Desde otro punto de vista
Yo llegue a la comisaría, era un novato, perezoso e irresponsable, tenía dos amigos, uno es mi jefa en ese momento, en esa época salíamos todos los días y ella me convenció a trabajar con ella, la verdad era muy divertido, obviamente ella tenía diez o incluso más años de diferencia conmigo, y, por último, un amigo bastante guapo, valiente y amable, una joya en esos momentos, eso paso hace siete años, me puedo equivocar en la fecha. Nosotros volvimos de no hacer nada, la ciudad estaba tranquila y vigilamos a un político importante, mientras lo hacíamos, comimos hamburguesa con papas y salsas, mientras hablábamos de estupideces de amigos, buenos tiempo. Entramos a la oficina, que era un asco, olía a vomito casi todo el tiempo y estaba bastante fea, mucho gris para mi gusto; cada uno se fue para su lado, yo me fui a mi puesto para agarrar un cigarrillo y salí a fumar un poco, la noche era tranquila y no se escuchaba absolutamente nada, era más que perfecto. Cuando se acabó el cigarrillo yo lo bote al suelo y lo pise, volví a caminar a mi escritorio y agarré un papel, ahí hice un avión de papel y se lo tiré a mi amigo, no había nada que hacer, entonces intentaba hacer varias cosas. Después de casi una hora, me dieron ganas de ir al baño, así que me levanté de mi puesto y camine hasta el baño, mientras estaba ahí se escuchó una primera explosión, yo me puse los pantalones y camine rápidamente hacia la explosión. Alguien había explotado la puerta principal, lastimando y matando a varios oficiales; yo vi la escena atónito, recuerdo con exactitud lo que paso, las personas bajo los escombros, los cuerpos mutilados, los gritos y el miedo, era horrible, pero no era lo peor. Una segunda bomba explotó, a mi izquierda, no estaba tan cerca para lastimarme, pero me impulso hacia un lado, dejándome un zumbido en el oído.
- ¡Corran! ¡Vayan por armas!
Eso es lo que más o menos pude escuchar y entender, por suerte ni a mi amiga, ni a mí me paso algo, pero a mi amigo si le paso, la explosión lo alcanzo, vi como su rostro se había quemado y su mano había separado de su lugar, yo me quedé viéndolo por un rato, hasta que mi oído fue a la normalidad, o algo parecido, aun podía escuchar el zumbido, pero cada vez menos; escuché unos pasos y vi a varios hombres con máscaras y escopetas, empezaron a disparar a varios oficiales que estaban cerca de ellos. Yo me arrastré rápidamente detrás de un escritorio, yo cerré los ojos y espere, escuché varios disparos y me quede quieto sin moverme, las cosas no mejoraron, los oficiales sobrevivientes agarraron armas y se empezaron a disparar entre ellos; alguien mato a un oficial cerca de mí, su cuerpo cayó cerca de su escritorio y el arma quedó cerca de mí. Yo me asomé un poco y pude ver que quedaban tres hombres con máscaras; agarré la pistola rápidamente y cerré los ojos, respiré un par de veces y me asomé a mi izquierda, ellos no me vieron, le apunté en la pierna a uno de ellos, lo apunté a la pierna, esto lo hice caer y yo le disparé en la cabeza, matándolo. Sus compañeros me vieron y me apuntaron, yo me escondí rápidamente y me arrastré a otro lado, escondiéndome en los baños, tuve suerte, ya que cuando ellos me empezaron a disparar, alguien les disparo, lo que me dio tiempo a mi de correr. No sé lo que paso después, solo me quede ahí, quieto, hasta que deje de escuchar disparos, yo me levanté y salí del baño, vi a varios oficiales cargando los cuerpos heridos o muertos, ahí vi que estaba mi amiga, inconsciente pero sana y mi amigo muerto.
- Mario, necesitamos ayuda.
- ¿Qué pasa señor? – en ese tiempo, tenía otro jefe.
- bueno, estoy corto de personal y necesito a más gente.
- ¿Qué necesitas?
- recibí un llamado en la radio policial, al parecer están atacando a más comisarías, vamos a llevar a algunos oficiales a investigar y ayudar.
- entiendo, con todo gusto.
- ahora, ponte un chaleco y ve ahora.
Yo obviamente hice eso, llevé una pistola de diez balas con varios cargadores y entré al carro. Yo no manejaba, era mi compañero en ese momento; nos dirigíamos a la comisaría más cercana para socorrerla, pero antes de llegar, una camioneta nos golpeó, los que nos hizo volcar, por suerte teníamos personas atrás de nosotros, así que tuve tiempo de escapar. Primero me quité el cinturón y caí al suelo, toqué el cuello de mi compañero, había muerto; las personas de la camioneta se bajaron y empezaron a disparar a mis compañeros. Yo me arrastré hasta salir del auto, me corté un poco por culpa del vidrio de la ventana del auto que se rompieron, me levanté y vi que esas personas del auto tiraban molotov al carro. Yo saqué mi arma y les dispare, mal hiriendo a uno de ellos, pero vi a otro auto que se acercaba para aquí, era un caso perdido, así que salí corriendo mientras disparaba hacia atrás sin mirar; me metí a un callejón sin salida, ahí recargue mi arma y mire a mi alrededor, vi una ventana algo abierta y algo alta, entonces arrastré una basurera, abrí por completo la ventana y entré a la casa, tumbando la basurera cuando agarré el borde de la ventana. Me escondí y escuché como ellos caminaban hacia el camino, no me vieron y se iban a ir, pero una señora prendió las luces y me vio, y como reacción natural, grito, mis perseguidores la escucharon y vinieron donde estaba yo; corrí donde estaba la señora y la empuje y la puse en el suelo conmigo, mis perseguidores empezaron a disparar a la pared, para darme, pero yo ya estaba lejos para darme. Pero, ellos no se rindieron y empezaron a lanzar las botellas molotov, levanté a la señora y la saqué de su hogar.
- mis hijos y mi esposo están adentro – yo me quería ir, seguramente estaban despiertos, así que podrían salir, pero no pude rechazar, la cara de la señora me daba lastima y era mi trabajo.
- no entre otra vez, por nada del mundo.
Yo entre rápidamente, el fuego se extendía con mucha violencia, me di prisa y abrí la primera puerta que vi, pero eso me llevo a un baño, seguí corriendo y abrí otra puerta, pero era una habitación vacía, me giré y vi que había una puerta medio abierta, la abrí y mi al padre abrazando a sus dos hijas. Yo les hice señas para que me siguieran y ellos me hicieron caso, al final los pude sacar sin problemas.
- muchas gracias.
- no es nada, solo era mi trabajo – todos sonrieron.
- les recomiendo irse, y avisar a sus vecinos e irse de aquí.
- ¿Usted que hará oficial?
- ayudar a unos amigos, evitar que mueran.
- ¿Qué está pasando? – yo me quedé callado, pensando lo que pasaba.
- no lo sé, un ataque hacia nosotros, fue repentino y rápido.
- mierda, otra vez no.
- te prometeré que no volverá a pasar, lo atraparemos, pero primero salgan de aquí.
Yo salí corriendo del edificio, las calles eran un caos, aunque se podía estar peor, mucho peor. Varios muertos en las calles, aunque había muy pocos que no eran oficiales, personas inocentes; corrí por la calle en busca de la comisaría, corriendo lo más rápido que vi, al final pare, no por el cansancio, sino por qué adelante había una patrulla estrellada contra un mall de ropa, seguramente había sonado a la alarma, pero alguien la desactivo para que no molestara; ahí vi como un oficial se arrastraba en el suelo, dejando un poco de sangre en el suelo, ahí vi como alguien le apuntó en la cabeza y le disparó en la cara, yo me oculté en la vuelta de la esquina, esperando lo mejor. Mientras lo hacía me di cuenta de algo, y es que únicamente atacan a los oficiales de policía, no quieren matar a un inocente, intentan evitarlo, pero obviamente había excepciones donde eso paso, balas perdidas, daños colaterales; entonces lo mejor era ir de modo incognito y evitar cualquier problema. Me asomé y no vi a nadie, era mi momento de actuar. Con prisa, pero sin ruido camine hacia el la entrada del mall, luego me arrastro por la oscuridad hacia una chaqueta y un pantalón, pero cuando estaba dirigiéndome hacia la salida, alguien me vio, se abalanzó contra mí, se quedó arriba de mí, el me disparo en el pecho tres veces, por suerte yo tenía el chaleco y no me hizo casi daño, entonces yo le volví a disparar y lo maté. Me levanté y no vi a nadie, era el único, por lo menos el que estaba vivo, entre a un vestidor y me cambié, y me di cuenta que una de las balas me toco, me hizo un poco de daño, pero no demasiado para ser tratado o peligroso. Caminé encorvado, me puse una chaqueta y la capucha me ayudaba a que no me vieran ver la cara, metí ambas manos en el bolsillo de la chaqueta, también tenía el arma escondida en los bolsillos y evitaba cualquier problema. Al final pude llegar a la comisaria, estaba sola, no había ningún auto, todo estaba destruido con un montón de oficiales muertos, algo, preocupante; miré a los lados y no vi a nadie, la calle estaba vacía. Corrí lo más rápido cruzando la calle y entrando a la comisaria.
- ¡¿Hay alguien con vida?! – mire a mi alrededor, y lo único que veía era muerte y destrucción.
- ayuda – había escuchado a los lejos, apagado, unas últimas palabras de un moribundo.
- ¡Resiste, voy donde ti! – corrí rápidamente por el lugar, hasta encontrarlo tirado en el suelo, con un pedazo de pared encima de él, aplastándolo – mierda ¿Sigues conmigo? – él sonrió.
- sí, aun sigo aquí – yo me arrodille.
- ¿Qué paso?
- una bomba explotó, no me mato no sé por qué, de milagro supongo, supongo que las personas que vinieron a matarme creían que yo había muerto por la explosión, y me dejaron con vida.
- ¿Hay alguien más con vida? – yo mire a mi alrededor y parecía que todos estaban muertos.
- no lo sé, no somos muchos aquí, solo nos encargábamos de robos menores, investigación, cosas nada difíciles, creo que no estamos preparado.
- aunque no creo que seas el único superviviente.
- seguramente muchos de ellos se fueron por la puerta de atrás, a pedir ayuda.
- bueno, es momento de quitarte esto – yo levanté un poco el pedazo, él grito – mierda.
- creo que tengo algo enterrado, no lo sé.
- esto te va a doler.
- voy a aguantar – yo sabía que era una mentira, así que hice algo inteligente, le pegué un golpe y lo noqueé.
- lo siento, pero es lo mejor para todos.
Levante el pedazo y lo moví un poco, lo suficiente para sacarlo de ahí. Vi que tenía un hueco en la barriga y que se desangraba poco a poco, caminé por la comisaría en busca de un botiquín. Todo ahí era horrible, y cuando digo todo, es todo, partes de cuerpos mutilados, varios charcos de sangre en el suelo, un montón de escombros caídos, era bastante horrible. Por suerte pude encontrar un botiquín en la oficina donde estaba el jefe, había sido balaceado, tenía un hueco en la frente, la sangre era fresca, algo que me ponía alerta. Agarré el botiquín y lo cure, más o menos, lo arrastré y lo deje escondido detrás de un basurero, volví a entrar a la comisaría y busque a un celular, por suerte lo conseguí, marque al teléfono de la policía, pero nada paso, no contestaron, era algo raro, algo andaba mal, bueno, eso ya era obvio, pero me refiero a que no podía contar con nadie. Intenté también con la radio de la comisaría, pero estaba dañada, muy dañada, totalmente inservible, en ese momento me sentí imponente, débil, pequeño, sabía que estaba en peligro, lo mejor era ocultarse y esperar la luz del día. Me escondí en la comisaría, ya que, si ya había atacado este lugar, no volverían a atacar, y si lo hacían, iba a ser un pequeño grupo, algo que podía controlar. Entre donde normalmente están las armas y balas, pero todo estaba vació, se lo había llevado todo, lo único que dejaron fueron unas bolsas de arenas, yo las agarré y las puse en la puerta y me hice una trinchera y esperé hasta que se hiciera de día cosa que hice y que no me dormí, tenía abierto los ojos, los oídos a tope, en busca de cualquier sonido que me dieran un indicio que alguien estaba aquí, conmigo; más de una vez vi o escuche cosas, incluso ambos, algo que me ponía totalmente alerta, con la mano en el gatillo, preparado a disparar, mi corazón se aceleraba e intentaba ver en la oscuridad.
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