Capitulo II Un Espíritu Maligno
Luego de eso empecé acostumbrarme a su presencia, mi madre no la veía y por esa razón yo no hablaba con ella ni ella conmigo solo nos mirábamos, al parecer con la mirada nos decíamos todo.
En vacaciones nos fuimos a Caracas, recibimos la noticia de que mi abuelo recibió a Jesús en su corazón y la tía de mi madre la invitó a la iglesia y fuimos todos, después de la predicación empezaron a orar, cantar y adorar a Dios, se sentía un ambiente muy hermoso, la paz, frescura y suavidad paseaba por aquel lugar, yo no me recuerdo de nada, pues en ese momento me encontraba dormida en los brazos de mi padre. Mi madre dice, que el ambiente se sentía tan agradable que cuando el pastor hizo el llamado para todos los que querían recibir a Jesús como su salvador y permitirle cambiar su vida, ella pasó sin dudarlo, tanto que mi padre se quedó sorprendido y vio como ella se fue hacia adelante, hizo la oración y una alegría inexplicable invadió su cuerpo, empezó a reír con tanto gozo, hubo un momento donde ella reía y veía a los demás llorar que le dio un poco de vergüenza pero eso no impidió que dejara de hacerlo
-Tía ¿por qué lloran?- le preguntó mi mamá a su tía aun con una gran sonrisa en su rostro
-El Espíritu Santo nos toma de diferentes maneras- le respondió ella con una sonrisa de alegría
Mi madre recuerda este día a la perfección, ya que su vida de amargura y creencia en las tradiciones católicas se fueron, comenzó a vivir su vida completamente diferente.
Regresamos al Zulia y mi padre aun no creía lo que mi mamá había hecho hasta que ella empezó a molestarlo para buscar una iglesia. Para ellos fue difícil encontrar una que estuviese cerca, mi padre empezó a preguntarles a todos sus clientes fijos para saber de alguna, pero no encontraba ninguna. Después de tanto buscar, consiguió una llamada "Iglesia la Fe" y empezamos a ir todos los domingos.
Yo seguí creciendo y ya podía hablar claramente, tenía tres años de edad y aun veía a la niña. Un día aquella niña se fue hasta la caja del negocio de mi padre, allí estaba la cajera, los de atención al cliente, mi padre y mi madre. La niña cuando llegó hasta allá abrió la caja e hizo que la máquina de facturación sonara, provocando que todos los que estaba allí se asustaran, la cajera rodó con la silla lejos de la caja pues nadie la veía, yo le dije a mi mamá quien había sido y ella empezó a decirle con autoridad que se fuera porque no pertenecía a ese lugar, aquella niña se molestó y se fue por un tiempo, hasta que volvió aparecer dentro de la casa llorando. Recuerdo que lo primero que hice fue correr a donde mi madre para que fuera a ver a la niña
-Mami, mami. La niña está llorando, allí está. Está llorando- le decía a mi madre halándola por un brazo para que fuera a ver
-Maukari allí no hay nada- dijo mi madre con sus ojos abiertos de par en par
-Si hay, es ella, está llorando mami, está llorando- le decía yo para que hiciera algo
Después de eso, aquella niña no se fue y yo en mi inocencia, creía que era una amiga, tanto así que los primeros días que iba al preescolar, le tomaba la mano a mi madre y a la niña, mi madre siempre que me veía así me preguntaba con sus ojos abiertos de par en par, al parecer le asustaba la idea de que en verdad yo viera a alguien
-Maukari ¿Qué llevas en la mano?- me preguntaba ella con la voz temblorosa, pues a pesar de que era cristiana y oraba todos los días, no tenía conocimiento de los espíritus que rondan alrededor de los niños
-A la niña- respondía yo lo obvio
Todos los días era lo mismo y mi madre empezó a cansarse, por lo que llamó a su tía Justina, quien fue la que la invitó a la iglesia la última vez y le contó mi situación, ella le recomendó que cuando fuera así reprendiera en el nombre de Jesús.
Llegó un día donde yo me encontraba jugando con la niña, pero ese día me sentía extraña, como si todo lo que estuviera a mí alrededor me molestara y cuando mi madre me llamó, por primera vez no quise obedecer, la niña se empezó a reír como si disfrutara de lo que estaba pasando, mi madre me volvió a llamar y como hice lo mismo se acercó a mí y me tomó del brazo, en ese momento yo sentí como si la furia se apoderara de mi pequeño cuerpo y le grité, al hacerlo mi madre me cargo sobre su hombro y me metió al baño, ella comenzó a reprender en el nombre de Jesús
-Todo lo que este perturbando a mi hija se va en el nombre de Jesús. Mi casa y mi familia son libre de toda asechanza del enemigo. Yo declaro que toda atadura, espíritu inmundo se van de mi casa, de mi hogar y dejan en paz a cada uno de los miembros de mi familia en el nombre del Dios Todopoderoso, en el nombre de Jesús-
Cuando ella decía cada frase, sentía como mi pequeño cuerpo se relaja y como se escuchaban varios gritos como de asustados salían, se alejaban de la casa y de pronto la oscuridad que había en aquel depósito donde vivíamos desapareció, una luz empezó a entrar en aquel lugar y se empezó a sentir una paz inmensa, yo no volví a ver al espíritu que se la pasaba allí y eso me hacía sentir bien.
Antes de terminar mi primer nivel de preescolar, nos tuvimos que ir a Caracas, a mi madre le faltaban dos meses para tener a mi hermano. Al llegar allá, disfruté mucho con Joice (tía de la misma edad), Katleen y Jhorman (los hijos mayores de mi tío).
Katleen tenía 12 años y Jhorman o como yo lo llamó Jhormita tenía 14 años de edad, ellos se encargaban de cuidarnos a mi tía y a mí cuando mi madre tenía que ir a consulta con la ginecóloga y las mismas que la atendieron y acompañaron en el primer parto se iban con ella.
El 12 de septiembre del 2002, nació mi hermano, él fue prematuro de ocho meses. Recuerdo que el día del parto yo quería ir a ver el nacimiento de mi hermano, pero nadie me dejó ir, todos estaban muy preocupados, pues a pesar de que había sido un embarazo normal, el parto fue muy complicado. Jhormita, Katleen y su madre nos estaban cuidando yo solo podía ver a los tres muy preocupados. Después de dos días vi cuando mi madre llegó, yo desde luego me le fui encima para abrazarla la extrañaba mucho y mi tía Mireya (la esposa de mi abuelo) cargaba a mi hermano, era gordo y muy grande, no tenía cejas, ni pestañas, tenía las orejas enrolladas por completo y no tenía uñas, pero debido a su gordura se veía hermoso. En la noche escuche a escondidas la conversación de los adultos. Ellos estaban conversando que mi madre estuvo a punto de morir y mi hermano nació muerto, pero hicieron cadenas de oración tanto en la congregación donde mi abuelo asistía, otra en la clínica, a donde asistíamos los domingos y en el estado Trujillo mi abuela también intercedía por la vida de ambos. También dijeron que mi padre al enterarse que ella ya estaba bien al igual que mi hermano, empezó a llorar, les dijo que quería tener a Jesús en su corazón y agradecerle a Dios por lo que había hecho.
Mi madre se estaba quedando en la casa de mi tío que se encontraba debajo de la casa de mi abuelo, por lo que todos estaban muy pendientes, yo por mi parte junto con Joice me iba a verlo todos los días, las dos nos quedábamos a dormir con Katleen.
Dieciséis días después fue que mi madre subió a la casa de mi abuelo con mi hermano y mi tía Yesica (la esposa de mi tío Jhorman), a Joice y a mí nos dejaron en la casa de mi tío con Katleen y Jhormita. Ella nos empezó a pasear por toda la casa con su auto grande de Barbie, ella se montaba primero y luego una de nosotras y conducía, por todos los rincones, pero hubo un momento donde yo me aburrí y me fui con Jhormita, él me mostró su pequeña tortuga, me prestó su Max Steel original y jugó conmigo por mucho tiempo, mientras Joice y Katleen se aburrieron de conducir por la casa y empezaron a jugar a las princesas. Más tarde nos enviaron a bañarnos y arreglarnos porque íbamos a salir, a las dos nos colocaron un vestido y nos dejaron el cabello suelto.
Jhormita y Katleen nos dijeron que jugaríamos todos juntos antes de salir, él me cargó en sus brazos y me tapó lo ojos, dijo que empezara a contar mientras el caminaba conmigo para que encontráramos a las demás, yo como toda niña empecé a contar mientras el caminaba conmigo, de pronto siento que abre una puerta, me destapa los ojos y todos gritaron "sorpresa", había una piñata de las Chicas Súper Poderosas especialmente de Bellota, comida y una torta de la misma muñeca. A mí me gustaba lo que veía pero no me interesaba más que el juego que Jhormita dijo que estábamos jugando, por lo que pregunte con entusiasmo
-¿Ya gané?-
Todos se rieron de mi comentario, mi primo me bajó y Joice se colocó a mi lado, mientras mi tío se acercó
-Feliz Cumpleaños- dijo él mirándome
-¿Quién cumple años?- pregunté, no sabía quién estaba de cumpleaños y todos volvieron a reír, mi mamá de lejos me preguntó lo obvio
-¿A cuál de las dos le gustan más las Chicas Súper Poderosas?- me reí y entendí que era yo.
Ese día fue muy divertido, nos la pasamos jugando y tomándonos fotos. Joice siempre le encantó ser coqueta y modelar ante una cámara, a mí solo me divertía ver que aquella cámara con solo presionar un botón y después de que la llevaran a un lugar para revelarlas se viera lo que hicimos días antes. Me tomé fotos con Joice y por primera vez cargué a mi hermano, a mí me sentaron en el sofá cama y me colocaron en mis brazos al grande y gordo de mi hermano, se veía tan blanco y sus mejillas rosadas, era muy hermoso, daba gracias a Dios que lo resucitó, eso decía mi mamá y mi abuelo cuando yo no estaba cerca, pero podía escucharlos. Después de romper la piñata entre nosotros, ya que los únicos niños que estábamos eran mis dos primos Katleen y Jhorman, mis dos tías Joice y Nakarid y obviamente yo. Después del rato cantamos cumpleaños y mientras partían la torta, Nakarid que era la otra hermana de mi madre y era de la misma edad de Jhormita nos llevó a ver los patines que le habían regalado, yo me fui con ellos al patio, pero vi que algo extraño entró a la habitación de Joice, me fui a ver que era y como su habitación no tenía puerta sino una cortina la halé y el tubo de metal cayó en mi cabeza empecé a llorar y de pronto vi como una niña rubia apareció, se burló de mí y desapareció, yo seguí llorando en el piso y Jhormita corrió hacia mí para llevarme con su papá, todos se asustaron por el golpe, pero por la misericordia de Dios no me partí la cabeza, solo me salió un enorme chichón que me bajaron con hielo.
Después de un tiempo, regresamos al Zulia, volví al preescolar y estando allí un niño llamado Jesús me empezó a molestar, todos los días me quitaba una de mis coletas del cabello. Yo le decía a mi mamá y ella me recomendaba que le dijera a la maestra, yo lo hacía pero ella ni se inmutaba, así que un día no aguanté más que me molestara y cuando me quitó la coleta me le fui encima tumbándolo al suelo y golpeándolo con furia en el rostro sin parar, la maestra trató de quitarme de encima pero mi furia era tan fuerte que no podía
-Perdonáme Maukari, perdonáme- era lo único que él decía mientras lloraba y yo lo golpeaba
Después de escuchar eso más de tres veces me le quité de encima, las maestras estaba sorprendidas ya que yo era una niña muy callada y tranquila. A los días, cuando otro niño me quiso molestar, Jesús se metió a defenderme, desde allí empecé a jugar y hacer las tareas con él. Mi madre y la de él se hicieron buenas amigas, íbamos a su casa muchas veces, él tenía un pequeño parque y muchos árboles en el patio.
Un día de tanto jugar en el parque con él, me aburrí y quise subir a un árbol grande de mango, yo no lo pensé dos veces y empecé a escalar, luego de estar arriba le dije a Jesús
-Ven Jesús, sube así como yo-
-No, está muy alto- me respondía él
-Ven, yo te enseño, es muy fácil, sube-
De pronto mi madre salió con la de él y al verme allá arriba se asustó que empezó gritarme
-Maukari baja de allí-
-Pero mami- dije muy desanimada y obedeciendo la orden
-Te dije que bajaras, pero hazlo con cuidado- dijo ella mientras yo bajaba
Después de un tiempo, me celebraron mi cumpleaños número cinco con el primer año de mi hermano el mismo día en la casa de Jesús, yo disfruté la fiesta, incluso destrocé la piñata y sin querer le di con el palo a Jesús en la cara, pero luego me disculpé con él y seguimos jugado.
En esas vacaciones como era de costumbre ir a casa de mi abuelo, fuimos hasta allá, todo era completamente igual al año anterior jugábamos como siempre con mis primos, pero una noche a mí me tocó dormir en la habitación de mi abuelo en un colchón con mi mamá, Nakarid y Joice se durmieron en la cama con mi hermano, pero la habitación se sentía pesada y oscura, yo me quedé dormida cuando
-Estaba en el cuarto de Joice con ella y Nakarid, ellas me dijeron que me querían mostrar algo yo las seguí hasta el patio y ellas sacaron de una cesta de ropa sucia una muñeca con forma de bebé, que tenía los ojos de ruedas de auto y una horrible sonrisa, esta empezó a girar sus ojos una y otra vez mientras soltaba una carcajada-
Me desperté llorando a gritos y Nakarid se despertó igual que yo, ambas empezamos a llorar fuertemente, mi mamá se despertó junto con Joice y me abrazó, mientras Joice se asustó y empezó a llorar, de pronto llegó mi abuelo, su esposa, y la mamá de su esposa. Todos empezaron a reprender fuertemente y con autoridad
-Sal de esta casa en el nombre de Jesús, tú no tienes poder para perturbar a nuestra familia. Te ordenamos que salgas ahora y vuelvas al infierno. Sal fuera, sal fuera, sal fuera En El Nombre de Jesús. Declaramos libertad ahora, declaramos la luz de Cristo en este hogar, en esta familia ahora por el poder de la palabra En El Nombre de Jesús -
"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;"
La Biblia: Marcos 16:17
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