Una mujer yacia recostada sobre una enorme cama, estaba exhausta de un largo día por el bosque conociendo hermosos lugares en un pueblo cercano, se encontraba dentro de en una linda cabaña.

La vida monótona la había estado agobiando y realmente sentía que necesitaba unas merecidas vacaciones de las personas y el mundo en general, el simple sentimiento de existir le era agotador pero la muerte no era una opción ante sus ojos, no era ese tipo de persona pesimista... Solo estaba teniendo una mala temporada que la hacía desear estar desconectada del mundo por un momento.

Pero había una actividad podía ayudar con esos sentimientos, el viajar sola y ir a los lugares más solitarios y seguros que podía encontrar, por curiosidad había encontrado un bosque no tan habitado pero que solía tener un reconocimiento por tener un pequeño pueblo en medio de está, alguien por allí alquilaba cabañas un tanto alejadas del pueblo al reconocer que habían turistas que les interesaría la magia de aquel lugar.

No era lo único bueno, la razón por la que suelen habar turistas en una cierta temporada, es por las costumbres y culturas del lugar. Estos adoraban a los lobos como seres espirituales que protegían el bosque.

Se habla de que en el pasado, existía una manada de hombres lobo que vivían tranquilamente por esas tierras, hasta que llegaron los humanos y ambos luego de tener conflictos, lograron llevarse bien haciendo que Hombres lobo y humanos coexistieran y armaran un pueblo juntos. Pero lamentablemente con el pasar de los años... Los lobos fueron desapareciendo.

Fueron muriendo por la edad y al estar conviviendo más con humanos sus instintos ya no daban para reproducirse con frecuencia, los humanos tomaron más control en la zona y la taza de hombres lobo disminuyó significativamente. Dejando que los humanos obseravran como aquellos protectores que alguna vez los acompañaron en su tradecia como comunidad, se desvanecian poco a poco.

Con el dolor en el corazón de muchos, decidieron hacer una temporada especial en homenaje a sus compañeros los cuales estaban cayendo con el pasar de los años, el tiempo paso por montón y se volvió un gran distintivo del pueblo adorar a los lobos.

Una costumbre

La gente del lugar creia en esas historias realmente

(esto parece muy de fantasía) pensó para si misma mientras se sentaba al borde de la cama.

(Pero los entiendo, es casi lo mismo a una religión para ellos, no la piensan mucho) sonríe con cierta ironía antes de levantarse de la cama para abrir la ventana, y que entre algo de aire fresco de la noche, el cielo se veía realmente hermoso al estar lejos de una gran ciudad... Por un momento ella vuelve a existir sintiéndose bien por haber escogido aquel lugar.

Una idea le pasa por la cabeza, ya había recorrido la zona bastante bien por el día, conocía un camino para poder caminar con seguridad ya que había ciertas paradas con faroles de luz. Además de haber conocido a un hombre bastante viejo que tenia su cabaña por ese camino, era un tipo cálido el cual le había ayudado a ubicarse por el lugar*

(No es tan tarde, podría visitarlo un momento) Una sonrisa apareció en sus labios mientras tomaba una linterna y un bolso con un detalle para el señor como agradecimiento.

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Con una sonrisa y confiada camina hasta llegar a ver la cabaña a lo lejos, tenía las luces encendidas por lo que la hace acelerar el paso cerrando los ojos por el frío que golpeaba su cara, al estar más concentrada en sonreir y reír por la alegría tan agradable que sentía en ese momento, no se percata de que alguien se había cruzado en su camino en medio de la leve oscuridad de la noche.

- Ouh!!

Soltó un leve quejido mientras camina hacia atrás cubriendo su cara

Eh?...

Levanta la mirada topandose con una sombra bastante alta e intimidante, podía distinguir que era un hombre con barba y con un aspecto bastante adulto pero no tan viejo, podía notar sus ojos de color pardo qué a la vez parecían las de un depredador mirando con hostilidad a una presa

-Lo lamento, el camino está oscuro

Murmuró lo suficiente como para que aquel hombre la escuchara, estaba algo asustada pero pensaba que ante cualquier cosa debía mantener la calma. Sonríe algo nerviosa aún que sabía que la luz del cielo estrellado no era suficiente para que el notará esto.

-...

El hombre la mira en silencio, estudiando a la mujer que era más baja de arriba a abajo, para luego negar con la cabeza y seguir con su camino de largo, al verlo salir de la sombra de un árbol nota que cargaba un costal en una de una mano, mientras un escalofrío recorre su cuerpo lo ve alejarse sin haberle dicho ninguna palabra.

(Qué tipo más raro... Que hace a esta hora? No recuerdo haberlo visto por aquí)

Pensativa vuelve a tomar su camino tocando la puerta de la cabaña, mientras se escucha como alguien dentro estaba dejando los cubiertos sobre un plato, podía escuchar como el señor caminaba con calma la puerta, mirando a la chica con sorpresa

-Eres tu muchacha. Hablo con una voz amable

-Si señor, quería ver como esta ahora, se sie te mejor del cuerpo?

-Oh querida eso ya es normal a mi edad, los dolores de cuerpo son lo menos importante a esta altura jajaja!

El viejo hombre ríe mientras la chica lo acompaña con una sonrisa

-Oh no me diga eso, como es que podrá cuidarse a si mismo si esta así todo el tiempo?

-Y si dios quiere, el me va ayudar

Ambos rien ya que al haber conversado antes, ambos habían demostrado hablando de sus creencias, y al parecer el hombre reconocia el ateismo de la chica.

Tomando las cosas con calma y algo de humor.

-No te preocupes por eso querida, tengo un hijo que me ayuda en lo necesario

-Eh? Tenía un hijo?

-No te lo dije antes?

La chica piensa recordando ese pequeño detalle importando soltando un largo

- Aaaaaaa ya recuerdo

Me aburri y es tarde, dulces sueños.