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El final del camino

- Tú... ¿Quieres que terminemos?...

Volviste a hablar. Aquella pregunta hizo que mi pecho volviera a sentir aquel dolor, pues, aunque nunca formalizamos con exactitud un noviazgo, ambos nos comportábamos como una pareja normal, y nos considerábamos como tal. Y, aún con aquel dolor en el pecho, sentí nuevamente aquel enojo que había sentido la noche anterior, quise irme de ahí, decirte lo mismo que tú me habías dicho antes, "Hablaremos luego", aunque aquél había sido un mensaje, aun así me había lastimado. Pero, a pesar de que quise irme, no conseguí hacerlo, pues una parte de mí quería quedarse y pedirte perdón, abrazarte y volver a besarte como antes, pero eso tampoco lo hice, solamente me quedé en silencio, pero esta vez sin dirigirte la mirada, hasta que comencé a oír tus sollozos. Habías comenzado a llorar. De inmediato levanté la mirada para ver tu rostro, el cual ya estaba mojado por tus lágrimas, pues al parecer habías estado llorando en silencio desde que desvié la mirada de ti, que fue justo el momento en el que hiciste aquella pregunta, la cual fue, por lo que noté, dolorosa para ambos. Antes de que yo dijera algo, tú continuaste hablando, y yo permanecí en silencio, mientras te oía.

- Sé que lo que hice no estuvo bien, pero... Lo que tú hiciste fue cruel... Hablar con esa chica, o abrazarla de esa manera en frente de mí... -Te mantuviste en silencio durante un momento, mientras continuabas llorando- ... Creí que... Que sólo me abrazarías a mí de esa manera... Mientras hablabas, no me dirigías la mirada, quizás porque estabas muy molesto como para hacerlo, o quizás porque pensabas que yo no merecía siquiera que me vieras. –

- Quería abrazarte... Y besarte... Pero tú te alejabas de mí... ¿Acaso querías que te suplicara por un beso?...

Aquello lo dije luego de permanecer en silencio por un momento, aunque lo dije de una manera que dejaba ver mi enojo, pues ¿Cómo no estar molesto?, si después de todo lo ocurrido venías a decirme que mis actos fueron crueles, cuando los tuyos fueron, precisamente, los que me llevaron a hacer lo que hice.

Tu llanto pareció aumentar como reacción a mis palabras, pero aun así mantenías la vista baja, demostrando tristeza.

 - ¿Por qué actuaste así conmigo? -Pregunté, aunque esta vez procuré no sonar molesto, por el contrario, intenté sonar serio, pues realmente quería saber qué te ocurría, el porqué de comportarse así conmigo. -

- Tenía miedo... -Respondiste en un murmullo, aún sin atreverte a verme- ... Después de lo que hicimos esa noche... Me daba vergüenza verte... En ese momento levantaste la mirada para verme, y pude saber por qué no querías verme directamente, pues, en cuanto tu mirada se encontró con la mía, lloraste de una manera más sentimental, pues al parecer a ti también te dolía verme. - Tuve miedo de que ya no me quisieras... Por eso intenté alejarme un poco para saber si tratarías de buscarme... Pero luego te vi con esa chica... Y... Ayer, me di cuenta de que lo que hice no fue correcto, por eso fui a buscarte para disculparme, pero... Pero te vi abrazándola, de la misma manera en que me abrazabas a mí antes. Yo... Yo creí... Que ya no me amabas...

Tras decir eso, cubriste tu rostro con ambas manos. Parecías no poder continuar hablando debido al fuerte llanto. Oír todo eso me sorprendió, pues ¿La razón de tu extraño comportamiento era que te avergonzaba verme? Por un momento no creí aquello, pero, aun así, sin poderlo evitar, me acerqué a ti y te abracé, de la forma en que había querido desde que te alejaste de mí. Al sentir el repentino abrazó, noté que te sorprendiste, pero aun así, me abrazaste de igual manera, y ocultaste tu rostro en mi pecho, mientras continuabas llorando. Te abracé hasta que dejaste de llorar y te separaste un poco de mí, para después mirarme directo a los ojos.

- Perdóname...

Luego de decir aquello bajaste la mirada, mientras aún mantenías los ojos llenos de lágrimas. Sin pensarlo, te tome del mentón para levantar tu rostro y hacer que volvieras a verme a los ojos, lo cual hiciste. Luego de eso, me acerqué más a ti, para darte un cálido beso en los labios. El beso que había deseado darte desde hacía ya algunos días. Correspondiste al beso, aunque pude notar el ligero nerviosismo en ti, por lo que deslicé mi mano hasta tu mejilla para acariciarla, al tiempo que me separaba del beso y volvía a verte a los ojos, al igual que tú.

- Confía en mí. - Dije de repente, sin dejar de mirarte fijamente a aquellos hermosos ojos grises que poseías. - Sin importar qué ocurra seguiré amándote.

Al decir eso, aquella rabia que aún estaba en mí pareció desaparecer, al igual que el dolor en el pecho cuando, ahora, fuiste tú el que me besaste, queriendo darme a entender con ese beso todo lo que sentía , lo cual conseguí percibir: Sentías miedo de que volviera a apartarme de ti, sentías enojo contigo mismo, y también conmigo, debido a todo lo que había ocurrido, y a mis acciones con Carol en tu presencia, pero, a pesar de eso, te sentías feliz de poder abrazarme y besarme nuevamente, pues, al parecer, tú también habías sufrido por no haber estado a mi lado.

- Te amo, te amo mucho - Dijiste mientras me tomabas el rostro con ambas manos, acariciando mis mejillas mientras repetías aquellas palabras que yo adoraba escuchar de ti. Yo dije lo mismo, aunque de una manera distinta, pues bajé mis manos a tu cintura, acercándote a mí al tiempo que volvía a besarte, pero de una manera que te demostrara todo mi amor hacia ti...

Luego de todo eso, volvimos a ser como antes, olvidándonos poco a poco de lo ocurrido, hasta dejarlo por completo en el olvido... Tú nunca te enteraste de lo que hice con Carol, pues ella no se lo mencionó a nadie, lo cual me confundió, pues esperaba que ella se lo dijera a cualquier persona de la Universidad, pero no fue así, por lo tanto, debido a mi completa confusión, me decidí a hablarle sobre eso, semanas después de la "Reconciliación" contigo. Ella aceptó hablar conmigo sin ningún problema, aunque, luego de preguntarle el porqué de no decirle a nadie sobre lo que hicimos, lo que ella respondió me sorprendió, ya que no esperaba una acción así de parte de ella.

 "Aunque algo tarde, me di cuenta de que tú eres verdaderamente feliz con tu pareja, y, por mucho que yo te quiera, seguirás amándolo, lo sé. Por eso, creo que es mejor fingir que nada ocurrió esa noche, ¿De acuerdo?, sólo me dejaste en mi departamento. ’’

Nunca esperé tales palabras de ella, por lo que, en un principio, no le creí, pero después supe que lo que decía era cierto, pues desde entonces sólo se dirigía a mí de la manera en que lo haría cualquier conocido; saludándome en algunas ocasiones, de la misma manera siempre, sólo con una sonrisa. Al parecer la había juzgado mal, pues, por mucho que creí en que planeaba algo, no era así, ya que aun cuando habían pasado ya algunos meses, ella siguió igual, y hasta la vi salir con otros chicos, lo cual me alegró en el fondo, pues así quizás ella encontrara a alguien a quien amar realmente.

Pasaron meses desde ese entonces, meses en los cuales mi relación contigo fue mejorando, a tal punto de que nos convertimos en una de las mejores parejas de la Universidad, y los demás estudiantes de ésta comenzaron a tomar como normal nuestra relación. Aunque todo eso no tenía importancia para mí, pues lo único que me interesaba eras tú. Todo transcurrió perfectamente durante casi dos años, en los cuales ambos éramos, lo que se podría llamar como una pareja feliz o perfecta. Para ese entonces, yo había terminado ya mis estudios en la Universidad, y trabajaba en una de las mejores academias musicales de la ciudad, mientras que tú aún estudiabas. Debido a eso, no conseguíamos vernos tan seguido como antes, aunque eso no tuvo importancia para ninguno de los dos, pues nos veíamos en las noches, casi a diario, y en los días libres para ambos, solíamos estar todo el día juntos. Todo era perfecto entonces...

Ya anocheció, lo cual significa que mi tiempo se acaba. Miro el cielo nuevamente, éste ya se encuentra casi oscurecido, y no sólo por el comienzo de la noche, si no, además, por las nubes, que antes a mi parecer eran motivadoras, las cuales comienzan a cubrir el cielo nocturno, anunciando una tormenta. Avanzo un par de pasos más, mientras el viento parece aumentar, logrando así que mi cabello se sacuda por la fuerte brisa que sopla desde aquí. Bajo mi vista durante un momento. No me había fijado, pero al parecer por la calle en frente del edificio transcurren muchas personas, pero a pesar de eso, y de que he estado de pie aquí durante largos momentos, ninguna persona se ha fijado en mí. Quizá porque nadie espera ver a alguien de pie en el borde del último piso de un edificio, a punto de lanzarse para terminar con su vida. Un suspiro escapa de mi boca, mientras que mis ojos se cierran, dando paso a nuevos recuerdos, aunque éstos son precisamente los que no quiero recordar, pero aun así lo haré, después de todo, la razón del por qué estoy en este lugar y preparado para hacer esto se encuentran en esos recuerdos...

 Como dije, todo era perfecto en ese entonces, pero siempre, cuando hay más felicidad, es cuando más tristeza se acerca. Aquel día fue, en un principio, como cualquier otro; tras despertarme temprano, me arreglé para ir al trabajo, aunque, cuando me dirigía hacia allá, te llamé, como solía hacer, para saludarte. Hablamos durante un largo rato, me dijiste, emocionado, que tu hermano iría a verte, pues hacía mucho no lo veías. Además, me preguntaste si podría ir a conocerlo, a lo cual respondí que intentaría salir temprano del trabajo para poder ir a tu casa y conocerlo. Tú aceptaste, igual de emocionado. Luego de eso, me vi obligado a despedirme de ti, pues ya había llegado a la academia en la que yo trabajaba.

Estuve allí durante toda la mañana y la tarde, tanto componiendo nueva música, como dando algunas clases de piano. Poco antes del anochecer, te llamé para avisarte que saldría tarde de trabajar, y que quizás no podría ir a conocer a tu hermano, a lo cual tú respondiste que tu hermano se quedaría durante un par de días más, así que, finalmente, sí podría ir a conocerlo. Entonces, te dije que iría al día siguiente, a lo cual tú aceptaste, ansioso porque yo fuera a conocerlo, pues él era tu única familia, ya que, por lo que me habías contado antes, tus padres habían fallecido cuando tú eras pequeño, por lo que quedaste al cuidado de tu hermano, aunque éste había tenido que viajar a otro país desde hacía varios años. Luego de hablar contigo, tuve que seguir trabajando; aprendiendo varias piezas de piano o componiendo algunas nuevas.

 Trabajé durante casi toda la noche, hasta que, poco después de medianoche, salí del trabajo, y me dirigí a mi casa para poder descansar, ya que más tarde iría a verte, a ti y a tu hermano.

Dormí plácidamente durante toda la mañana, despertándome hasta poco antes de mediodía. Para mi suerte, ese día era domingo, por lo que no debía de ir a trabajar. Luego de desayunar y arreglarme adecuadamente, me dispuse a ir a tu casa.

 Desde hacía algunos meses, tú me habías entregado una llave para que pudiera entrar a tu departamento cuando quisiera, pues fueron varias las ocasiones en que yo me quedaba varios días en tu departamento, o tú en el mío, por lo que cada uno decidió conservar la llave del departamento del otro.

Como era costumbre, al llegar finalmente a tu hogar, abrí la puerta y entré en éste, sin ser necesario para mí anunciar mi llegada, pues tú sabías que yo iría. Caminé hacia la cocina, donde esperaba encontrarte, aunque no fue así, por lo que te busqué, llamándote en algunas ocasiones por tu nombre, pero, aun así, tú no respondías. Debido a eso, decidí ir a buscarte en tu habitación, pero, tan sólo al abrir un poco la puerta, lo que vi me paralizó: Tú te encontrabas sobre la cama, profundamente dormido, mientras que las sábanas cubrían parte de tu cuerpo desnudo, pero... No estabas solo, había alguien a tu lado, en las mismas condiciones que tú; desnudo. En aquel momento, una fuerte punzada pareció atravesar mi corazón, mientras que de mis labios no salía ni una palabra, pues sentía que la respiración se me había ido, y más aún al notar que, quien se encontraba a tu lado, era tu propio hermano... Era casi idéntico a ti, pues, en ese momento, sólo pude percibir dos diferencias: El cabello rubio de él y la aparente edad, pues él parecía ser, quizá, cuatro años mayor que tú.

Lo único que hice en aquel momento fue retroceder, apenas un paso, pues, aunque mi corazón me pedía que fuera hacia ti y te despertara para exigir alguna explicación, mi mente me gritaba que me fuera de allí, que corriera lo más lejos posible. No supe en que momento, pero me decidí por huir, como el maldito cobarde que era, y aún soy.

Por lo tanto, tras retroceder un par de pasos más, me giré, para finalmente salir corriendo de allí, mientras sentía que la vista se me nublaba debido a... ¿Las lágrimas?... Sí, así era, estaba llorando, algo que no hacía desde que era un pequeño niño. Sin pensar en nada más que en huir, llegué, corriendo, hasta la puerta, por la cual salí, y seguido de eso continué corriendo, mientras las lágrimas salían de mis ojos, sin que yo pudiera controlarlo...

Aun cuando han pasado ya varias semanas desde que eso ocurrió, continúo sintiendo aquella punzada en el pecho, directo en el corazón. Aquel nudo en la garganta, esa horrible sensación de querer llorar, aún la siento. Todo el tiempo siento aquél dolor, aquélla horrible sensación... Pero no importa, pues pronto dejaré de sentirlo; el dolor, el enojo, la tristeza, todo...

Justo en el borde, ahí me encuentro ahora, a un simple paso de terminar con todo, de olvidar todo. Estando tan cerca del final, la gran cantidad de motivos que me han traído hasta aquí, regresan a mi mente...

Pasaron días desde que te vi de esa manera con tu hermano. Días en los cuales permanecí solamente en mi casa, sin hablar con nadie, y mucho menos contigo, casi no comía, pues mi cuerpo rechazaba la comida. Fue alrededor de una semana en la que permanecí aislado en casa, y en aquella semana fui despedido de mi empleo debido a la repentina ausencia, pero eso no me importó, pues no conseguía pensar en nada más que en ti. Fue entonces que comencé a alejar a cada persona que iba a buscarme, tanto amigos, como compañeros de trabajo, a todos ellos los recibí con palabras groseras, a tal punto que todos decidieron alejarse de mí, lo cual no me molestó. Por tu parte, fuiste a buscarme en varias ocasiones, pero yo no quería verte, nunca más quería hacerlo, y eso fue precisamente lo que te dije, en la única ocasión en que contesté una de tus llamadas, debido a lo que te dije, pude notar que habías comenzado a llorar, pero no me importó en lo absoluto. Suplicaste por que te dijera el motivo, pues al parecer ni se te cruzaba por la mente la idea de que yo había ido aquel día a tu casa, y te había visto desnudo, en la misma cama, con tu hermano. No me interesé en darte respuestas, por lo que lo último que te dije fue un "Adiós". Decir aquella palabra me dolió en lo profundo del pecho, pero no me arrepentí de haberla dicho, por el contrario, comencé a sentir una extraña tranquilidad luego de eso. El no tener empleo, ni pareja, ni amigos, tampoco una familia, ya que yo consideraba no tener ninguna, de alguna manera se sentía... Bien, quizá hasta relajante... El no tener a nadie por quién vivir, mejor aún, no tener razones para vivir, pues, no tenía ni una sola.

Durante algunos días más, en los cuales permanecí "Felizmente" solo, estuve pensando todo el tiempo en algún motivo por el cuál vivir, en alguna simple razón, pero no pude encontrar ninguna. Mi corazón estaba roto, de hecho, era peor que eso, mi corazón ya no me acompañaba, pues dejé de sentirlo desde mi despedida hacia ti. Quizás mi corazón se había ido contigo, ya que a ti era a quien pertenecía realmente. Me era imposible enamorarme de nuevo. Hasta llegué a pensar que mi mente también te pertenecía, pues aún pensaba en ti. En mi mente sólo se hallaba la imagen de tu rostro. Sí, hasta mi mente era de tu propiedad. Entonces, ¿Qué me quedaba? Mi corazón y mi mente eran por completo tuyos. No me quedaba nada, más que dolorosos recuerdos de cuando estábamos juntos. Siendo así, decidí que era mucho mejor acabar con mi vida, a tener que estar viviendo una vida vacía, sin sentido alguno. Gracias a todo eso estoy aquí, recordando lo que yo consideré como mi vida, pues antes de conocerte yo no vivía realmente.

De nuevo, siento las lágrimas salir de mis ojos, bajando por mis mejillas y perdiéndose al caer de mi rostro. Miro el cielo, está oscuro, y algunas gotas de lluvia comienzan a caer sobre mí, sobre la calle, y sobre las pocas personas que se encuentran allí. Ha llegado el momento de irme. Un último recuerdo llega a mi mente; el recuerdo de lo que hice hace tan sólo un par de horas...

Tras haber decidido que mi vida ya no tenía sentido, creí que el mejor lugar para terminar con mi vida sería aquí, en el último piso del edificio en el que vivo. En un principio, solamente pensé en venir aquí, y terminar de una vez con todo, pero antes de eso, quise que tú supieras todo lo que yo sentía, o al menos una pequeña parte de eso. Por lo tanto, escribí una carta para ti, pues no hablaría contigo, no quería. Tras escribir aquella carta, me dirigí por última ocasión a tu departamento para dejar aquella carta, pues sabía que tú no estarías allí, ya que lo más probable es que estuvieras en la Universidad, y eso, en el fondo, me alegraba, pues, yo, quería que continuaras viviendo como antes, pero ahora sin mí.

Al llegar, entré a tu departamento, ya que aún conservaba la llave de éste. Finalmente, me decidí por dejar la carta sobre tu cama, la cama en la cual te había Visto junto con tu hermano, desnudo. Tras dejar aquella carta, sin más, me fui de allí, para luego venir aquí, a este lugar en el que estoy desde hace algunas horas, así que lo más probable, es que tú pronto leas la carta, pero eso no me preocupa, pues, para cuando tú vengas a buscarme, porque sé que lo harás tras leer esa carta, ya será tarde, pues ya no estaré aquí para recibirte.

Carta:

 "Las palabras no son suficientes para lograr expresar todo mi amor hacia ti, pero, aun así, quiero intentar mostrarte aunque sea una pequeña parte de lo mucho que te amo. Desde que te conocí, mi vida cambió por completo; se convirtió en una vida verdadera. Gracias por hacerme feliz durante tanto tiempo, por cada beso, cada abrazo, cada caricia, gracias por todo; por haber sido mi razón para vivir y sonreír, porque nadie más me hubiera hecho tan feliz como lo hiciste tú. Gracias a ti sé cómo se siente el amor, pero, aun así, debo decirte adiós. Después de todo lo que hemos pasado, es muy difícil para mí despedirme de ti, pero eso es lo mejor para ambos, pues entendí que tú no me amas tanto como yo a ti, y de seguro podrás ser feliz con alguien más que yo. Realmente no me importa si estás con alguien más, aunque ese alguien sea tu hermano, mientras puedas ser feliz con él está bien, pues lo único que me interesa ahora es que tú seas feliz, y es por eso mismo que decido alejarme de ti. Quizás puedas odiarme por esto, pero es mejor si lo haces, pues no quiero que sufras cuando yo me haya ido: La ocasión en la que discutimos, pasé la noche con Carol. Sé que quizá, después de tanto tiempo, eso ya no te interese, pero, aun así, quiero ser sincero contigo, aunque sea antes de morir, pues ya no siento que me sea necesaria la vida.

 Ahora sólo quiero que sepas que te amo, y siempre te amaré... Además, prometí que siempre estaría a tu lado, y así será, aún después de que yo haya muerto. Nunca olvides que mi corazón te pertenece, Jessie"

Quizás aquella carta no era la mejor manera de despedirme de ti, pero era la única manera en que podía, pues sé que me arrepentiré de lo que voy a hacer si vuelvo a verte.

Respiro profundamente, mientras las lágrimas aún caen de mis ojos, confundiéndose con las gotas de lluvia en mi rostro. Mi mirada baja nuevamente hacia la calle, en la cual ya no hay nadie, ni una sola persona. Eso significa que ya es el momento. Estoy a un sólo paso del final, y aun así tengo miedo; miedo de avanzar, pero también de retroceder. Mis manos tiemblan levemente, mientras que yo dudo en lo que haré. Aun así, ya es tarde para retroceder, ya no hay vuelta atrás.

Por mi mente cruza nuevamente aquel recuerdo cruel; el tuyo junto a tu hermano, pero esta vez, tú lo estás tomando de la mano, y sonríes... Sí, todo será mejor cuando me haya ido... Aprieto mis puños, con rabia, sí, rabia; por todo lo ocurrido, por ti, por mí, por todo. Con ese pensamiento, me decidí y, con el más profundo dolor en el pecho, dejé caer mi cuerpo hacia adelante... Ahora sólo consigo sentir el viento que choca contra mi cuerpo, el cual se acerca cada vez más al húmedo suelo de la calle. Tan sólo viviré algunos segundos más, pero, aun así, no me arrepiento de haber hecho lo que hice, pues por fin siento que seré libre, libre de todo. De repente, el tiempo parece ir más lento, por lo que cierro los ojos, simplemente esperando a mi final, pero por mi mente comienza a cruzar cada momento de mi vida. Al parecer es cierto aquello de que tu vida pasa por tus ojos antes de morir. Tan sólo transcurrió un instante, antes de que comenzara a pensar por completo en ti... Cada momento que pasamos juntos cruzó por mi pensamiento: Desde que te conocí... Cuando me di cuenta de mi amor hacia ti... Nuestro primer beso... Los momentos que pasamos como pareja... Cuando me entregaste tu virginidad... Hasta los días en que discutimos pasaron por mi pensamiento; desde lo que ocurrió con Carol hasta cuando hablaste conmigo y pude abrazarte de nuevo... Después; cada suceso ocurrido en los dos años en los que permanecimos juntos... Cuando me gradúe de la Universidad. Tú también estuviste conmigo durante ésa ocasión... Incluso las ocasiones en que yo tocaba piezas de piano para ti... Todo regresó a mi mente, causándome una amarga alegría, y luego, nuevamente, aquel punzante dolor en el pecho al recordar el momento en que te vi junto con tu hermano...

 "Sólo quiero que seas feliz."

Esas palabras pasaron por mi mente al recordar aquello. Siento que el final está cerca, tan sólo a unos segundos... De repente, un último recuerdo aparece en mi mente: Nuevamente el recuerdo de nuestro primer beso; cuando tú me besaste en aquel parque. Todo fue perfecto entonces... ¿Por qué todo tuvo que cambiar? ¿Por qué tuvo que ser de esta manera?... ¿Por qué?, Si prometiste que siempre me amarías... Yo era feliz contigo... De cualquier manera, lo ocurrido ya no puede cambiarse, y yo sólo debo esperar por un final, una muerte, mi propia muerte.

Todo está por terminar, y, aun así, sólo pienso en ti, incluso cuando mi cuerpo está por llegar al suelo, y, antes de eso, en mi mente sólo ronda un pensamiento...

"Jessie..."

Ahora, no siento nada más que un insoportable dolor en el cuerpo, y a penas consigo distinguir la lluvia que cae sobre el suelo, a mi alrededor, pero todo comienza a oscurecer... Sólo han pasado algunos segundos, pero ya no siento nada más que el dolor en el pecho... Siento que dejo de respirar, y lentamente dejo de sentir mi cuerpo... Hasta que ya no siento nada en absoluto... Nada...

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