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Capitulo XXXIV Una Nueva Guerra Inicia

Yo le respondí su pregunta y mi madre también le habló, luego me voltee, no creía que la persona con quien había soñado estaba allí. Antes de que ellos se fueran, nosotras terminamos de comer y le dijimos al señor, quien era el pastor de ellos, que nos vendiera uno de los libros y él nos lo regaló. Yo voltee, y busqué aquel joven entre los demás pero no lo encontré, fue como si hubiese desaparecido. Nunca olvidaría eso ¿Quién era ese joven? ¿Por qué lo vi en mis sueños y luego allí?, solo Dios sabe la razón

Al día siguiente regresamos al mismo centro comercial, yo miraba a todas partes, en especial al mismo lugar donde había visto a ese joven, no sabía lo que estaba haciendo, era como si quisiera que aquel chico volviera a parecer, pero eso era algo imposible, aunque verlo primero en un sueño, luego en la vida real, hablar con esa persona y después desaparezca, también sonaba ilógico. Dios se considera por ser alguien ilógico, por eso tantas maravillas, pero el que yo lo viera dos veces me resultaba imposible. Lo ocurrido el día anterior me había dejado atónita.

Fuimos a ver una película en el cine, mi hermano y mi madre escogieron una película que yo por nada del mundo deseaba ver. Mientras estaba la película, me quede dormida, me concentré en comer chocolate y luego miré al suelo recordando todas las cosas extrañas que me había sucedido esa semana en Valera.

Cuando salimos, me dieron ganas de llorar por rabia y dolor, no sabía que me estaba pasando, era como si algo se hubiera metido en mí y me hizo sentir así, lo peor es que comencé a llorar enojada y dolida. Mis acompañantes me miraron extrañados, no los culpaba, primero estaba bien y alegre, pero luego estaba llorando como si alguien me hubiese hecho algo y tratara de no demostrarlo. Ellos me preguntaron sobre mi repentina actitud, yo no les tenía una respuesta, así que les dije que era por la película que no quería ver y estaba enojada con ellos por eso. Me fui adelante y ellos me venían siguiendo. Cuando llegue a la casa donde nos hospedábamos, me arroje a la cama y comencé a soltar un llanto demasiado fuerte, sentía como mi pecho estaba apretado, mi corazón latía demasiado rápido y las ganas de seguir llorando me controlaron. Lo peor era que no sabía la razón.

Eran las 4:00pm cuando empecé con este drama. Duré toda la noche llorando y a las 8:00pm empecé a orar por todas las personas que conocía, pero me concentré más en José Antonio. Me encontraba en la cama, deprimida, en un llanto que no cesaba desde hacía cuatro horas y de orar por José Antonio, pasé a un clamor. Sentía la necesidad de clamar fuertemente por él, su madre y familia. Cada vez que yo pronunciaba una palabra por ellos, sentía como aquel llanto aumentaba

-Dios, por favor ayúdalos. No sé qué pasa en estos momentos con ellos, pero ayúdalos. Protege a José Antonio, de lo que lo está molestando, llénalo de paz y quítale este dolor. Muéstrale lo que quieres enseñarle. Dios te lo pido ahora. No permitas que sufra más. No sé la razón de lo que te estoy diciendo, pero por favor recibe mi clamor- clamaba en voz audible hasta que se me hicieron las 9:00pm y ya no me quedaran lágrimas.

Al día siguiente me levanté temprano con la necesidad de regresar a mi casa. Estaba desesperada por volver. Cuando llegué, me enteré de que a las 4:00pm del día anterior, José Antonio había discutido fuertemente con su madre, donde él salió tan dolido por todo lo que su madre le dijo, que decidió irse, en unas semanas. Allí supe, que yo no solo veía visiones, sino que sentía lo mismo que él.

Rápidamente le escribí un mensaje con todas las palabras que Dios me revelara en ese momento y obteniendo como respuesta un "Lo voy a pensar". Eso me relajó un poco, había posibilidades de que se quedara. Después de tres semanas, me dijo que se quedaría, había conseguido un cupo en la universidad que quedaba a diez minutos de su casa.

Días después, hubo un retiro por parte de las damas. Todas fuimos para la casa del padre de Mairita, pues era bastante grande y con un gran patio, el señor se quedó en casa de su madre, así que nos dejó la casa. Había varias actividades y entre esos una vigilia, donde me tocaba danzar. Yo me sentía bastante bien con todo, estaba relajada, había ensayado lo suficiente e incluso jugué un rato con Esthefany, quien también le tocaba danzar.

Cuando llegó la noche, mi madre hizo una dinámica basten agradable, donde todas soltamos muchas cosas y lloramos al hacerlo, pero cuando mi madre terminó, me empezó a dar miedo por todo.

Me sentía con miedo a todo, yo no me encontraba de esa manera y me daba pánico no saber la razón de mi repentina actitud, estaba muy asustada, tanto que me fui lejos del grupo a un gran árbol que se encontraba en el patio trasero. Me recosté boca arriba y mis lágrimas de pánico comenzaron a salir. Yo miraba las estrellas y sentía como mi cuerpo temblaba

-Dios mío ¿qué me está pasando? Quítame esto por favor. Ayúdame, no quiero sentirme así- dije en voz de súplica, mirando las estrellas

Escuché la voz de mi madre que me llamaba para que me uniese al grupo, ellas estaban cantando alegremente, yo me levanté, traté de acercarme pero algo me detuvo e hizo que yo me sentara detrás de la casa y mi corazón se agitara cada vez más y aquella sensación aumentara. Saqué mi celular del bolsillo y esta vez le rogué a Dios que me hablara, quitándome esa horrible sensación tan repentina. Busqué la aplicación de la Biblia Olline y leí el primer versículo que me salió, este me habló diciendo que me prepara para lo que venía. Cada vez que iba leyendo el miedo iba desapareciendo. Seguí leyendo y me decía que era una guerrera de los cielos así que debía levantarme. Tomé cada palabra, respiré profundo y aquella sensación se fue. Recosté mi cabeza en la pared y de pronto escuché a un perro llorar de dolor, parecía que lo hubiesen arrollado. Me levanté y fui a unirme al grupo cuando veo que no era un perro lo que había hecho ese horrible ruido.

Estaban todas las hermanas en una cadena de intersección, se encontraban reprendiendo fuertemente, y con gran autoridad. Esthefany estaba en el sonido, tratando de alejarse de lo que estaba sucediendo y también reprendía. A medida que la música sonaba y la letra de la canción decía que todo espíritu inmundo salía en el Nombre de Jesús, yo escuchaba que aquel ruido horrible y perturbador que había escuchado aumentaba, me decidí acercar mucho más, cubriéndome con la sangre de Cristo. Yo seguía caminado y cuando llegué al lugar vi el origen de aquel ruido.

Era Mairita, la hermana mayor de José Antonio. Yo empecé a reprender junto a todas las damas de la iglesia. Me coloqué al lado de Esthefany y seguí reprendiendo junto a ella. Yo veía como el cuerpo de Mairita se tiraba al suelo y trataba de revolcarse, pero gracias a algunas damas que la sostenían no se lo permitieron, todas estaba unánimes en la reprensión y Mairita volvió en sí, la sentaron en una silla para seguir orando por ella y cubrir el lugar con la protección del Altísimo.

De pronto sentí como me enterraron un cuchillo profundo en el pecho. Solté un enorme suspiro, miré al frente y no había nada, me coloqué la mano en el lugar que sentía el dolor y no tenía nada, pero aun sentía la puñalada, lentamente me empecé a dejar caer al suelo y coloqué todo mi cuerpo tenso, pero eso no evitaba que me siguiera bajando, estiré una mano hacia el aparato de sonido, me faltaba el aire, no podía respirar, así que use lo que tenía para hablar

-Esthefany... coloca... de nuevo...la música.... ¡Ahora!- le dije como pude y gritando la última palabra con más intensidad para que viera la urgencia. Yo sabía que con aquella música lo que estaba sintiendo en ese momento desaparecería.

-Maukari ¿Qué te pasa? Me estás asustando. La estoy buscando pero no la encuentro. Maukari- dijo ella en desesperación

-"Otra vez me va a pasar. Por lo menos estoy con las damas"- pensé rápidamente

La hermana Iria (líder del equipo de intersección) llegó corriendo a mí y me tomó antes de que cayera al suelo, ella comenzó a orar y reprender fuertemente, haciendo que yo me sintiera mejor y el aire volviera a mí, pero luego todo se volvió negro y las palabras que había leído quince minutos antes vinieron a mí, yo sentía que mis labios vibraban y las decían una y otra vez. Luego escuché aquella dulce, suave y hermosa voz de hombre que solo había escuchado una vez y fue cuando me vi en el túnel. Sabía que era Dios, él me estaba hablando de nuevo

-Hija mía, este es mi momento, deja que yo te use porque todo lo que te ha sucedido y seguirá sucediendo es mi poder. No tengas miedo de lo que va a pasar, porque yo estaré contigo siempre. Todo va a estar bien, solo confía en mí. Eres Guerrera de mi reino y por eso te escogí para este trabajo, yo te los entregué, porque el propósito que tengo con esa familia es más grade de lo que piensan- Cada palabra me reconfortaba y me hacía sentir fuerte. Mis labios seguían vibrando pero no me importaba, sabía que de mi boca salían palabras, porque podía sentir mi boca abrirse, cerrarse, vibrar y pronunciar sonidos, pero lo que estaba escuchando me importaba más que esa sensación

-Señor te voy a obedecer en todo, tú has lo que quieras hacer conmigo. Padre Celestial, cuando dijiste que me los entregaste, ¿te refieres a la familia de José Antonio?- le dije aceptado lo que me estaba ordenando, pero luego dudando de las personas que me había entregado. Yo no obtuve respuesta, así que comencé adorarlo

De pronto me encontraba sentada en una silla, justo en frente de Maira, con mis ojos llenos de lágrimas. Levanto mi mirada y veo a María José (una niña con síndrome de down) que se me acerca, me abraza y me dice al oído

-Hija mía, no tengas miedo de lo que va a pasar, porque yo estaré contigo siempre- pude escucharla claramente, sin tartamudeos o alguna palabra mal pronunciada. Su voz era demasiado clara y dulce, Dios me había vuelto a decir lo mismo a través de ella, así que la abracé y dejé que mis lágrimas corrieran y cayeran en su hombro.

De pronto me encuentro de pie, abrazando a Mairita, que está sentada aún en su asiento y María José estaba del otro lado, también abrazándola, mientras Mairita lloraba como una niña pequeña. Dios lo había vuelto hacer y dos veces esa noche. Me gustaba esa sensación, parecía como si me hubiese adelantado al futuro y no supe que pasó para llegar a eso, pero realmente era muy agradable saber que Dios era quien me usaba para esto

Mairita, dio su testimonio diciendo que tenía dos semanas que estaba siendo dominada por el miedo, tanto así, que sentía muchas cosas extrañas en su casa, pero lo que sentía no la dejaba reprender, echarlo fuera y cuando estaba allí y empezó a escuchar la música sintió como el pánico tomó el control de ella y luego no se acordaba de nada. Ella estaba golpeada en los brazos y piernas, sus rodillas estaba completamente hinchadas, pues cuando el demonio la tenía ella cayó de rodillas en el suelo de concreto, le dolía todo el cuerpo y hasta se había orinado encima, pero nada de eso le importaba en ese momento, ya que, dijo que se había vuelto a arrepentir y con todas las palabras que Dios le había dado en ese momento, entendió que debía volver a iniciar y eso hizo, Mairita se reconcilió con Dios esa noche

Días después, yo estaba trabajando tranquilamente en el cyber de la pastora y la vecina iba todos los días, pero podía ver que una sombra negra y grande la cubría por completo, así que cada vez que la veía empezaba a reprender en mi mente mientras la atendía. Le comenté a la pastora de la visita de esta señora y ella me dijo que ella era una hechicera.

El día de las madres llegó y todo fue bastante agradable. El día siguiente, la hechicera llegó, pero esta vez, venía con muchos collares puestos, una media pantis que le cubría la cabeza y el resto le colgaba a un lado, tenía una camisa blanca. Ella entró, observó el lugar y luego se fue. Cuando lo hizo, me dejó extrañada, yo me encontraba sola ese día. A las 10:00am, José Antonio llegó a la emisora para comenzar el programa. Me gustaba colocarla solo para escucharlo, hacía que antes de que comenzara y viera el reloj, mi corazón se acelerara, mi estómago diera un vuelco, un extraño cosquilleo me recorriera el cuerpo y una sonrisa se formara en mis labios, como si lo estuviera viendo acercarse, pero luego que comenzaba el programa, me sentía en paz y todas aquellas sensaciones menguaban aten la serenidad que él impartía con su voz. El comenzó el programa y por primera vez lo hizo orando, reprendiendo todo espíritu de hechicería y muerte que quisiera amenazar con la vida de las personas. La pastora entró al cyber con una escalera de aluminio grande, después que José Antonio terminó de orar en la radio. Yo la ayudé a acomodar la escalera para luego subirme en ella y bajar la decoración del día anterior. Bajé la primera, después rodamos la escalera para la segunda que se encontraba en medio del mostrador de cristal y el estante de hierro, la pastora sujetaba la escalera y yo subí a ella, pero por alguna razón no alcanzaba la decoración como cuando la subí, me estiré un poco más, la escalera se resbaló y yo me tambalee al lado donde se encontraba el mostrador de cristal, reaccione a gran velocidad y me agarré de la escalera, inclinándola hacia el otro lado para equilibrarla. Escuché el grito de la pastora y sentí mi enorme suspiro de susto, le di gracias a Dios por mi vida, terminé de quitar la decoración y seguí trabajando. Al rato volvió aparecer la hechicera para preguntar por un bolígrafo que no compró y después que se fue me dio comezón en la cabeza, me rasqué y cuando lo hice, me salió tres piojos enormes y transparentes. Me asusté tanto, que pegué un pequeño grito y me despeiné en desesperación haciendo que salieran siete más y una gran cantidad de caspa cayera con ellos, dejándome la ropa completamente blanca, al igual que la mesa. Maté los piojos limpié la mesa, llegué a mi casa, tomé el peine de dientes más finos que había en la casa y me peiné, pero no salió nada, ni siquiera un pequeño grano de caspa, nada. Le conté a mi madre y ambas empezamos a orar en el cyber todos los días en la mañana. Yo oraba para que todos los hechiceros llegaran humillados delante de la presencia de Dios, arrepentidos de sus actos y recibieran a Cristo en su corazón.

Una nueva guerra había iniciado y era contra los hechiceros que se estaban levantando en el sector, yo estaba dispuesta a todo, si Dios me había escogido para esto entonces estaba lista para enfrentarme a lo que vendría. Él no me iba abandonar. Era el tiempo que puliera y me volviera a vestir con la armadura de Dios.


"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios"

La Biblia: Efesios 6:14-17

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