5 Minutos. . . .
"Quien no se atreve a hablar, se resigna a aceptar."
[~Lana~]
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Una sola experiencia puede cambiar la vida de una persona. Un solo instante puede borrar sueños, risas y colores de un alma que alguna vez brillo con intensidad. Lana lo sabía perfectamente, por que ella fue la protagonista de una historia desgarrador.
Lana, una chica llena de energía, que podía alumbrar una habitación con su presencia. Siempre habita tenido un carácter carismático, una risa contagiosa y una visión optimista del mundo. Creía que la vida era una serie de momentos felices y que el dolor era algo que solo ocurría en las historias de los demás, nunca imagino que sería la víctima de un sucesos traumatico qué le dejó una huella indeleble en su ser.
Fue otro día en este instituto como cualquiera otro, o almenos eso había creído al principio. Encerrada en una habitación oscuras, donde el aire se torno pesado y el silencio era abrumador, ocurrió algo que nunca pobra borra en su mente.
La confianza que había positado en alguien se convirtió en su peor error de su vida. Su risa, su seguridad, su esencia misma, fueron arrebatados de una manera tan brutal que dejó una cicatriz invisible pero imborrable.
Desde ese momento, lana dejó de ver el mundo con los mismos ojos. Donde antes había colores ahora solo se encontraba pesadillas qué no la dejan dormir por las noches. Donde antes había confianza, ahora había miedo. . .
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Los días pasaron como un torbellino de confusión y dolor. Lana pasaba horas encerrada en su habitación, abrazándose las piernas, con la mirada perdida y sollozando de intensos dolores hasta quedarse sin aliento.
Lo recordaba perfectamente, cada detalle en esa habitación que volvía a su mente sin aviso, como si un fantasma cruel se negaba a dejarla en paz.
Pasaron semanas en las que apenas lograba salir de la cama. La culpa y la vergüenza se mezclaban en su interior, aunque sabía que no debería sentirse así. Intentaba hablar, pero las palabras se atoraban en su garganta, como si un peso invisible la estrangulara cada vez que trataba de explicar lo sucedido.
Tenía miedo de que vuelva a pasar otra vez. . .
Tenía miedo de ser abusado por el. . .
"Edward" , la persona que había destruido todo en esa habitación. Cada vez que lo veía, sentía cómo el aire se volvía irrespirable. A veces, sus ojos la atravesaban como cuchillos, como si la retaran a decir algo, a contarle a alguien lo que había pasado. Pero Lana tenía miedo. Temía las consecuencias, temía que nadie le creyera, temía que pudiera pasarle algo peor.
Y entonces estaba "Abbie".
Su mejor amigo que tenía sentimientos profundos hacia el. Alguien en quien Lana siempre había confiado, alguien que había sido su refugio en los momentos difíciles. Pero tras ese sucesos, incluso Abbie se fue alejando poco a poco.
Lana no entendía por qué. Pensaba que él podía intuir su dolor, que notaría las señales, pero en su lugar de acercarse, él se fue con otra persona. Y no con cualquiera, sino con una de las chicas que siempre la habían acosado, una de las bullinys qué tanto lo había defendido. Teniendo una relación que nunca lo contó.
Cuando se enteró, Lana sintió cómo su corazón se rompía en mil pedazos. La única persona que amaba y a quien confiaba ya no estaba junto a ella. No sólo había perdido su felicidad, sino también a su mejor amigo. Ahora estaba completamente sola.
Lloro demasiado al enterarse de esa trizte noticia, sentía rabia y a la vez agonía. Perdió la única persona que tanto amaba y apreciaba en su vida pero ahora esta sola, olvidada, tirada como basura. . .
Lo único que quería era desaparecer. . .
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Las semanas se convirtieron en meses. Lana apenas salía de su habitación. A veces pasaban días enteros sin que comiera o se duchara. Sus padres trataban de ayudarla, pero Lana sólo les daba respuestas cortas, monótonas, como si fuera un robot. Nadie entendía el abismo en el que se encontraba.
Hasta que una noche, algo en ella se rompió por completo.
Lana se sentó en su cama, soltando siempre las misma lágrimas de dolor, rodeado por la oscuridad que se había vuelto su única compañía.
Ya no quería sentir más el dolor. . .
Tomó un trozo de papel y comenzó a escribir. Las palabras salían de ella con una claridad que no había sentido en meses. Era una carta para Abbie. Una despedida, aunque lo haya perdido quería darle las gracias antes de dejar este mundo.
En la carta le explicó cómo se sentía, cómo había querido contarle tantas cosas pero no pudo. Le dijo que lo amaba, aunque sabía que él nunca la había amado de la misma manera. Le pidió que no la olvidara, pero que tampoco la recordara con tristeza.
Y cuando terminó, dobló el papel con cuidado y lo dejó sobre su escritorio, junto a un pequeño títere que era abbie, que tenía planeado para darle en su cumpleaños pero ese momento nunca llegará.
Se quito su dos títeres en la manos, dejándolo en el piso mientras se dirigió en el armario. Sacó una cuerda que había encontrado días antes en el cobertizo de su padre.
Sus manos temblaban, pero su mente estaba decidida. . .
Se subió a una silla y ató la cuerda con precisión al ventilador del techo.
Dio un último suspiro. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas cayeran una última vez.
Agarro la cuerda y. . .
De repente, un sonido interrumpió el silencio.
—¿Lana...? —Era la voz del conserje, su tío. Tocó la puerta suavemente, pero no hubo respuesta.
El hombre abrió la puerta lentamente mientras seguía hablando:
—Hey, pequeña. Estoy preocupado por ti. Quería saber si.-
Solo se escucho en la habitación, el grito desgarrador qué resonó en toda la casa, mientras el reloj marcaban la 5 punto.
[fin]
Feliz halloween 🎃
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