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Alumno nuevo

1

Eran las seis de la mañana, era un veintisiete de abril del mil novecientos setenta y tres. Un chico de quince años, con el pelo rojo recién pintado, caminaba a su nuevo colegio, tranquilo y escuchando música, no tenía esperanzas de nada, no esperaba nada. Luego de unos largos minutos de caminar, llego a su nuevo colegio y lo primero que vio él fue a tres personas pateando a una chica que estaba tirada en el suelo, escupió un poco de sangre, él la quería ayudar, pero cuando se acercó, los tres chicos lo miraron con odio, como si lo fueran a matar, él obviamente se detuvo y entró al colegio, él no quería ser golpeado, además no conocía a la chica, no se iba a arriesgar por una desconocida.

- hola, tu debes ser el nuevo – dijo un profesor alto, rubio y un poco gordo – me pusieron a cargo de decirte donde dejas tus cosas y de llevarte a tú salón, luego uno de tus compañeros se encargará de explicarte todo lo demás.

- gracias – el chico nuevo no le daba buena espina este lugar, quería largarse, pero apenas era el primer día, quizás no es tan malo como él creía.

- ahora sígueme.

Ambos caminaron, el chico nuevo sabía que algo no andaba bien, algo olía mal, se escuchaba mucho ruido en los salones y había varias personas mirando por la ventana de la puerta, observándolo, pero al chico nuevo no le importo, él se había mudado varias veces y ya se había acostumbrado que los demás lo vieran como algo exótico cuando entraba al colegio. El profesor lo llevo a un pasillo lleno de casilleros, hasta llegar a uno en específico, le quito el candado y lo abrió.

- aquí es, esto es tuyo, todo tuyo y toma esto – el profesor le entrego el candado – para cerrarlo, tú le pones los números y ya, son cuatro dígitos, solo ponlos y ya, se abrirá.

- gracias – dijo casi sin emoción, la verdad es que no era la primera vez que había usado estos casilleros.

- ahora pon tus cosas aquí, sigue matemáticas, saca el cuaderno cuadriculado y ve para allá, la clase acaba en cuarenta minutos, así que no hay tiempo que perder, por cierto, tu salón está para allá – el profesor apuntó hacia adelanté – es la segunda puerta a la derecha.

El profesor se fue, el chico nuevo saco las cosas de su maleta y las guardo de manera ordenada, saco el cuaderno de matemáticas y camino hasta su salón, toco la puerta y espero a que le abrieran. La profesora lo vio y sonrió, abrió la puerta y lo hizo pasar, el chico nuevo sabía que iba a pasar, lo había hecho tantas veces, que se lo aprendió de memoria.

- chicos, hoy tenemos la visita de alguien nuevo, un alumno nuevo – él se paró enfrente de todos los alumnos y todos los alumnos lo veían – si quieres nos cuentas algo.

- mi nombre es Max, me acabé de mudar a este ciudad, he viajado por muchos lugares y tengo dieciséis años, toco la flauta traversa, se cocinar y me gusta un poco leer – antes de que me digan algo, yo siempre mentía con mi nombre, siempre y la única que en verdad sabía mi nombre era el director y mi familia, no quería que nadie se burlara de mi nombre.

- oye chico nuevo ¿Sabes tocar la flauta? – él movió la cabeza de manera afirmativa – entonces comprobemos si es verdad, ve aquí y tócame la flauta – todos se rieron, pero a él no le importo, él chico que se burló era pelirrojo y muy alto, parecía un poste telefónico.

- qué gracioso – él no le afecto, no hizo nada, ni se puso avergonzado – de hecho, no hay para que avergonzarse de eso, a veces nosotros necesitamos pedir ayuda cuando no podemos hacer algo – todos los alumnos soltaron un sonido de sorpresa.

- ¡Maldito! – dijo enojado el poste telefónico – te juro que... - él no pudo terminar su frase, la profe golpeó la mesa con un puño y todos se quedaron callados.

- ¡Aiden! Dices otra maldita palabra y te voy a llevar con el director – todo el salón se quedó en silencio, nadie decía nada – te puedes sentar a lado de Mark, el puesto vacío.

El chico nuevo camino y se sentó en el único puesto que estaba libre, miro a la izquierda y vio un chico con el pelo negro, supuso que era Mark, y a su derecha estaba una chica con el pelo rubio, adelanté de él había un chico con el pelo azul y muy largo, parecía una chica. La clase empezó, aunque eso no nos importa, lo que sí nos interesa, es que el poste telefónico le molesto toda la clase, le lanzaba papeles o lo miraba fijamente y cuando él se giraba, el pelirrojo sonreía de manera maniaca; aunque el chico nuevo no lo pudiera ver todo el tiempo, él estaba seguro que lo miraba toda la clase. Luego se acabó matemáticas y fueron al descanso, normalmente pasan dos clases y van al descanso, pero el chico nuevo había llegado tarde y se saltó una clase, aunque él siempre le gusto llegar temprano, él era estudioso, pero eso no significa que fuera inteligente; salió al descanso y salió, aquí siempre servían la comida, no importa que tan horrible fuera, te lo tenías que comer. Cogió un plato y una bandeja e hizo la fila para comer, él se sintió un poco incomodo, ya que todos lo estaban mirando, sobre todo el pelirrojo, que no le quitaba los ojos a su cuello, era como un animal, un zorro, esperando su momento para saltar y morderle el cuello a sus presa, matándolo. Le sirvieron un pan, un pastel de arequipe y juguito de cajita, camino hacia una mesa vacía, cuando por error el poste telefónico se tropezó y callo sobre él, por suerte no se le cayó la comida, pero el poste telefónico tenía un jugo y cuando cayó, él lo estripo y todo su contenido salió de la botella y cayó en la camisa.

- ups, lo siento, no te vi – dijo con cinismo – ven te ayudo – le agarró su bandeja y la dejo en una mesa vacía, luego lo agarró del brazo y lo llevó para el baño.

2

Ambos entraron para el baño, el chico nuevo se encontró con la sorpresa que había siete personas ahí dentro, dos mujeres, una con el pelo morado y que usaba gafas, la otra era una chica pelo rosado de su tamaño. Y había cuatro hombres, sin contar al pelirrojo; el primero era un hombre bajito, su pelo le tapaba los ojos, usaba un gorra al revés, estaba él chico que estaba adelante suyo, el del pelo azul y largo, había uno con el pelo verde bastante alto, con ojos azules y tenía una sonrisa perfecta, el último era un chico con el pelo blanco y una marca en el ojos, como una cicatriz, una que bajaba por el cachete. Todos lo pusieron al centro y le empezaron a pegar por todo el cuerpo, era algo injusto, pero no podía hacer nada, nadie lo escuchaba, nadie iba a venir, o eso él creía. Alguien entró al baño y todos pararon de pegarle, él no podía ver quien era este personaje que entró por qué todos le tapaban a su alrededor, lo único que podía ver eran los pies de todos.

- entonces, esto es lo que les enseñan a en sus casa, a ir todos por el más débil, siete contra uno, obviamente él tiene las posibilidades de ganar – él chico nuevo se levantó y vio a Mark, él era quien había entrado.

- lo siento, nosotros no queríamos – Mark lo agarró de la camisa y lo lanzó contra uno de los espejos que estaba ahí.

- escúchame bien pelo de menstruación, ustedes lo vuelven a golpear, yo los hago mierda, quiero que los alejen, tienen a muchas personas por molestar, incluso personas que les dan dinero, lo que yo les pido es que dejen a este niño solo – nadie dijo nada, todos se quedaron callados - ¡Escuchaste! – él pelirrojo se veía asustado, estaba temblando de miedo.

- sí, yo no voy a tocarlo.

- gracias – él lo soltó – ahora vete cariño, te necesitaran en otros lugares, ve a joderles la vida a los demás, ahora vete.

- sí señor – él se fue corriendo.

- ustedes también, por favor – todos se fueron, pero cuando la chica de color rosado paso a su lado le guiño el ojo y le mando un beso - ¿Estás bien? – Mark lo ayudo a levantar.

- si gracias, no fue nada – era mentira, es mucho peor de lo que esperaba.

- claro que no lo fue, pero no podemos ir a la enfermería, tampoco podemos avisarles a los profesores, estos solo van a empeorar la situación.

- ya lo sé, ya he pasado por esto.

- ven, vamos a comer, lo bueno es que no te golpearon en la cara, nadie notará que estes mal, aunque algunos deberán hacerse una idea de lo que te hicieron.

Ambos compañeros regresaron al comedor, Mark lo ayudo a sentarse, luego se sentó adelante suyo, todos las personas lo miraban, lo más seguro era por qué Max no sabía disimular una golpiza y se dieron cuenta de lo que paso en el baño, pero nadie dijo nada, solo se quedaron observando. El chico nuevo se comió su almuerzo sin ningún problema, Mark no dijo nada, de hecho, se quedó quieto, mirándolo, pero era una mirada de pesar, de lastima; el descaso se acabó, la campana sonó y todos fueron a su salón. Las clases pasaron, nada raro paso, nadie lo toco, ni lo molestaron, algo raro que pasa en el colegio, y más cuando es alguien nuevo en el colegio. Pasaron tres horas, nada importante paso en esas tres horas, no nos interesan las clases, todos sabemos que es lo que enseñan, lo importante son las interacciones que él tendrá, eso es lo importante. Salieron al descanso, él agarró la bandeja y comió, la comida era frijoles y chicharrón, todo perfecto y muy rico; pero cuando él dejo la bandeja, fue al baño para orinar, pero cuando se empezaban a lavar las manos, el chico con el pelo blanco salió de uno de los retretes y se puso a su lado. Cuando él se iba a ir, el otro chico lo agarró del brazo y lo puso contra la pared.

- hola guapo – él nuevo se intentó liberar, pero no podía – te vi, eres bastante curioso y especial, nadie te ha tocado y a mí siempre me ha gustado ser el primero – el chico nuevo le golpeó en la cara.

- suéltame maldito – le rompió la nariz, pero a él no le importaba, de hecho, lo excitaba más.

- aun no te he marcado, aún no ha acabado – él chico de blanco lo empujo y le agarro de ambas manos y lo beso en los labios, un largo beso, luego de un rato se separaron, aunque el chico nuevo no quería que lo besara, le dio mucho asco - ¿Te gusto? – el chico nuevo le escupió y le pego un cabezazo, pero él no lo soltó – me gustan las personas que se defienden, que no son sumisas.

- maldito loco – él le dio un puño en la costilla, un puño que le dolió mucho, pero no era por el golpe en sí, es por el lugar donde lo golpeó, por qué tenía un morado ahí, por culpa de los golpes de sus compañeros.

- no me llames así, el loco eres tú, yo estoy cuerdo – él bajo su mano estaba ponerla debajo de la camisa – veamos que tanto te pegaron, veamos cuanto daño te hicimos – él le empezó a quitar el buso, pero por suerte el chico nuevo se soltó y le pego un puño en la cara y se pudo ir de ahí.

Corrió lo más rápido que pudo, miraba atrás esperando a que saliera, pero no lo vio salir. Él salió y se escondió dentro de un salón, cerró la puerta con seguro, se alejó de la puerta y se escondió debajo de una mesa; se quedó lo que quedaba del descanso escondido, esperando lo peor, quería huir de ahí, pero no podía, no podía, su padre confiaba en él, no puede defraudarlo. Pero unos minutos antes de que sonara la campana, alguien toco la puerta; Max se asomó un poco y vio a Mark en la puerta, él se asomó y poco a poco se acercó a la puerta y la abrió.

- ¿Qué te paso? – Max no podía hablar, no sabría como decirlo, se tomó el tiempo para decir las palabras correctas.

- pues, alguien me empezó a tocar debajo de la camisa.

- ¿Era mujer? – él movió su cabeza de manera negativa - ¿Tenía el pelo blanco? – el chico nuevo movió su cabeza de manera afirmativa – era Mia – a él le pareció muy raro que se llame Mia, ya que era un hombre, o eso él creía.

- ¿Mia? Pero eso es un nombre de chica.

- por eso, la persona que te toco es un ella, en realidad es mujer.

- ¿Es trans? – eso era muy raro de ver en esos tiempo, donde no era muy admitido verterse como el sexo contrario, pero siempre hay excepciones, además, la mayoría la conoce como él y no como ella.

- pues no lo sé, pero no creo, por qué su caso es curioso, ella no le gusta la ropa de mujer, le parece muy incómoda, demasiado incomoda, desde pequeña pensaba eso, entonces empezó a usar ropa de hombre, pero había un gran problema, nadie quiere a una persona que usa ropa del sexo opuesto, así que se disfrazó de hombre, se cambió a él, aunque ella no quisiera y le parecía incomodo, era un sacrificio que tenía que hacer y se puso un vendaje o algo en los pechos para enconderlos y parecerse a un hombre.

- ¿Le gusta las mujeres y los hombres? – en esa época era muy común decir eso, si alguien se ofende, lo siento, pero así era antes y esos comentarios eran normales.

- no, le gustas solo los hombres, ella odia que le digan él, lo detesta, pero si la descubren, será peor, así que se aguanta y espera que algún día cambie eso – cosa que paso, se normalizo eso y ya no importa.

- y ¿Sus padres la dejan vestirse así? – Mark río hacía ese comentario.

- a sus padres no le importan, así de simple, para sus padres ella no existe, y por favor, no le digas a alguien, por qué te va a matar, literalmente, es una mentira bien estructurada.

- pero si lo intenta, tú me defenderás – Mark se río, la verdad es que Mark no es buena persona, ayuda a la gente, pero cuando le parece correcto, cuando está desnivelado la batalla, que son dos contra uno, que hay más en un bando que en otro, había casos que no hacía nada, todo dependía de cómo le cayeras a él.

- no te confundas, yo te ayudaré únicamente cuando sean varios contra ti, ya que no tendrías oportunidad, pero sí es uno contra uno, no haré nada, solo miraré y veré como es – Mark era algo raro, era extraño, era diferente, era bueno con los que sufren, pero mala con la gente mala, pero muy mala, a veces peor que ellos, pero lo peor, era la forma en como ponía la barra del bien y el mal, veía el mundo distorsionado, pero, aun no les diré como lo veía.

- entonces estoy jodido – Mark sonrió, sabía que era verdad, aunque podía hacer algo para cambiar eso.

- sí, estás jodido, pero puedes hacer varias cosas, como la mayoría, puedes ignorarlos, hacer como si no existieran y quizás ellos no te molesten, pero si te tienen en la mira, estás jodido – Mark sonrió, sabía que todo lo que decía era verdad, estaba seguro de eso – puedes hacer dos cosas, la primera es hacer lo que ellos quieran, pero vivirás debajo de ellos todo el tiempo y más acosadores se aprovecharan de ti, o puedes defenderte, algo difícil de hacer, pero que puedes hacer, los profesores no harán nada, además de empeorar todo – en ese colegio tenías que tener suerte para que nadie te viera y no te lastimaran, pero si te ven, tienes que ser fuerte para quitarte esa alimaña de ahí.

- me tocara defenderme, pero ¿Cómo lo hago? Yo no sé pelear – Mark sonrió, siempre quiso enseñarle a alguien algo, algo que si le sirviera en la vida.

- yo lo haré chico nuevo, yo te enseñaré a pelear.

3

Sonó la campana y los dos chicos se fueron a su clase, cado uno se fue para sus casilleros y saco los cuadernos de la siguiente clase, todo iba bien, no se encontró con la chica con el pelo blanco, pero cuando iba a entrar al salón, él la vio y ella lo vio, se miraron fijamente por unos segundos, hasta que la chica del pelo blanco le mando un beso y él reacciono con asco; él rápidamente entró y se sentó a lado de Mark, no quería acercarse a ella, quería que ella desapareciera. Las clases pasaron rápido, él tomaba notas y a veces alguien te tiraba un papel para molestarlo, pero a él no le importaba, sabía que por ahora no le iban a poner un dedo encima suyo. Las clases se acabaron y todos se fueron rápidamente, el chico se hizo en medio de toda la multitud, para que nadie lo viera y lo pueda seguir, todo iba bien y su plan estaba funciono muy bien, pero, alguien lo agarró de atrás de cuello de la camisa y lo jaló para atrás, esa persona lo metió dentro de un salón y lo cerró, pero sin seguro, dejo la puerta abierta.

- ¿Listo para el segundo round chico? – era la chica de pelo blanco, estaba vez tenía una sonrisa desquiciada.

- aléjate de mí maldito loco – el chico nuevo le golpeo en la cara, fue un golpe duro, a él no le importara si era chico o chica.

- que fuerza tienes – ella se abalanzó contra él y lo tumbo – dame más fuerte papi, quiero que me hagas sangrar – el chico nuevo la agarró del cuello y la empezó a ahorcar, su cara termino mirando para al frente – gracias papi, eres el mejor – dijo excitada, ella lo estaba disfrutando.

- ¡Aléjate de mí de una buena vez! – él la golpeó en las costillas y la pudo mover hacia un lado, ya no estaba encima de él, así que se pudo levantar sin ningún problema – sí me vuelves a tocar, te mato – no era cierto, pero se entendía lo que se refería.

- así me gustan los chicos, fuertes, violentes, seguros de sí mismos – ella se levantó un poco, pero él le pego en la cara y ella cayó al suelo otra vez – y no te preocupes por pegarme duro, yo quiero que lo hagas – le empezó a salir sangre por la boca, ella solo se lamió un poco donde estaba la sangre y sonrió.

- ¿Acaso tú madre no te enseño a respetar a tu madre? Por qué mi madre me enseño eso – el chico nuevo se giró con miedo, era el poste telefónico con la chica del pelo rosado.

- sabes, me sorprendes – él sonrió, estaba nervioso, pero no podía dejar que se viera nervioso, débil – tienes madre, y lo más sorprendente es que si te enseño algo, yo pensé que no tenías madre, que estaba muerta y por eso te portas como un patán sin cerebro.

El poste telefónico se enojó y empezó a correr hacia él, el chico nuevo se asustó e iba a empezar a correr, pero la chica del pelo blanco lo agarró de la pierna y lo hizo caer al suelo. Cuando él intentó levantarse, el poste telefónico lo agarró del buso, lo obligo a voltear para que lo viera y lo levantó, dejándole a su altura, el chico nuevo tocaba el suelo en puntas, ya que su contrincante era mucho más grande que él.

- quiero que lo repitas – el chico nuevo tenía miedo, mucho miedo, pero tuvo una loca idea.

- eres un puto huérfano que nadie quiere – él le pego un cabezazo en la cara, esto lo hizo soltar, luego le pego un puño en el estómago lo más fuerte que pudo.

El chico nuevo aprovecho para salir corriendo lo más rápido que podía, dejando el salón atrás. No podía escuchar lo que pasaba a su alrededor, lo único que podía escuchar era su corazón latir rápidamente, su propia respiración y sus pasos. Él miro atrás suyo y no vio a nadie, se le ocurrió esconderse en un salón, corrió lo más rápido a la puerta, pero antes de que pudiera entrar, alguien lo agarró de la camisa, esto lo hizo caer y detenerse, él quería gritar y esperar que alguien lo ayudara, pero antes de que pudiera hacerlo, le taparon la boca.

- tranquilo, no te asustes – esa voz le sonó parecida, era la voz de Mark – casi cometes el error más grande de tu puta vida – el chico nuevo no entendía que pasaba, pero igual le hizo caso – te voy a soltar, pero no grites, por qué te van a joder – Mark lo soltó y él hizo caso, hasta ahora lo ha tratado bien, no había razón para no creerle.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué no me dejaste entrar al salón?

- míralo tú mismo, pero no te asomes mucho, si te ven, estás solo – el chico nuevo se acercó a la ventana y vio a un profesor besando a una alumna, reconoció a la chica como una de sus compañeras que se sentaba a lado de él, la del pelo rubio.

- ¿Quién es ella y qué hace? – él puso una cara de horror, en un instante se le ocurrió una idea, una horrible idea, lo peor de todo, era que era una idea acertada.

- ella es la chica más inteligente del salón, la que siempre saca diez y lo que hace es su examen, un pequeño examen, uno donde es tan buena que les sube la notas a muchas de su materias – la chica se empezó a desvestir, él dejo de ver y se alejó de la puerta.

- vámonos de aquí antes de que hagan eso o antes que se me venga una imagen a la mente – la verdad es que ya le había llegado esa imagen de ellos dos, una horrible imagen que no se va a quitar sola.

- claro, sígueme – Mark camino y él lo siguió.

- ¿Quiénes saben? – a él le parecía muy raro todo esto, jamás había pasado por esto, lo más extremo era un pequeño caso de acoso, donde todos lo molestaron por un día completo, se burlaban de él, pero no le tocaba, aquí era peor, mucho peor.

- la gran mayoría, aunque nadie dice nada y te recomiendo hacer lo mismo, ella está loca, más loca que el grupito del pelo de menstruación, ella es mucho peor, lo mejor es no hacer nada, este lugar es una selva, uno donde tienes que tener suerte para no tener problemas, o unirte con gente más fuerte para que te protejan o te cuidas solo y ya, les metes miedo y no te joden.

- adivino que tú eres la última opción.

- soy todas, soy todas ellas – ambos chicos salieron del colegio, y así inicia mi historia, así es como empieza está bonita historia.

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