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24. La venganza no se oculta.

RELATO POR LAURA:

Después de tomar una ducha fría para calmar los dolores musculares, me vestí y comencé a prepararme para un largo día. Recordé que Kim me había recetado un par de medicinas para aliviar algunos de los efectos del veneno y la tomé mientras me peinaba.

Ese brebaje no me curaría, pero me daría algo de tiempo para conseguir el antídoto o arrancarlo de la mente de la Bruja traicionera.

Esto último la podría enloquecer o matar y de verdad no me importaba ninguna de las consecuencias.

Jódanse las reglas de esta manada.

Arrancaría el antídoto de la psiquis de Génesis con o sin la aprobación de los lobos. Estaba harta de seguir sus reglas y cargar con sus consecuencias. En cuestión de sobrevivencia: era ella o yo. La elección para mi era obvia.

Cuando salí del dormitorio vi a Lorenzo y Aarón durmiendo en la sala. Cada uno en un sillón frente a frente. Ambos decidieron vigilar uno a otro.

El vampiro dormía casi sentado, con su cabeza a un lado y sus brazos cruzados, había desabotonado su camisa y también su pantalón, no tenía puestos su zapatos y su cabello revuelto era la mejor obra de arte de todas las mañanas. Del otro lado el Lobo dormía con la cabeza sobre uno de los posa brazos del sillón, con su camisa totalmente desabotonada que dejaba ver su esculpido pecho y abdomen subiendo y bajando con su respiración.

De alguna forma se habían puesto de acuerdo en no matarse mutuamente durante la noche. Y lo más sorprendente era que ese acuerdo se logró dialogando porque la sala seguía sin muebles o cosas rotas.

Sonreí ante la asombrosa imagen de que compartían una misma habitación sin peleas. Igualmente no trataría de engañarme, eso no duraría por mucho tiempo.

Porque la causa de todas sus peleas era mi estúpido destino: estar ligada a uno y a otro. Todo sería más fácil si no existiera, al final sería una solución para ellos.
El vínculo que me unía a Lorenzo y a Aarón era tan tóxico como el veneno que me consumía, los tres no éramos lo suficientemente conscientes de cuánto daño nos hacíamos; dejábamos los celos, las inseguridades y el pasado conducir nuestro destino.

Avancé lentamente mientras pensaba en la posibilidad de terminar con todo, tal vez rechazarlos. ¿Sería la opción menos egoísta, curioso lector?

Al oír mis pasos comenzaron a despertarse. Lorenzo despertó sonriente y corrió a abrazarme. Me encantaba sentirme rodeada por sus brazos, era una excelente forma de comenzar con una jornada que debía mantenerme fuerte y contenida. El sabía cómo arrancar mis sonrisas por las mañanas y todas mis tensiones.

Por supuesto que lo hizo para provocar a Aarón, que seguía estirándose en el sillón. Su expresión cambió completamente al desagrado al vernos abrazados. Por eso decidí separarme del Vampiro, mientras trataba de sentarme en uno de las butacas.

-Buenos días, mi Luna.- dijo Aarón con su voz ronca y sensual. Mi cuerpo inconscientemente comenzó a agitarse, mi loba despertó con su voz encendiendo mis demonios interiores que deseaban volver con él. Alana ronroneaba en mi mente, obligándome a cerrar mis ojos para no lanzarme sobre Aarón mientras veía su abdomen debajo de su camisa desabotonada. Mordí mis labios para no emitir los gruñidos de excitación de mi loba.

Diosa, ayúdame a controlarme.

-Buenos días, Aarón.- respondí tratando de inhalar y exhalar lentamente para no caer en la tentación. Pero al ser atrapada por su olor, ese delicioso olor a playa, madera, chocolate y Canela. Fue imposible no ir hasta sus brazos y absorber su aroma.
No debo culpar a mi loba, está vez fui yo quien quería saborear su aroma y sentir como su calor iniciaba en una sobrecarga de electricidad por mi piel.

Pero volví a alejarme del lobo y caí sentada en el sillón, con mis manos cubriendo mi cara. Otra vez reconocía que Adam tenía razón: estos dos podían llevarme a la completa ruina o yo a ellos.

Ojalá la decisión fuera fácil: a cuál amar y a cuál dejar ir. ¿Es tan egoísta amar y querer estar con ellos? ¿Qué tan prohibido era amar a ambos? ¿Qué tan mala sería entregarme completamente a ambos?

-Necesito de los dos como al aire y al agua. Amo a los dos. Creo que este estado es peor que el veneno. Por favor, sólo háganlo. - dije mirando hacia el suelo. Y esperé que uno de los dos recitara el Rechazo.

Era la solución, ya no podía seguir así. Esto debía terminar de una vez o me volvería loca.

RELATO POR KIM:

La mañana en la Mansión de Los Lobos Negros era hermosa, la playa con su aroma a arena y sal a un costado y el bosque húmedo y profundo al fondo era casi un paisaje de cuentos de fantasía.

Pero los problemas tal vez iban ingresando a la Manada con Adam llegando con su automóvil y para mi su aroma era atractivamente peligroso.
Cómo extrañé estar con mi pareja destinada.
También necesitaba liberar un poco de estrés. ¿El día comenzaría mejor con una buena sesión de sexo con mi Vampiro?
Me estaba imaginando sobre el, arañando su pecho mientras lo podría ver enloquecer, mordiendo sus labios y gritando mi nombre con mi vaivén de caderas. Pero cuando percibí que estaba jadeando inconscientemente, me di una bofetada.
Contrólate, Kim.

Björn al ver mi reacción contuvo su risa, ya que estaba a mi lado junto a Jamal. Los tres sabíamos muy bien que Adam no estaba contento por lo ocurrido anoche. Las noticias de que Laura fue herida ya habían llegado hasta el mismísimo Concilio, según el Alfa de Los Lobos Grises.
Los vampiros estaban muy ofendidos por el ataque y esperaban una explicación. Y la explicación no la teníamos, aún.

Además mi sexy vampiro odiaba ser contrariado y Laura asistió a la ceremonia, aún siendo alertada que no lo hiciera por su Clan. Estaba pronta para escuchar sus "te lo dije".

Adam bajó de su automóvil y abrió la valija para sacar los libros que le pedí para traer. Se acercó y me besó posesivamente, sacándome el aire y aflojando mis piernas. Sus manos fueron bajando por mi espalda, hasta aferrarse a mis muslos.

-Quiero exactamente lo que estabas pensando, mi bruja traviesa.- dijo susurrando en mi oído.
Luego tiró los libros a Björn y me levantó en sus brazos, para que pudiera besar su marca en mi cuello. Él sabía cómo arrancarme suspiros y que deseara continuar con esto en una habitación a solas, desesperadamente.

Mi Vampiro me enloquece tanto. Pero debo enfocarme en los problemas. Concéntrate, Kim.

Al separarnos miró fastidiado a los dos lobos que estaban a mi lado, me soltó por un momento y acomodó su chaqueta.

-No vine a declarar la guerra, aún. Pero las noticias no son buenas para los lobos.- dijo tomándome de la cintura y arrastrándome hacia él.

-Tenemos a los traidores en nuestro calabozo, Adam.- dijo Jamal tratando de comenzar a explicar la situación.

-Sin ofender, lobos ingenuos. Pero tienen a las marionetas de los verdaderos traidores. ¿Acaso creen que uno de ellos tenga la inteligencia suficiente para articular una emboscada? Génesis se dejó embaucar por su obsesión por el poder y el otro lobo ya sabemos qué lo motivó.-

-¿Sabes quién es el otro traidor?.- preguntó un incrédulo Jamal y me miró con furia. ¿Qué hice ahora? Retrocedí unos pasos al ver que los ojos del Beta de los Lobos negros se tronaban amarillos y bramaba de furia.

-Cuida tu actitud, Jamal. No fue Kim quien me lo dijo.- respondió Adam colocándome tras él, rechinando sus colmillos y señalando al hocico del Beta con su dedo índice. Estaba en modo posesivo desde que me secuestraron en la Manada de los Lobos grises. Mi orgullo se hartaba de esas actitudes, pero mi animal interior festejaba con suspiros y ronroneos. Definitivamente Adam se merecía una excelente mañana de sexo.

-Yo lo avisé, Jamal. Al final necesitamos todas nuestras conexiones para llegar al fondo de todo esto. Confío en Adam, él confía en nuestro tratado, obtendremos respuestas y evitaremos una guerra si colaboramos. Es momento de forjar Alianzas, ¿cierto?.- aseguró Björn demostrando su talento por negociar en las peores situaciones.
El beta y mi ardiente vampiro se relajaron y asintieron. Suspiré aliviada de que por el momento no habría dramas.

Adam sabía cuando era momento de demostrar su faceta de estratega y diplomático. Por su parte Jamal necesitaba proteger a su Manada. A veces callarse es la mejor decisión para mantener La Paz.

Poco después seguimos conversando sobre lo sucedido anoche, explicando algunos detalles mientras entrábamos a la Mansión y nos dirigíamos al comedor, pasando por los pasillos.
Björn seguía explicando a todos sus teorías y corroborando información con Adam y Jamal, pero algo lo dejó atónito.
Los cuatro quedamos boquiabiertos con la escena en el comedor.

De repente me detuve a pocos centímetros de la mesa al ver a Lorenzo, Laura y Aarón sentados juntos y conversando, sin amenazas, ni gruñidos del lobo ni crujidos de los colmillos del vampiro.

Creo que nos paralizó una montaña de dudas. Al menos a mí. Por mi mente las infinitas cuestiones bloqueaban mi capacidad de asimilar la histórica escena. No me había percatado que tampoco estaba respirando, por lo cual llené mis pulmones y comencé a pensar.

Analicemos juntos:

Los tres estaban sentados juntos, conversando con mucha complicidad. Diría que hasta con cierta armonía, podía sentir la energía que emanaba de los tres fortaleciendo su conexión... Y la conexión provenía de.... ¿Será posible?

Entonces lo comprendí. ¡Por fin lograron sincronizarse!

Y al prestar más atención a mi amiga, vi las marcas en su cuello, sabía exactamente lo qué ocurrió. Además su piel estaba radiante y los tres no dejaban de sonreír. No fui la única que deseó descargar sus tensiones esta mañana.

No pude contener mi grito.
¡¡¡Diosa Luna, por fin los tres entendieron que deben estar juntos!!!

RELATO POR LAURA:

Mi querido lector, creo que es hora de confesar cómo exorcicé todos mis demonios en aquella habitación, por medio de sus caricias recorriendo cada rincón de mi cuerpo y liberando mis orgasmos como terremotos.

No sé exactamente cómo comenzamos, ni quién se animó a qué....

Pero sé que lo queríamos.

Todo ocurrió luego de que ambos me marcaron, pues el enlace debe cerrarse luego de entregarnos de cuerpo y alma.
Y lo hice, soy completamente de un vampiro y de un lobo. No hay mitades, ni fragmentos, soy completamente de ambos.
¿Quién dijo que los tríos deben evitarse? Pues sería alguien que se está perdiendo de algo muy bueno.

Quiero confesar que un par de veces lo fantaseé, pero nunca me atreví a expresarlo. Dejaba que las prohibiciones pusieran límites a lo que sentía por los dos.

Sólo quería dar todo lo que soy y entregué todo lo que podía dar, de mi forma romántica y perversa. Con cada beso nos devoramos, nos encendimos, nos consumimos.
No podíamos ni queríamos separarnos. Con tanta proximidad comenzaba a estorbar la ropa, el aire que nos faltaba y cualquier pudor que se atrevió a aparecer.

Ya ni la ropa que traíamos puesta pudo interponerse entre la necesidad de sentirnos tan cerca, fundiéndonos, de provocarnos y erizarnos la piel cada vez que nuestros demonios batallaban en lo profundo. Ante la impaciencia de ambos, mi ropa quedó en trizas y cayó a mis pies.
El sofá de pronto no tenía suficiente espacio para lo que pretendíamos.

De alguna forma llegamos a la habitación y allí comenzó nuestra excursión a las más descarriadas intenciones que guardabamos.

Sólo nos comunicábamos por los besos que saboreaban cada espacio, las mordidas que escondían desquicios, los gemidos que liberaban nuestro deseo reprimido.
Lamí, mordí y saboreé sin pudor por turnos lo que ellos me podían dar, mientras se ponían firmes a cada una de mis intenciones de llevarlos conmigo y saltar al abismo.

Hice mi mejor esfuerzo, querido lector. Quería dejar en ambos mi furor, mis marcas con mi boca, para que me recordaran el día entero.

Luego nos atamos a las locuras y hasta lloré de placer mientras fui suya. Toda suya. Quería llevar escrito en mi piel cada una de sus embestidas, escuchar el sonido de nuestros cuerpos hasta los espasmos y de sus manos dándome sobredosis de tensión para clavar su pasión.
Teníamos la sincronía perfecta de nuestros aliento, de los acelerados latidos de nuestros corazones y también de los gemidos.

A veces arriba, a veces entre ambos, a veces en el cielo o en el infierno. Perdí la cuenta de las cuánto repetí: sigan, no paren.

Disfrutamos de los límites del salvajismo y del romanticismo, de la piedad y la condena, de la paz y la guerra, del paraíso y el abismo, del vicio y la perfección.

En conclusión, me entregué como si no existiera un después.

Porque el amor no es para ser contenido, sino encendido. Me sentía como un incendio en el bosque y a la vez como la brisa fresca de las tardes cuando caí rendida sobre las sábanas. Sobre mi pecho exhausto se acurrucaba Lorenzo, mientras Aarón se acomodaba a mi lado, pasando su brazo por debajo mi cabeza.

Querido lector, ¿sacié su curiosidad? Porque yo disfrutaba de la gloria de cruzar irrespetuosa todas las líneas de lo permitido.

Pero volviendo a la realidad, necesitaba reponer energía y mientras trataba de recuperar mi audición luego de los gritos de Kim, devoraba todo lo que veía a mi alcance. Hasta peleé por el último trozo de pastel con la bruja.

El primero que se animó a desenfundar alguna curiosidad fue Adam y sus divertidas ironías.

- Dicen que los triángulos son problemáticos, pero ya veo que también muy placenteros. Falta solamente que sobrevuelen pajaritos sobre sus cabezas para que me sienta asqueado de tanta alegría.- y se llevó una taza de café a su boca para esconder su sonrisa.

Por otro lado Björn y Jamal lucían tensos conversando por su enlace mental. Y aunque trataban de disimular no estaban entusiasmados con la situación. Pero poco me importaba, nadie tenía el derecho de interponerse.

- Quiero ser la madrina.- dijo Kim luego de volver de una de sus visiones. Lo sabía por sus manos temblorosas que trataban de sujetarse del brazo de su vampiro.

Por la Diosa, ¿creo que deberíamos aclarar lo qué quiso decir?

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