22. La Duquesa y la lealtad
RELATO POR LAURA:
Querido lector, déjame narrarte la desagradable experiencia de mantener o fingir un diálogo cordial con Génesis y su lengua venenosa.
Seguí los consejos de Adam en dichas situaciones y la dejé dar rienda suelta a su desquicio y así poder analizar cada una de sus palabras. Realmente ella trataba de convencerme acerca de que él y ella congeniaban en una larga lista de intereses y asuntos propios de dos importantes figuras del mundo sobrenatural: él como líder de la Manada más fuerte de licántropos y ella como la manda más de las Brujas de fuego o Phoenix.
Sin embargo traté de disimular detrás de una sonrisa falsa y un tono calmado, que lo que más me enfurecía era ver la marca de la medialuna en su cuello, justo en la unión del músculo con la clavícula. Lo curioso, mi querido lector, que de ella no desprendía el olor de Aarón. Es más, me atrevo a insinuar que ese olor, qué tanto trató de esconder con un hechizo, es de otro lobo que la reclamó como suya.
Lorenzo me acompañaba y estaba a la par de mis pensamientos, de mis impulsos animales y mi controlada voluntad de destrizar la hermosa cara de la bruja. Por eso se sentó a mi lado, pasó su brazo sobre mi hombro y en todo el tiempo acariciaba mi piel tratando de aflojar la tensión de mis músculos.
– Fue muy amable de tu parte enviarnos la invitación. No esperábamos tanta cordialidad. Es más, creo que hasta fue una afrentosa sorpresa recibir la invitación.– dije con mi mejor cara cínica, al final algo de mi tío Giacomo debía heredar. Ella respondió lamiéndose los labios y sonriendo apenas levantando las comisuras de su boca. Oh si, Bruja, también sé jugar a este juego.
-¿Y cuándo tendremos el honor de ir a su ceremonia de ...? Lo siento, no recuerdo como llaman los vampiros las uniones de pareja.- intentó mentir descaradamente. Ya la estaba leyendo como un libro abierto, esa Bruja era muy embustera.
-La llamamos juramento de sangre. Tal vez no les mandemos nuestra invitación, espero que lo entiendas.- respondió Lorenzo sin titubear.
-¿A qué debemos tu visita el día más importante de tu larga vida, Génesis? La invitación a la fiesta seguramente tiene un porqué, ¿no es así?.-dije sin rodeos. Ya me estaba cansando de tanta hipocresía.
Ella trató de evadir las respuestas, a cada minuto que pasaba se sentía más insegura o tal vez esperaba jugar con mi poca paciencia. ¿Acaso me tomaba por idiota?
-Génesis, sé específica, por favor.- dije para obligarla a decirlo en voz alta. Ya sabía qué querían ella y Aarón. Sólo necesitaba que me lo dijeran en la cara, al final para eso vine.
Dilo, bruja. Dímelo si tienes agallas.
Pero mientras ella explicaba sus razones tratando de desviar el tema por el camino de lo romántico de los intereses comunes, afinidades comunes, lo bueno que eran en la cama y otras cosas repugnantes, sentí que Kim quería decirme algo por el enlace mental. No podía atenderla ahora, si me desconcentraba perdería los estribos y Alana pondría fin a la hermosa velada que organizaron los lobos negros para su Alfa y su futura Luna.
Luego se despidió para ir a comenzar a prepararse para su gran noche, con su sonrisa triunfal. Fue la conversación más desagradable e inútil que mantuve en mi vida.
La odié más cuando la vi caminar hacia la casa de Aarón. Hasta caminaba con una perfecta oscilación de sus caderas. Cerré la puerta y rugí al asegurarme de que estaba lo suficientemente alejada para no escucharme.
Querido lector, no niego que me moría de celos. Pero también desde un primer momento su actitud me resultó tan repugnante como la asquerosa petulancia de Giacomo. Creo que harían una hermosa pareja de gusanos.
Repetía en mi mente: Amar es dejar ir, Laura. Aarón la eligió a ella. Sigue tu vida, déjalo ir.
RELATO DE BJÖRN:
Cuando llegamos a las habitaciones de la playa, donde estaban Laura y Lorenzo vigilados por mi equipo, Kim no tardó en compartir el chisme. Las Brujas tienen una gran facilidad por entrometerse en la vida ajena, sobre todo cuando se trata de artimañas, traiciones y secretos. Kim no era la excepción.
Por su parte Laura no dejó de caminar de un lado al otro frente al ventanal, gruñía y maldecía a Génesis. Tal vez Alana también lo hacía, el lazo de ella y Hunter no se podía romper con simples hechizos, ninguna bruja oscura o de magia blanca tiene el poder suficiente para desvincular lo que designó la Diosa Luna.
Laura era la única y futura Luna de la Manada de Lobos Negros, ese era su lugar por derecho.
Pero estaba en ella aceptar nuevamente a Aarón, quien fue engañado y no dejó de amarla, ni bajo el efecto de la coacción de Génesis. Eso quedó claro cuando reclamó estar con ella al recuperar su conciencia. Ambos se necesitan, sólo ellos podían sacarnos de estos tiempos difíciles y oscuros fortaleciendo su vínculo.
Sin embargo también era evidente que había algo más que no decía, que evitaba asimilar en esta situación. Había una razón que la hacía retroceder y no correr a los brazos de Aarón, tal como nuestros instintos nos ordenan al reencontrar a nuestro compañero de vida. ¿Quizás había algo más?
-Laura, es sólo por una noche. Además aprovecharíamos la situación para esclarecer algunas preguntas que hace meses nos atormentan. Estamos buscando la verdad, ¿no es así?- dije animándola a aceptar.
-No me gusta la idea, Björn. Aunque sea un minuto, no quiero que aquel lobo vuelva a acercarse a MI ETERNA.- reclamó Lorenzo tomando un vaso de un alguna bebida alcohólica y crujiendo sus colmillos en un rincón. Su estado de ánimo demostraba que también le preocupaba... que odiaba la conexión entre ella y el Alfa. Pero nada podía hacer, él lo sabía muy bien.
– Créeme, a mi tampoco, pero es lo correcto. – me respondió Parker por nuestra conexión mental.
– Yo tampoco creo que me sentiría bien, Björn. Sólo vine a aceptar el rechazo de Aarón y seguir con mi vida lejos de aquí. – dijo Laura, mientras se tiraba en el sillón, con su cabeza hacia atrás y resoplando. Pero la Bruja se sentó a su lado y para mi suerte trató de convencerla:
– Estoy segura que podemos descubrir qué pretendían con ese hechizo. Sólo una noche, Laura. Luego nos iremos y nunca más volveremos. Por favor, Laura. Debemos encontrar la verdad de esta historia. Sólo así podrás vivir en paz. – le pedía Kim, abrazando a su amiga.
Ella seguía negándose hasta que Kim comenzó a describir qué pudo ocurrir si Aarón no salía del hechizo a tiempo. De que posiblemente los rebeldes estarían detrás de esto y que si atrapamos a Génesis, ella confesaría quién la ayudó. Definitivamente la Bruja tenía mejores argumentos que los míos y sabía qué decir.
Génesis no actuaba sola, era una jugada muy arriesgada y necesitamos un buen plan para asegurarnos de responder a todas nuestras preguntas: ¿qué pretendía Génesis? ¿quién es el infiltrado en nuestra Alianza? ¿estarían aliados con los rebeldes?
RELATO POR LAURA:
No sé cómo lograron convencerme a hacer este espectáculo.
Lo que más odiaba era que Lorenzo podría dudar que he decidido estar junto a él. O tal vez yo comenzaría a dudarlo luego de estar con Aarón, nuevamente.
Björn tenía una gran plan certero, mientras yo tenía grandes dudas en mi corazón. Ya habían pasado dos meses luego que de se fue con ella y hasta me había hecho la idea de que lo mejor era dejarlo ir. De pronto renació como un incendio en mi alma la esperanza, o tal vez fuese Alana ansiosa de rever a su lobo.
Pero no este lobo, no él. Diosa Luna, me encantaría saber cuál pecado he cometido por ser la designada a quién atacó a mi manada y posiblemente asesinó a mi madre.
Los pedazos rotos de mi corazón estaban gritando por Aarón mientras discutían con mi razón. Cuando llegamos al lugar donde tendría lugar la ceremonia nos fuimos a ubicar en nuestros asientos, mientras Lorenzo permanecía atrás con el equipo de guardias de Björn. Esto debía enfrentarlo sola, querido lector, con mi cabeza erguida y mi mejor sonrisa para enmascarar mis nervios.
Ya lo sentía cerca, venía hacia mi. Su aroma fue lo primero que me embriagó, erizando mi piel y haciendo a Alana ronronear en mi consciente.
Pero el show debe continuar... Concéntrate, Laura.
A mi lado estaba Kim y Björn observando cada movimiento de los invitados que comenzaban a llegar a ocupar sus lugares frente al altar en la playa. Esa noche tendríamos una hermosa luna llena para bendecir la unión del Alfa de la Manada de los Lobos negros y su Luna.
Cuando vi a Aarón acercarse a saludar mis manos comenzaron a temblar, sólo con la idea que tendría contacto con él. Traté de disimular como la electricidad volvía a recorrer cada centímetro de mi piel con su tacto y concentrarse entre mis piernas. Alana saltaba y ronroneaba en mi mente, como una cachorra tonta.
Su reencuentro con Hunter era notablemente cargado de emociones que me jugaban una mala pasada. Traté de no dejarme llevar con la tentación de sentir su aroma, abrazándolo y besándolo hasta perder el aire. El lazo de pareja estaba pulsando cada vez más, nublando cualquier razón.
-Cálmate, por favor. Esto es muy importante. Deja de olfatear a ese lobo.- reproché a mi loba.
-Si, claro. ¿Soy yo quién no ha soltado su mano y está babeando por como se ve con ese traje?.- respondió Alana en mi interior, dejándome algo mareada.
Luego percibí que no solté la mano de Aarón por un largo tiempo. Él me miraba y oí como sofocaba sus gruñidos apretando sus labios. Hunter también deseaba a mi loba. Por suerte Björn intervino tosiendo y haciéndonos conscientes de que era necesario seguir con la puesta en escena.
Me alejé y volví a ocupar mi asiento, mientras él debía seguir actuando. Todos debíamos seguir actuando, aunque Alana no comprendía del todo que debía esperar.
El transcurso de la ceremonia ocurrió tranquilamente hasta que llegó el turno de Génesis, quién exclamó emocionada sus votos a un Aarón que trató de disimular interés por aquella Bruja.
Luego fue mi turno de aproximarme a la hermosa tarima llena de flores donde estaba el altar. Subí tratando de controlar a Alana que no se decidía si reclamaba a Aarón o sacaba los ojos de la Bruja.
Tomé el micrófono y comencé mi discurso:
-Estoy aquí presente esta noche para darle a esta pareja lo que tanto desean para comenzar su camino juntos con la Bendición de la Diosa Luna. ¿Quién soy yo para ser una CONSTANTE PREOCUPACIÓN?..- dije y pasé el micrófono a Aarón tratando de no tocar su piel, que se paró en mi frente para seguir con la puesta en escena: El Rechazo.
Según el plan de Björn, Aarón intentaría seguir hasta ese punto con lo que deseaba Génesis. Pero sin su embrujo, él solo se paró allí mirándome con su hermosa sonrisa.
Luego levantó el micrófono y me presentó a los invitados como su compañera destinada por la Diosa Luna. Giró para nuevamente encantarme con su mirada iluminada y mordiendo su labio inferior.
Comenzaron los murmullos y algunos aplausos, pero no dejábamos de mirarnos. No podíamos comunicarnos a través del enlace, pero nuestras miradas decían más que cualquier palabra.
Génesis comenzó a perder la paciencia cuando notó que Aarón y yo intercambiamos miradas y risas. Luego se aproximó a él y trató de colgarse a su cuello.
El Lobo la apartó, pero ella siguió insistiendo en interponerse entre los dos. Percibió que su hechizo de amarre ya no tenía su efecto. Y quiso salir corriendo, pero la sostuve por su brazo, clavé mis garras en ella.
En realidad fue Alana, mi loba; festejaba que ya podíamos darle una paliza por codiciar lo que ERA MÍO.
No podía esconder el entusiasmo por darle una paliza, ya estaba sobre ella y Génesis fijó su mirada en alguien entre los invitados para gritar por ayuda. Kim y Björn trataron de ver quién era, mientras comencé a destrozar su vestido. ¡Cómo disfruté sus gritos cuando le pegué las cachetadas que desde la primera vez que tocó a mi lobo se las debía! Me sentí tan bien oírla pedir clemencia, querido lector.
Al fondo de la ceremonia Lorenzo logró identificar al cómplice y se lanzó sobre él. No vi muy bien cómo lo hizo, pero prácticamente ambos luchaban de igual a igual al final de las filas de invitados.
De pronto lo tiró en medio de los presentes, haciendo que todos comenzaran a gruñir por el escándalo.
Hasta que por fin el cómplice cayó al suelo, mientras Aarón lo trataba de sofocar con sus manos y Lorenzo sujetaba sus brazos en su espalda.
Ese segundo de distracción su suficiente para que Génesis diera su última jugada, esta Bruja tuvo tiempo suficiente de clavarme su puñal en mi brazo.
No fue la primera vez que me apuñalaron, pero sentí que mi corazón acelerado ya no me daba energía.
RELATO POR AARÓN:
La lealtad entre los lobos es lo que une a todos los miembros de una Manada.
La lealtad es lo que nos hace fuertes, es lo que da sentido a nuestras luchas, es lo que nos convierte en familia.
No podía permitir que uno de mis Aliados debilite nuestras defensas para darle ventaja al enemigo. En mi Manada, la lealtad es un juramento.
Si él quiso provocar a mis demonios, ahora sabría quién sería su peor pesadilla.
Zahid, el lobo rojo, pagaría por esa traición.
Estaba a punto de desgarrar su cuello con la ayuda de Lorenzo cuando sentimos a Laura caer al suelo. Luego el olor a su sangre nos horrorizó con la posibilidad de perderla. Corrimos hasta ella, mientras Kim trataba de sostenerla.
Su amiga trataba de controlar la hemorragia en el brazo derecho de Laura y nos avisó que el puñal que usó Génesis estaba untado con el veneno prohibido: sangre negra.
Sabía que no quedaban muchas esperanzas cuando se trataba de ese veneno, era mi castigo verla sufrir hasta perderla. Mis sombras nuevamente me recordaban su verdad, estaban vengándose por lo que les quité.
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