25. La venganza golpea
RELATO POR BJÖRN:
Las noticias no eran buenas. La Manada de los Red Wolf estaba reclamando que su Alfa Zahid fuese liberado inmediatamente. Por otro lado mi padre estaba reclutando lobos solitarios y rechazados de nuestra y otras manadas para reclamar nuevamente su puesto. Y finalmente los ataques de vampiros estaban cada vez más cerca, estaban pisándonos los talones, aprovechando los últimos sucesos y la inestabilidad que provocaron Génesis y el lobo rojo al traicionar la Alianza.
Y aquí estábamos tratando de salvar en cuenta regresiva a Laura y de mantener la paz hasta donde fuese posible.
Alrededor de la mesa estaban los principales Alfas de la Alianza y dos representantes de los Clanes más antiguos e influyentes entre lo Vampiros. Pero aún no era suficiente, el conflicto pronto estallaría.
Ni Zahid ni la Bruja soltaban informaciones del maldito antídoto.
En otro intento de llegar a una acuerdo con Zahid, quien se recuperaba de la paliza de anoche, tratábamos de oír su versión, nuevamente, ahora frente a los demás líderes.
-Laura y yo estamos destinados por la Diosa Luna, y pretendo salir de aquí con ella.- reclamaba Zahid con sus manos encadenadas en su espalda y sentado frente a nosotros. Su actitud jamás había cambiado, se veía orgulloso de defender su vínculo inexistente con ella. Sólo la Diosa Luna sabrá por cual desquiciada razón.
-¿Crees que ella quiere irse contigo, luego de que ayudaste a una bruja a envenenarla?- ironizaba Adam, mientras soltaba sus risas y cruzaba sus brazos provocando al Alfa de los Red Wolfs.
-Aquí la pregunta es si ella se quedaría entre los que masacraron su manada, vampiro.- sugirió el lobo rojo, mientras desde una esquina Aarón y Lorenzo comenzaron a gruñir. Sin embargo Adam y yo seguíamos interrogándolo, mientras los demás escuchaban atentamente.
-Explícate. Como si tu vida dependiese de ello, Zahid.- insistió Adam y tomó asiento frente al prisionero, cruzando sus manos al frente e inclinándose para oírlo.
-¿Quieren saber cómo Laura llegó hasta mi Manada o cómo siguen engañándola?.- provocaba Zahid, con una sonrisa forzada en su rostro, ya que sus heridas apenas estaban cicatrizándose y la hinchazón no dejaba que gesticulara adecuadamente.
-Habla de una vez, Zahid..- trate de insistir.
-Lo haré, y tengo pruebas. Pero quiero que Laura esté aquí.- anunció el lobo.
RELATO POR LAURA:
Mientras los Alfas de la Alianza estaban en la sala de reuniones, Kim y yo fuimos a visitar a la Bruja de fuego en los calabozos.
Fue fácil distraer a los guardias con un poco de somnífero, trancar la puerta con un hechizo de Kim para tener algo de intimidad y abrir su celda con un par de patadas.
-Buenos días, Génesis. Vine a devolverte la visita. ¿Cómo estas pasando tu luna de miel en los calabozos?.- dije acercándome lentamente.
Kim aseguraba desde afuera que no fuéramos interrumpidas, invocando sus hechizos de protección ante cualquier lobo que deseara intervenir.
-Me olvidé de mencionar que eres tan hermosa como tu madre, Laura.- dijo entre dientes Génesis, aún encadenada contra la pared, usando su vestido destrozado por mi anoche.
-Ya lo oí un par de veces. Dime algo más interesante, bruja.- y traté de sentarme en una silla frente a ella, me esforcé por sentarme recta, con mi mejor sonrisa. Pero la verdad la herida en mi brazo cada vez me molestaba más. Un breve recuerdo que cada minuto debía aprovecharlo.
-No tengo el antídoto, lo siento, querida. Ni que entres a mi mente podrás encontrarlo.- declaró orgullosamente la cretina, mientras trataba de abrir sus ojos para mirarme fijamente.
-¿Quién dijo que entraré a tu mente?, yo sólo vine a desayunar contigo.- comenté y pasé mi lengua suavemente por mis colmillos en cuanto ella me miraba con terror. Me levanté rápidamente y la hice ponerse de pie, golpeándola contra la pared. Sentí que tal vez un par de huesos crujieron en su cuerpo, pero no me importó. Mi sed de sangre ya estaba dejándome ansiosa por clavar mis colmillos y provocarle mucho dolor.
-La Manada de los Lobos ...- comenzó a reclamar, pero la interrumpí deslizando mi dedo índice por sus labios. Moví su cabeza a un lado, percibí como se aceleraba su corazón, como su pulso retumbaba en la habitación. Podía disfrutar de su miedo, hasta el olor de su sudor en su frente agregaba un poco de condimento a la situación.
-¿Crees que me importa lo que los lobos opinan, Génesis?- susurré en su oído.
-Me agradas, Laura, en serio lo digo. Pero no tengo el antídoto, tampoco Zahid. El veneno está hecho con tu propia sangre híbrida. Es lo único que sé.- y se calló cuando clavé mis colmillos en su cuello pausadamente, rasgando su piel hasta su arteria. Traté de beber lentamente su sangre, eso hacía que su cuerpo se retorciera de dolor por los espasmos.
De repente por el pasillo del calabozo se oían los aullidos de lobos deltas y gammas, procurando entrar a auxiliar a la prisionera. Podía sentir como cada vez se unían más y más, pero uno a uno rebotaba contra el muro de protección de Kim.
En un breve laspo Génesis no logró mantener su mente protegida y entré a encontrar alguna pista de lo qué pretendía. Tenía razón cuando dijo que no tenía el antídoto, pero me dio una clara imagen de quién entregó el puñal envenenado y porqué aceptó hacerlo. Y al final un par de recuerdos entre ella y Zahid.
Querido lector, ni yo esperaba obtener un chisme tan suculento.
La dejé con lo suficiente de aliento para recuperarse, tirada en el suelo, mientras salía de la celda con mis manos en alto, en señal de rendición.
Poco a poco me interponía entre el grupo de lobos encabezado por Aarón y mi mejor amiga aún saliendo del transe por su enorme esfuerzo en protegernos con sus hechizos.
-Laura, conoces muy bien las reglas de...- comenzó a regañarme Aarón, mientras no sacaba sus ojos de mi lengua relamiendo las gotas de sangre sobre mis labios.
-Tengo poco tiempo de vida como para preocuparme por tus reglas, Alfa.- resoplé y crucé mis brazos esperando alguna otra reclamación o discurso de moralidad de su parte.
Él solo asintió con su cabeza y por su vínculo mental con sus guardias, les ordenó dejarnos salir de allí . Enseguida tomé la mano de mi mejor amiga y pasé por medio de ellos, subiendo hasta donde se encontraba Adam.
Kim sonrió cuando la entregué en brazos de su vampiro y él la recibió con un beso.
RELATO POR ADAM:
Ambas surgían de la escaleras de las mazmorras o calabozos de los lobos sonriendo como dos niñas que acababan de hacer sus travesuras.
Un poco más atrás las escoltaban un par de lobos y su Alfa con un ceño fruncido. Las travesuras de ambas resultaron ser muy buenas, dado el descontento de Aarón. Lo que me importa muy poco.
Vi en el brillo de los ojos de Laura y su piel resplandeciendo, que era evidente que se había alimentado de la sangre de una desquiciada Bruja. Y sin dudas, la hizo sufrir cada segundo, lo que condimentada aún más la degustación.
Laura hizo girar a Kim en mi frente, como una muñeca de porcelana y no puede evitar pegarme a los labios de mi eterna ni bien la sentí entre mis brazos.
-¿Dónde está Zahid?.- preguntó Laura.
Señalé el pasillo que conducía hasta la sala de reuniones, pero decidí no seguirla. Ya llevaba suficiente tiempo encerrado con lobos, y por mi mente pasaba otro tipo de distracciones junto a Kim. Distracciones más placenteras y pervertida.
Admito que por unos brevísimos segundos comencé a sentir lástima por la pobre alma que buscaba Laura. Su mirada era la de un demonio que buscaba saciar su sed por alimentarse de la desdicha de otro desgraciado.
Atrás de ella fueron el resto de lobos y por supuesto su Alfa. ¿Podría el Alfa Aarón Schwarz contener la bestia hambrienta de su pareja destinada?
-¿Qué ocurre, Adam?- interrumpió mis pensamientos mi hermosa bruja.
-Dejemos a Laura resolver sus asuntos. ¿De acuerdo?.- dije mientras la apoyaba contra la pared y acariciaba su rostro. Para luego bajar por el costado de su cuerpo, alzarla desde los muslos y mostrarle que tan duras y palpitantes eran mis malas intenciones.
-¿Ya descubrieron quiénes son los traidores?- insistió Kim.
- De eso se encargará Laura. Pero descubrí una habitación a unos pocos pasos de aquí para que nos pongamos al día con lo nuestro. ¿Qué opinas, brujita traviesa?.- murmuré en su cuello, mientras trataba de acariciar su cintura por debajo de su ropa.
Según mis cálculos, tenía un par de horas para hacer el amor con mi alma gemela, antes que estallara el conflicto entre vampiros y lobos.
Si todo lo hacíamos según lo acordado, esta noche evitaríamos una masacre de dos razas. Y tal vez asistir una coronación.
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