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12. La princesa y el prisionero

RELATO POR LAURA:

Fueron demasiadas informaciones que mi cerebro no logró asimilar que a mitad de la noche me levanté para tratar de respirar. Sentía mucha sed y al mismo tiempo me ahogaba. Difícil de entender, lo sé.

Aarón dormía en la cama, plácidamente. No lo quise despertar. Mi cabeza seguía dando vueltas a muchas preguntas, una y otra vez. Dándome una terrible migraña.

Al salir del cuarto para buscar un vaso de agua en la cocina, miré hacia afuera de la ventana. En el campamento no había ni un solo lobo. Todo estaba tranquilo en una noche fría de invierno.

Demasiado, para mi sospecha. Comencé a observar las casas próximas, afinar el oído y abrir mi conexión mental para cualquier intervención de las patrullas. Y nada, todo estaba muy tranquilo.

Pero al seguir observando un poco más allá de las casas y chozas, casi en la línea del comienzo del bosque lo vi: Lorenzo estaba apoyado en una árbol, mirando hacia mi.

¿Será posible que quiera verme? ¿Cómo puede estar tan cerca sin ser detectado por los equipos de patrulla? ¿quiere que lo atrapen y lo maten?

Me puse un abrigo que estaba colgado en la puerta y salí. Si una de las patrullas lo descubre, no sé que.... De hecho lo sé, lo matarían. Y esa idea no me gustaba, no quería que le hicieran daño.

Mi corazón comenzó a acelerarse, mientras trataba de prenderme el abrigo y cerraba con sumo cuidado la puerta de la choza de Kim.

Realmente hacía mucho frío, pero pronto mi loba me ayudaría a entrar en calor. Fui caminando hacia él, sin sacar mis ojos de su mirada de satisfacción, me esperaba con una sonrisa hermosa.

Estaba recostado sobre el tronco de un enorme árbol, con los brazos cruzados. ¿Acaso no sentía frío? Claro que no, es un Vampiro. Sólo llevaba un pantalón formal, camisa casi desabotonada y un saco que se amoldaba a sus hombros. Era como un príncipe rebelde y muy estúpido por adentrarse al territorio de los Lobos grises

Sentía que tenía que estar con él, fui apurando mis pasos...Los últimos metros corrí hasta saltar a sus brazos. No tenía idea del porqué hice eso. Solo sabía que me sentía bien estar así.

Lorenzo me rodeó con sus brazos mi cintura y me besó la mejilla. Ahora si mi mente estaba totalmente despejada. Toda la migraña había desaparecido, él tenía mi refugio de paz, justo entre sus brazos.

—¿Qué me estas haciendo, vampiro?— murmuré, colgándome de su cuello.

— Soy tuyo, Laura. Desde el principio lo sabes, por toda la eternidad — respondió, haciéndome erizar por sus labios en mi cuello y él sonreír por saber que me causaba ese efecto. Pero volviendo a la realidad, era demasiado peligroso para él estar en el campamento de la patrulla fronteriza de Björn.

—Mi manada cree que eres una amenaza. ¿Qué pretendes hacer si te atrapan?— dije preocupada.

—Me rindo, Laura.— dijo susurrando. Su sonrisa duró muy poco porque teníamos compañía.

Atrás de nosotros oí los gruñidos de los lobos que patrullaban.

Al darme la vuelta, se acercó Parker, el lobo de Björn e indicó que llevaran a Lorenzo a las jaulas que estaban abajo de la casa principal, donde tenía su oficina y su habitación. Era un calabozo improvisado con jaulas, cadenas y pocas luces debajo de la casa. La entrada estaba por detrás, todo el camino fuimos escoltados por los lobos que no estaban muy contentos con su presencia.

Mi querido lector, estarás preguntándote: ¿ESTA TONTA no paró para pensar que es una trampa? Por supuesto que por mi mente paso la idea.

Era muy sospechoso que Lorenzo llegara hasta aquí por su propia voluntad. Pero por esas tonterías de mi cabeza no me importaba.

Él estaba conmigo. Podía sentir todas las mariposas en revolución por todo mi cuerpo, desde que lo oí confesar que era mío. Y gruñía a cada uno de los lobos que osaba llegar tan cerca de mi vampiro.

Al llegar abajo lo ataron a una silla con sus manos hacia atrás, en los pies colocaron una cadena que estaba sujeta a los barrotes de la jaula. Mi corazón estaba afligido con esa escena. No quería dejarlo así.

Pero mi sentido común decía que esto era necesario, no todos los días un enemigo viene por sus propios pies al campamento y se deja atrapar sin dar lucha o no oponerse. Algo tiene planeado y puede causarle daño a la manada. No podía poner en peligro a los que tanto me protegían.

Esos debates en mi cabeza sobre Lorenzo me estaban volviendo loca. ¿Estaba preocupada por un prisionero?

-Laura, puedes irte. Ahora nos ocupamos nosotros.- dijo Björn esperando que saliera de allí. Pero mi voluntad no quería dejarlo, sabía lo que iban hacer y no podía permitirlo. Mi corazón estaba por romperse con sólo la posibilidad de verlo herido.

Björn otra vez insistió, hasta me empujó hacia afuera de la jaula, pero veía mi resistencia. Pensó un instante mirándome seriamente e hizo una señal a Daniel y Jamal para que salieran. Luego me miró, luchando internamente por lo que iba a proponer:

-Muy bien, Laura. No sé que te ocurre con este vampiro. Pero los dejaré solos por 10 minutos. Tú sabes que no puedes confiar en él, ¿cierto?- dijo en voz baja, pero sabía que desde afuera los demás podrían escuchar. Siguió explicando: -Necesito información, sólo eso. Y él la tiene. ¿Entiendes, Laura? Hagas lo que hagas, no lo dejes salir.-

Al salir sacudió su cabeza, negando lo que acababa de hacer. Me dejaría sola con Lorenzo.

-Mi princesa, este no es un lugar...- comenzó a decir Lorenzo pero lo interrumpí, sentándome ahorcajadas en sus piernas, prendiéndome a su cuello y besándolo. Su boca era adictiva, hacía que cada parte de mi cuerpo quisiera estar más en contacto con el. Nuestros besos duraron hasta que perdimos el aliento.

Los besos de Lorenzo me quemaban. Todo mi cuerpo estaba como brazas ardientes por él.

-Este tipo de tortura sí me gusta, es buena estrategia.- Sonrió irónicamente y luego soltó un suspiro. En su rostro se dibujó nuevamente la sonrisa lasciva que tanto me gusta, me mordí los labios para frenar el impulso de seguir comiéndolo a besos.

-Tengo preguntas- traté de mantener un diálogo, seguía agitada y mis manos ya estaban desabotonando su camisa.

Björn necesitaba información. Y yo necesitaba acariciar su pecho, sentir como reaccionaba a mis caricias... Me agradaba saber que tenía ese efecto sobre él. Entonces era unir lo útil a lo agradable, querido lector.

-Tienes toda mi atención, Laura. Te prometí la verdad.- Dijo mordiéndose los labios y luego rozándolos con su lengua. Sabía que esto era una mala idea, pero ya mis alborotadas hormonas estaban al control de mis acciones.

Me saqué el abrigo y tanto como pude me pegué a él. Recorriendo su cuello con mis labios. Este vampiro es tan exquisito, lo quería morder... Por un instinto primitivo, quería saborear su sangre otra vez.

-¿Qué sabes sobre mis padres?- pregunté. Pero seguí acariciando su pecho, hasta ir bajando por las cuerdas y llegar hasta donde obtuve la dura e imponente prueba que él estaba disfrutando del interrogatorio.

-Sólo sé que tu padre es un vampiro aristócrata que ahora es parte de la Anarquía, alguien que hace cosas muy malas. Pero se enamoró de una loba. Eso enfureció al padre de tu mamá, tu abuelo y.... Laura, me estas enloqueciendo. - y jadeó debajo de mi. Me deseaba tanto como yo a él.

También percibí que quería estar más cerca de mi cuello. Lo dejé llegar muy cerca, para que me besara... ¡Esto es una locura! Comencé a subir y bajar con mis caderas en su regazo de forma inconsciente. Rozando mi intimidad con su miembro.

-¿Me amas?- preguntó soltando otro gemido en mi cuello.

-Si, pero...- lo besé y luego me alejé. Dejándolo con su mirada de preocupación, esa misma que tenía en el Bosque cuando lo detuve.

-¿También lo amas? - insistió. Lorenzo sabía la respuesta, al final no lo dejé lastimar a Aarón y me interpuse cuando lo intentó matar.

-Lo amo. No entiendo cómo es posible sentir algo tan fuerte por los dos... Me siento muy culpable. Lo siento, Lorenzo.- dije saliendo de la jaula y vistiendo nuevamente mi abrigo. No tenía frío, solo trataba de ocultar el olor a feromonas al rojo vivo que se desprendía de mi cuerpo.

Al salir de los pasillos de los calabozos, vi que en la puerta estaban Björn y Daniel. Los dos me miraban detenidamente. Por supuesto que ya suponían que estaba haciendo con Lorenzo, son lobos. Pueden oler a cientos de metros.

-Dijo que mi padre era de la realeza, que hizo cosas muy malas y que al parecer tengo un abuelo que no está muy contento con la relación que tuvo con mi madre.- solté todo lo que sabía sin mirarlos a los ojos.

Björn reaccionó sorprendido y luego hizo una mueca muy graciosa.

-Muy buen trabajo. Daniel verificará esas informaciones. Ahora ve a descansar. Prometo no lastimarlo, ¿de acuerdo? Ya veo que quiere colaborar. Mañana sabremos qué más tiene para aportar. No te quiero ver aquí, Laura.- aseguró con su voz de mando.

En la choza me esperaban muy preocupados Kim y Aarón. Ni bien entré Aarón saltó sobre mi y me apretó a su cuerpo. Kim comenzó a hacer miles de preguntas y revisar si estaba herida. Traté de responder, porque sabía que no hacerlo sería peor. La tendría arriba todo el día.

Como dije, un licántropo puede oler a cientos de metros. Ambos sabían que estuve con Lorenzo.

Al llegar al cuarto me saqué toda la ropa y me acosté en la cama, debajo de las mantas. Aarón hizo lo mismo, nos acurrucamos y así dormí.

Sin brebajes ni medicinas. Mi mente luego de largos meses estaba en completo equilibrio. Sentía que podía dormir por toda una semana.

En la mañana me desperté con besos en mi vientre, que iban en círculos paseándose de un lado a otro. Solté un gemido y mi cuerpo se arqueó. Me dejé llevar por el aroma de Aarón, sabía que era su boca la que me causaba tanto alboroto.

Luego subió sus manos a mis senos. Los masajeaba suavemente, su boca siguió por el mismo camino. Hasta que llegó a mis labios, nos dejamos llevar por todas las ganas que teníamos de comernos a besos.

Con un movimiento rápido, subí sobre él, nos quedamos frente a frente, sentados en la cama y sin parar de besarnos. Sus manos ya estaban sujetándome fuerte mis muslos, nuestros cuerpos frotándose, sabíamos hasta donde todo conducía. ¿No es así, querido lector?

Nuestros cuerpos se sincronizaban a la perfección y nuestras bocas se trababan a duelo. Él comenzó soltar gemidos roncos cuando me acomodé para que penetrara en mi interior, suavemente y dejándolo casi sin aire. 

-Eres mío, sólo mío- gruñí y completamos el enlace de cuerpo. Ya éramos uno del otro...

Luego de almorzar, fui a la ducha. Mientras el agua tibia bajaba por mi cuerpo sentí un creciente dolor.

Como una agonía creciente. Mi cabeza sintió como un golpe, pero no había nadie allí a mi alrededor.

Luego otro golpe en el estómago, que me hizo caer al suelo. Palidecí de la agonía, ¿Cómo era posible esto? Es como si alguien me estuviera dándome una golpiza.

Como pude salí de allí, me vestí. No entendía lo que me sucedía, hasta que mis labios lo nombraron: Lorenzo. Tenía que ir hasta él.

Mi corazón se apretó con saber que estaba sufriendo. Salí de la choza corriendo hasta donde estaba el calabozo.

En el camino sentí el impacto de otro golpe en la espalda, caí al suelo gritando de dolor... Kim se acercó a ayudarme y se asustó cuando vio que de mi boca escurría sangre. ¿Lo estaban torturando? ¡Björn prometió no lastimarlo!

Seguí avanzando hasta donde estaba, con la ayuda de Kim. Mal podía respirar y mis piernas ya no tenían tanta fuerza, pero corría con toda mi desesperación...

-Lo están golpeando, Kim. Lorenzo está sufriendo- dije y lágrimas brotaron de mis ojos. Ya casi llegaba a las puertas, pero los guardias tenían órdenes de no dejan a nadie entrar.

Otra vez sentí como si algo punzante me lastimaba la pierna y grité por el ardor que causaba.

Kim comenzó a gritar para que nos dejaran pasar. Pero ellos no permitían nuestro ingreso.

Eran órdenes de Aarón y Björn. ¿Era Aarón quién estaba golpeando a Lorenzo? No, no podía permitirlo...

Luego otras punzadas en mi brazo y ya no lograba dejar de gritar por el dolor. Vi como Adam me levantó la mirada del suelo, trataba de que saber cómo detener ese insoportable dolor.

Kim seguía amenazando los guardias para que permitieran nuestro ingreso, pero sin éxito.

En seguida sentí más golpes por todo el cuerpo,¡ ya estaba en mi límite! Lorenzo estaba casi agonizando.

Sentí que se acababa el tiempo, mi corazón estaba ya en miles de pedazos. ¡Por la Diosa, creo que iba a morir también!

-¿Qué esta pasando con Laura?.- oí la voz de Aarón, saliendo del calabozo. Sus ojos me encontraron en el suelo, gimiendo de dolor a sus pies. No logré verlo con claridad, pero se quedó inmóvil... Olí la sangre de Lorenzo en sus manos.

Kim lo apartó de su camino y entró. Yo traté de levantarme y al menos gatear hasta adentro... Tenía que detenerlos, si moría Lorenzo, tal vez ocurriera lo mismo conmigo...

Sólo escuché las voces de Kim, Jamal y Björn discutiendo mientras seguían avanzando al interior del calabozo. Al instante advertí los brazos de Adam que me alzaban por los hombros, llevándome más adentro. Y Aarón gruñendo a un lado...

¿También estaba conectada en mente y cuerpo con Lorenzo? ¿yo sentía lo mismo que él? ¿Qué pasaría si no los detuviera?

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