11. La princesa perdida.
Relato por Laura:
Giacomo seguía con su puesta en escena de su increíble monólogo de cómo por años estuvo procurando a la princesa perdida de los Vampiros. De su increíble jornada tras mi rastro luego de enterarse que habían intentado asesinarme en la manada de los Red Wolfs.
¿Estaba bromeando?
Si, eso sonaba a mentiras para mi.
La tarde avanzaba en el oscuro bosque que nos servía de punto de encuentro con aquellos vampiros. Hasta el viento que apenas movía las hojas de los inmensos árboles se había detenido para escuchar las anécdotas de aquel petulante ser maldito, que no dejaba de hablar y me repugnaba sus ojos rojos intensos.
No iba a creer a un desconocido que de repente, al mejor estilo cuento de hadas de Disney, me confesaba que yo era una princesa. En cierto punto comencé a reírme de su versión de la historia.
—Veo que la divierto, mi alteza. Eso me hace suponer que no me cree. ¿Acaso no es suficiente mi interés en que sepas de tu linaje? — dijo haciéndose el ofendido, llevando su mano a su pecho y fingiendo una cara de disgusto.
—¿Esperas que crea al que mandó secuestrar a mi mejor amiga? ¿ese cuento de hadas de vampiros? ¿de mi "linaje"?—seguí riéndome. Hacía mucho que no lo hacía, así que tanto Aarón como Lorenzo respondieron sonriendo.
—¿Qué pruebas tienes de lo que dices?—gritó Björn. Tampoco podía creer una sola palabra de ese Vampiro.
Asi como tampoco podía creer que un lobo y un vampiro estaban tan pendientes de mis reacciones. Aarón y Lorenzo ya no ocultaban sus miradas, ni su plena atención acada uno de mis movimientos. Y Björn a pesar de estar pendiente del monólogo de Giacomo, también estaba observando la conducta de aquellos.
—Si Laura viene conmigo, puedo demostrarlo. Laura está en la línea de sangre.— agregó Giacomo. Ya estaba perdiendo algo de su paciencia. No le agradaba ser confrontando o tal vez ya no quería perder su tiempo en medio del bosque de los lobos.
—Ni lo sueñes, Giacomo. Laura no saldrá de nuestra Alianza.—amenazó Aarón, mientras se colocaba en posición de ataque. Evidentemente su instinto de protección lo impulsaba a defender nuestro vínculo de pareja destinada, algo propio de un licántropo.
Esto hizo reaccionar a Lorenzo, quién también crujió sus dientes y mostró sus colmillos. —Eso no lo decides tú, perro rabioso. — replicó para desenvainar su espada una vez más.
Era palpable que ambos estaban a punto de combatir cuerpo a cuerpo, a menos que tratara de detenerlos.
—¡Basta ya! Esto no tiene ninguna lógica. No voy a ir a ningún lugar contigo, Giacomo.— dije con toda mi firmeza.
En seguida vi a Lorenzo fijar sus ojos en mi, sentí como un zumbido quería otra vez adueñarse de mi mente y desconectarme de los vínculos con mi manada. Pero seguí los consejos de Adam y traté de cerrar mis pensamientos.
—Esta vez, no voy a caer en tu juego, Lorenzo. Deja de tratar de asediar mi mente.—le dije con más vehemencia. Por su parte él retrocedió unos pasos y sonrió sagazmente.
—Impresionante, nuestra alteza ya sabe controlar su psiquis. Qué rápido aprende, ¿verdad? Nuestra princesa está descubiendo sus disciplinas heredadas de su linaje.—se burló Giacomo.
Luego se aproximó a Lorenzo y le tocó el hombro para advertirle que cambiaría de táctica. —Laura, ya te mencionaron que te pareces a tu madre, ¿o no?— prosiguió.
Sabía que intentaba provocar mis inseguridades y mis necesidades más reprimidas. Nombrar a mis padres siempre fue un motivo de recordarme que era insignificante y débil en mi pasado.
Entonces recordé a mi padrino. La noche que me transformé, el me lo dijo luego de ver mi reflejo en el agua del río furioso. Y de repente otra vez sentí el dolor por su pérdida, la falta que me hacía justo en este momento que no sabía si confiar en los lobos o en los vampiros.
Aquel petulante vampiro percibió en mi mirada ese dolor y las dudas de mi naturaleza híbrida.
—Lamento que te quitaran a tu protector, a tu "Padrino", ¿Adriano?. O como lo conocíamos: Imanol. Hizo un excelente trabajo ocultándote...—decía Giacomo hasta que Lorenzo lo interrumpió.
—¿La mantuvo oculta? No, la crio como una sirvienta en la Manada de un asqueroso lobo asesino, a una princesa de nuestra raza. ¿Cómo te atreves a llamar protector a quién la engañó toda su vida? ¿quién le dio el derecho de hacerla parte de una manada de lobos repugnantes?— le reprochó y en sus ojos reflejaban ira. Como si realmente le afectara mi historia.
¿Cómo sabía que trabajaba en la Mansión del Alfa Cameron? Y ese pensamiento no lo blindé a propósito para que él respondiera a una de las miles de cuestiones que ahora me atormentaban.
—Mi amor eterno, esa basura que te mantenía como sirvienta y que intentó matarte en aquella cascada, ya está en el infierno. Me aseguré de eso, Laura. Juro que te daría todas las respuestas que mereces y mucho más, si decides darme una oportunidad y regresar al lugar que te pertenece por derecho.—continuó Lorenzo.
Sus ojos seguían reflejando que me quería con él, casi suplicaban para ir con él. Mis pies comenzaron a avanzar hasta Lorenzo, porque inexplicablemente sabía que cumpliría lo que prometía.
Extendí mi mano a él.
Hasta que me detuvieron las manos de Aarón, que me pegó a su cuerpo, llevándome nuevamente hacia atrás.
—Laura es mi Luna, chupasangre cretino.—le respondió Aarón, tratando de mantenerme aferrada a él y gruñendo para desafiar al otro.
Entonces ahí estaba yo, entre dos seres sobrenaturales furiosos y celosos de su vínculo con una tonta híbrida que apenas podía entender que le sucedía con ambos.
Por un lado Aarón con sus ojos rojos, casi a punto de dejar a su lobo salir para desatar una contienda con los vampiros.
Y por el otro Lorenzo, que desenvainó su espada y se puso en posición de guardia, esperando el ataque de Aarón.
En consecuencia estallaron uno contra el otro.
Los dos se atracaron en una pelea. Aarón tratando de arrancarle un brazo a Lorenzo con sus fauces y éste, tratando de soltarse, para clavarle su espada.
El lobo negro golpeó a su oponente contra uno de los troncos de los árboles que nos rodeaban.
Cuando Lorenzo logró levantarse con mucha agilidad, se impulsó para herir a Aarón, pero sin pensarlo me puse en su frente, con los brazos abiertos y mirándolo fijamente.
Su espada quedó con la punta a pocos centímetros de mi pecho.
Lorenzo se detuvo precisamente, sabía que no me haría daño. Aunque no entendía que ocurría, bajó su arma y la guardó, sin dejar de mirarme sorprendido.
Mientras Björn trataba de alejar a Aarón, para que entrara en razón y volviera a su estado inicial detrás de un árbol, yo seguía parada en el mismo lugar.
En mi mejilla comenzó a rodar una lágrima, pues para mi era insoportable ver a ambos lastimarse allí. Creo que no resistiría verlos matarse y caí en llanto súbitamente.
Por los ojos de Lorenzo percibí una pena, sólo se acercó a besarme la frente y luego decidió alejarse, retrocediendo lentamente.
— Ya entiendo, Laura. No quiero verte llorar por él, por favor.— murmuró, creyendo que lo estaba rechazando.
Ese dolor de rechazo también me afectaba a mi, tanto que me punzaba el corazón, causando que me faltara el aire.
Lorenzo enseguida bajó su mirada, agachó su cabeza y estaba decidido a irse.
Lo sabía, de alguna forma sabía que lo haría.
Pero sin pensar, corrí y lo tomé de la mano...
Necesitaba que no se alejara de mi, era egoísta lo sé.
Querido lector, ya me estaba volviendo loca. Allí estaba acariciando la mano de Lorenzo, mientras este me miraba confundido y yo quería simplemente que no se alejara de mi.
Entre tanto oí las risas de Giacomo y de la vampira rubia. La furia volvió a mi, haciendo que soltara rápidamente a Lorenzo y girando hacia aquel fastidioso vampiro. Sentía en mi interior una nueva energía que quería hacer mucho daño.
Adam tenía razón cuando decía que la concentración era la clave, pero el odio era mi detonador más efectivo. Esa energía aumentaba más y más a cada provocación de Giacomo.
—Emocionante. Si tuviera alma estaría derretida por esta escena tan intensa, romántica y divertida. La aristócrata está enamorada de un lobo y de un vampiro. Sus dos naturalezas la tienen en un dilema. ¿Aarón o Lorenzo? ¿Lorenzo o Aarón?.—decía aplaudiendo y riéndose con aquella odiosa vampira.
Ya estaba desbordada de las ironías de ese cretino. Caminé hasta él, lo señalé con mi dedo índice y en mi mente quise que se retorciera de dolor en el suelo.
Así ocurrió, Giacomo gritaba, suplicaba para que parara mientras su cara se tensionaba de tanto sufrimiento que experimentaba.
Si, lo quería ver sacudiéndose, como una babosa espumando de dolor. La vampira rubia que los acompañaba se tiró con sus colmillos para detenerme, pero Lorenzo la contuvo clavando su espada en su pecho.
Cuando sentí los brazos de Aarón, envolviéndome y apretando contra él, regresé nuevamente a mi. Giacomo dejó de gritar y yo solamente me desvanecí.
El bosque se volvió oscuro, frío... como si la noche se adueñara de él.
Cuando volví a mi, ya estaba en la choza de Kim, en mi cama. Tal vez todo fue una pesadilla. Busqué a Aarón por su aroma, pero no estaba. ¿También fue un sueño que amanecí con él?
—Ya despertó— dijo la alegre voz de mi amiga. Salté de felicidad en la cama, abrí los brazos para recibirla y cerré los ojos en agradecimiento a la Diosa Luna por tenerla conmigo.
—Gracias por ir a rescatarme, Laura. Björn dijo que fuiste la única que encontró mi rastro por el bosque.—decía abrazándome con todas sus fuerzas.
Luego entró Aarón y su aroma exquisito me hizo suspirar.
Kim sonrió con complicidad y se fue. Dejándonos solos.
Le sonreí cuando se sentó a mi lado y tomó mi mano. Su toque hace que la elecrticidad recorra mi cuerpo, me deja eufórica y al mismo tiempo debo controlarme para no dejarme llevar por los impulsos de mi loba.
—¿Te sientes mejor, mi Luna?—dijo Aarón acercándose más. Peinándome con sus manos y con sus ojos verificando que toda mi atención estaban en sus ojos marrones con destellos verdes.
—Ahora me siento bien. Podría mejorar si me dejas sin aliento después de ...— Me detuve..¿qué estaba diciendo? ¿no tenía control sobre mis impulsos y ahora ni sobre mi boca?
Él sonrió y se sonrojó , mordiéndose sus labios. Luego me besó la frente, bajó sus manos sobre mis mejillas y pasó su pulgar sobre mis labios. Estaba esperando mi respuesta, dependía de mi si yo quería su boca y de ahí a lo demás. ¡Vamos por nuestro lobo!
Y como toda una descontrolada, salté sobre él y lo besé. Traté de acomodarme sobre sus piernas, cerrar mis manos en su cuello y no despegar nuestras bocas en un largo y caliente beso.
—Eres mío, sólo mío.—aullaba mi loba. ¡Que por fin se despertó!
—Hunter está feliz de estar "hablando" con tu loba, nuevamente. Ya nos tenías preocupados. Dormiste todo un día, Laura.—dijo luego de recuperar el aliento.
¿Dormí todo un día? ¿cómo era posible? ¿mis pesadillas fueron tan intensas así que no podía despertar?
—No fue una pesadilla, Laura. Infelizmente— Me respondió Aarón por el vínculo mental de pareja.
¡Ya podía leer mis pensamientos! Mi diosa, estaba perdida.
Luego de comer algo. Recibir la visita de Björn y Daniel, quienes trataron de verificar todas las informaciones que Giacomo había vomitado acerca de mi pasado.
No fue fácil, ya que los clanes de vampiros son muy herméticos para los de afuera. Aarón no se despegó de mi, estuvo abrazándome y acariciando mi mano mientras oía estupefacta todo lo que los chicos habían investigado.
—Oficialmente, eres una aristocrata, como una princesa vampira, Laura. Perteneces al Clan Monte D'Vitale, uno de los más antiguos.—Asintió Daniel.
Ellos siguieron mostrándome fotos viejas impresas. En ella aparecía una sonriente mujer, parecida a mi: ojos claros, cabello negro y rizado, con un vestido blanco, sosteniendo una bebé arropada en su manta. A su lado también sonriendo un Hombre con ropa oscura, que no miraba a la cámara, sino a la mujer, de forma cálida.¡Y atrás estaba mi padrino! Señalé en la foto que reconocía a mi padrino.
— Su lobo era Imanol y su nombre real era Adriano Moloi. Era el Beta de una manada extinta de lobos que perteneció a nuestra Alianza, conocido por sus destrezas en batallas y alta lealtad a su Alfa. Infelizmente ya no quedan casi integrantes para recopilar más datos y contar sobre sus orígenes, familia, tratados, batallas conquistadas... Lo siento, Laura, es lo único que puedo mostrarte sobre tu padrino.— dijo con tono afligido Aarón. Mientras pasaba su mano por mi espalda, acariciando mi pena. Era la primera vez que veía algún recuerdo de mis padres.
Señalando al hombre en la fotografía de ropa oscura, cabello rubio y mirada cálida hacia mi madre. Entonces Aarón agregó: —Él es tu padre. Se llama Gianlucca. Está desaparecido desde que tu madre falleció. Es un vampiro, al parecer integrante de ese Clan Monte D'Vitale, pero ahora es Anarquista. Es buscado por alta traición a su Clan y por ser un asesino cruel por la Alianza. Y tu madre era la Alfa de su manada. Descendiente de bravos guerreros, altamente competente en batallas y negociaciones con los Clanes. Era una licántropa inteligente, audaz y muy respetada: Aisha.—
Mi corazón saltó en mi pecho cuando oí el nombre de mi madre. ¡Aisha!
Aún quedaban más secretos sobre mi pasado y cada vez más dudas ¿Qué ocurrió? ¿Cómo mi madre falleció? ¿dónde estaba mi padre? ¿habían más detalles a ser investigados?
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