilo es siendo peor que todos tus enemigos, más fuerte, más adinerado, más inteligente, más todo, así podrías vivir un par de años tranquilo.
- ¿No crees que por culpa de tu tío tus padres murieron? – Rubén movió los hombros de arriba a abajo, no tenía ni idea.
- no sé, aunque no creo, jamás fue conocido, nadie sabía de él.
- entonces ¿Cómo murió si nadie lo conocía? – Rubén se puso triste.
- cáncer, algo que no se podía escapar, en esa época, él sabía que se iba a morir, así que me hizo un gran favor.
- ¿Qué favor? – Rubén sonrió.
- aún no les diré, pronto lo haré, pero aún no, aun no, vamos a ir lento, despacio, terminemos mi historia, y luego les contaré esa otra historia.
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