6. La híbrida rescatada
Relato de Björn Greysson:
Con mi patrulla estábamos cazando a un par de venados cerca del cauce del río que baja de las montañas. La noche fue muy tranquila por este límite de la manada, por lo cual un poco de diversión al terminar la guardia no venía nada mal para mi equipo. Mis lobos estaban sedientos de adrenalina y sangre de venados.
Como futuro Alfa de la Manada de los Lobos Grises tenía que mantenerlos motivados y poner a practicar a los nuevos ingresados. No todos los amaneceres eran calmados como este en los ríos que bajan de las montañas Rojas, al norte de mi territorio. Esta área estaba justamente cerca de las ciudades de humanos, hacia donde los vampiros dominan y a veces causan problemas.
Acechábamos en silencio, cuando oímos que desde un salto del río cayó algo que hizo a los huidizos venados desaparecer de nuestra frente. Al acercarme para verificar lo qué era, corrí hasta la orilla, volví a mi estado inicial para luego zambullirme en el agua fría y traté de alcanzar al cuerpo aparentemente sin vida de una chica.
La saqué del agua con ayuda de dos de mis compañeros y vimos un importante corte en su cuello, varios golpes por su cuerpo y posiblemente tenía fracturada una pierna.
Seguramente ella trató de luchar contra la corriente, pero la furia del río la arrastró y golpeó sin piedad contra las rocas.
¿Pero el corte del cuello? ¿qué explicación habría para tal atrocidad?
¿Cómo es posible que una chica desaparecida en la noche no ha sido reportada a nuestra patrulla?
¿Quién haría esto? Uno de mis patrulleros al constatar que aún tenía signos vitales gritó:
─ ¡Sigue viva, Björn! Pero no por mucho tiempo. No es humana, pero... ¿qué es realmente? ¿Podría ser una loba? ¿O algo peor?─ dijo sorprendido y esperando mis órdenes. Todos murmuraron lo macabro de la situación. En aquella fría y misteriosa mañana invernal, la escena se tornó un enigma inquietante. Una chica joven, vulnerable ante una herida de gravedad desconcertante, desafió las leyes del destino y las aguas furiosas de un río montañoso con una valentía inesperada. Los suspiros angustiados del viento se entrelazaban con la pregunta sin respuesta: ¿cómo hizo para resistir tal adversidad en medio de un invierno que apenas se estaba marchando?
La incertidumbre envolvía cada palabra susurrada entre los lobos de mi patrulla , y el aire estaba cargado de un suspenso cautivador. Los latidos de mi corazón se aceleraron, al preguntarme: ¿Cuál sería el destino de esta joven enigmática, cuyos ojos eran tan bellos como los rayos de una luna llena?
─ No sabemos qué sucedió. ¿Si es una rebelde o una de esos vampiros viciosos tratando de infiltrarse a nuestra manada? Debemos proteger a los nuestros, Björn.─ dijo dudando mi futuro beta y mejor amigo Daniel.
Siempre consideré sus consejos y éstos tenían un gran peso en mis decisiones. Pero esa chica perdida necesitaba de mi auxilio. El instinto de proteger a los que mas necesitan habló más alto y sentenció que no debía dejarla allí. No era digno de un licántropo abandonar a un ser tan indefenso a morir solo en el bosque o en el pantano donde fuimos condenados.
Ese amanecer significaba que esa chica merecía una oportunidad para salir de las sombras que la condenaban a una muerte segura.
La miré una vez más, inquieto, y ordené llevarla al hospital de campaña. Vigilaríamos sus intenciones. En mi patrulla fronteriza, jamás se abandona al necesitado. La sombra de lo desconocido nos acechaba, pero los lobos grises honrábamos nuestro pacto con la Diosa Luna de proteger la vida en nuestro bosque.
En seguida indiqué a mi Beta que tal vez tendríamos que avisar a nuestras otras patrullas para que investigarán sobre un posible intento de homicidio río arriba; en especial en las Manadas de las montañas.
Y por supuesto avisar al Alfa de la Alianza, mi mejor amigo y primo, que comenzaban a suceder cosas sin explicación en nuestros territorios. Aarón debía estar informado inmediatamente.
En fin, presentía que tendríamos muchas interrogantes de aquí en adelante. Y para comenzar con las incógnitas: ¿quién era esa chica?
Relato por Laura:
Desperté con un aroma exquisito... Estaba sedienta y necesitaba esa sangre. El ansia por beber era más fuerte que inhalar el denso aire que apenas entraba a mis pulmones.
¡Sangre!
Abrí mis ojos e intenté saltar hacia la fuente de ese aroma. Pero alguien me mantuvo sujetada a la cama con sus manos. No podía fijar bien la visión, veía todo borroso y mis fuerzas fueron perdiéndose de a poco.
─Sujétala firme. ¡Está en shock! Sus heridas aún necesitan de muchos cuidados y su cuerpo necesita reponer mucha energía. No la lastimes, sólo sujétala.─ dijo la voz de una chica acercándose a mí y luego sentí cómo me ayudaban a beber esa deliciosa sangre. Un delicioso líquido que calmaba mis dolores, que brotaron sin piedad haciéndome gritar.
─ ¡Ves! ¡Es una híbrida!, les dije, ¿verdad? ─festejó la chica; luego sentí que su calor se alejaba y el otro que me sujetaba en la cama tenía ojos verdes con matices marrones, recordándome el hermoso bosque y sonreía.
Quise balbucear un agradecimiento por su ayuda, con las últimas fuerzas que me restaban. Pero me desvanecí una vez más.
Caí miles de veces desde aquella roca fría y me hundí en las oscuras aguas del río furioso, noche tras noche. Noches en las cuales la Diosa jamás apareció para alumbrar con sus rayos finos o a socorrerme, sino que oía las voces de aquellos demonios que me asesinaron.
En mis pesadillas revivía lo ocurrido en el estrado de la cascada una y otra vez. Y todas las veces Zahid solamente me dejaba caer sin reaccionar, por más que suplicara que no soltara mi mano y así perderme entre la corriente violenta y fría como las sombras de la Medianoche.
Pero en un amanecer volví a sentir la presencia de alguien y percibí su calor cercano a mí, en la misma habitación. Por su olor supuse que era la chica que me dio de beber sangre.
─Puedes abrir los ojos, ya no están aquí vigilándote. No eres una prisionera, sólo queremos que mejores pronto. ─ me habló amablemente con una voz suave y alegre.
Y agregó:
─Me llamo Kim Jun, soy la curandera/enfermera/psicóloga oficial de esta patrulla fronteriza de la Manada de Lobos Grises. Te encontró nuestro líder hace 1 mes en el Río que baja de la Montaña, al norte de aquí. Estamos en los pantanos de los grandes lagos de los Lobos grises. ─y sentí como se sentó a los pies de la cama donde estaba acostada.
Abrí mis ojos, que con dificultad se acostumbraron a los tímidos rayos del Sol que nacía detrás de la ventana de madera de aquella choza. Mis manos trataron de buscar alejarnos de aquella luz, pero nada más fueron intentos vanos, ya que aún estaban torpes y sin precisión. Sólo logré retroceder en la cama a un rincón, protegiéndome de todos los demonios que me persiguieron en mis pesadillas.
Observé desde aquel rincón que ella era una chica con rasgos orientales, cabello corto y liso. Ojos negros y una sonrisa brillante. Sus mejillas tenían algunas pecas, que le daban un aire juvenil. Era muy hermosa, como todos los licántropos, pero también intensa y agobiante con sus preguntas mientras revisaba los curativos de mis brazos y mi pierna.
─ ¿Un mes? ¿Dormí un mes? ¿Y sigo con vida? ¿cómo es posible...? ─pregunté mientras me senté en la cama. Sentí que me dolía el cuello y cuando llevé la mano para palpar lo qué me ardía, Kim me detuvo con cuidado.
─ Yo no haría eso aún. Ese corte está cerrándose, al fin. Créeme que todos estamos sorprendidos y a la vez aliviados de saber que las fuerzas sagradas del bosque te dieron la oportunidad de despertar de las sombras, una vez más. ─ y me puso una linterna en los ojos con una luz que quemaba mis retinas.
─ ¿Qué estás haciendo? Eso duele, por la Diosa Luna. ¡Ya no más, por favor! ─ tapé mis ojos con las manos e hice una mueca de dolor. Esa maldita luz me hacía doler cada parte de mi cabeza, haciéndome retorcerme de dolor nuevamente en el rincón al cual me recluí, abrazándome las rodillas.
─ Discúlpame, por eso. Definitivamente eres una chica híbrida. Me encantaría saber tu nombre. ¿Lo recuerdas? ─ volvió a hablarme con dulzura.
─Me llamo Laura. ¿Me van a llevar a una celda? ¿seré una esclava o una prisionera? ─ pregunté agarrándome la cabeza, venían ferozmente a mi mente recuerdos dolorosos de la última noche que consideraba estar viva.
Luego sentí una presión en el pecho y solté un sollozo. Sentí como un puñal a mi alma el peor recuerdo de mi vida hasta ese momento.
Rememoré a mi padrino caer muerto al río, las lágrimas me invadieron. Kim se acercó y me abrazó, masajeó mi espalda y trató de consolarme. Era difícil poner con palabras que ya no tendría los brazos de Adriano para ese fin.
Estaba sola, rota y asustada. Y por alguna razón que no sé explicar, la muestra de empatía de esa bruja, me hizo bien. Fue el segundo ser en este condenado mundo que demostró compasión y respeto hacia mí. Ella se quedó a acompañar cada lágrima en honor al recuerdo de mi padrino Adriano.
Cuando me calmé me avisó que vendría a interrogarme uno de los líderes de esta manada. Fue él quién me encontró en el río y me dio abrigo hasta saber quién era y qué me había sucedido.
Kim me explicó que era también híbrida, licántropa y bruja, o algo así. Venía de una familia que era perseguida y la Manada de los Lobos Grises le dio protección a cambio de sus conocimientos sobre curaciones y otros hechizos útiles para los lobos.
Ese tipo de alianzas entre lobos y brujas eran algo comunes, ya que ambas razas sobrenaturales se beneficiaban de los dones del otro. Pero era extraño que permitieran la unión de éstos o como se decía en la Manada del Alfa Cameron, "corrupción de nuestra sangre". Ella parecía feliz al relatar cómo llegó a la patrulla fronteriza y su función allí la describía como importante para su líder.
─ No te preocupes, Björn es un líder muy justo y considera todas las circunstancias para ayudar. Sólo tienes que ser sincera y contarle todo lo que sabes de lo que te ocurrió, Laura. Seguramente él es quien puede señalar quienes te hicieron eso y obtener Justicia dentro de la Alianza de Lobos. ─ afirmó con sus ojos brillando en un tono violeta, propio de las brujas.
¡¿Justicia?! ¿quién se importaría en oír mi historia dentro de la Alianza? ¿justicia a una híbrida? ¿Quién se enfrentaría al Alfa Cameron de los Lobos Rojos y a su hijo Zahid por una moribunda Omega?
─ No quiero encontrar a quién me trató de matar. Quiero estar lo más lejos posible de esas Bestias. No debo volver a esa manada, nunca más. ─ y comencé a llorar nuevamente. Kim volvió a abrazarme y consolarme.
Sé que no debía mostrar debilidad ante alguien extraño, pero Kim y sus ojos negros con destellos violetas enseñaban que podría tener una oportunidad de un lugar seguro luego de lo que pasó. ¿Estaba siendo tonta en confiar así? ¿era un engaño para saber si era una amenaza a su patrulla?
RELATO POR ZAHID RED WOLF:
Las últimas cuatro lunas que pasaron mis patrullas la buscaron incesantemente por todos los rincones y repechos del río de aguas furiosas que atravesaba nuestro territorio. Pero solamente encontraron el cuerpo de su padrino a cientos de metros de la cascada. Ordené enterarlo en las fosas ocultas dentro del bosque de los Lobos Rojos, para evitar dar explicaciones de su ejecución al resto de los integrantes de mi manada.
Primeramente, dudé en pedir auxilio a la Alianza de Lobos encabezada por el Alfa Aarón, ya que, al desterrar a mi padre de mi Manada, algunos de ellos aún no confiaban lo suficiente en mí. Era un maldito problema que muy pronto solucionaría con la ayuda y respaldo de algunos pactos que iba obteniendo con la ayuda del Clan Draghi, los vampiros que dominaban las ciudades cercanas.
Tampoco di muchos detalles a quién mi manada buscaba, sólo dije que era una recién transformada, de bajo rango pero que tenía una discreta relación con ella. Traté de convencerlos que todo ocurrió en un ataque de rebeldes vampiros y que ella cayó al río furioso luego de que un chupasangre le hirió con un puñal de plata.
Pero confieso que cada noche que pasaba, luna tras luna, despertaba de las pesadillas gritando por mi Laura, envuelto en sudor y lágrimas por no tenerla a mi lado.
Estaba enfermando día a día, ya que los licántropos luego del enlace de cuerpo son su compañera designada por la Diosa, preocupantemente no podíamos encontrar en otra mujer el calor y la sensación de bienestar que sentí con ella aquella noche. Era una desgracia semejante a una maldición.
La paz que sólo ella podía darme nunca volvió. Los demonios de mi cabeza gritaban día a día, noche tras noche, sin dejarme acostumbrarme al ritmo despiadado de dirigir una manada de licántropos.
Hasta sus miradas de desprecio y furia me parecían dignas de suplicar a la Diosa Luna para devolverlas.
El universo tenía formas misteriosas de castigarnos por nuestros demonios que nos encerraron en las sombras, me condenaba Rider por la conexión mental.
Miles de veces asistí las últimas imágenes que el circuito de seguridad guardó de ella en la Mansión. Era la única forma de apaciguar a mi lobo interior que forzada mis límites de la cordura de tomar el control y bajar hasta el mismísimo infierno para rescatar a su Luna. Él estaba seguro que ella seguía viva, yo ya no lo creía.
Las últimas cuatro lunas olía sus ropas que mandé traer a mi habitación, para aferrarme a la esperanza. A pesar de que todo indicaba que estaría muerta, y no quedaban más pistas ni rastros en el bosque.
Pero desde la Alianza no recibía más que pistas inconsistentes y excusas por la tardanza en que el Alfa de la Manada más fuerte aceptara mi solicitud de reunirme con él y así explicar mi situación. Solo el hijo exiliado de los Lobos Grises, un individuo que paseaba por los asquerosos pantanos, fue el único en dignarse a atender mis innumerables peticiones de ayuda.
Ese hijo no deseado de los Lobos Grises parecía empeñado en desempeñar el papel de entrometido en mis asuntos, entrecerrando los ojos y haciendo señalamientos perspicaces sobre Laura. Destacaba supuestas incoherencias y trataba de enredarme en sus absurdas artimañas detectivescas, como si su habilidad para juntar pistas fuera algo más que un intento patético por ganar mi atención.
Las últimas cuatro lunas antes del amanecer Rider y yo subíamos hasta la cascada, y solamente mirábamos a las aguas descender. Las mismas aguas que la llevaron aquella noche.
Hasta que finalmente comprendí que ese estado lamentable sólo hacía frenar mi desempeño como líder de la Manada de los Lobos Rojos. Recurrí a los brebajes y hechizos de las brujas, pero necesitaba algo definitivo.
Era necesario recurrir a la ayuda fuera de la Alianza para recuperar lo que era mío.
Soy Zahid Red Wolf, líder de los Lobos Rojos. No podía malgastar mi tiempo con una lobita que no debería volver jamás.
Relato por Björn Greysson:
Cuando llegué a la vivienda de la Bruja, toqué la puerta y entramos a conocer algo más de la chica híbrida. Kim, la bruja nos atendió con una sonrisa y nos señaló que la chica estaba sentada al lado de la ventana de la sala.
Estaba perdida en sus pensamientos, mientras miraba la Luna.
Estaban conmigo mi futuro Beta, Daniel y mi primo Jamal. Los tres estábamos impresionados que todavía seguía viva. Me acerqué lentamente y tomé asiento en una de las sillas frente a donde estaba sentada ella. Aquellos dos permanecieron de pie, mientras ayudaban a Kim ordenar, sacando sus pócimas y libros de los demás asientos de aquella choza de madera.
Pude apreciar que todavía el corte en su cuello estaba sanando, su piel tenía un brillo especial con la luz de la luna y casi ya no quedaban cicatrices de sus heridas. Su cabello negro rizado hasta la cintura relucía como la noche más estrellada del verano. Era dueña de lindos ojos grises y unos labios hermosos. Si bien por estar inconsciente perdió peso y masa muscular, se notaba que tenía un físico trabajado.
Kim interrumpió mis observaciones y se sentó al lado de ella. La sacó de sus pensamientos y nos presentó:
─ Laura, estos son quienes dirigen este campamento. Jamal y Daniel son los cazadores principales y Björn es el jefe. ─ dijo abrazando a la chica. Ella giró hacia nosotros, recogió su cabello en una coleta y me miró fijamente. Esperando mis preguntas, demostrando interés en que la conociéramos realmente.
─Tu nombre es Laura. Es un buen comienzo, ¿qué tienes para contarnos? ¿qué recuerdas? ─ Me incliné hacia adelante un poco para oírla atentamente.
─Me llamo Laura... Laura Monte D'Vitale, así creo. Fue lo último que mi padrino me dijo antes de que lo mataran en mi frente. ─ dijo ahogando algunas lágrimas.
Y siguió con su declaración:
─ La manada en la que crecí se llama Red Wolf, están justo en el pie de una montaña rodeados por un bosque que se llama de la misma forma. Mi padrino y yo éramos Omegas. Mi padrino murió por mi culpa, yo traté de hacer todo lo que me pidieron, pero nunca fue suficiente. Nunca fui suficiente. Sentía que no pertenecía a ellos. ─ luego se detuvo a frenar sus sollozos y Kim la abrazó, consolándola.
De inmediato Daniel preguntó algunos dados sobre su padrino y sobre su manada. Jamal siguió con sus preguntas sobre el lugar donde creció. Pero yo necesitaba saber qué sucedió para que trataran tan despiadadamente de matarla.
Kim y Laura estuvieron abrazadas la mayor parte del interrogatorio. Lo cierto es que aún se veía débil, pero estaba siendo sincera y cooperaba. Lo podía percibir y me convencía que no era una rebelde ni una de los vampiros descarriados que buscaban problemas, ¿querría nuestra ayuda? ¿qué tipo de manada trata así a sus integrantes?
Relato por Laura:
Björn no sacaba sus ojos observadores de mí. No sabía si estaba creyéndome. No lo conocía lo suficiente, pero estaba atento a lo que contaba. Al final hizo la pregunta que todos querían saber:
─ ¿Cuándo y qué ocurrió con tu padrino y contigo? ¿por qué los atacaron? ─ Luego llevó su dedo a sus labios y se sentó cruzando sus piernas en la silla. Los otros dos lobos que lo acompañaban descruzaron sus brazos y pararon sus orejas para oírme atentamente.
─El día de mi transformación, en la mañana descubrí que Zahid era mi pareja destinada por la Diosa Luna. Él es hijo del Alfa y me rechazó. Pero al otro día estuvimos juntos, tratando de resolver nuestra situación. Al menos de mi parte quería creer que podía funcionar. Su padre no estaba de acuerdo. Y la última noche que estaba en su manada me obligó a rechazarlo, amenazó con matar a mi padrino. Lo hice, juro que hice como me pidió. Pero lo mató. Luego vino por mí y obligó a Zahid a rechazarme una vez más...─ fui interrumpida por Kim.
─ Él te rechazó primero, por lo cual tú sólo aceptaste su rechazo. No era necesario que Zahid volviera a decirlo. Ese Alfa sólo quería ponerlos en ridículo frente al resto de la Manada como un desgraciado sabueso del demonio.─ dijo sosteniendo mi mano. Creo que Kim entendía cómo se sentía ser rechazada.
Björn esperaba que continuara mi relato y con un gesto me pidió para que terminara. Traté de ser muy concisa en las informaciones. Ninguno de los presentes realizó algún gesto o reaccionó de forma hostil.
Simplemente me estaban oyendo y hasta entendían mi situación. Ellos se miraron entre sí. Aunque Daniel era el más desconfiado. Y trató de saber algo más sobre mi familia y mi manada anterior. Creo que no estaba fiándose de mi por saber muy poco sobre ese tema.
Hasta que Björn lo interrumpió y me preguntó:
─¿Laura, quieres volver junto a Zahid? ¿con tu manada? ¿a tu puesto por designio de la Diosa Luna como Luna? ─ lo dijo en un tono suave y frotando sus manos.
─No, no quiero volver. Ya me dejaron muy claro que allí no hay lugar para mi─ y señalé mi corte en el cuello. Bajé mi mirada al suelo tratando de frenar las ganas de salir corriendo y encerrarme nuevamente en el cuarto que gentilmente Kim me había cedido en su choza.
─ ¿Tenes algún lugar para ir? ¿amigos? ¿alguien de confianza de tu parte? ─ siguió preguntando.
─No, no tengo a nadie más. ─ Y volví a sollozar por el recuerdo de mi padrino.
Los tres se volvieron a mirar. Seguramente estaban debatiendo por el vínculo mental. Kim me sujetó de la mano, también estaba expectante por su decisión. Jamal hizo un par de preguntas a Kim sobre mi condición. Ella afirmó que yo era híbrida: licántropo y vampiro, pero no un vampiro de los más comunes aclaró.
De hecho, la bruja de ojos negros con destellos violetas no sabía definir qué tipo de vampiro era realmente y pedía permiso para buscar información entre los clanes más cercanos y aliados a la patrulla.
Finalmente antes de salir de la choza de Kim, Björn me miró y preguntó:
─Laura, ¿quieres ser parte de nuestra patrulla? ─ dijo fijando minuciosamente su mirada en mi reacción de euforia y a la vez desconcierto por no comprender cómo era posible que otra manada de lobos podría aceptarme en sus filas.
Sin dudar dije que aceptaba. Kim saltó de alegría y me abrazaba con mucho entusiasmo. Repetí el juramento de iniciación y sentí como me permitían acceder a los vínculos mentales de Björn, Jamal, Daniel y Kim. Y al pasar de los días, del resto de sus integrantes.
¿Comenzaba otro episodio de mi historia? ¿me estaban aceptando por primera vez en una manada sin importar mi rango? ¿Björn creía en mí?
Relato por Björn:
Pasaron dos semanas y la nueva híbrida estaba integrándose a la manada. Todos tenían curiosidad por saber sobre ella, principalmente los más incrédulos de las leyendas místicas de Kim sobre los híbridos o demonios de la Medianoche.
La Bruja se divertía narrando por los cuatro rincones del campamento que su nueva mejor amiga pertenecía a esa raza ilegítima e inadmitida de hijos de señores oscuros, dueños del caos y miles de miserias que vergonzosamente nuestro pueblo los condenaba.
A pesar de las antiguas supersticiones y prejuicios, la Bruja había demostrado ser una aliada confiable y formidable. Era una pieza fundamental en la ecuación de la patrulla, dotándonos de recursos que trascendían la comprensión de muchos. Mientras sus palabras causaban agitación, su contribución era una gran ventaja en nuestro empeño por preservar la seguridad y la unidad en un mundo en constante cambio y amenazas. Por lo cual la dejé hacer sus fechorías, bajo cierta supervisión.
De esta manera, obtendría una forma de averiguar si mi patrulla respaldaba mi elección de integrar a Laura entre nuestras filas o sucumbirían a las supersticiones místicas. Podría comprobar si mis más valientes guerreros confiaban plenamente en mi instinto, que desde el principio me advertía que la loba blanca debía formar parte de nosotros.
Así fue como Laura se vio condenada por la ignorancia y las creencias arraigadas en su antigua manada, víctima de mentiras tejidas sin comprender. Esto me hizo reflexionar sobre el poder que las creencias pueden ejercer incluso entre los licántropos, desviándolos de la verdad y la aceptación.
Ella poseía una atracción innegable, aunque tal vez no fuera plenamente consciente de ello. Sus ojos grises, así como sus labios carnosos que parecían dibujar sonrisas y suspiros, conquistaban a numerosos admiradores. No obstante, era su loba blanca la que cautivaba más allá de la apariencia, un ser níveo como la corona de la mismísima Diosa Luna.
¿Cómo podría pasar desapercibida una criatura que robaba el aliento a todos al correr entre los árboles de nuestro bosque o al saltar sobre las piedras del pantano? ¿Podía haber algo más que un mero encanto superficial?
Su presencia invocaba cuestionamientos sobre cómo podría influir en la dinámica de nuestra patrulla de lobos. Ya que era una enigmática belleza que había sido detectada hasta por la Alianza de Lobos.
No sé qué tipo de idiota o imbécil rechazaba una licántropa así. Por lo cual no dudé en ir personalmente hasta la Manada de los Red Wolves y solicitar una reunión con su joven Alfa, Zahid. Por supuesto que fui solo, ya que era un asunto personal para decidir cuál era el mejor lugar para aquella híbrida perdida.
Evidentemente no dije el real motivo de mi interés en conocerlo, pero fue suficiente para comprender porque ella estaba decidida a no regresar a él. Un lobo ambicioso y muy poco honesto en cuánto a esclarecer cómo obtuvo su puesto. Y canalla por no admitir que fue a su Luna a la que perdió en circunstancias tan sospechosas, sin importar las consecuencias que podría tener ante la Diosa Luna.
Simplemente me largué de allí, sin confesar que Laura no deseaba regresar y que la Alianza al tanto de su relato le había dado su protección en mi patrulla fronteriza. Personalmente había prometido al Alfa de la Alianza, mi primo Aarón que ella estaría bajo mi custodia en cuanto la desvinculación entre ambos no se hizo definitiva.
Me aseguraría que ella no volviera a pisar aquella deshonrada manada de Lobos Rojos.
Volviendo a la patrulla me esperaban más noticias y sospechas.
Daniel, mi futuro Beta continuó verificando todos los datos que ella nos dio acerca de sus manadas anteriores. Y hasta consiguió entre los Clanes aliados una entrevista inesperada, pues se percibió un interés manifiesto cuando se murmuró que la híbrida rescatada decía portar el apellido Monte D'Vitale.
Un apellido que sonaba a amenaza en algunos Clanes y en otros se olía el miedo de pronunciarlo.
Por su parte, Laura de a poco fue destacándose en los entrenamientos de caza. Sus instintos mejoraban día a día.
Su loba era muy astuta, tenía un par de trucos para defenderse y su pelaje era de un color muy difícil de encontrar entre nuestra raza. Aunque su tamaño ni sus habilidades coincidían con su antiguo rango, poco importaba en mi patrulla.
Quería a Laura entre mis guerreros sin dudar. Su animal era una férrea cazadora, poseedora de unos ojos briosos naranjas que no se saciaban hasta beber la última gota de sangre de sus presas. Fiel y noble como todos mis más destacados guardias.
Mi lobo Parker siempre la elegía para patrullar y cazar venados.
Aunque su llegada a mi campamento no sólo significó ser observado constantemente por el Alfa de la Alianza, quien pedía una constante y meticulosa notificación de sus días entre nosotros. También el interés de un Clan en particular, que envió a un oscuro y cuestionable personaje a observar de cerca a la híbrida rescatada prometiendo ayudar a acercarla a sus verdaderos orígenes dentro de esa raza.
¿Un nuevo pacto a cambio de la híbrida?
¿Un aliado que ocultaba sus intereses?
Adam se presentó en medio a una cacería, en medio al bosque durante una fría madrugada del cruel invierno con sus trajes y zapatos elegantes, portando en su abrigo la insignia roja de un Clan y exigiendo verla en su frente.
Ese vampiro era demasiado arrogante para darse cuenta que estaba en el peor lugar posible para sus cometidos, pero aún así decidí no dejar que mis guardias lo desmembraran en medio al bosque.
Finalmente logré apaciguar los ánimos de los lobos y luego convenciendo a Adam, el vampiro, que podía quedarse en el campamento mientras aportara información o algún indicio que nos condujeran a datos precisos de nuestra híbrida misteriosa.
Adam se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos fijos en los míos con una intensidad que desafiaba la razón.
—¿ Y bien, futuro líder de los lobos grises? ¿Qué maldita solicitud puedo presentar para ganarme la hospitalidad de tu manada? No eres muy atento al ignorar mis mensajes y mis terratenientes, Björn Greysson.—
Mantuve mi expresión imperturbable, la luna plateada arrojando destellos en mis ojos mientras analizaba sus palabras.
—Tu mera presencia aquí es suficiente para comprender que estás haciendo una gran tarea de relación pública, Adam. ¿Qué te trae a este lugar, aparte de desafiar a las leyes de mi manada?—
Un rastro de una sonrisa curvó sus labios pálidos mientras se cruzaba de brazos, una actitud desafiante que no pasó desapercibida.
—Digamos que he oído rumores intrigantes sobre una híbrida en tus filas, alguien que podría ser de interés para mi Clan. Y me pregunto, ¿estás buscando una alianza, o prefieres mantenernos a la distancia, como siempre?—
Incliné ligeramente la cabeza, mis ojos lobunos escudriñando sus intenciones ocultas.
—No eres conocido por tus alianzas, Adam. ¿Por qué deberíamos confiar en ti ahora? ¿No me digas que tu Clan está inclinado a forjar amistad con los licántropos?—
Adam soltó una risa suave y fría, como el roce del viento en una noche gélida.
—La confianza es un bien preciado, lobo gris, y estoy dispuesto a pagar el precio por ella. Mi conocimiento podría ser de utilidad para ti, si decides aceptar mi mano tendida. Sé que tienes sed de muchas respuestas.—
La tensión en el aire era palpable, una danza de voluntades en la oscuridad de la noche. ¿Podía confiar en las palabras de Adam, o eran solo engaños tejidos con hilos de conveniencia? La loba blanca de la que hablaba era un enigma, su presencia un misterio que se entrelazaba con el destino de ambos.
—Permíteme considerar tu oferta, vampiro. Pero recuerda, las alianzas se forjan con sangre, y la traición no es algo que olvidemos fácilmente. Tengo algunas condiciones.—
Para mi sorpresa, él aceptó sin objetar ninguna condición.
Primero: Laura no saldría de mi patrulla, bajo ninguna condición.
Segundo: No quería en mi territorio a los suyos.
Tercero: Quería información que podría corroborar. De lo contrario, su cabeza seria mía. Odiaba la mentiras y traiciones.
Estaba claro que la chica no mentía acerca de su apellido y que ignoraba lo que éste podría influir en su destino.
En el bosque seguían reinando las sombras y una densa neblina, pero luna tras luna los misterios susurraban más interrogantes.
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