Capítulo 6: en marcha mi plan, enamorando a mi jardinero
Katniss POV
Me vestí informalmente para recibir a Finnick Odair, necesitaba aclarar cosas con él y tal vez podríamos colaborar mutualmente. Ayudarnos a tranquilizar a los viejos.
Llegó puntual y muy bien vestido, ese chico sí que se las gastaba.
—Hola Katniss ¿Y ese milagro? Me dijo Johanna que querías verme, pues aquí me tienes. No me toques que me arrugo— sonrió.
¿Quién podría permanecer un minuto al lado de él sin reír? Era realmente empático con todo el mundo pero con demasiado sentido del humor para mi gusto.
— ¿No me ofreces un azucarillo o un chocolate?— sonreí.
—Lo siento, no he traído— eso me quitó la sonrisa.
—Gracias por venir tan rápido, siéntate— ahora debía soltar mis ideas una tras otra para que parecieran convincentes.
—Tú dirás, Katniss ¿Para qué me quieres?— se sentó con total desparpajo.
—Iré directo al grano, mi papá me ha pedido que te frecuente, parece que le gustas, o al menos los bienes de tu padre— no podía ser más directa que eso.
—Que puntería, eso es exactamente lo que yo creí cuando papá me dijo "es una chica de buena familia". Pensé en tu cuenta bancaria, no te ofendas, estás guapa pero no eres mi tipo— sonreí, al menos nos comprendíamos en ese punto.
—Exacto. Así que pensé ¿Por qué contrariar a los viejos? si ellos quieren vernos juntos, pues no les vamos a desobedecer— le sonreí.
— ¿En serio? ¿Y eso significa que me estás proponiendo algo? Porque tengo novia— parecía preocupado.
— ¿Tú tienes novia?— pregunté asombrada.
—Oye, he sentado cabeza. Creo que estoy enamorado— sonrió estúpidamente. Sí, el chico azucarillo era caso perdido.
—Oh pues entonces mi plan no es viable.
— ¿Qué plan?— preguntó más interesado.
—Solo quiero que papá esté feliz. Pero no importa ya.
—Yo también quiero lo mismo para los míos Katniss pero iniciar una doble relación no está en mi planes— sonrió.
—No quería estar contigo solo ver si podemos frecuentarnos, aparentemente. Por el bien de la presión arterial de mi papi.
— ¿Aparentemente? No te entiendo... ¿Quieres decir que parecerá que salimos pero en realidad no salimos? ¿Cuándo te volviste tan fría y calculadora?— sonrió.
—Desde que me dieron mi primera tarjeta dorada Finnick. Pero no importa ya, le diré a papa que estas de novio.
—Espera. Quizás tengas razón.
— ¿En qué?
—En eso de aparentar. También lo necesito. Mi novia no es del agrado de mis padres.
— ¿Por qué?
—Cosas de ellos. Pero tú si les caes bien.
— ¿Entonces?
—Dime tu plan— me miró bastante interesado.
—Podemos darles el gusto. Que nos vean juntos, al menos por un tiempo. Les diremos que vamos a salir, nos ponemos de acuerdo y cada uno se va por su lado. No es necesario que finjamos un romance, sólo nos han pedido que nos frecuentemos.
—Sin romance, no acepto— giró su rostro fingiendo estar molesto pero su sonrisa lo delató.
—En serio Finnick, creo que es una buena idea ¿Qué dices? ¿Aceptas?
—Sólo si me prometes decirme a dónde te vas a ir. No es que me importe mucho pero quiero estar seguro que no vas a hacer algo ilegal que me pueda traer problemas.
—No te preocupes por eso, soy la criatura más tranquila del mundo, ni siquiera tengo novio. Y aún no he pensado donde iré cuando finja salir contigo.
— ¿En serio terminaste con Gale?
—Sí, era muy complicado para mí.
—He oído algo— dijo mirándome sospechosamente.
— ¡Pues no es cierto! Finnick no soy mala persona, si terminé con Gale es porque me di cuenta que nos llevamos mejor como amigos— esperaba que me creyera a mí y no a la sarta de tonterías que había regado Gale.
—Bien. Solo debes saber que tu reputación no es la mejor por allí.
—Sí, eso me han dicho, pero ya sabes cómo es un hombre despechado.
—Marvel también dice que tuvo un romance contigo— hice una cara de asco tan genuina que Finnick empezó a reír. –Ok estoy convencido que con Marvel no pasó nada.
—¡Jamás!— grité.
Escuché ruido en la puerta principal y me levanté a abrir. Quizás Madge se quedó afuera. Pero había otra entrada por la puerta de servicio ¿Qué extraño?
Era Peeta, con dos macetas de helechos, de un verde muy bonito.
—Hola, tengo lo que me pediste— sonrió. ¡Y yo tenía visita! Bueno, tampoco Finnick era tan importante como para pedirle que regrese en otro momento o entre por la cocina.
—Gracias Peeta— sonreí. — ¿Podrías dejarla en mi habitación? Es arriba, la del fondo, la que tiene la terraza— lo dejé pasar.
—Si por supuesto— dijo entrando en la casa, se fijó en Finnick y pasó de largo pero mi amigo no le quitaba la mirada de encima.
— ¿Y ese quién es?— preguntó mi amigo.
—Es el jardinero, le pedí plantas para mi habitación— dije
— ¿Para tu habitación?— sonrió.
— ¿Qué estás pensando pervertido?— grite.
—Piensa mal y acertarás— dijo riendo nuevamente.
—Eres un fresco. Y soy una señorita ¡Baboso!— le di un pequeño manotazo mientras él soltó una carcajada más fuerte.
Entonces sin previo aviso me tomó en brazos y me dio una vuelta por el aire. Grité, pataleé y me sonroje furiosamente.
— ¡Que te pasa!— dije riendo cuando me bajó.
—Siempre quise hacerte esto pero tú eras muy modosita en la escuela. Además tenemos una cita el viernes en la noche— tenía mirada cómplice.
—Bien, el viernes en la noche. ¿Y a dónde iremos?— le seguí la corriente.
—Creo que tu mereces el mejor lugar de todos ¿Qué te parece el Marriot? Nunca he comido allí.
— ¡Idiota! ¿Me vas a llevar a comer a un hotel?— me quejé. Él volvió a reír.
—En realidad pensaba llevarte a cenar en el Santorini.
—Suena bien. Pero nunca probé comida griega, así que no quiero tener que darle detalles a mi papá después. ¿Qué te parece el Capital Grille? Lo conozco, está en la avenida Washington.
—Hecho. ¿Entre qué horas saldremos?— preguntó.
—Creo que entre las 7 y las 11. Si, debo volver antes de la media noche.
—Perfecto. ¿Pero cómo haremos, tengo que venir por ti?
—No, yo iré por mi cuenta, tengo ganas de un facial, voy a sacar cita ahora mismo. Si alguno de los viejos llama no olvides llamarme primero para corroborar coartadas— le advertí.
—Ok, me viene de perlas esto, sabes. Gracias Katniss— me dio un beso en la frente e iba a salir cuando nos dimos cuenta que Peeta estaba pasando a nuestro lado hacia la puerta.
— ¿Oye nos conocemos?— le dijo Finnick. Peeta se detuvo, visiblemente serio.
—No lo creo— no me miraba, sólo a Finnick. Peeta lo miró con más detalle y aceptó la mano que mi amigo le ofrecía. Se saludaron. —Soy Peeta Mellark.
—Finnick Odare— ambos sonrieron pero Peeta no se veía a gusto.
Mi amigo se volvió a mirarme.
—Katniss, tengo que irme. No te olvides... el viernes— salió dejándonos solos.
Cuando la puerta se hubo cerrado el silencio se apoderó de nosotros. No sabía que decir, tal vez él pensaba que estaba saliendo con Finnick, no era que me importara pero tampoco quería que creyera que tengo novio.
—Gracias por las plantas ¿Vas a traer flores?— pregunté.
—Si tienes novio— me miró algo triste.
— ¿Finnick? No, es sólo un amigo— le sonreí.
—Te traeré las flores en unos minutos— salió apurado.
¿Estaba celoso? Vaya entonces no era de piedra. Ya me lo había demostrado ayer, pero esto era nuevo. Celosito era tan lindo.
Un rato después me trajo una maceta con unas flores blancas preciosas pero me las entregó en la mano y se fue sin decir casi nada.
Si, parecía celoso. Creo que era hora de la fase dos de mi plan: enamorando al jardinero.
.
Peeta POV
Nunca había conocido la violencia que trae consigo el sentirse desplazado. Es una emoción nueva e intensa que nace en las entrañas y se propaga por las venas como sangre caliente, se apodera de mí haciéndome esclavo de la impotencia.
El amor puede lastimar mucho. Ahora lo sé. Albergar ilusiones donde no se debe, también. Yo no puedo permitirme reclamar nada, porque no soy nada para ella. Soy solamente su jardinero que la ama en silencio, quien espera con ansias la oportunidad de poder verla un momento durante el día, quien acaricia el recuerdo de sus labios sobre los míos. Pero que no puedo atrapar ese recuerdo... no tengo derecho.
Katniss es demasiado para mí, se merece alguien que le pueda dar el mundo y todo aquello que yo no puedo ofrecerle. Aquel muchacho de cabello castaño, hoyuelos en las mejillas y sonrisa pícara, es perfecto para ella. Tiene clase, humor y el dinero suficiente para hacerla feliz.
Acabo de verlos, fui a la casa grande a dejar los helechos que mi patrona me pidió. "Mi patrona" si tan sólo pudiera pensarla y verla así. No como la mujer atractiva de la que me estoy enamorando más cada día.
Paso de largo a dejar las plantas en su habitación. Su pieza es grande, llena de detalles femeninos y otros que no sé distinguir bien. En una silla ubicada en la esquina veo una pila de revistas de modas. Junto a su enorme cama, en su mesa de noche, hay varias fotografías. Me acerco con curiosidad. No me equivocaba, su cabello caoba está atado en dos trenzas, sonríe al lado de una mujer rubia que tiene la misma sonrisa. Debe ser su madre, la señora Everdeen de la que el padre Plutarch me contó que falleció. Katniss posa sonriente, le falta un diente de adelante, debe tener alrededor de cinco años.
En otra fotografía está sentada en las rodillas de su madre, el señor Everdeen también está allí. Se ven felices los tres.
Algo se remueve en mi interior, esa sensación vaga que siento cuando veo una familia feliz, algo que yo nunca tuve. Intento echarla a un lado vacío que siento y concentrarme en memorizar aquella sonrisa de niña, la misma que a veces le he notado pero que rara vez me deja ver.
Sin querer escucho su conversación cuando bajo las escaleras, van a salir a un lugar elegante, de esos que tienen anuncio donde aceptan tarjetas de crédito, con un maitre que los recibe y los acomoda como en las películas. Intento pasar desapercibido pero la puerta al área de servicio está cerrada. Regreso sobre mis pasos cuando él la toma en sus brazos, miro al piso y camino sin hacer ruido pero notan mi presencia, creo que he tropezado sin querer.
El joven se presenta conmigo, lo tomo como un gesto amistoso, usualmente las personas del nivel de Katniss nunca voltean a ver a un empleado a menos que necesiten algo. Acepto su saludo y le estrecho la mano, es firme y seguro al saludar. Como las persona honestas.
Él tiene lo que yo no puedo mirar y aun así es educado conmigo. Se despide de Katniss recordándole la cita que tienen, miro hacia uno de los adornos minimalistas del aparador, una escultura humanoide de color negro, espantoso. Intento concentrarme en ella mientras el joven abandona la sala. Sólo me giro para sonreírle antes de verlo desaparecer.
Tengo una corta conversación con ella, me muerdo la lengua para seguir insistiendo en preguntar por ese joven. Yo no tengo ese derecho. Le anuncio que voy por las flores y salgo de allí.
Me marcho cabizbajo, veo a lo lejos el convertible del amigo de Katniss, salir de la casa.
Sonrío al verlo irse, no estoy feliz pero sonrío. Hay cosas que no se pueden cambiar, como que el mundo es redondo y que los ricos se enamoran de los ricos y los pobres somos pobres sin importar más.
Minutos después vuelvo a la casa a dejar mi encargo.
Con aquella opresión que me apretaba el pecho me olvidé de decirle a Katniss que las flores blancas que le llevé son prímulas. Las favoritas de Prim. No creo que a la señorita le importe mucho los nombres pero las prímulas son mis flores favoritas porque me alegra verlas, alegres y frescas. Son las primeras que florecen cuando le llegan los rayos del sol. Las favoritas de las hadas según algunas leyendas. Pero al padre Plutarch no le gustan esos cuentos. Las prímulas le dan alegría al corazón... pero en secreto guardo el significado del color. Las prímulas blancas simbolizan el primer amor.
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Que ternura de jardinero, me lo como jijijij
Gracias por leer
PATITO
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