Suave tu boca
Con tintes de azar
Como rojo encendido
de placer un caudal.

Apriétame entre tus labios
recórreme como un río
hacia adentro
en mi reino de estalactitas, baldío.

Déjame saborear tus palabras
en forma de carne
déjame engullir tu lenguaje
tus cantos, tus notas, tus ideas verbales.

Oh, piel de azúcar
Seda de los Olimpos
podría deslizarme sobre ella
Y morir incrustado en tu cinto.

Así que cruza el Peloponeso
como un guerrero de Esparta
que queda poca arena
Y Cronos y el tiempo sobre formas viles
se decantan.