3. La omega atrapada.
RELATO POR LAURA:
Terminé de saborear la sangre cálida del venado y su carne tierna al rato. Alana se relamía el hocico. Estábamos satisfechas y sumamente contentas por nuestra primera caza. La luna llena nos bañaba con sus rayos tan finos y blancos como el pelaje de mi loba entre el follaje de los enormes árboles del Bosque de los Lobos Rojos. Junto a mi loba sentía por primera vez eso tan hermoso, adictivo, embriagante y salvaje en mi interior. Un éxtasis delicado y que me saciaba completamente. Si, era la sangre.
Las sombras danzaban entre los árboles centenarios, sus ramas se alzaban como brazos oscuros que parecían cobrar vida propia. La luna se asomaba majestuosa entre nubes plateadas, otorgando un brillo etéreo a las criaturas que acechaban en la oscuridad.
El murmullo del viento entre las hojas creaba una sinfonía natural, una melodía de susurros que parecía susurrar secretos ancestrales a los que éramos ajenas. Cada pisada sobre la hojarasca crujiente resonaba como un eco en el reino nocturno, como si despertara a seres ocultos que preferían permanecer invisibles.
A lo lejos, un resplandor mágico y esquivo parpadeaba, como si las estrellas hubieran descendido del cielo para jugar entre la espesura del bosque. Luces titilantes de colores imposibles se deslizaban con destreza por entre los árboles, como pequeños fuegos que bailaban en medio de la penumbra. Eran las luces de la villa y la Mansión.
No sabía si fue la cacería, la carne del venado o su sangre; pero nos sentíamos tan a gusto en la oscuridad del bosque. Como si fuera nuestro verdadero hogar.
De repente sentimos como nos sorprendió un gran lobo que se acercaba por detrás. Logramos detectarlo por la sensible audición de mi loba. Pero era tarde para huir o pedir ayuda.
⋘¿Quién en aquella asquerosa manada de Lobos rojos tendría la voluntad de auxiliarme?⋙
Pensé para mi, mientras mi loba mostraba sus dientes afilados a cada paso de nuestro asechador. Estaba respondiendo instintivamente a una amenaza patente a muy poca distancia de nosotras.
Alana de un salto se puso en guardia, gruñendo y advirtiendo que no seríamos una presa fácil. El lobo acechaba en las profundidades de la completa oscuridad entre los árboles, pero su presencia era palpable, un aura de peligro que se cernía sobre nosotros. No pasó mucho tiempo antes de que sus ojos brillantes y ardientes se revelaran, destellos infernales que parecían reflejar la luna oculta tras las nubes.
Con cautela, el lobo emergió de la penumbra, como una sombra viva cobrando forma. Su pelaje erizado destacaba entre las sombras, una mezcla de grises y rojizo que le permitían mezclarse con el entorno como un espíritu carroñero del bosque. Su mirada fija en nosotros, un desafío y advertencia a la vez.
—Es Rider. Nos encontró. Lo siento, Laura. — se disculpó mi loba, sin bajar la guardia. Pero dejó de gruñir y bajó su cabeza, desatando así mi completo desespero.
—¿Quién es Rider?, ¿Quién es este inmenso lobo con pelaje rojizo que nos mira fijamente?— pregunté con preocupación a través de nuestra conexión mental. Nuestro cuerpo en su forma lobuna comenzó a temblar.
—Rider es el Lobo de Zahid. Quiere que vayamos con él, ahora. Es una orden directa de un alto rango, ¿qué hacemos?— me contestó cautelosa.
La brisa nocturna en seguida me trajo la confirmación: su aroma. Por la Diosa Luna, era él.
Zahid no podía conectarse conmigo desde el vínculo de pareja ya que esta mañana me rechazó. La Diosa aceptó su repudio y nos hundió en un martirio.
Cosas de lobos, diría mi padrino.
Pero Rider si podía hacerlo a través de Alana, maldición. Seguía siendo nuestro futuro Alfa y tenía acceso a todos los enlaces de los Lobos Rojos. Incluyendo a Alana, y por ende a mí. La vida en aquella manada no sería nada fácil, presentía y me lamentaba a partir de ese instante.
Tenía mis recelos de seguirlo, pero sé que me iría peor si no lo hacía. No tenía entrenamiento, ya que los Omegas éramos considerados simples sirvientes o empleados de baja categoría. Y como fui un trofeo de guerra, jamás me dejarían conocer alguna técnica o utilizar armas para defenderme.
Por lo cual bajamos la cabeza, señalándole que lo seguiríamos.
Tardé mucho tiempo en darme cuenta que él no corría hacia la Mansión, sino que nos señaló un camino cuesta arriba por la ladera del río furioso que bajaba de la Montaña de Los Lobos rojos. Esa noche su pico se dejaba ver helado, soberbio e imponente, como Rider.
Por su parte el enorme lobo rojo corría sobre las rocas con mucha agilidad y conocimiento de esos lejanos senderos, a los que no me permitían ir porque estaba muy cerca de los límites del territorio de la Manada.
⋘Entonces te preguntarás, ¿por qué si tenía permiso de ir a la ciudad y no al bosque? La respuesta era obvia: ¿Qué humano creería en que criaturas sobrenaturales se pueden encontrar en su vida cotidiana? ¿Quién ayudaría a esconderme de un grupo de lobos furiosos en la ciudad que era controlada por Clanes de vampiros? Mi mejor oportunidad era el bosque, allí podrían perder mi rastro. ⋙
En cada paso que nos alejábamos de la cascada y su morada, sentíamos cómo el abismo del olvido se abría bajo nuestros pies. Un velo de misterio y melancolía envolvía el paisaje, como si las sombras del pasado intentaran susurrarnos secretos insondables.
La cascada, con sus aguas cristalinas y su canto furioso, se desvanecía en el horizonte como un sueño que escapa entre los dedos. El agua caía por las rocas con una implacable fuerza, su rocío fresco impregnaba el aire. ¿Acaso era real o solo una ilusión creada por el alma? En cada eco del viento, creíamos escuchar susurros ancestrales que nos llamaban de vuelta al reino de la Diosa Luna.
Pero mi instinto de supervivencia no me dejaba ser tan ingenua. No con un monstruo despiadado a tan solo pocos metros de distancia de nosotras.
<<¿Qué pretendía este imbécil? ¿Por qué nos llevaba a los Límites prohibidos de la Manada? >>
Pensaba para mí, mi sentido de sobrevivencia me advertía que estaba colocándome en peligro. A merced de los caprichos y fechorías de Zahid.
Solamente le seguía el paso al lobo. Hasta que se detuvo en otra cascada más alta de dónde me transformé.
En aquel rincón oculto del Bosque de los Lobos Rojos, se alzaba un lugar insondable y sobrenatural, como un sueño materializado en una realidad etérea. La belleza que lo envolvía no conocía límites, como si la naturaleza misma se hubiera esforzado en pintar un cuadro que desafiara toda lógica que conocía hasta aquel entonces.
Sobre la majestuosa cascada, en lo más alto de su caída vertiginosa, reposaba una piedra singular, como un estrado para un concilio de licántropos que solo los susurros del viento podían revelar. Allí, en esa plataforma de piedra tallada por fuerzas ancestrales, parecía que el tiempo se detenía y los misterios de nuestra raza se asomaban al borde del abismo.
Un halo de misterio y fascinación envolvía aquel espacio, como si estuviera imbuido por una energía ancestral que se manifestaba en las formas caprichosas de la naturaleza. Y cuando la luna se alzaba sobre el horizonte, sus rayos plateados danzaban sobre la piedra, creando un espectáculo sobrenatural que solo unos pocos privilegiados podían presenciar.
Cuando vi a Zahid ya en su forma humana, salía detrás de un árbol vistiéndose un pantalón deportivo y me tiraba a los pies una bolsa con ropa. Alana no dejó pasar la oportunidad de ronronear al verlo sin camisa, sus músculos que se tensaban a cada paso que daba. Por mi parte quería salir de allí como un relámpago, los escalofríos provenientes de mis recuerdos de la noche anterior en aquella celda me mantenían en alerta.
Nos quedamos inmóviles y cautelosas mirándolo; y él a nosotras. Desde la penumbra, sus ojos escrutaban con curiosidad y encanto nuestro hermoso pelaje blanco, acariciado por la luz plateada de la Luna llena que imperaba sobre la majestuosa cascada. Su mirada parecía traspasar los límites de lo visible, como si buscara en nuestras almas los secretos que la noche esconde. En aquel instante, la conexión con su presencia era inexplicable, como si compartiéramos un vínculo ancestral con el misterio que se cernía sobre nosotros.
No había nubes, ni niebla que ofuscara la corona de la luna entre las miles de estrellas. El bosque frondoso se notaba perplejo ante su reinado en el cielo frío y oscuro.
También los ojos del lobo rojo se notaron sorprendidos por nuestro tamaño. Caminó alrededor nuestro sin sacarnos la vista de encima y luego ordenó de forma autoritaria y ronca:
—Laura, ya vuelve a tu forma inicial y vístete. Tenemos que hablar, ahora. — en seguida se fue a la orilla del río con las manos en la cintura, dándome su espalda. Era la primera muestra de gentileza que recibí de su parte en años de maltratos.
Me vestí con las ropas que estaban en la bolsa, un short corto de una tela elástica y un top negro. Luego me paré a una distancia prudente detrás de él, bajé la mirada al suelo y traté de sonar lo más segura y cordial posible. Demostrando nuevamente respeto por su alto rango y por mi sobrevivencia.
Tampoco me quería distraer con su olor, ni con el impulso animal de Alana de estar al lado de Rider. Apreté mis puños, maldije por mis adentros mi naturaleza de licántropo. Era el momento más estúpido para ser una chica loba alborotada en medio de un bosque oscuro, el escenario ideal para un crimen sin testimonios ni remordimientos de una insignificante Omega.
Debía mantenerme en guardia. Estar al lado de Zahid siempre implicaba que saldría herida.
⋘No pierdas el control, loba tonta, ahora no. Su aroma es una invitación para caer directo a la boca del lobo malo.⋙
Me reprimía interiormente, tratando de tirar las riendas de la tentación, de la enfermedad que era Zahid en mi dignidad.
Al darse vuelta supongo que seguía observándome, tal vez calculando que tan fuerte me daría la golpiza. Mis ojos se mantenían en la gruesa alfombra de hojas secas y rocas del bosque. Debía mantenerme así por mi rango, al final tenía ante mí al futuro Alfa, por más cretino y maldito que fuese.
Quería salir corriendo, pero sabía que sería peor.
—Mírame, Laura. Mírame y escucha atentamente. — Ordenó.
Y lo miré a los ojos. Sentía que nuevamente la adrenalina surgía en mi corriente sanguínea, o tal vez era mi desprecio por acatar sus órdenes.
Él estaba con sus pupilas dilatadas y bordeada por una línea de color dorado, como su lobo. Rider estaba luchando por obtener el control de su consciencia, en ese momento su animal interno batallaba por tener su propia voluntad.
Ahora entendía porque su voz cambiaba a un tono más grave y ronco. Ese era su lobo, para mi suerte.
⋘Créeme, preferiría lidiar con un animal salvaje que con Zahid.⋙
Di un paso hacia atrás, de forma instintiva para protegerme.
Luego el siguió hablándome con un tono de voz más bajo, casi tembloroso:
—No te alejes, Laura. Prometo por la Diosa Luna que conmigo no habrá ningún peligro.— y estiró su mano hasta mi mejilla, la rozó con las yemas de sus dedos.
De repente un sin fin de descargas eléctricas se esparcieron por mi piel, como un escalofrío, poniéndome los pelos de punta. Una descarga tan letal para los pedazos de mi corazón.
—Estuve esperando por cinco años a mi pareja. No lograba que ninguna loba me interesara lo suficiente como para salir en mi camioneta atrás de ella, como lo hice por ti, Laura. Sé que estabas allí y no te dejaste ver, maldición. ¿Por qué quieres huir? Eso seria inútil, no podemos escapar o escondernos de lo que la Diosa Luna ha decidido para nosotros. Hasta el maldito humano con el que estoy ligado lo sabe.— hablaba y se aproximaba aún más.
No obstante comencé a temblar por el pánico. ¿Qué pretendía hacer? ¿esto era una manera de distraerme y ganar tiempo para atacar? En pocos pasos acortó la distancia que nos separaba.
— Yo si te prometo proteger, hasta con mi alma en pedazos, si para ti es mejor.. . Pero dame un oportunidad de hacer lo correcto.— rogaba susurrando cada palabra como una plegaria.
Sus brazos me rodearon una vez más, sus manos estaban acariciando la piel de mi espalda y por encima de la tela del top que llevaba puesto.
Logré sentir su corazón disparado, y eso era novedoso. Jamás lo vi tan conmocionado, generalmente lucía frío y aterradoramente tranquilo cuando deseaba castigarme.
Esta vez, no permitiría lastimarme. No, no lo haría una vez más. Pero rechazar sus brazos me estaba costando tanto física como mentalmente.
⋘Zahid era una enfermedad, de eso había sobradas pruebas. Pero mi roto corazón observaba a Rider como lo opuesto a Zahid, sin dudas. O eso deseaba creer en ese momento.⋙
—¿Me tienes miedo, Laura?— preguntó muy cerca de mi oído, con tono aún más bajo, casi susurrando.
Cada vez más me apretaba hacia él y me olía el cuello. Mi piel en contacto con la suya se calentaba, el vínculo de pareja hacia que ambos deseáramos esa cercanía. Las desafortunadas trampas del vínculo que buscaban recomponer lo que ésta mañana se rompió.
Pero era el instinto, la atracción física y no mi cordura.
Esta me alertaba de otra cosa.
⋘Esto no pintaba bien, querido lector. Nadie aquí vendría a quitármelo de encima cuando trate de aprovecharse.⋙
Por la Diosa, debía huir.
Entonces nuevamente demandó Zahid, ya que su voz era la acostumbrada: fría y con notas de maldad.
—Rider quiere que te calmes, no te haremos daño hoy, lobita. Además tendrás la fortuna de SER MÍA esta noche. Sólo tienes que colaborar...—pero lo interrumpí empujándolo, zafando de sus brazos y al pegarle una patada en su pecho saltar sobre él, girar e impulsarme en el aire.
Tan rápido como pude, aún sin tocar el suelo, logré transformarme en Alana y salir corriendo, por el sendero que subimos hasta aquí.
Mi loba corría y saltaba los obstáculos, nuestra visión nocturna estaba más agudizada, hasta que logré detectar el olor de mi padrino y seguir su rastro hasta donde estaba.
Y por la Diosa Luna, juré que por ningún motivo miraría hacia atrás, ya que Rider nos seguía. Lo escuchaba aullar para que volviéramos hacia él. Y con él aullando a los cuatro vientos, también vendrían los lobos Deltas, el rango que tenía por obligación acudir al llamado de su Alfa.
Mi padrino había regresado a la Mansión y logré advertirle que estábamos corriendo hacia allí por ayuda.
Este respondió que nos esperaba en la puerta de la cocina, por la parte trasera del edificio.
Y corrí, querido lector. Corrí con más energía, sin mirar atrás. El pánico hacía que Alana se desempeñara con mucha más resistencia y agilidad. Cada zancada por las hojas secas del bosque eran alimentados por la desesperación, el terror y un intento de salvarnos del peligro que nos asechaba.
Por la Diosa, éramos como el rayo de una tormenta eléctrica.
Al llegar a pocos metros de la puerta volví a mi forma inicial y me abracé a mi Padrino. Quien me cubrió con una manta y me llevó a nuestra habitación.
Caí rendida en mi cama, tomé unas bocanadas de aire e hice el último esfuerzo por vestir una camiseta y un short negro.
Luego cerré los ojos, volví a agradecer a la Diosa Luna y a mi asombrosa Loba Alana por permitirme un día más con vida.
Dormí, por primera vez con una sonrisa de satisfacción y una lágrima por el rechazo. Mientras Adriano vigiló la entrada al sótano y se aseguró de protegerme una vez más esa noche.
RELATO POR ZAHID:
Llegué a mi dormitorio con un espantoso sentimiento: ¿qué era eso? ¿era mi lobo? ¿estaba sintiéndome rechazado? ¿Rechazado por una lobita muerta de hambre?
Sin entender muy bien, revisé las cámaras de seguridad de la Mansión desde mi laptop, para asegurar de que ella había llegado directamente hacia acá.
Su imagen descansando sobre su asquerosa cama en la pantalla de una forma inexplicable me calmaba lo suficiente para no bajar a buscarla en la sucia celda que aquel malnacido lobo la escondía. Deseaba traerla a rastras hasta mi habitación y atarla a una silla por su insolencia.
Me hervía la sangre saber que ella buscó a su padrino para alejarse de mí. Una herida a mi orgullo y una decepción que mi patrulla que no logró atrapar a una recién transformada bajo sus hocicos.
Me nublaba la razón y trataba de confundir mi mente que por segunda vez Laura decidió huir de mí. Estaba otra vez desafiando mi autoridad y su lugar en la manada.
Me enfurecía tener la certeza que aquel abrazo me dio una pizca de tranquilidad que necesito para soportar las demandas y exigencias de mi rango y mi futuro. Ella era capaz de detener mis demonios que gritaban en mi alma, sólo con una muestra de afecto o su cercanía. Detesté admitir que Laura podía callar mis sombras.
⋘Por la Diosa, estaba otra vez delirando por una insignificante Omega.⋙
Cuando entré al baño a ducharme, percibí algo en el reflejo del tocador mientras me sacaba los harapos del pantalón deportivo: tenía algunas marcas en mi pecho.
Me acerqué aún más para mirarlos con atención. Pasé mis manos para sacar la sangre que escurría de los surcos más profundos.
—Son marcas de sus garras, Zahid. Ella es asombrosa. ¿Notaste como de un brinco se transformó en el aire?
⋘Si no lo hubiera visto con mis propios ojos a mi Luna...Juraría que esa licántropa tiene sangre de elite.
⋘No conozco ningún lobo que en su primera noche de transformación logre esa acrobacia con la destreza y agilidad con que ella lo hizo. — y cuando se calló, cerré el enlace con una sonrisa y un gruñido de deseo.
Pero anhelando no escuchar a mi maldito lobo babeando por una Omega.
Aunque concordé con él, maldita sea.
Esa loba blanca es un animal de élite. Debía tratar de buscar en la mañana información sobre sus orígenes. Tal vez su padrino me ayudaría con eso. Disfrutaría interrogarlo en los calabozos y relamerme con sus gemidos de dolor.
Suspiré con desesperación por mi estado patético y entré a la ducha.
Cerré los ojos para sentir que el agua tibia recorría mi cuerpo, solamente apoyé mis manos en la pared e intenté alejar mi imaginación de esta insanidad. El sonido del agua me recordó la cascada, la luna .... Y a Laura.
⋘¿Estaba casi por rogar a la Diosa Luna por tenerla? ¿Qué demonios me sucedía? Esto no era digno del futuro Alfa de la Manada de los Lobos Rojos⋙
En mi mente tenía presente sus ojos mirándome, Laura siempre tenía esa actitud desafiante, irritante y fascinante. Me enfurecía cuando se contenía las lágrimas, chillidos y quejidos cuando le daba su merecido por molestarme.
Siempre ella tenía el poder de sacarme de quicio, con su sola presencia, con una sola mirada insolente, con una sola palabra que escuchaba de su boca.
Desde niña era un imán para mis ojos. Maldita sea, esa lobita despertaba en mí algo que no me agradaba admitir porque no entendía que me estaba afectando.
La odiaba por eso, me odiaba por eso.
La castigaba por eso y a la vez me castigaba por eso.
Debí imaginar que esa atracción se debió por el vínculo.
Debí suponer que era demasiado obvia mi atracción por ella desde el primer momento que llegó a la Manada como una esclava.
Pero esta noche le grité para que me mirara.
Y su olor delicioso, casi un embrujo... como todas las primaveras que hacían desbordar los rosales y jazmines.
Tuve que contenerme para no babear cuando me volteé a verla con aquel short y su top.
⋘Diosa Luna, la has bendecido con unas hermosas caderas y unos senos perfectos.⋙
No lo podía negar, así era como una Luna o una futura compañera de vida debía lucir para mí. Hermosa como la luna llena de esa noche.
Rider casi saltó sobre ella y le arrancó la ropa, para lamerla de pies a cabeza.
⋘MI DIOSA, quiero ver sus ojos grises cuando la tenga en mi cama, dándole los mejores orgasmos de su vida.⋙
Comencé a sentir como me ponía duro al recordar el contacto de su piel y el aroma de su cabello.
Me frotaba mientras añoraba otra vez sus senos contra mí, de morder su boca y hacerla mía en aquella cascada sobre las rocas del río.
La llevé allí para ver como los rayos de la luna favorecían su hermoso pelaje blanco en su forma lobuna y porque nadie patrullaba aquel límite de la Manada.
Me encantaría tocar nuevamente su cabello negro rizado que caía sobre sus hombros, su cuello... QUERÍA MORDERLA y así que todos supieran que aquella loba me pertenecía. MI instinto animal exhortaba poseerla.
De pronto volví a mi justo cuando iba a terminar.
⋘¿Qué carajo estaba pensando? ¿me estaba excitando con una de mis empleadas?
¿Acaso estaba loco?
¿Dejaría que me humillaran y ser señalado como el Alfa más débil de la Alianza, por tener como pareja a una Omega?⋙
Sacudí mi cabeza, giré el grifo de agua fría y terminé mi ducha enfriándome. En la mañana debía acudir a las brujas de la manada para tener una solución definitiva a este problema, sin que mi padre sospechara.
Finalmente me tiré en mi cama aún envuelto en la toalla y cerré mis ojos.
Pero no logré más que enloquecer y tratar de encender la laptop nuevamente para ver si ella seguía en el sótano a través del circuito de seguridad de la Mansión.
Volvían a atormentarme los mismos pensamientos de hace un momento.
⋘Entonces decidí que a Laura debía domarla, ella debía ser mía. Nunca como mi Luna, sino como una concubina. Algo así como una especie de amante o una reproductora a mis servicios.⋙
RELATO POR LAURA:
Al otro día logré terminar mis tareas más rápido de lo habitual en la cocina, ducharme e irme en camino al curso sin sentirlo cerca otra vez, en aquella la Mansión.
Sabía que una hora atrás estaba rondando la cocina, pero esa mañana estaban más empleadas ocupadas por ese sector y Zahid no se arrimó.
Lo conocía muy bien, lo de anoche fue una diversión para él. Disfrutaba asustar, generar temor y angustia. Como todo futuro Alfa, amaba el control y la sumisión de sus subalternos.
⋘Era un imbécil con muchos problemas mentales. ¡Idiota!⋙
Me apresuré en llegar a la parada del transporte colectivo, faltaban sólo 40 metros cuando sentí que alguien me empujó con todas sus fuerzas hacia atrás. Tirando de mi mochila, tan rápido y bruscamente que mis pies se despegaron del suelo.
En seguida cubrió mi boca y sosteniéndome muy fuerte contra su cuerpo retrocedió aún más para arrinconarme contra el vallado de una de las casas. Sentí mi piel contra el metal que rasguñó una de mis mejillas.
Al segundo lo reconocí por su olor: Zahid.
Su respiración cerca de mi oído me robaba la motivación de zafar y huir de él. Era el peor momento para mis feromonas acudir por el contacto con aquel lobo rojo.
—Buenos días, mi pareja destinada. Creo que saliste sin despedirte, mi loba huidiza. Me partes el corazón y lo sabes. ¿Ya no recuerdas que no debes salir del bosque cuando el lobo acecha? — dijo con su aire irónico buscando murmurar y pasar desapercibidos.
No obstante, provocándome náuseas por casi sofocarme con su mano, que aún la mantenía en mi boca para que no alertara a los demás que iban en dirección a la parada del autobús.
—Laura, Rider solicita que necesitan hablar con nosotras. También promete que no dejará que Zahid nos haga daño, otra vez.—me comentó por la conexión mental Alana. Que también presentía que no debíamos confiar en él, nuestros traumas y recordar la persecución de anoche nos alertaban a escapar de la enfermedad que era Zahid.
Sé que todo es retorcido en su mente.
Sé que tiene el instinto de cazar y vencer a su presa por sus artimañas.
Sé que quiere su revancha por huir de él.
⋘¡Diosa Luna, ayúdame!⋙
Traté de poner algo de resistencia, pero el me giró, y así pudo afrontarme, acorralándome contra el muro de vallas las viviendas. Sostenía fuertemente mi cabello rizado con su mano en mi nuca y con la otra clavaba sus dedos en mi antebrazo. Una dolorosa advertencia de que debía obedecerlo o enfrentar su desenfrenada imaginación para castigarme.
—Hoy no me escapas. Tenemos unos asuntos pendientes desde la mañana de ayer, ¿recuerdas, Laura? Ahora, colabora. Sé buena lobita, entra a la camioneta y obedece como una mansa y bonita Omega. — dijo tratando de controlar su mal carácter, pero sus ojos fulminándome mostraban que estaba quemándose con su ira contenida.
Éstos nuevamente se volvieron oscuros. De pronto se impacientó por mi falta de reacción y levantó su tono exigiéndome:
—Por favor, ¿puedes entrar a mi estúpida camioneta, Laura? Sólo daremos un corto paseo y prometo dejarte en paz.— y se alejó dejándome espacio. Frunció su nariz y su respiración se hizo más pesada. Sus hombros bajaban y subían, como su pecho.
Eso solo significaba una cosa: problemas para mí. Desobedecerlo podría ser mi peor castigo y acompañarlo tal vez sería caer en otras de sus artimañas.
Me giré hacia su camioneta, esperé para que abriera la puerta y entré para ocupar el asiento de copiloto. Durante el camino, tendría que pensar alguna salida o simplemente saltar por la ventana.
Vi que él se tomó unos segundos mirando mis piernas, mientras se apoyaba sobre la puerta del copiloto.
Aquella mañana llevaba puesto uno de los vestidos viejos que gané de la nueva esposa o Luna del Alfa Cameron, madrastra de Zahid, cuando se enteró de mi cumpleaños. Nunca había recibido ningún regalo de aquella maldita familia, pero mi padrino insistió en que usara como muestra de agradecimiento. Y verlo sonreír era una de las grandes metas que tenía en aquellos días de esclavitud.
Era un vestido corto de tirantes, con un vuelo que tapaba mis pechos, ceñido a la cintura y luego holgado de color azul oscuro estampado y una campera jeans gris con el símbolo de la manada en una de las mangas.
Por otro lado mis piernas estaban más tonificadas gracias a la transformación de ayer, hasta mi piel tenía un brillo especial. Y él lo notó; lo vi porque se mordió el labio inferior antes de cerrar la puerta y entrar al vehículo. Oí un ronroneo sutil que trató de sofocar con su mano. Lo cual disimuló acomodando su barba de algunos días.
Relata Zahid Red Wolf:
Sonreí, luego de encender mi camioneta. Otra vez volvía a sentir aquella paz con ella.
Laura estaba sentada a mi lado, mientras me disponía a manejar mi vehículo hacia donde ella debía ir. Así otra vez disfrutaba del silencio de mis demonios que atormentaban mi juicio.
—¿Hacia dónde ibas, Laura? —pregunté sonriendo, aún embriagado por sólo la sensación de que todo se detenía por una sola chica. Por fin entendía uno de los beneficios de la vinculación de predestinación.
Ella en cambio estaba tensa, todos sus músculos estaban rígidos, casi acurrucada contra la puerta delantera del copiloto. Su cara estaba expectante de mis reacciones. Sus ojos grises me miraban con terror. Sentí el latido de su corazón pidiendo para escabullirse de mí retumbando por el interior de mi camioneta.
Así mi sonrisa se desdibujó, pues ya no tenía dudas que ella no deseaba estar conmigo por el dolor inexplicable que eso causaba en mi interior.
—Responde, Laura. ¿Dónde carajo tienes que ir? Te llevaré. — exigí, luego percibí que mi tono no estaba ayudando a tranquilizarla. Y dolió comprenderlo. Comenzaba a entender que la vinculación se trataba también de un efecto - reacción, en especial en las emociones negativas.
—Señor Zahid, yo iba en camino a mi curso de Informática. Tengo permitido asistir. Por favor, sólo déjeme ir. — rogó y su mirada fue nuevamente hacia abajo, perdiéndose entre sus dedos cruzados sobre sus piernas.
Traté de medir mis palabras para elogiar su interés por los estudios, porque quería que supiera que de alguna forma podría ser diferente:
—Eso es muy bueno para ti y para la manada. Seguir estudiando para progresar.—
Lo que acababa de decir era lamentable, por la Diosa Luna. ¿Una Omega progresando?
Estaba elogiando a una Omega.
Si mi padre me escuchara, me daría un merecido golpe en el medio de la cara. Era un insulto a nuestra raza pretender que una lobita muerta de hambre pudiera ser algo más que su propio rango.
Pero contuve mi risa y comencé a buscar otros temas menos indignantes para conversar.
Encendí el vehículo y le pedí que me señalara el camino hasta ese Curso de Informática. En seguida me surgieron un par de preguntas más. Por lo que le propuse jugar un Ping-Pong de preguntas y respuestas.
Ella no dijo nada, por lo que asumí que accedía.
Me decidí a comenzar:
─ ¿Ayer fue tu primera transformación, Laura?─ trataba de que mi tono se suavizara. Y su nombre salía de mi boca como un ruego por la Diosa.
Intentaba concentrarme en el camino, ya que estábamos en una autopista. Pero quería ver su cara mientras respondía, sus labios carnosos, sus piernas...
⋘Malditos delirios de la conexión de pareja...⋙
Relato por Laura:
Aquí empezaban sus absurdos y sórdidos juegos.Tomé aire, exhalé lentamente y respondí de forma breve y cortes:
-Si, señor. Ayer fue mi cumpleaños y mi primera transformación. -Luego volví a inhalar, tratando de hacerlo lentamente.
Me decía a mí misma: "tranquila, Laura. Sólo respira". Alana, en mi mente estaba en alerta por si se presentaba una milagrosa oportunidad de salir de aquel vehículo y huir por la carretera.
Sin embargo él esperaba que hiciera mi pregunta. Proponiéndome a cambiar de tema y enfocarme en cosas sin importancia, seguí su juego.
—Está haciendo un lindo día, ¿verdad?—dije, mirando hacia afuera, tratando de alejar mi mirada de él. En realidad, estaba calculando que cada vez nos alejábamos del comienzo del bosque y la ciudad de los humanos se veía más próxima. Transformarme aquí sería peligroso y tal vez incumpliría la regla máxima de los licántropos de permanecer bajo las sombras.
Su olor ya estaba nuevamente embriagándome, mi Diosa Luna.
—Si, estará bien. Pero la noche promete ser mejor. Lo aseguro. — respondió sonriendo maliciosamente. Luego volvió a mirar mis piernas y suspirar entrecortado, para cerrar sus ojos y trabar una lucha interna con sus pensamientos. Aunque lanzó su siguiente pregunta:
—¿Qué te pareció tu loba? En mi opinión, es... asombrosa. Nunca había visto una loba totalmente blanca y de ese tamaño. Ella es más grande que la mayoría de los demás lobos de la manada. — Opinó tratando de enfocar el tema en mí, nuevamente respiré hondo y le respondí:
— Si, superó mis expectativas ampliamente. Estoy agradecida por su opinión, señor Zahid.—reconocí su opinión positiva acerca de mi loba, sin mantener contacto visual. Su olor seguía perturbando mi autocontrol.
Luego rebatí a su pregunta:
—¿No es frecuente ver lobos de color blanco? —Y esperé su contestación, esta vez mirándolo curiosamente. A lo que él contesto moviendo su cabeza con una negación. Se tomó su tiempo para realizar su siguiente interrogante, antes corroboró que estaba siguiendo el camino correcto al curso en su navegador del vehículo que avanzaba veloz por la carretera. Ya casi en los accesos a la ciudad de los humanos.
Para mi suerte estábamos a mitad de camino. O eso creí ingenuamente.
—¿Ya has tenido novios? — dijo punzante y giró su cabeza para mirarme fijamente mientras paró la camioneta en el semáforo.
—Si, he tenido novio. — respondí rápidamente. Pronto el saltó a realizar otra.
—¿Cuántos novios has tenido? —decía mientras seguía con su mirada fija en mí. Respondí luego de tomar otra bocanada de aire y cortar con el contacto visual. Sus ojos otra vez se tornaban oscuros con destellos dorados. Rider demostraba que estaba pendiente de las respuestas.
—Tuve 1 novio, señor. —respondí con tono bajo. Ya que volvía a notar su respiración agitándose. Su siguiente pregunta no tardó en aparecer antes de que pudiera pensar en la mía.
—¿Qué tan lejos llegó ese "novio" contigo? —su mirada esperaba una respuesta rápida. Su brazo izquierdo se apoyó sobre la puerta del conductor y giró su torso hacia mí. Sus ojos aún resaltaban más su impaciencia con el brillo dorado de Rider.
—Sólo nos dimos la mano un par de veces y unas caricias, señor. Nada más.—comencé a quedar más nerviosa escuchando como los vehículos que venían atrás comenzaban a bocinar para que Zahid arrancara.
Lo hizo y dobló hacia la derecha, saliéndose de la ruta hacia mi Curso. Ahora manejaba más de prisa y gruñendo.
Finalmente hizo un comentario que me heló completamente.
—Necesitamos más tiempo. Te llevaré a un departamento de un amigo de confianza. Eres mía, Laura. Sólo mía.—esto último pronunció como un gruñido áspero que hizo fruncir su nariz y volver sus ojos oscuros tan dorados como jamás lo había visto.
¿Para dónde me llevaría? ¿qué tenía planeado hacer en ese departamento de su supuesto amigo?¿me dejaría salir de allí? En ese momento comprendí que mi lucha apenas comenzaría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro