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28. La venganza es dulce y fría

RELATO POR LAURA:

Querido lector, por supuesto que me escapé de la Mansión, saltando y trepando por los ventanales, pues Aarón no me permitía salir por la puerta. Deberías ver su cara de frustración al verme pegar media vuelta y romper el cristal en su frente. 

A un lado Lorenzo asistía callado o resignado, porque sabía muy bien que nadie puede frenarme cuando se trata de salvar a mi familia, a las personas que amo.

En la Colina en llamas estaban Adam, Kim y Björn, ¿Crees que debía quedarme con los brazos cruzados? ¿Quién podría estar sentada en su hermosa Mansión mientras asiste como quema el bosque?

Me deslice por los tejados y ni bien pisé el suelo, sentí como el vampiro cazador vino detrás y unos segundos después oí los gruñidos de Hunter a un costado, frustrado por no lograr que fuera tan obediente como las Lunas de otros Alfas. 

Lo sentía por arruinar su fantasía de que luego de la marca me volvería sumisa y obediente. Soy hija de un vampiro al que etiquetaron como rebelde y de una madre que la condenaron por traición. El cliché de príncipe encantado en mi historia estaba ya descartado. 

Estoy segura que el Alfa de los Lobos negros debería estar contemplando la posibilidad de encadenarme en la cama.

Estábamos caminando y discutiendo por el vínculo yendo hacia el Bosque cuando una patrulla de vampiros y lobos traía escoltado a un inesperado prisionero. Tenían órdenes de Adam y Kim de que este demente debería estar en los calabozos hasta que resolvieran qué hacer con él.

Giacomo lucía muy complacido por recibir tanta atención, caminaba con la cabeza en alto, aunque por su marcha y el olor a sangre debía estar herido. La cicatrización en los vampiros es rápida, pero al ser fríos y no muertos, las heridas abiertas son un gran problema y no se logran esconder con vendajes ni medicinas hasta que eventualmente cierran. El olor los delatan.

- Laura, me alegro mucho de verte con salud y con tus compañeros de vida. - dijo con su sonrisa característica y realizando una reverencia.
Hasta en las peores situaciones logra ser odioso e irónico. Me revolvió el estómago tanta hipocresía.

 La humarada comenzaba a llegaba hasta el límite del Bosque y la Mansión. La cortina de humo se cerraba a nuestro alrededor.

El escenario perfecto para cometer una traición. De los calabozos huían algunos de los vampiros que fueron retenidos hace un rato. Era obvio que se debía a una rebelión.

Rápidamente la propiedad se vio rodeada de otra oleada de rebeldes. Era el factor sorpresa que tanto alertó Björn.

¿Por qué no me sorprende estas coincidencia? Justo cuando Giacomo fue atrapado, comenzaba otra intrusión.

- ¿Tú te uniste a Zahid y Génesis? - indagué, aunque más que una duda, estaba tan segura de su complot. Desenvainé mis dagas y apunté al cuello del traidor.

- Créeme que no soy yo la amenaza- dijo bufando Giacomo.

-Puedes mentir mucho mejor, tío.-

- Es una lástima que tal vez no logres ver quién regresa de ese infierno. - contestó cuando presioné el filo de mi arma sobre su cuello y dejé una larga herida. Aunque no lo suficiente profunda para que dejara de reír.

En seguida fuimos rodeados por una horda de lobos rojizos y algunos vampiros. Ésta era la manada de Zahid, quién se acercaba a nosotros junto a su Bruja, aún recuperándose de nuestra última conversación. En mi rostro se dibujó una sonrisa, al menos ella recordará que debe mantenerse en su lugar, con su lobo. 

Luego Hunter aulló para dar inicio a otra contienda, estaba claro que esto lo revolveríamos entre nosotros.  Hunter y Giacomo luchaban a un lado, Lorenzo contra Zahid al otro. Y yo esperaba a Génesis, aunque Alana rogaba para darle su merecido. Ya sabía que mi peor equivocación fue dejarla con vida. 

Zahid no lograba usar a Rider, éste se negaba a ayudarlo. Aun así podía hacerle frente a Lorenzo. Ambos estaban sobre el suelo, el lobo tratando de zafar de una llave de control del vampiro. El cazador estaba tendido sobre el pecho del lobo rojo, con una mano apretaba su cuello y con la otra detenía su otro brazo.  Hasta que Génesis decidió intervenir para salvar a su destinado, y por supuesto que no lo iba a permitir. 

La detuve con una rastrera y luego me coloqué sobre ella. Inmovilizando sus manos detrás de su espalda. Levanté su cabeza para que viera de primera fila, cómo Lorenzo dejaba a su compañero sin  aliento.  Por supuesto que otra vez clavé mis colmillos en su cuello, saboreando su sangre condimentada con el horror y la despiadada certeza que era ese su final. 

A pocos metros Giacomo tenía muchos líos con Hunter, el lobo negro de Aarón. Éste lo lanzó tantas veces al suelo que ya lo tenía agotado y muy aturdido. Además ya había perdido demasiada sangre y no le quedaba más que su última sonrisa cínica. 

RELATO POR ADAM:

Hacía una docena de décadas que no me involucraba en una batalla con lobos y vampiros en un terreno tan abrumador como era un Bosque en llamas.

Estaba nostálgico, lo sé. Pero los viejos tiempos eran épocas memorables: humo, sangre, espadas y desgracia.

Ni bien llegamos a las laderas de la Colina, el fuego nos encerró obligándonos a subir cada vez más. Los árboles quemados se derrumbaban a nuestro alrededor, mientras desde la cima cada vez descendían más vampiros y licántropos dispuestos a avivar las llamas, pues con Kim a mi lado la mayoría de esos idiotas terminaban destripados o como combustible.

A pesar de que el calor aumentaba minuto a minuto y eso reducía el diámetro de las parcelas para luchar a nuestro alrededor, yo me estaba divirtiendo.

Lo admitía, Giacomo tenía razón. Era como un espectáculo de circo o un concierto. 

Amaba escuchar como el filo de mi espada se deslizaba por sus entrañas y quebraba sus huesos, o como las llamas recibían de buen agrado los gritos de agonía de los que lanzaba contra los árboles caídos o los arbustos ardientes. Aunque nada supera arrancar cabezas.  

Por su parte, a unos cuantos metros Björn se lucía con sus habilidades. Su lobo parecía un furioso e inmenso demonio gris bañado en sangre. 

De repente una preocupación me conmovió: ¿acaso él tenía más oponentes derribados que nosotros?

Rápidamente hice un recuento a mi entorno inmediato y apuré a mi equipo a ordenarse y avanzar para abarcar más terreno. No iba a permitir que esta contienda arruinara mi reputación de despiadado.

En unos pocos minutos ya estábamos con una buena ventaja en comparación con Björn, a quién le hice saber que ya lo estaba superando.

Sin embargo desde las llamas, como un maldito demonio del infierno, se aproximaba un nuevo rival que seguramente venía a quitarme los buenos resultados que estaba obteniendo en el combate.

Aunque algo debía reconocer de mi endemoniado hermano, sabía cómo hacer sus entradas dramáticas.

RELATO POR BJÖRN:

El humo subía al cielo, ahora ocultando a la Luna llena.
La oscuridad del bosque daba paso a los gruñidos y aullidos de nuestra manada que ya estaba rodeando la colina y avanzando hacia la cima, encerrando a los rebeldes que no tenían otra salida que bajar a enfrentarnos.

Kim y Adam habían logrado vencer y doblegar a sus oponentes, algunos los habían boleado al fuego y otros trataban de fugarse sin éxito, ya que de una manera u otra terminaban clavados en la espada de plata del Rey de los Vampiros.

Él por su parte era consciente de que infundía terror con su fama y con la alfombra de cadáveres que iba dejando a su paso. Se notaba que estaba disfrutando.

Kim tampoco dejaba de lucirse por sus técnicas de combate o por lanzar hechizos que controlaban las llamas. Aprovechando esto para usarlo contra los que se atrevían a enfrentarla. No dudaba que ella se estaba convirtiendo en una poderosa Bruja, tal vez más fuerte que Génesis.

Cada vez que podía, Adam lanzaba besos a su Bruja festejando sus logros.

Mi equipo seguía avanzando, oleada tras oleada de vampiros y lobos marginados, todos terminaban diezmados y así Damian terminaría acorralado en la cima, sin escapatoria de mis garras.

Pero Adam se detuvo por un instante y su semblante cambió cuando divisó entre las llamas un nuevo contrincante que avanzaba rápidamente entre los árboles y las llamas. Esquivó un par de arbustos que ardían por el fuego y por fin cayó entre nosotros con su equipo humeando y dos espadas empuñadas.
Dio un par de pasos girando las espaldas a sus costados, haciendo que algunos rivales prestaran atención y se desviaron a atacarlo.

Vestía el mismo equipo de combate del clan de Laura, pero no usaba una máscara, ya que claramente no era parte del Concilio; y la insignia de los Monte D'Vitale casi borrado de su brazo derecho.
Pero si portaba dos espadas, que presumo eran de plata, eso significaba que él era un aristócrata.

Ya me hacía una idea de quién se trataba.

Adam rodó sus ojos y siguió con su combate, como si tratara de ignorar al recién llegado. Mientras que Kim al reconocerlo lo siguió de reojo para estar atenta a sus movimientos.

¿Cómo había logrado cruzar el fuego sin ninguna quemadura? ¿era posible que entre las habilidades de los vampiros estaba la de ser invulnerable al fuego?

Esta noche Gianlucca estaba dispuesto a enfrentarse a Damian. Para nuestra suerte.

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