Me desperté a las 8 am y bajé a desayunar. Mi madre me esperaba con tortitas recién hechas.

-Buenos días Alexia, he encontrado esto en la puerta. - Dijo tendiéndome un papel doblado en el que ponía mi nombre.- No lo he leido tranquila. ¿No llevamos ni un día aquí y ya has hecho amigos?

-Algo así mamá.- Respondí intentando no darle importancia.

Abrí el papel y leí: "Buenos días Alexia, supongo que querrás recuperar tu cazadora. 9:30 am en Beer, es un bar de tu calle no te será difícil encontrarlo".

Salí de casa , di un vistazo a los comercios y bares de la calle y prontó lo encontré. Me encaminé decidida hacia allí, abrí la puerta y ahí estaba sentado en una mesa, con actitud desenfadada. Me acerqué y me senté frente a él.

¿Quieres algo? - Le pregunté sin obtener respuesta. - Un café con leche. - Dije sécamente a la camarera.

Se levantó dejando ver mi cazadora en el respaldo de su silla. Dejó caer despreocupadamente una moneda en la mesa, se desató un pañuelo rojo que llevaba en la muñeca y lo dejó junto a la moneda.

-Gracias.- Dijo dándose la vuelta para salir del café.

Su voz resonó en mi cabeza. Prácticamente ese chico me había pagado el café y se había ido.
Dándole vueltas a todo esto caminé hasta el instituto, mi primer día y llegaba dos horas tarde, ¿cómo no?

Llegué a casa cansada después de todo un día agotador y de la misteriosa charla con el chico sin nombre. Abrí el buzón y me encontré otro papel igualmente doblado. Subí a mi habitación y cuando estuvo cerrada la puerta leí : "¿Café a las 20:00?".
No había firma pero estaba más que claro de quién era.

Cogí mi cazadora y las llaves y bajé hacia la entrada.

-¿Dónde vas?

- Quiero conocer el vecindario, voy a dar una vuelta.

-Es tarde Alex.

-Volveré pronto mamá, no te preocupes.

Entré y me senté en la misma mesa que habíamos ocupado esta mañana, él apareció a los pocos minutos.