8. La Híbrida y el Alfa
Relato por Laura:
Recordaba muy poco de mi "atacante", básicamente sus ojos como el hielo, su aroma sutil y embriagador, su sangre dulce y adictiva que probé mientras él me acarició la entrepierna y sus labios quemaban mi cordura. También rememoraba las extrañas sensaciones de frenesí por el encuentro con un ser que despertó en mi una insaciable sed y la culpabilidad al fallar ante mi manada, en especial a Björn.
Mi querido lector, sabía que no debía desobedecer las órdenes y leyes de mi Manada, pero por la Diosa, el innombrable me volvió completamente loca por él con sólo besarnos.
⋘¿O tal vez fueron más que besos y lo que en mi mente se reproducía realmente fue lo hicimos sin pudores?
Mientras intentaba concentrarme en tomar los brebajes que Kim me había dejado en mi frente sobre mi mesa de luz, observaba las olas del mar en calma afuera a través de un enorme ventanal. Y me reproché por faltar a la confianza de Björn.
Pareciera que ese día tendría un deslumbrante sol que prometía calentar cada grano de arena brillosos de su playa. Una playa enorme, que invitaba a correr o simplemente dejar que las olas me llevaran mar adentro. Aquel vampiro se parecía a este mar, que me invitaba a perderme en él.
Ya no estábamos en los Hoteles de los vampiros, sino que seguramente Björn se aseguró de mantenerme lejos de los problemas que ocasione ayer por ser tan imprudente.
⋘ Por la Diosa Luna, ¿en qué estaba pensando cuando perseguí a aquel vampiro?
¿Por qué fue tan difícil resistir?
Aunque no recordé cuando quise hacerlo. De hecho, esa idea jamás cruzó por mi mente mientras saboreaba su dulce sangre.
Según Kim pasé toda la noche llamando al que no debía nombrar y realizando gemidos, como si en mi cuerpo aún él estuviera en control. Aunque sea incorrecto admitirlo, mi cuerpo deseaba tanto que el nos sometiera a su voluntad y condenación. Sentir otra vez sus manos aferrándose a mis muslos. Sus ojos azules otra vez indicándome que me deseaban tanto como yo a él.
⋘ Laura, ya deja de delirios. O tendrás que pasar los próximos días encerrada en una jaula con barras de plata.
Era definitivamente una vinculación tan peligrosa, tan fuerte, que no estaba siendo capaz de poner un freno o quizás no lo quería. Sentía por primera vez, desde que descubrí ser híbrida que mi sed o "bestia" como llamaba Adam, se calló al estar junto aquel que ni debo recordar. Y al estar tan lejos, quiere imperiosamente buscarlo.
Ya Adam, sentado en una butaca lejos de los ventanales, estaba tratando de investigar con sus contactos qué tipo de control realizó sobre mi aquel vampiro del Club nocturno. Luego trató de explicarme cómo funcionaba los Clanes, y de alguna manera hacerme entender que los Vampiros tenían distintas formas de hacer víctimas y usar sus artimañas. Se podría decir que tenían habilidades únicas y éstas eran características o emblemáticas de sus respectivos Clanes.
En especial los que ostentaba títulos de nobleza, cuya estirpe o línea de sangre estaba ligada a los primeros demonios de su raza que cayeron condenados en nuestro mundo.
Veras, estimado lector, cuentan las leyendas que los Vampiros se alimentan de sangre de sus víctimas, pero en realidad hay otros que absorben su energía vital volviendo a su presa indefensa y totalmente sumisa a sus caprichos. Sin mordidas, ni cadenas, sino que estableciendo una dependencia a través de sus habilidades o disciplinas.
Luego están los que les encantan jugar con los sueños de sus víctimas hasta que éstas casi enloquecen o pierdan totalmente la cordura e imploran por convertirse en vampiros.
Pero también sabía que ocultaba alguna información más, porque todas sus explicaciones no eran suficientes para descifrar porque el innombrable no salía de mi mente. Además Adam evitaba cualquier pregunta cuando se colocó sus lentes y guardó sus manos en los bolsillos. Eso significaba que debía callarme y solamente oír.
— Escucha cachorra, estoy tratando de educar tu mente. Y cada vez que abres tu boca escucho más idioteces de lobos.— dijo mientras sacaba sus manos de los bolsillos y ahora cruzaba sus brazos mientras caminaba hacia mi.
— ¿Por qué no puedo preguntar? ¿Qué tal si está "educación" es más un ida y vuelta?— contesté.
— Porque no estás en condiciones de hacerlo y tu eres un peligro hasta para ti misma.—
Adam argumentaba que aún no estaba preparada para comprender pues era difícil hacerlo siendo un licántropo. Debía aprender más sobre mi naturaleza vampírica antes de adentrarme a algunas tradiciones de esa maldita raza. ¿Qué era tan secreto?
Por su parte Kim trató de ayudarme con sus brebajes para debilitar el vínculo con mi "atacante", aunque también se divirtió mientras le conté algunas de las alucinaciones más picantes y pervertidas que "sufrí" en la noche.
Ella era especialista en ese tipo de mezclas ya que los consumía para evitar que su pareja la lastimara por el vínculo que todavía tenían, aún después que el desgraciado la rechazó porque era mitad bruja.
Si, Kim Jun, la bruja híbrida, también no había tenido fortuna en los designios de la Diosa Luna. Su compañero resultaba ser un vampiro, pero que nunca la dejó aproximarse. Y la lastimaba traicionándola con otras personas. El vínculo de las brujas era muy sensible a este tipo de traición, ya que podría realmente enfermarse si no lograba librarse de él.
Él era uno de los dueños de esos clubes nocturnos, era terrateniente o simplemente un sirviente devoto de algún Clan. Nunca lo había visto en persona, pero sabía que el sí la conocía y su vinculación. Pues siempre dejó claro que la quería lejos de sus dominios y de sus asuntos.
Ella intentó acercarse a él, pero el muy maldito condenado la evitaba a toda costa, hasta que mi amiga perdió toda esperanza de recuperar su compañero de vida.
Y así luego se unió a la patrulla de Björn, buscando una forma de desvinculación o salvación por parte de la Diosa Luna de ese vampiro detestable. Adam escuchó atentamente su relato, mientras hizo un par de llamadas a sus contactos o a su Clan a una distancia prudente.
Por el brillo rojo de sus ojos y el rechinar de sus colmillos también estaba consumiendose en furia cuando la Bruja relató como dolían ĺas traiciones de aquel inmundo vampiro.
Hay varias leyendas que dicen que éstos tienen una debilidad por las brujas hermosas y poderosas, pero en realidad ese idiota no pretendía asumir su vinculación, sólo pretendía mantener su reputación entre su comunidad.
⋘¿Te parece conocida esta historia, audaz lector? ¿ya sabes de que hablo?
La solución era que ella aceptara su rechazo, pero para eso necesitaba que aquel muy imbécil estuviera presente. Así lo decían las tradiciones de las manadas de lobos.
Cosa que evitaba adrede, sólo para mortificarla... Para humillarla, ya que la consideraba una aberración o una burla del destino.
⋘ Por lo cual empecé a desear que alguien lo matara. O tal vez yo misma lo hiciera con mucho gusto...
Los días fueron pasando y Adam me enseñó trucos para evitar caer en las garras de Lorenzo: control de mis pensamientos, evadir sus arrebatos a mi mente, evitar buscarlo, etc... El decía que era una Disciplina, que debía por obligación desarrollar para así usar como defensa.
Hasta que estuviera segura qué carajos me pasaba con aquel vampiro, debía seguir las instrucciones de Adam. De lo contrario no podía seguir ayudando a Björn y los chicos.
El jefe me había prohibido salir de aquí. Aunque no estaba del todo mal una cabaña al frente del mar, pasando las noches en una habitación con un ventanal enorme que me dejaba apreciar y oír las olas.
Sin embargo pasamos la semana de celos encerradas y vigiladas por Adam.
Pues los lobos que estaban en pareja disfrutaban de fortalecer su vínculo pasando tiempos juntos o simplemente dedicándose a extensas horas de sexo.
Ya los rechazados, o sea Kim y yo, nos dedicábamos a extensas maratones de películas románticas, chocolates , helados y bebidas alcohólicas. Acompañadas de cajas de pañuelos desechables.
Oficialmente el club de las rechazadas, nos decía Adam para burlarse. Aunque más de una vez nos prestaba su hombro para sollozar nuestras penas.
Nuestra única esperanza era que la Diosa Luna nos diera una segunda oportunidad para encontrar nuevos compañeros.
Pero el caso de Kim me inclinaba que yo tendría la solución ideal... Ese desgraciado sabría quién era su peor pesadilla, ni bien pudiera obtener un poco de autocontrol frente a mis propios impulsos.
La última noche de la semana de celos nos escapamos a la playa de la Mansión de los Lobos Negros, aprovechando que la mayoría del personal estaba en receso por los motivos anteriores, y alrededor de una hoguera improvisada bailamos, tomamos hasta caer y nos reímos de nuestras desgracias mirando la Luna.
Al final de la velada Adam tuvo que llevarnos hasta nuestras habitaciones, pero lo curioso es que al otro día él y Kim se comportaban de manera extraña. Él la seguía como una sombra y ella no lograba borrar de su cara su sonrisa.
⋘¿Me había perdido de algo? ¿Qué les había picado a esos dos? ¿Dónde habían quedado sus voraces intentos de matarse uno al otro? ¿Y el odio mutuo?
En fin, el encuentro de la Alianza de Alfas se festejaría pronto. Era organizada por uno de ellos, se llamaba Aarón.
No lo vi en los días que había pasado allí, ya sea porque su Mansión era enorme y nosotros sólo estábamos encerradas, o porque estaba ocupado organizando las instalaciones para recibir a sus aliados y porque nadie hablaba sobre él.
Sus empleados eran verdaderas tumbas. Lo único que logramos sacar de algunos niños, hijos de sus empleados, era que no le gustaba salir de su oficina ni tenía muchos amigos. Tampoco tenía Luna, ya que ésta falleció cuando recién había logrado su transformación, cuando ambos eran adolescentes. Una tragedia en el mundo de los licántropos.
⋘¿Era yo divagando o las Lunas tenían una mortalidad muy alta dentro de la Alianza?
Todo muy melancólico, lo sé querido lector, pero los lobos somos así, es como una bendición y una maldición al mismo tiempo: ser tan dependiente de una sola persona, que tiene una gran influencia en tu cordura y salud. Y al mismo tiempo sientes que alcanzas el cielo cuando ambos se corresponden.
Pura patraña romántica. Pero nadie es perfecto, ¿o si? Mírame a mi, una maldita híbrida que jamás podré saber mi verdadero origen y que tiene serias dificultades adaptarse a los desafíos de su doble naturaleza.
─Es extraño que te interese tanto la vida amorosa de ese Alfa, Laura─ me decía mi loba, mientras husmeaba por el gimnasio de entrenamiento de aquella Mansión.
Alana se había vuelto una loba quisquillosa luego de abandonar toda esperanza de regresar con Rider, por lo cual decidí liberarla en un espacio controlado para correr y probar los distintos ejercicios de entrenamiento que tenían por allí.
─Tal vez sea porque me pasé una semana entera llorando por ser rechazada ya que no olvidas de una buena vez a Rider, tonta.─ le contesté a mi loba.
─Habla la que se escapó y encerró con un vampiro en medio de una misión de alta prioridad para la Manada. ¡Híbrida desobediente!─ contraatacó Alana y cerró el vínculo.
Pasada esa maldita semana de celos, Björn y los chicos al fin llegaron a la Mansión y se instalaron cerca de nosotros, en las habitaciones más cercanas a la playa.
Yo estaba feliz de verlos nuevamente y debía pedir disculpas por mi problema de control con aquel que no podía nombrar. Pues casi eché a perder su minucioso plan de recoger información.
Sin embargo, habían nuevas informaciones: los vampiros estaban sospechando que las irrupciones eran provocadas por un tal Giacomo. Algo así como un cazador de infame reputación por su desalmada forma de perseguir a sus víctimas.
Al oír ese nombre Adam saltó de la silla y su cara mostraba un ceño de enojo. Sabía muy bien quién era y de qué era capaz.
También sabían que "aquel que no puedo nombrar" trabajaba junto a ese vampiro, eran ambos príncipes, es decir de la realeza pero de diferentes Clanes. Estos formaban parte de un grupo selecto de Cazadores que debían mantener las tradiciones y hacer respetar las normas de su raza contra todos aquellos demonios que pudieran ser una amenaza en este condenado mundo.
Si, querido lector, mi vampiro del Club nocturno pertenecía a la realeza. Eso explicaba porque tenía habilidades que la mayoría de los otros de su raza no poseían. Siendo una de ellas bloquear mis conexiones mentales y hacerme alucinar en las noches con él en mi cama.
Es decir que aquella noche Giacomo no estaba lejos de nosotros. ¿Estaría observándonos? ¿Sabía que lo estábamos buscando? ¿Mi encuentro con Lorenzo sería una trampa?
Maldición, lo nombré y un escalofrío recorrió mi piel desde la punta de mis dedos hasta mis labios. Erizándome, alterándome, deseando sus labios prohibidos.
Por la Diosa, ¿qué me estaba sucediendo?
La otra noticia era que mientras los Alfas y Betas se reunían y compartían información en una gran e importante reunión dentro de la Mansión, nosotros podíamos participar de competencias entre manadas.
Una forma de diversión y de ver cuál Manada tenía a los mejores guerreros, todo ocurría lejos de esa solemne junta de Alfas , en los enormes gimnasio de entrenamiento de los Lobos Negros, muy cercanas a las villas de dicha manada.
Esta manada tenía diferentes villas: unas cercanas al mar, otra en el medio de su enorme bosque y otras cercanas a sus límites. La Manada de los Lobos Negros era definitivamente enorme.
Las primeras competencias eran de saltos, carreras entre lobos, habilidades con armas y por último las que estaba esperando: luchas.
Jamal por supuesto se desempeñó fabulosamente en las habilidades con armas, y Björn estaba orgulloso de su primo.
El día de las luchas Kim y yo fuimos a nuestras disputas, en tanto en las gradas estaban los chicos y un aburridísimo Adam con ceño fruncido escondido detrás de unos elegantes lentes negros.
Por alguna razón que todos desconocíamos e ignorábamos no estaba de acuerdo en que Kim participara, pero sus argumentos no fueron los suficiente para convencerla.
Ella simplemente ignoró sus "advertencias", dio una media vuelta sacudiendo su cabello liso y negro, yéndose hacia los cuadriláteros.
La Bruja compitió, se destacó por su agilidad y ganó todas las llaves que le correspondían, por lo cual pasó a la final.
Yo debía ganar esta última lucha contra una pelirroja para clasificarme. Los primeros rounds fueron parejos y no podíamos transformarnos.
La pelirroja tenía buenos ataques pero yo lograba esquivarlos y más de una vez la golpeé muy duro. Más de una vez noté que casi perdió su equilibrio, pero se mantuvo firme en su voluntad de hacerme frente.
La tenía exhausta, ya no le quedaban fuerzas. Pero llevó a la disputa hasta la última campanada. Era una férrea contrincante.
El último round podíamos utilizar a nuestras lobas, la de ella era una loba roja.
Si, esta chica era de mi antigua Manada, de los Red Wolf. Para mi suerte, ella no tenía idea con quién estaba enfrentándose, ya que el único que conocía a Alana en aquella horrible jauría era Zahid. Y como solamente podía trabajar en la Mansión de Cameron, el resto de la manda casi no logró verme en aquellos oscuros años de Omega.
Era muy ágil y se defendía muy bien de mis ataques. Debía encontrar su punto débil, hasta que percibí que cuando atacaba dejaba descubierto su lado izquierdo.
La derribé en el último minuto y ella se rindió.
Kim vino saltando hacia mi y gritábamos las dos. Pero esto se esfumó cuando nos percatamos que en la final lucharíamos una contra la otra.
Fue así que percibí un olor que me paralizó:
─Pareja, nuestra pareja─ aulló mi loba en mi interior. Pero no era el olor de Zahid, ya que nuestro vínculo se rompió. Ambos nos rechazamos, y no habría forma de hacerme volver con él y dejar la patrulla de Björn.
Era un olor nuevo que me alteraba. ¿Otra vez Diosa Luna? ¿Justo ahora? ¿Acaso nunca tendría paz? ¿Estaba maldecida o qué?
─Laura, el quiere saber si estamos dispuestas a encontrarlos ahora, ¿Vamos, Laura? Me muero de curiosidad por saber qué tan lindo es. La Diosa nos ha bendecido y debemos seguir su designio. ¿Vamos?─ me preguntaba mi entusiasmadísima loba, hasta daba brincos en mi consciente.
─Ni lo sueñes, tenemos la final en media hora. ¿Acaso no sabe esperar? ¿Tú no sabes controlarte?─ Le refuté a mi loba.
Estaba irritada por la fortuna que me tocaba en los temas románticos. Le hice una señal a Kim y por el vínculo mental le comenté que ocurría. Pero ella no contuvo sus gritos y más saltos a mi alrededor, dejando a Adam y Björn curiosos desde las gradas.
─Laura, nos pide perdón por molestarnos mientras estamos concentrándonos. Es tan dulce, me encanta su forma de hablar. Seguramente debe ser un lobo tan bonito.─ repetía mi loba ya embobada con su pareja destinada.
Esta bien, admito aquí se ganó unos puntos a favor por respetar mis espacios. Pero seguía intentando concentrarme y estirar junto a Kim, mientras Alana ronroneaba distraída conversando con su Lobo por la conexión mental.
─Dile que si no gano por su culpa, lo rechazaré ni bien lo vea.─ repliqué ahora furiosa.
─Oh, chica, tienes problemas de ira. Espero que Kim te dé una buena paliza.─ contestó mi loba y cerró link.
Kim me aconsejaba a ir por él, pero no le iba a dar la ventaja de distraerme con eso. Es una brujita muy astuta, pero no permitiría ganar en el cuadrilátero con sus artimañas.
Antes de sonar la campana de inicio Kim soltó un beso hacia las gradas y yo no entendía que le ocurría de esta vez.
La final ocurrió nuevamente muy pareja, Kim y yo al entrenar juntas ya sabíamos los puntos fuertes de cada una y cómo aprovechar las debilidades.
Ella era ágil y rápida, pero no tenía tanta fuerza como mis golpes y defensas sólidas.
Todo estaba en quién se equivocaba primero. Hasta que ocurrió, Kim intentó saltar sobre mi loba, pero en los contraataques siempre Alana llevaba la mejor. Finalmente la inmovilizamos en el suelo del ring y gané.
Adam saltó de las gradas y corrió a abrazar a su bruja que murmuraba maldiciones en el ring mientras volvía a su estado inicial.
Ya sabía que algo pasaba entre los dos, mi intuición no fallaba. Además él mismo confirmó que la debilidad de los vampiros siempre fueron las brujas hermosas y más de una vez narró leyendas de parejas infames y famosas de dichas razas.
Luego se aproximaron Björn y Jamal a saludarnos. Estaban muy satisfechos de ver a nuestra manada destacarse en las luchas. Pero nuestro jefe necesitaba explicaciones del porqué de mi distracción antes de la lucha con Kim.
Y Daniel desde lejos seguía aplaudiendo y cobrando las apuestas. Divirtiéndose con todo el crédito ganado por nuestro combate.
Al regresar a mi habitación, luego de ducharme y cambiarme para las celebraciones en la playa encontré una carta en mi cama y una rosa roja como la sangre.
¿A quién se le ocurre ser cursi a la altura de estos momentos?
Cuando terminé de leer:
"Nos encontramos en el muelle a la medianoche. Firma tu alma gemela".
Mi loba aulló de alegría dentro de mi. La sentía ir de un lado a otro y ronronear. Está bien, otro punto a su favor. Los detalles siempre eran bienvenidos.
Además que reconozco que sentir a mi animal interno con una nueva energía positiva, por más ilusa y tonta que fuera, siempre era un alivio anímico durante la jornada. Aunque creía que todo eso podría resultar en otra desilusión.
─Laura, te dije que él era muy tierno─ suspiraba Alana en mi mente.
─Otra vez no, Diosa Luna. Cálmate, loba tonta. O te romperán el corazón otra vez. ¿Acaso se te olvidó que casi nos matan la última vez que nos encontramos con nuestra pareja destinada?─ le respondí y cerré link para terminar mi maquillaje y salir a festejar con mi Manada.
Cuando la medianoche estaba aproximándose, Kim y Adam me sugirieron acompañarme hasta que el tan esperado y secreto lobo diera su cara.
Estábamos sentados en los bancos de madera del muelle, mirando la lejanía de la Luna y como su reflejo en el mar era el paisaje perfecto de toda historia cliché.
Mis acompañantes estaban acaramelados, de una forma tan empalagosa.
⋘¿Cómo es posible que Kim tenga su nueva pareja destinada si no logró aceptar el rechazo del primero?
⋘¿Habría pasado algo con el Vampiro idiota? ¿o tal vez la Diosa Luna atendió mis plegarias y dio fin a aquella escoria?
⋘¡¿Qué buena suerte de repente teníamos las dos?!
Pasó casi una hora y el tan ansiado lobo no asomó su hocico. Alana me reprochó en mis adentros que tal vez él estaba huyendo por la forma en que lo evadimos en la última ronda de lucha.
Por mi parte, le respondía que debía aprender a controlar su ansiedad por volver a tener pareja y concentrarse en lo que realmente importaba. Estar tranquilas en las filas de la patrulla de los Lobos Grises.
Le dije a Kim y Adam que me iría a mi habitación y los dejaría aprovechar la noche a solas.
Al final, eran el uno para el otro según la Diosa Luna. Estaba feliz por los dos.
Me fui caminando con mis zapatos en la mano, por la orilla de las olas, que venían a mojarme los pies.
No te mentiré, mi querido lector, que una ráfaga de pensamiento elogio en que rico besaba aquel vampiro en el Club nocturno, añorando repetir ese subversivo encuentro. Pero rápidamente borré esa tentación de mi mente.
No obstante tampoco me sorprendía nada mi mala fortuna. Era obvio que el amor no es para mi, mi naturaleza híbrida era un problema que de por sí era una excusa perfecta para rechazarme. ¿Qué lobo podría aceptar mi lado vampírico? ¿Qué podía ofrecer a un vampiro con mi loba sedienta por cazar venados e ilusa?
De repente mi loba interrumpe mis pensamientos y avisa:
─Está aquí. Espera.─ pedía para que diera media vuelta y lo enfrentara.
Pero mi querido lector, ya no tenía paciencia de ser quien debe comprender las circunstancias. Seguí, pero a pasos lentos. (Guiño, guiño)
─Si quiere que venga atrás... ─ le repetía a mi loba que hacía un gran esfuerzo por detener mi marcha a pasos decididos sobre la deslumbrante arena mojada por las olas del mar.
─Laura, espera.─ dijo una voz masculina ronca y agitada detrás de mi.
Nunca la había escuchado, luego llegó su aroma e hizo erizar mi piel. Había olvidado que ese síntoma de la vinculación me hacía perder la noción de qué diablos estaba haciendo o pretendía hacer.
Para hacer un poco más dramático, seguí caminando, al final ya casi llegaba a mi habitación.
Sin embargo sentí que el se detuvo...
─¿Vienes a dormir si o no?─ pregunté sin darme la vuelta.
Por lo que él me abrazó y al fin lo vi con la ayuda de los faroles que estaban al comienzo del camino hacia mi dormitorio.
Ojos marrones con destellos verdes, tenía la sensación de ya haberlos vistos en algún lugar. Cabello negro como la noche más larga del año, con una piel bronceada y una sonrisa hermosa.
Cerré mis ojos y volví a llenarme de su aroma entre sus brazos fuertes. Si, el tomó la iniciativa de saludarnos con un corto pero sentido abrazo.
Podría pasar toda la noche describiendo como cada centímetro de mi cuerpo enloquecía con su aroma... Pero debía mantenerme en la cordura de no dejarme llevar por los impulsos de mi animal salvaje, ya había aprendido de l9s errores del pasado.
─Sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo. Me parece que aquí hay algo injusto. ─aclaré sin alejarme de sus brazos.
─Me llamo Aarón, mi futura Luna.─ susurró en mi oído y me besó la mejilla de una forma muy cariñosa. ─¿Seguimos caminando por la playa? ¿Deseas ir hasta la Mansión? ¿O quieres ir a una habitación?─ y esperó mi respuesta con sus ojos brillando...
─La mía está más cerca─ le respondí con una sonrisa maliciosa, sin atender a lo que había dicho anteriormente, estaba perdida en sus ojos. Estaba determinada a recordar dónde vi sus hermosos ojos marrones con destellos verdes.
Poco me importó recordar su nombre si estaba esforzándome por mantener a raya a mi loba que deseaba salir a jugar con su Lobo.
Él se sonrojó un poco y despegó un poco su cuerpo del mío.
Uhmm, ¿un lobo tímido?. Festejé.
Luego pasó su brazo sobre mis hombros, me dio un beso en la frente y juntos entramos a mi dormitorio.
Querido lector, reconozco que hasta la mañana siguiente no había comprendido globalmente quién era, estaba embobada con su sonrisa y su voz seductora.
Uy, si su voz. Déjame decirte que su toque ronco y grave me hacia perder del hilo de la conversación. Por la Diosa, festejaba en mis adentros oír mi nombre.
Y antes que se te ocurran ideas equivocadas sólo dormimos después de pasar casi dos horas hablando. O al menos eso intenté.
Si, estaba cayendo nuevamente en las redes del vínculo de pareja. Cuando nos despertamos busqué algo cómodo para vestirme a desayunar, pero en mi equipaje había ropa como para ir a los antros y fiestas. Es decir, ropas muy justas, con escotes, vestidos elegantes y sugerentes.
Él sin embargo, había pedido para que uno de sus hombres de confianza le alcanzara una muda a mi cuarto. Una camiseta con el emblema de su Manada y unos jeans negros.
La vista de él vistiéndose era para babear, ¿para qué te miento? Ya me imaginaba a ese lobo en mi cama sin nada de ropa y gritando mi nombre...
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