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20. La Duquesa y su pasado

Maratón 1/2

RELATO POR GIANLUCCA:

Recuerdo la noche que conocí a Aisha.
Fue en el último intento de hacer entender a su terco Alfa que los límites de su Manada terminaban en donde comenzaba mi territorio. Ningún peludo viejo y asqueroso me haría renunciar a lo que me proponía. Y cuando hablaba de último, era porque esos perros tenían sus días contados.

Ella estaba sentada a su lado y casi no logré concentrarme en la negociación por sus hermosos ojos azules. Jamás vi tanta luz y vida en una mirada. Diría que quise tener un corazón para que pudiese dedicar cada latido a su belleza y que todo el universo escuchara.
Aisha era una hermosa loba de lindos labios y fuerte mirada. ¿Cómo no amarla después de ver su sonrisa cálida y jovial?
Todo en ella irradiaba una energía que me atraía, como la sed por sus labios.
Pronto quise descubrir cómo estar cerca de ella, de sus intereses, de sus sonrisas, de sus labios, de su piel, de sus suspiros...

Fui tras ella noche tras noche hasta poder acercarme lo suficiente para confesar que era suyo de cuerpo y alma.

No me importó renunciar a mi Clan, ni a mi familia por ella. Haría cualquier cosa por ver su sonrisa.

Luego vino Laura y por primera vez en mi no muerte, inocentemente, agradecí al destino por poseer una familia con mi amada. ¿El universo había perdonado mis pecados?
Con Aisha no había imposibles, no existían obstáculos. Sólo ella, Laura y yo.

Creímos escapar del pasado, de nuestras razas en guerra... Juntos podíamos soportar a todo.

Fui feliz, ella lo fue. Lo sé.

Amábamos con locura a nuestra hija.

Hasta la noche donde nos invadieron.
Y perdí a ambas.

Me perdí y reencontré el odio.

No quisiera que Laura sufriera lo mismo. No por mis pecados.

RELATO POR LAURA:

Pasaron dos meses luego que lo vi por última vez. Evitaba tocar el tema en presencia de Lorenzo. Pero también sabía que él sentía mi alma rota.

Sin embargo jamás se apartó ni me recriminó o trató de reprochar que sufría por otro. Simplemente estaba a mi lado, en los buenos y en los malos ratos.

Querido lector, no me mal interpretes. La relación con él era armoniosa y fluida, no habían secretos, ni mal entendidos. Yo podía ver sus pensamientos, recuerdos, emociones, sensaciones. Así como él los míos.

Lorenzo sabía que mi loba aún se lamentaba por el rechazo de Aarón, jamás lo oculté porque no había disfraz que ocultaría por largo tiempo mi alma rota. Y así mismo me amaba, cada uno de mis pedazos rotos, cada uno de mis defecto. Y yo a él.

Aunque muchas noches no estábamos juntos, porque él debía cumplir con sus responsabilidades en su Clan, descubrimos que podíamos darnos placer por la conexión que teníamos. Era el bonus que toda pareja debería tener y afortunadamente lo teníamos. Cosas de vampiros, diría Adam, haciendo sus muecas de disgusto por no confiar en Lorenzo.

Sin embargo sentía que mi alma no estaba completa, faltaba recomponer los trozos que aún lloraban por Aarón. Dolían con cada respiro, seguían amándolo y mortificándome con cada recuerdo. Alana y yo sabíamos cómo batallar contra nuestro dolor. Aunque era imposible borrar de mis pensamientos lo que llevo tatuado en mi alma.

Por otro lado logré distraerme con los arreglos y reparaciones en mi propio departamento, estaba cerca de los límites del territorio de Adam y Björn. Pues una Duquesa necesitaba poseer un lugar y vasallos a quien guiar. Aunque siempre creí que liderar no es solamente mandar y decidir, sino también cuidar de las personas que confiaban en mí.

Adam lo aceptó luego de enterarse lo sucedido y corroborar que Aarón ya no me reclamaba para su manada como Luna.

No era un deslumbrante hotel cinco estrellas en una playa paradisíaca donde estaba la suite de Adam. Con decenas de empleados y centenares de huéspedes.

Tampoco un hermoso pueblo en medio de un espeso y fabuloso bosque helado como el de Björn. Donde los árboles parecen tocar las nubes en las noches de tormenta.

Solamente era un edificio de 6 pisos, un par de casas aledañas y al fondo el Bosque que compartíamos con los Lobos grises. En él vivían 3 parejas de lobos y vampiros. En las casas estaban familias de hombres lobos con sus niños.

Mi pequeño reino, querido lector.

Mi vida estaba dedicada a seguir con el curso de informática, recibir clases de Adam sobre cómo administrar un Clan y encontrar algunas noches a Parker y Kim para salir a cazar por el bosque.

Giacomo también trató de enseñarme sobre cómo eran los tratados con los otros Clanes y un poco de su versión de las historias de nuestro linaje. Pero eso no funcionó por mucho tiempo debido a sus risitas irónicas y chistes ácidos sobre los licántropos.

Mi vida parecía seguir su ritmo maltrecho, aún con mis heridas. Podría decirte que las rutinas ayudaban a pasar el tiempo. Que las noches pasaban sin ningún esfuerzo por olvidar sus ojos marrones con destellos verdes.

Que no suplicaba a la Diosa por ser rechazada y darle el maldito final a todo esto.

Hasta que el golpe de gracia llegó: la invitación a la ceremonia de unión de Aarón y Génesis.

Me tomé mi tiempo para abrir y leer la invitación, sabía lo que era porque Kim esa misma mañana me comentó acerca de cómo Adam la quemó ni bien llegó a su suite.

De mi parte esta provocación me parece poco afortunada, ¿querían que les arruinara la noche degollando la futura Luna?

Porque seamos sinceros, aquí entre nosotros, este tipo de giros dramáticos son propios de una desquiciada Bruja que está muy insegura acerca de su reinado y futuro rol como Luna. ¿Acaso con alejarme no les fue suficiente? ¿Qué más podría renunciar para seguir con mi vida?
¿Cuándo los lobos entenderían que había entendido que jamás pertenecí a su raza?

Al final lo abrí tomando con una copa de vino y leí atentamente.

Si querían mi atención, pues aquí la tienen:

"Nos uniremos mediante la Bendición de la Diosa Luna y nos complace invitarte a la ceremonia.

Nos encantaría compartir esa noche contigo.

Tendrá lugar en la Mansión de la Manada de los Lobos Negros la primera noche de luna llena de este mes.
No faltes al comienzo de nuestro camino juntos.

Aarón y Génesis."

Vaya, vaya, vaya...

RELATO POR BJÖRN:

Hacía semanas que no lograba reunirme con Aarón. Él cada vez estaba más ausente de los asuntos de la Alianza. Hasta evitaba incluirme en las reuniones con los demás Alfas.

La relación de Aarón y Génesis siempre fue tumultuosa. Prácticamente de amor y odio. Hablaban por allí que el Alfa y su futura Luna apenas soportaban estar juntos durante las noches, pero bajo los rayos del sol aparentaba ser miserablemente enamorados.

Ni Jamal que era el Beta de Aarón comprendía qué carajos sucedía entre los dos. Y trataba de mantener a flote la Manada y la Alianza como yo.

Los problemas continuaban asechando y necesitábamos a nuestro líder enfocado en resolverlos. Pero no era el caso.

¿Quieres saber algo? Creo que aquí había una gran incógnita.

¿Acaso no es mucha coincidencia que Génesis y Aarón decidieron volver luego de encontrarse en una fiesta de Vampiros que nos odian?

¿Por qué Aarón cambiaría a Laura por Génesis?

¿Quién en este mundo dejaría a un lado la posibilidad de tener como compañera de vida a Laura?

Nuevamente me venían a la mente las palabras de Adam aquella vez que nos reunimos en los límites, y me perseguía la misma cuestión: ¿de qué carajos hablaba cuando se refería a cuidarse de sus sombras?

¿Por qué justamente Génesis estaba en la fiesta de los Vampiros? Es cierto que todos los aliados estaban convidados, había una gran expectativa en torno al evento, muchas entidades sobrenaturales...

Demasiados invitados y justamente sucedió ese momento de arrebato de Aarón por Génesis.

No podía evitar hacerme más preguntas mientras cenábamos en el apartamento de Laura. La bruja y la Duquesa no dejaban de encontrar mil defectos a la actual pareja del Alfa de los Lobos Negros, mientras hojeaban las revistas que anunciaban la ceremonia.

-Björn, ¿qué piensas?- me interrumpió Kim, mientra me alcanzaba otra botella de alguna bebida con alcohol y se sentaba en el sofá. Estábamos en el balcón del departamento de Laura, cenando y descansando luego de una cacería, pero ella nunca se rendía cuando quería saber algo.

-En muchas cosas, Kim.- dije y luego tomé un sorbo. Tratando de evitar hablar sobre el tema.

-Me refiero a Génesis, lobo gris- insistió la bruja, mostrándome algunas páginas de una revista.

-No es mi tipo, ¿contenta, Kim?.-

-¿Qué te preocupa, Björn Greysson?- preguntó Laura, estirando su mano.

Sabía que eso significaba. A lo largo de los últimos meses ella aprendió a dominar un par de habilidades, entre ellas la de entrar a mi mente o a la de cualquiera. No tenía nada que ocultar, así que a menudo nos entreteniamos con sus trucos.

No obstante fuimos interrumpidos por un invitado sorpresa. Por su olor que venía desde la puerta era un Vampiro.

Laura decidió recibirlo luego de tratar sin éxito de saber quién era.

Este vampiro sabía cómo burlar la seguridad de una manada. ¿Quién podría ser?

Las casualidad abundaban esa noche.

RELATO POR LAURA:

No esperaba a nadie más y todavía Lorenzo no llegaba hasta la mañana para emprender el camino hacia la dichosa ceremonia de unión entre Aarón y Génesis.

Si, curioso lector, había decidido asistir al evento del año desde primera fila.

Tampoco ninguno de los encargados de la seguridad del edificio avisaron quién subía. Para prevenir ante algún intruso hostil revisé las cámaras, pero no había nada. Otra vez escuché los golpes y decidí abrir la puerta.
Ese intruso no encontró peor víctima, lo molería a golpes y luego le arrancaría las ganas de respirar si trataba de hacer algo muy estúpido.

Cuando abrí, allí parado, frente a mi puerta, con su presencia taciturna, con un oso de peluche en mano estaba Gianlucca. Tenía una mueca en su rostro en vez de una sonrisa.

-Lamento venir ahora, sé que debes estar ocupada. Pero es el momento de hablar, Laura.- y con un ademán saludo a Björn y Kim. Los dos estaban atentos a su movimiento desde el balcón. Obviamente que escuchaban todo, pues eran licántropos.

-Estoy por salir de viaje por un par de días. Pero seguramente ya lo sabes. Creo que alguien que sabe ser invisible, también sabe muy bien a quién y cuándo deja verse.- con un ademán lo invité a pasar.

Mis instintos me alertaban de las intenciones de Gianlucca, aunque es mi padre, no debía confiarme.

-Si, de hecho lo sé. No pretendo tomar mucho de tu tiempo, mi niña. Solo vine a que puedas ver qué ocurrió la noche en que perdimos a tu madre. Adam seguramente te mostró cómo utilizar el Auspex, por lo cual aquí estoy.- dije sacándose el abrigo y dejando el oso de peluche sobre la mesada.

Adam siempre prefirió que dominara mis Disciplinas en vez de entrenamientos físicos, especialmente la que necesitaba para persuadir, invadir mentes y provocar delirios en mis oponentes. Esa disciplina era el Auspex.

Björn y Kim se miraron sorprendidos y se aproximaron a nosotros. Lucían tan preocupados como ansiosos por saber qué Gianlucca estaba dispuesto a mostrar. En realidad aquí la cuestión era por qué lo hacía. Algo que he aprendido con mi familia paterna es que siempre tienen un truco bajo la manga.

Gianlucca llevó mi mano a su frente y permitió que entrara a su mente. Si, las disciplinas me permitían hacerlo, pero siempre con permiso del huésped. De lo contrario causaría mucho daño a su mente y me restaría mucha energía.

Tan pronto como comencé a entrar, sus recuerdos me llevaron a la última noche que pasó junto a Aisha.

Estábamos los tres jugando en la alfombra de mi cuarto cuando de repente sonaron las alarmas de la Manada. Yo era apenas una bebé.

Aisha me dejó en la cuna y salió a ayudar a su gente. Gianlucca salió después y vio como algunas casas estaban incendiándose. Eran muchos lobos peleando por todos lados, cuando de repente se lanzó sobre él un enorme lobo negro con ojos rojos que brillaban de cólera.

Comenzaron a luchar, pero el animal era demasiado fuerte y por más golpes que acertaba, aquel lobo seguía furioso y persiguiendolo. Era evidente que no se daría por vencido hasta arrancar su cabeza. De pronto entendió la razón del ataque, venían por él. Nunca aceptarían que un vampiro y una Alfa vivieran tranquilos. Para ambas razas era algo peligroso.

Gianlucca ya estaba en el suelo y sobre él un furioso animal que lo odiaba y gruñía, pero a su rescate llegó la loba de Aisha. Su pelaje era casi blanco, con algunos matices de gris en su lomo y en sus patas. Se llamaba Alma.

Ella se interpuso entre Gianlucca y aquel lobo. Los tres combatieron utilizando todas sus fuerzas.

Mi madre luchó junto a él. Estaban dispuestos a luchar por ellos, por todos.

De repente oyó que en la casa lloraba su bebé y Gianlucca salió a buscarme. Trató de calmarme y luego salió de la casa llevándome en sus brazos.

Pero al regresar ya la loba de mi madre estaba sobre el pastizal agonizando. Solamente se acercó conmigo, oyó los últimos latidos de su corazón y lloró toda la noche por ella.

Podía sentir el dolor de la desconexión entre ambos, como un vacío que hiela los huesos, como si robaran su suelo, como si la oscuridad reinara en su interior.

Todas las noches Gianlucca tenía la misma pesadilla: el lobo negro, las fauces furiosas, sus garras despedazando su piel, el animal luchando con su amada, el llanto de su bebé y cuando escuchó a su alma gemela respirar por última vez. Era un vórtice de dolor noche tras noche.

Cuando salí de sus recuerdos comencé a sentirme mareada y muy cansada. Pero sobre todo tenía las respuestas a algunas preguntas que tanto me angustiaba.

Me senté en el suelo para comprenderlas. Mientras Kim atendía a Gianlucca que trataba de permanecer consciente. Björn solamente se sentó en mi frente y apoyó su mano sobre mi hombro. Los dos sabíamos que esas respuestas la deseábamos, pero era difícil soportarlas.

-Mi madre murió luchando por su manada. Luchó hasta su último aliento por su familia. No fueron vampiros, fueron lobos, Björn. - dije para luego desahogarme en lágrimas abrazada a mi mejor amigo.

El ataque fue por lobos, no por vampiros rebeldes como decían Aarón y Damian.

Y fue él.

Él mató a mi madre, querido lector.

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