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17. El Rey de los Vampiros.

RELATO POR BJÖRN:

Luego de muchas idas y vueltas con las negociaciones acerca de cómo y dónde Laura debía quedarse, ella decidió seguir con Adam y su Clan. Y está bien, al final es su familia.

Aunque no creo que ellos cuenten la verdad. Pero yo lo haría, porque también la estoy buscando desde que estoy al frente de la Manada. Comencé a buscar entre los archivos y antiguos correos de Damian todo lo relacionado a Aisha y Gianlucca. A medida que escarbaba en esos archivos, encontraba más acuerdos y reuniones mantenidas entre mi padre y el ex Alfa de los Red Wolfs, Cameron. Estos últimos eran quienes mantenían informada a la Alianza sobre la manada de Aisha.

No obstante una noche acordamos salir a cazar con Alana. La loba de Laura necesitaba de eso, de lo contrario se enfermaría y no lograría transformarse. Su conexión se haría más débil y perdería algunas habilidades. Lo resolvimos en una de esas noches que hablamos por videollamadas, nunca perdimos el contacto.

La esperé con mi motocicleta frente a la entrada del Hotel "Oriente del Edén", así se llamaba la guarida de su Clan. Un nombre muy curioso, pero muy significativo para la raza de los vampiros. Según cuentan en sus leyendas, ahí fue el lugar donde comenzaron a surgir como los malditos condenados, donde la noche los reclamó y son testigos de su maldición eterna hasta la actualidad. Decían que allí Adam y su Clan guardaban trofeos de sus víctimas o de aquellos que se atrevieron a enfrentarlos en los milenios que su raza vaga por las sombras de la noche.

Iremos solo ella y yo, como fue lo acordado con Adam. Además él tendría su localización exacta en todo momento. Estaba seguro, ya que aquel vampiro no dejaba cabos sueltos. En su audaz precaución sabía que algo haría para saberlo y asegurarse que ni Aarón y Lorenzo mostrarían sus narices cerca. Pero juré que ninguna sombra la perseguiría mientras estaba bajo mi protección, esta vez no la dejaría indefensa ni por un segundo.

Ella bajó con un par de guardaespaldas y su mochila en sus hombros. Cuando me vio sonrió y corrió a abrazarme, dejando atrás a ese par de idiotas sin saber qué hacer. Pero antes de irnos uno de ellos me alcanzó un móvil y sabía que Adam tendría sus últimas indicaciones preparadas. Rodé los ojos y llevé el aparato hasta mi oído para escucharlo.

-Björn, un placer verte. Pero vayamos al grano. Tienes 48 horas y si no vuelve la buscaré hasta debajo de tu cadáver. Pero les deseo una divertida cacería. -- dijo y cortó. Devolví el móvil y reí de las estupideces de Adam. A veces actúa como si fuera el rey del mundo.

Había un lugar en particular que deseaba que Laura conociera. Iba allí sólo, en la semana de celos para estar tranquilo o para desahogar las tensiones de lidiar con los asuntos de una manada . Era uno de los lugares más secretos que Parker y yo poseíamos, pero a partir de ahora también podía compartir con Laura y su loba Alana.

RELATO POR LAURA:

El camino a ese lugar secreto de Björn fue bastante interesante. Paramos algunas veces para comprar comida y bebidas.

Luego seguimos el viaje por carretera, entre los hermosos árboles que tanto extrañaba. Respirar el bosque era renovador, ya sentía a mi loba menos ansiosa. Además me encantaba andar en motocicleta con Björn, creo que él también disfrutaba de mi compañía.

La suite de Adam no tenía nada de malo, pero era demasiado cerrada. No habían muchos espacios al aire libre, ni un lugar confortable para que Alana pudiera estar.

Pero Adam prometió que estaba tratando de encontrar un lugar seguro y con mucho espacio para que pudiera vivir sola. Posiblemente cerca del Hotel y de la Manada de Björn. Todos los príncipes de sus Clanes tienen un dominio o territorio, y yo no debía ser la excepción.

Si, Adam confiaba que podía vivir sola. ¡Increíble! Pero las reglas en su casa eran muy claras, nada de chicos hasta que conociera quién realmente soy y que dominara mis disciplinas. Por eso no había vuelto a ver ni a Lorenzo ni a Aarón.

— Extraño a mi lobo— reclamaba Alana por la conexión mental.

— Y yo a mi vampiro— rechiste y cerré el diálogo.

Tiene razón Adam al decir que antes de comenzar a compartir una vida junto a una pareja es necesario conocerse a ti mismo. Además yo tenía una colección de problemas para resolver. Y quería empezar por los que tienen relación a quién soy y por qué estoy metida en tantos líos, Diosa Luna. Pero con Björn y Parker ya no había problemas, sólo un inmenso bosque al cual explorar.

Pasamos casi toda la noche cazando diferentes animales por allí, luego armamos las tiendas y cada uno durmió en la suya. Parker y Alana se llevaban muy bien, siempre lo hicieron. Trabajaban muy bien en equipo y además se cuidaban mutuamente. Nuestros lobos tenían una simbiosis que me hacía sentir segura en su presencia, como si por una vez en mi vida, todo estuviera bajo control.

-¿No te parece curioso que nuestros lobos son tan unidos?- dije mientras paseábamos por las laderas de un río.

- A mi me parece genial. Parker siempre habla mucho de cuánto extrañaba salir a cazar con Alana.- respondió mientras trataba de rastrear un par de venados huidizos o tal vez recordar el camino hacia algún lugar.

- Esto sonará raro, pero una vez pensé que Alana y Parker serían pareja.- y comencé a reír, caminado detrás de él. Me tapé la cara que me ardía por lo ruborizada que estaba, por suerte Björn no volteó a verme. Seguía tratando de recordar algún camino, pero lo oí reír por lo bajo.

-Para ser sincero también pensé lo mismo, pero luego descubrí porqué son tan unidos. Apúrate, Laura, casi llegamos.- y me dio su mano para subir a unas rocas sobre el río. Teníamos que cruzarlo.

- ¿Por qué? Björn, ¿por qué?- insistí al ver que el lobo gris guardaba alguna información que no entendía o al menos no conocía.

Él salió corriendo entre los árboles y me dejó expectante. Traté de seguir su paso, pero era difícil hacerlo. Odiaba cuando me dejaba sin noción de qué ocurría.

De pronto llegamos a una villa en ruinas, abandonada en medio del bosque. Por su localización, justo estaba entre el territorio de los Lobos grises y el territorio de Adam, y también cerca de la Manada de los Red Wolfs. Parecía una villa, pero estaba toda destrozada y algunas casas quemadas. Además la naturaleza ya estaba cubriendo casi todo ese lugar con una salvaje y densa vegetación. Ese pequeño poblado llevaba años abandonado. ¿Qué habrá ocurrido aquí? ¿por qué están destruidas algunas casas?

-No lo recuerdas porque eras muy pequeña cuando te sacaron de aquí, Laura. Aquí vivieron tus padres con su Manada, donde naciste y dónde Aisha murió. - dijo Björn con un tono suave y casi noté amargura. Luego me guió de la mano hacia la casa principal.

¿Esta era la villa de mi antigua manada? ¿aquí vivieron Aisha y Gianlucca? Mi corazón comenzó a latir a la velocidad de un caballo descarriado. Aquí sucedieron tantas cosas, en mi mente comencé a recordar los cuentos de mi Padrino acerca de cómo fuimos derrotados, masacrados... Recordé con ira como aquel imbécil del Alfa Cameron, de la Manada de los Red Wolves, se jactaba en todas las cenas a las que concurrían sus aliados más cercanos, sobre cómo derrotó a nuestra manada. Tenía razón, no tuvieron misericordia.

Al entrar a la Casa principal, Björn encendió una lámpara y pudimos avanzar entre los destrozos. Al fondo de esa vivienda derrumbada había una habitación, todo indicaba que fue de un niño o niña. Había juguetes y ropas de bebé en el suelo. También una cuna con telarañas en un rincón muy descompuesta. Ya a esta altura mi corazón latía tan fuerte que se podía oír por toda la casa. Mis manos sudaban y ya no podía contener las lágrimas.

Björn no me soltó la mano, creo que quería que viera algo que estaba en el suelo, entre la cuna y una butaca. Acercó la lámpara, iluminó los destrozos y los juguetes abandonados. En medio al olvido, la destruccion y el paso del tiempo, vimos una manta de bebé, que tenía bordado en rojo: "Laura".

Mi madre... mi padre... todo lo que fuimos, reducido a cenizas y escombros. A este trapo olvidado en un rincón oscuro.

El silencio de la casa era ensordecedor. Cada rincón, cada grieta, cada sombra parecía susurrar lo que había perdido. Cerré los ojos, y por un instante, pude imaginar que un día, cuando era bebé aquí oía las risas, los susurros, los pasos suaves de quienes una vez vivieron aquí. Pero cuando los abrí de nuevo, solo quedaba el frío y la soledad.

Este fue mi hogar, el cual me lo quitaron. ¿Por qué? ¿qué hicieron mis padres para que los atacaran con tanto odio? ¿sería verdad que Gianlucca manipulaba a Aisha para obtener más poder y destruir las manadas?

Cuando regresé al Hotel al siguiente día, me esperaban ansiosos Adam y Giacomo. Por un momento creí que estaban preocupados por mi bienestar, pero se trataba de otro tema: El Concilio.

Resulta que después de todo los Vampiros tenían una cierta estructura en la cual uno de los principales organismos era un Concilio.

Yo no sé explicarles correctamente, pero estaba formado por líderes de cada Clan importante o con cierta longevidad entre la comunidad. Cada uno de sus miembros se llamaban Duques, pero quién los elegían eran los propios integrantes de esa institución. Los interesados podían postularse, pero quedaba a votación del Concilio a quién eligen para ocupar ese lugar vacante.

La postulación corría a cargo y por responsabilidad de cada Clan, debía ser uno o más de sus príncipes. Y como toda organización política, estaban en juego las influencias y conveniencias. Mi Clan tenía casi milenios de supremacía en dicho organismo, había tantas historias como leyendas acerca de la gestión de los Duques de los Monte D'Vitale; y todas eran sobre guerras y matanzas.

¿Cuál era el problema en esta oportunidad? Bien, la noticia era muy preocupante, Gianlucca estaba interesado en ese puesto. Y habían posibilidades de que lo consiguiera, pues no es de extrañar que entre los Clanes no habían amantes de las Manadas de Lobos.

Giacomo explicaba que el odio de su hermano mayor no había disminuido con los años; al contrario, parecía crecer con cada puesta del sol, alimentado por antiguas rencillas y promesas de sangre.

Sabíamos que su acceso al poder significaría una guerra inminente. Las noches, ya tensas y cargadas de presagios oscuros, se volverían un campo de batalla donde la sangre y la furia reinarían. Y, sin embargo, mientras el resto de los clanes compartía su aversión hacia los lobos, yo no podía desear tal enfrentamiento.

Gianlucca veía en cada Clan y en cada susurro apagado un apoyo tácito a su causa. Los miembros del Concilio, con sus apoyos calculados y sus lealtades volátiles, eran piezas en un tablero que él estaba dispuesto a manipular. Y eso, más que cualquier cosa, me llenaba de un miedo profundo.

Sabía que si no se detenía, nuestro mundo, ya frágil y dividido, se rompería bajo el peso de su venganza.

- ¿Qué podemos hacer?.- Pregunté mientras Adam daba vueltas en la sala tratando de pensar en qué tramaba Gianlucca con este nuevo tema. ¿O había algo más?

- Gianlucca ni bien obtenga el cargo, pide que declaren la guerra a la Alianza de Lobos. Y ya sabemos que hay cierta simpatía por esa idea desde hace siglos.- afirmó Giacomo sentado en el respaldo del sillón principal de la sala.

— ¿Entonces los Clanes desean una guerra? ¿Con o sin Gianlucca?— pregunte mientras trataba de controlar mis latidos de corazón pensando en l posibilidad de luchar contra Björn o Aarón.

— Las guerras son necesarias en ocasiones. Pero esta vez sería un reguero de sangre por un simple corazón roto.

-Seguiremos la tradición de este Clan, ustedes también serán candidatos.- dijo Adam rascándose la cabeza. Con esto quería decir que tenía un plan, pero infelizmente no quería dar mas detalles.

-¿Qué?.- dije saltando de mi lugar.

-Es una estúpida tradición, todos los Monte D'Vitale se postulan cuando hay vacante en el Concilio. En una época habían más de 5 integrantes de nuestro Clan entre ellos.- aclaró Giacomo cruzando sus brazos. Tampoco demostraba estar de acuerdo con esa ocurrencia, pero no borraba su sonrisa cínica.

-¿Y por qué Adam no se candidata? ¿Por qué dijo "ustedes dos"?- increpé tirando lo primero que vi hacia la cabeza de Adam. Lo que obviamente esquivó y realizó un gesto para que me callara. Odiaba cuando me trataban como una niña malcriada.

-Porque ya estoy en el Concilio, Laura. Además a la chusma le daríamos de lo qué hablar y tal vez quitarle votos a Gianlucca. Piensa que frenarías la guerra por ahora, cachorra. -

-Perdón, no sabía que eras un Duque.- me burlé haciendo una reverencia.

-No soy un simple Duque, Laura. Soy el condenado Rey.- dijo Adam sonriendo mientras salía a la terraza con sus manos en el bolsillo.

Giacomo se burlaba de mi expresión de espanto mientras no lograba reaccionar a este último suceso. Me senté en el sillón nuevamente y traté de acomodar este impacto.

Mi querido lector, ¿todo este tiempo estuvimos al lado del Rey de los Vampiros?

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