CAPITULO 5: GRUPOS DE SUPERVIVENCIA
Mi madre y yo caminábamos por la orilla del camino, lo estábamos haciendo ya por un par de horas, mis pies ya los arrastraba del cansancio.
-¿Y esa cosa entonces te dio el poder de ver al futuro?
-si mama, mas no puedo controlarlo aún muy bien, me duele mucho la cabeza al usarlo.
-y esos alíen, los que viven en la tierra... ¿Por qué nos ayudaran hasta el sexto día?
- no lo sé mama – arrastraba más mis piernas, caminar más para mi seria como despellejar toda mi carne en los pies. – ¡Ay! ¡Ya no puedo más! – me deje caer en el suelo y mi madre se sentó conmigo, le mire y tenía una sonrisa. - ¿Qué sucede mamá?
-Nada, solo estoy por alguna extraña razón... Feliz, de mi hijo. – sus palabras me sonrojaron un poco.
-jeje... - mire al cielo y a los lados de la carretera - ¿no es extraño?
-¿Qué sucede?
-hemos caminado por un tiempo y no hemos vuelto a ver a esos... ¿Qué abra pasado?...
En algún lugar del Norte donde quedo incendiado la camioneta, a unos 6 kilómetros de ese lugar, Una unidad del ejército se movilizaba en una ofensiva desesperada. Entre dos camionetas con ametralladoras montadas, y un total de 16 soldados avanzaban paso a paso con armas listas para el disparo, se aproximaban lentamente entre a unos pastizales saliendo ellos entre los altos arboles del lugar. Al irse aproximando la respiración de los uniformados se hacía más pesada. Se acercaban a una de las naves enormes.
Un zumbido lleno el lugar y los soldados miraban al cielo y a los lados.
-sargento Oswel... – un soldado con un rifle de asalto miro al soldado de su derecha quien con su mirada al cielo después vio al soldado que le hablaba.
-¡Emboscada! – se escucha un grito entre los soldados. Los alíen salían de un costado en sus vehículos espaciales, rápidamente los soldados empezaron a disparar con sus armas, incluso las montadas comenzaron a sonar, el tracateo y el sonar de los casquillos se hacía persistente pero de igual forma los alíen contraatacaban con sus disparos de plasma que al impacto con la tierra volaban terrones, cultivos y uno que otro soldado alcanzado por el disparo. Las naves sobrevolaban a los soldados que apuntaban de un lado al otro intentando derribar aunque sea una
-¡Cúbranme! necesito recargar
-¡que alguien me pase otro parque, ya no tengo!
-¡sargento Holsking no! – un soldado estira la mano a un espacio donde otro había explotado por un disparo de plasma.
-¡malditos! – un soldado descarga toda su arma contra una nave, los disparos le dieron y comenzó a sacar humo, el alíen de un salto bajo a donde estaba aquel soldado que le derribo y de un golpe de arriba aplastado al soldado.
-¡Uno abajo! ¡Uno abajo! ¡Mátenlo! – un grupo comienza a dispararle entre ellos uno de las armas montadas, las balas sacaban chispa al rosar contra la armadura del alíen quien comenzaba a cubrirse con sus manos su rostro.
Una nave sobrevuela los vehículos y con disparos consecutivos en una línea dejando plasma color azul por donde se impactaban logra incendiar a ambos, la explosión levanta los vehículos con los soldados quemados.
-Al suelo, ¡Al suelo! – uno de los soldados comienza a disparar al alíen en el suelo, una nave se acerca por atrás preparándose a disparar, un soldado salta quitando del lugar a su compañero, el disparo solo levanta terrones y un poco de plasma, el soldado que estaba disparando ve a su salvador, el sargento Oswel, pero este otro ya estaba muerto. – No puede ser... – el soldado miro a todo el lugar, toda la unidad había perdido sin poder aniquilar a uno solo. El alíen en el suelo se acercó a él con sus grandes y gruesas piernas cubiertas de su armadura de batalla al ponerse encima del soldado lo aplasto acabando así con el último soldado de esa unidad...
-Bueno, no podemos descansar aquí, tenemos que irnos – mi madre se puso de pie y me dio la mano para pararme.
-si mamá, lo bueno fue que descansamos poquito, pero ya me estoy cansando... ¿eh?
El ruido de vehículos se aproximaba a donde ellos, voltearon a ver en el camino, una caravana de 7 vehículos entre coches camionetas y una casa rodante al frente guiándolos, al pasar cercas bajaron la velocidad, la ventanilla del piloto de la casa rodante se bajó dejando ver a un señor regordete de cara redonda y barba cerrada color blanco.
-hola, no les conviene ir a ese lado, la ciudad es un caos. – dice el hombre barbón.
-bueno, tampoco les recomiendo ir al sur, allí atacaron en la mañana, y han avanzado al norte. – les dijo mi madre.
-no se preocupen por eso... ¿gustan ir con nosotros?
-¿A dónde? - pregunte
-Hay un campamento a un kilómetro de aquí, una terracería oculta entre los matorrales, hay voy con mi familia cada año, y escuche por radio que ellos están a salvo. Un lugar oculto entre los árboles. ¿Qué les parece?
-eso suena bien, ya estamos cansados de caminar...
-entonces no lo piensen más y suban. – mi madre y yo subimos a la casa rodante, en su interior además del señor tenía una mujer más joven que él como copiloto y dos niños uno de mi edad y otro de unos 6 años, sentados en la mesa, uno frente al otro.
- Bueno vayamos al campamento de supervivencia! – el señor levanto su puño por fuera de la ventana y dio marcha al vehículo siguiéndole los demás.
30 minutos después llegamos al final de las arboledas a un claro entre el bosque, con 3 cabañas grandes de madera y una muy pequeña del cual salía un hombre con un periódico. Alrededor del área había un total de más de 20 vehículos de todo tipo, y caminando en total casi 100 personas adultas
-asco... no pienso ir al baño en este lugar.
El campamento me sorprendió estaba muy bien organizado a pesar de las pocas horas en las que se había desatado el caos.
-bien, llegamos, bájense y busquen un lugar, en las cabañas están las mujeres y niños y los adultos duermen en casa de campañas alrededor y aran guardia en la noche. Lo mejor que podemos hacer es esperar a que el ejército de los Estados Unidos arregle este asunto. – decía el viejo hombre barbón y regordete.
-Apuesto a que ya han desplegado todo el ejército para aniquilar a esos alíen, solo será cuestión de tiempo para que volvamos a nuestras vidas. – comentaba un hombre de unos 35 años a un pequeño grupo de mujeres y hombres.
-mamá yo no quiero estar aquí – un niño pequeño le hablaba a una señora con la mirada baja, la señora se bajó a su altura y le acaricio la cabeza.
-no te preocupes Will, solo será un campamento.
-Así es pequeño, porque no vas a la primera cabaña, hay esta mi hijo Nelson jugando con los demás además tienen dulces aquí y podrás comer todos los que quieras– El señor le guiño el ojo al niño y el pequeño partió a la cabaña contento.
-muchas gracias, no sabía cómo quitarle ese sentimiento... él... nosotros... – la señora se cubrió su rostro con sus manos – su padre... – empezó a llorar y bajo al suelo de cuclillas.
El señor le acaricio la espalda y le dijo – no te contengas, llora, todos aquí hemos perdido a alguien en poco tiempo, pero no te quedes siempre con la tristeza, tienes que ser fuerte por tu hijo. Y luchas por sobrevivir.
-usted... ¿a quién perdió? – la señora le miro con sus ojos enrojecidos y llenos de lágrimas pero el señor no le dijo nada y se marchó.
-YA ESTA LA COMIDA, VENGAN A LA CABAÑA "TRES" POR SU PLATO DE COMIDA. – sonaba en la bocina parlante.
-vamos por un plato mamá – le tome la mano a mi mama y salimos juntos.
-sí, esto puede ser bueno, aquí podemos descansar... – mi mama camino a mi lado dando ánimos y un respiro pero solo yo agache la cabeza y con voz susurrante sin que me escuchara dije.
-no, esto solo acaba de empezar...
[: TIEMPO TRANSCURRIDO DE INVACION: 5 HORAS TRES MINUTOS Y 13 SEGUNDOS:]
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