31. Hasta que el miedo te tenga miedo
RELATO POR LAURA:
FLASHBACK
En la cima de la colina aullaba a la Diosa Luna quien masacró la Manada de su propia hija por su estúpida razón de alimentar su odio a los vampiros, mientras a su alrededor permanecían en postura de ataque y gruñendo unas decenas de lobos rebeldes y perseguidos.
Alana, mi loba avanzaba a pasos firmes, sin mirar atrás. Pues esta noche podría ser la última, di gracias por aún tener fuerzas por subir a la cima de la colina. Di gracias por saber cuán lejos he llegado gracias a mi familia, mi manada.
A mi lado Parker, el lobo gris de Björn, bufaba mientras se comunicaba mediante el enlace mental con el resto de los Lobos que quedaban abajo, en los alrededores de la Mansión.
- ¿Problemas, Björn?- pregunté sonriendo por nuestra conexión.
-¿Quieres realmente hablar sobre eso, Laura?- respondió algo molesto.
- ¿Están muy molestos?-
- Están confundidos y creen que Adam tiene la culpa. ¿Tú qué opinas?-
- Opino que me subestiman, ¿y tú?-
- Tus destinados no tienen idea de quién eres y lo que puedes alcanzar. ¡Acabas de atravesar un Bosque en llamas!- y comenzamos a reír sin parar.
Pero este pequeño momento terminó con el aullido de Damian.
Aquel lobo negro que mató a quien decía amar como una hija para herir a quién consideraba un enemigo, apenas nos vio ascender por el escabroso terreno, bajó hacia una barranco, olfateó a la noche y siguió aullando para reorganizar a sus furiosos seguidores en un semicírculo para que ingresemos a él.
Aquel que me entregó como prisionera siendo una pequeña bebé junto al lobo que juró lealtad a mi madre, luego bajó de un salto hacia el medio de un pedregal que se esparcía debajo del barranco donde había escasa vegetación. Y que pretendía ser una especie de cuadrilátero de lucha, contra algún contrincante de nuestro lado.
Aquel que me encerró en una asquerosa celda para clavar estacas de plata en mi hombro y en mi perna, volvió a su forma inicial, a su humanidad (si es que la tuvo en algún momento) para proponer un duelo, cuerpo a cuerpo, sin armas y sin que nadie se interpusiera.
Damian era un asqueroso hijo de perra que merecía morir.
Avancé decidida hasta el centro del pedregal, pero no sola. A mi lado avanzaba Parker y Gianlucca.
- Eres más fuerte de lo que creía, mestiza. Seguramente eso lo heredaste de tu madre, de mi hija. - contempló Damian, mientras vestía un pantalón deportivo que uno de sus lobos le tiró a sus pies.
- No te atrevas a mencionar a Aisha, asqueroso asesino.- respondió Gianlucca, apretando la empuñadura de sus espadas que descansaban en sus vainas colgadas en su cintura. Traté de tranquilizarlo rozando mi hocico en una de sus manos, no debíamos caer en las trampas de Damian.
Él respondió a mi gesto acariciando el pelaje blanco de mi lomo, era la primera vez que mi padre demostraba un gesto cariñoso en mi forma animal.
- Hermosa reunión familiar, Gianlucca. Casi conmovedora, lo admito. Cumplí con mi palabra, y veo que Björn con la suya.- continuó provocando el ex alfa de los lobos grises con su sonrisa ladina, alzando sus brazos y avanzando paso a paso al centro del pedregal, que era iluminado por las llamas que nos rodeaban y la luz de la luna llena.
No soplaba ni una brisa, ni un simple respiro de aire. Todo a nuestro alrededor asistía nuestro encuentro. Hasta las partículas de brazas flotando por el aire que nos rodeaban habían enmudecido para observarnos.
Luego con un cabeceo, Damian ordenó a uno de los lobos que le alcanzara una bolsa roja entre sus colmillos. Cuando lo tomó, sacó de dentro un frasco y lo mostró a toda su platea, lo sacudió para luego tirarlo hacia nosotros.
Quien saltó y en el aire atrapó ese maldito recipiente de cristal fue Parker, el lobo de Björn, quien con delicadeza lo dejó a mis pies. Enseguida se adelantó Kim de entre las filas de los nuestros, sin perder de vista a Adam. Del otro lado Damian asistía nuestros movimientos y hacía una mueca de fastidio.
La Bruja probó una gota de su contenido y trató de identificar de qué se trataba mediante uno de sus conjuros que susurraba para sí misma.
- Es el antídoto, Bruja desconfiada. Los Lobos mantenemos nuestra palabra, ¿no es cierto, Björn?.- bramó el lobo asesino, y después me señaló - Tómalo como tu regalo de cumpleaños, mestiza. Otro día será tu turno, te lo aseguro. - amenazó el ex alfa de los lobos grises, mientras retrocedía unos pasos hacia sus secuaces.
Kim me miró y con toda su euforia me abrazó. Cuando logré observar su rostro, las lágrimas inundaban sus mejillas pecosas, mezclándose con el sudor y algunas gotas de sangre en su mentón. Alana lamió sus manos, como señal de agradecimiento. Sin ella no habría logrado llegar tan lejos.
Un breve y casi inaudible "lo logramos" salió de sus labios mientras abría el frasco. Me ayudó a beber su contenido y volvió al lado de su vampiro. Kim lloró por las dos, pues yo no tenía tiempo de hacerlo, ya que Damian esperaba a su rival.
Gianlucca, mi padre, dio un paso al frente y nuevamente se hincó de rodillas, mirándome de reojo, tratando de no dar las espaldas a quién nos observaba en medio al pedregal.
Mientras se desprendía su cinturón con sus espadas de plata, comenzó a explicarme:
- Una vez te mencioné, en el teatro, que mi recuerdo favorito fue el día en que tu madre eligió tu nombre. Aisha estaba recostada sobre mi pecho, mientras veíamos el cielo estrellado en el bosque cerca de nuestra villa. Yo acariciaba su vientre, sentía tu corazón latir y cuando te movías por nuestro contacto.
Ella dijo que soñó con tus ojos la noche anterior, y que corrías a sus brazos cuando te llamó por tu nombre: Laura. Luego dijo que tu nombre significaba "triunfo", eras nuestro triunfo porque fuimos felices gracias a ti, esa noche y otras más. Nadie puede quitarnos eso, mi niña. - dijo tratando de sonreír.
En seguida dejó caer sus espadas al suelo, al igual que algunas dagas y la insignia de nuestro clan que traía en el bolsillo. Se levantó y giró en dirección a Damian, que esperaba de brazos cruzados en medio del círculo.
Adam quiso detenerlo, pretendía ir en su lugar. Pero Gianlucca levantó su mano en señal para que no se interpusiera. Luego hizo una reverencia hacia su hermano.
Inmediatamente tomó impulso y comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con Damian. Cada golpe sonaban como el ruido de los árboles derrumbándose.
Indudablemente había un pacto, en el cual Damian entregaba el antídoto en cambio de enfrentarse a Gianlucca. Era una lucha brutal, según lo pactado no estaban permitidos las armas ni ningún tipo de hechizo, el vencedor daba por terminada toda la historia de odio y venganzas.
Mi padre haría el mismo sacrificio que hizo mi madre por su familia, por su manada.
FIN DEL FLASHBACK.
RELATO POR ADAM:
El Iudex comenzó presentando al resto de los Duques el contexto de nuestro reclamo por Justicia. Laura ya había pasado al centro del salón para mostrar a través de su Auspex lo que asistió aquella noche.
Todos asistieron horrorizados cuando el ex Alfa de los Lobos Grises incumplió las reglas del enfrentamiento cuando utilizó un puñal que le aventó uno de sus secuaces para clavarlo en el corazón de mi hermano, de un príncipe del Clan Monte D'Vitale.
Luego esa infame raza de licántropos canta a los cuatro vientos sobre las reglas de la Manada. Puras patrañas.
Me revolví de cólera en mi asiento, recordando de aquel momento cuando salté sobre él, para arrancarle la asquerosa sonrisa de satisfacción por su falta de honor. Mis colmillos se enardecieron con recordar el sabor a pánico en la sangre de aquel deshonroso lobo, mientras daba sus últimos resoplidos.
No fui el único que buscaba despellejarlo, pero tuve que luchar con Laura y Björn que trataban de detenerme por destripar el cuello de aquel infeliz.
No me arrepiento de haber disfrutado de su sangre mientras alrededor se volvía a desatar una batalla campal con el resto de sus secuaces.
Lástima que estos no lograron ser más que una breve distracción. Con mi espada corté su cuello y me llevé un buen recuerdo de la Alianza de lobos.
Al Diablo sus estúpidos juicios. ¿Crees que sería tan ingenuo de pensar que Damian aceptaría un juicio? ¿o que los lobos contemplarían hacer justicia por mi Hermano?
No llevo más de cinco siglos de mi no muerte por creerme en estúpidos cuentos y juramentos de lobos.
Mi justicia era simple y más efectiva: si derramas mi sangre, yo me haré un festín con la tuya.
Por el contrario, en la Manada de los lobos, solamente obtienen justicia los que tienen cierto rango de importancia en la misma, mientras que las demás almas en pena, que no son más que sirvientes y algunos esclavos no pueden más que soportar o anhelar el fin de su existencia.
Quería bañar de sangre su colina, apagando el incendio con su propios llantos y pedidos de clemencia. Pero Kim fue quien se encargó de apagarlo, por eso aún lleva en su piel algunas quemaduras al absorber todas las llamas que nos rodeaban.
Mi ardiente Bruja había logrado lo que ninguna de las demás brujas que estaban aliadas a los peludos logró hacer esa noche. Admito que eso me dejó sumamente excitado, admirando todo su poder y lo hermosa que se veía.
Si no fuera que debimos huir de allí inmediatamente, la poseería allí mismo.
Pero aún así los lobos debían pagar por su infamia, esto no terminaría así.
Por lo cual en un rincón de esta misma habitación guardo con mucho orgullo el cráneo de esa asquerosa cucaracha en piel de lobo.
Es una pieza más que recuerda a los presentes:
El Clan Monte D'Vitale nunca olvida, malditos e infelices condenados.
RELATO POR BJÖRN:
El encuentro de vampiros, o como ellos llaman, Concilio ocurría en el territorio dominado por el Clan de Laura y Adam. Esta vez se decidía si comenzar o no una guerra, impulsada por el dolor y la furia de el rey de los vampiros.
Si bien desde que Damian asesinó sin honor a Gianlucca, Adam ha roto toda posible vía de diálogo, sé que jamás haría daño a Laura. Pues ella es la única heredera de su hermano.
Aunque para ser más precavidos, Giacomo seguía bajo nuestra estricta vigilancia.
Esperábamos alguna respuesta esta noche, ya que nunca me fueron devueltas nuestras invitaciones de negociaciones. Por lo cual me dejaba un hilo de esperanzas, pero conociendo algo de las tradiciones de vampiros, el Clan era lo primordial para sobrevivir entre su raza, Adam jamás dejaría a Giacomo en nuestros calabozos por mucho tiempo.
Aguardábamos en el edificio que la Manada de Aarón tiene en el centro de la ciudad, a pocos kilómetros del encuentro. No podíamos acercarnos, pero estaba concentrados allí una importante cantidad de guerreros a un posible conflicto, arreglo de cuentas o muestra de hostilidad.
Con este vampiro encarcelado todo cuidado es poco, ya que tiene la capacidad de enredarte con su lengua venenosa y provocarte un arrebato de furia.
— Adam jamás va a responderte, Alfa de los lobos grises. — sonrió entre las sombras de su celda Giacomo.
— No pedí tu opinión, gracias.— respondí mientras seguía observando las pantallas de vigilancia que teníamos en la ciudad, que mostraban el tráfico y los movimientos de las avenidas y calles cercanas donde Laura estaba con el resto del Concilio.
—¿Por qué te conformas en ser sólo un rol secundario? ¿o por qué no reclamas lo que de derecho es tuyo? — indagó el demente. Por la diosa, cómo era difícil callarlo. No obteniendo suficiente con ser ignorado, continuó tratando de ser el centro de atención: — Me refiero a la Alianza, claro. — y rio con descaro.
Laura me había advertido de que se divertía sembrando la desgracia. Era su talento o disciplina favorita. Contagiar con su demencia a quién pudiera caer en sus trampas.
También entendía porque Adam no había querido que devuelvan a su hermano tan deprisa.
Era un verdadero dolor de cabeza.
Pero estaba fuera de planes acabarlo. De lo contrario no habría marcha atrás.
El Concilio llevaba ya un par de horas en marcha, ¿ya habrían logrado una resolución?
¿La guerra sería declarada entre vampiros y lobos?
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