Capítulo 29: Perdóname Peeta
KATNISS POV
Desperté en la misma posición en que me acosté, sin abrigarme, hecha un ovillo. No sabía de qué modo avisarle a Peeta, no había memorizado su número. Tal vez si llamaba a Finnick...
Tomé el teléfono de mi velador. Estaba muerto. Bajé a la sala y tampoco había señal.
— ¡Madge!— grité buscándola.
— ¿Si señorita Katniss?
—Madge ¿Tienes celular?— pregunté.
—Si señorita pero su papá me lo pidió en la mañana. Me dijo que el auto vendría a buscarla a las diez en punto. Debe estar lista.
—Gracias— subí a cambiarme, ya eran casi a las diez. No sabía ni que ponerme, la noche no había mitigado en nada mis miedos. Tomé una ropa sencilla y salí a esperar. El auto llegó pronto.
—Suba señorita— dijo Darius el chofer anterior que ya había vuelto de sus vacaciones.
—Darius crees que podríamos detenernos en esa gasolinera, me urge ir al baño— pedí.
—Lo siento señorita, tengo órdenes de no detenerme, cuando lleguemos a la empresa de su padre podrá ir a los servicios, no demoro más de quince minutos— iba a ser inútil insistir, este tipo era tan cuadrado como papá.
Llegamos al edificio, papá estaba esperando en la entrada. Subió sin saludarme.
—A casa de los Templesmith— dijo secamente. Lo miré pero no abrí la boca. ¿Tendré que terminar con Peeta como me dijo anoche? ¿Frank va a estar presente?
¿Cómo diablos se supone que seré capaz de decirle a Peeta que esto se acabó?
Me dediqué a mirar por la ventana, tratando de fingir que esto no estaba pasando, que sólo era una pesadilla y pronto iba a despertarme.
De nada serviría razonar con papá, él no iba a pensar las cosas, es demasiado testarudo. Tenía fija la idea de que Peeta quiere aprovecharse de mí.
Demasiado pronto el auto se detuvo, papá me abrió la puerta.
—Baja Katniss— ordenó. Baje asustada. Miré hacia todos lados, no habíamos entrado, estábamos fuera de la casa de Cashmere. Frank me alcanzó, sacó mi celular de su bolsillo.
—Ahora, le vas a llamar para que salga y vas a terminar con él inmediatamente. Le dirás que te vas a estudiar a otro país, lo cual es correcto porque te marchas a Londres, he hablado con unos amigos para que te reciban en un instituto de arte, siempre se te dio bien pintar, eso mientras decidas que hacer.
—No papá— rogué. –Por favor no me hagas esto. Voy a donde me mandes pero no me pidas que lastime a Peeta.
—Me lo vas a agradecer en unos años Katniss, lo sé. Haz lo que te exijo o el huérfano va a sufrir las consecuencias. Sé convincente y no le des ninguna esperanza. Quiero que sea una ruptura limpia, voy a estar en el auto esperando por ti. Pero si decides no subirte conmigo, si decides continuar con esta locura, será la última vez que me veas en tu vida
No podía ser más cruel conmigo, era decidir entre Peeta y él. ¿Cómo puedo hacer eso?
Papá era mi héroe, mi amigo, yo lo admiro tanto. ¿Por qué debo elegir?
—Llámalo ahora— él mismo inició la llamada y me alcanzó el teléfono, luego subió a su coche pero mantuvo la puerta abierta para mirarme.
Peeta contestó a la tercera timbrada.
—Hola amor ¿Cómo estás?— casi me echo a llorar pero papá me estaba mirando.
—Bien. ¿Podrías salir un momento? Estoy afuera de la casa de Cashmere— dije respirando con dificultad.
— ¿Te sucede algo mi vida? ¿Tienes algún problema?—dijo preocupado.
—Solo sal un momento, no te quitaré mucho tiempo— perdí aliento antes de terminar de hablar.
—Espérame un minuto ya salgo— corté la llamada.
—Vamos hija, tu puedes hacer esto. Sabes que te quiero y no te dejaré caer. Te protegeré de todo el mundo. Ahora haz lo que te pedí Katniss y regresa conmigo— me quitó el celular, entró y cerró la puerta del auto, subió los cristales. Como eran oscuros no se notaba que él estaba allí.
Caminé unos pasos más cerca de la puerta principal de la casa de Cashmere. No sabía que iba a decirle. Si me lanzaba a los brazos de mi novio, papá se marcharía y no volvería verlo.
Tal vez si lograba que Peeta tuviera dudas de nuestro rompimiento... quizás yo pueda volver luego de un tiempo sin que papá lo sepa...
Oí el ruido de la puerta de la casa cerrarse y vi a Peeta que corría hacia mí. Estaba sudado, despeinado pero aun así me parecía la criatura más tierna del mundo.
— ¿Qué pasa amor? ¿Qué sucede?— se sorprendió al ver el mercedes negro allí.
—Me voy Peeta— dije con un hilo de voz
— ¿Qué? No entiendo— sonrió nervioso.
—Me voy a Londres. Voy a estudiar. Me adelantaron el curso, yo pensaba tomarlo todavía en el otoño— le inventé.
— ¿Londres? ¿Curso? ¿Qué curso Katniss? Nunca me hablaste de algo así.
— ¿Pero tú sabes que debo continuar con mis estudios verdad?— mi voz temblaba. –Yo debo ser profesional...
— ¿Y yo Katniss? ¿Qué hay de nosotros?— me miró fijamente. Ya no tenía fuerzas para mentirle.
—Lo siento Peeta. Puedo venir a verte en vacaciones— miré a otro lado para que no se diera cuenta que mentía.
— ¿Vacaciones?— miró a la puerta de la casa, mientras se limpiaba una lágrima.
Me odiaba por hacerle esto. ¡Por hacernos esto a nosotros!
—Peeta nunca voy a dejar de amarte no lo olvides— traté de no llorar pero no pude. Mis lágrimas simplemente salieron.
—Sabía que esto pasaría ¿Soy muy poco para ti verdad? ¿Por qué no me lo dices de frente en lugar de decirme que vendrás a verme en vacaciones?— su voz temblaba. Me dolía tanto.
—No pienso que seas muy poco para mi... yo... no podría pensar eso— balbuceé.
—Pero igual me vas a dejar... ¡Y yo no puedo seguirte porque no tengo ni para comprar un maldito pasaje!— gritó. Nunca me había gritado, jamás lo había visto tan alterado.
—Pero te amo ¿Por qué no puede solo pensar en eso?— lloré.
—Creí que lo nuestro iba en serio, casi vivimos juntos Katniss... tenemos nuestro lugar... creí... que te gustaba— podía ver el dolor que le causaba.
—No puedo Peeta, lo siento...
—Katniss, quédate. No te ofrezco mucho pero no podría vivir sin ti. Por favor, no te vayas. No me dejes...— me miró suplicante.
—Perdóname. Espero que algún día me entiendas—ya no podía hablar porque mi llanto se hizo más fuerte.
—Entonces ve... sé que has tenido que decidirte entre lo que quieres en la vida y yo. Obviamente no puedo darte nada. Anda Katniss. Ve a cumplir tus sueños, espero que seas muy feliz—se limpió unas lágrimas.
Ya no soportaba verlo así, en cualquier momento mis piernas me fallarían y caería de bruces al suelo.
—Peeta...— traté de tocarlo pero me asustó la bocina del auto.
—Vete Katniss. Si te vas a ir, vete de una vez y no me hagas sufrir más— miró a otro lado.
No dije nada más, antes de romper a llorar di unos pasos hacia el auto de papá.
—¡Katniss!— lo oí gritar. Me detuve pero no me volví. Si lo miraba nuevamente ya no tendría valor de subir a ese auto.
—Cuídate mucho— gimió. —Por favor.
Me obligué a seguir caminando. Conté cada paso que di mientras mis uñas se clavaban en las palmas de mi mano.
—Vámonos Darius, directo al aeropuerto— dijo papá apenas me subí.
— ¿Qué?— grité. —Creí que tenía algunos días— le reclamé a Frank, mientras me limpiaba las lágrimas de la cara.
—No hija, sales en tres horas, tengo tu equipaje en la oficina, mi secretaria te llevará personalmente, yo no puedo porque tengo junta. Lo siento Kat pero no me voy a arriesgar...
Todo el camino intenté controlarme para no llorar. Llegamos a la empresa y no hice el menor esfuerzo por bajarme del auto. Papá se despidió de mí, dijo algunas cosas pero no lo oí, no podía escuchar nada más que mi corazón que me repetía una y otra vez las palabras de Peeta.
Effie, la secretaria de papá subió conmigo para llevarme al aeropuerto, tenía una maleta lista para mí. Creo que Frank había pensado en todo.
Cuando hicieron la primera llamada para abordar Effie me dejó en la puerta de embarque, ella misma había ido a dejar mis maletas en el counter.
—Buena suerte Katniss, Londres es divino en ésta época del año.
No le contesté, ningún lugar en el mundo podría ser divino sin el hombre que amaba.
—Aquí tienes un sobre con las instrucciones que debes seguir. Iras a la escuela Wimbledon, te recogerá un taxi en el aeropuerto y te llevará hasta allá. Tu padre viajará a verte el siguiente fin de semana, espero que te diviertas— sonrió. Ni siquiera pude darle las gracias. Menos sonreírle.
Subí al avión de forma mecánica, como si fuese un robot, me pesaban las piernas. La sobrecargo me pidió mi pasaje y me acompañó a mi cómodo asiento de primera clase, dónde me hundí a llorar.
Ahora mi vida será un infierno, ningún lugar en el mundo me podrá hacer feliz si Peeta no estaba allí.
¡Esto no puede estar pasando!
PEETA POV
Me desperté muy temprano, casi no dormí en toda la noche. Algunos de mis sueños fueron extraños, no podía encontrar a Katniss en ningún lugar. Aún me vi trabajando en casa de los Everdeen.
Llego al trabajo media hora antes, hay mucho que hacer. Tomo el rastrillo para peinar las áreas donde estuvieron más invitados reunidos. Cerca de la piscina y el camino hacia la casa. Lleno un cubo de basura con las colillas de los cigarrillos. Muchas plantas están pisoteadas, arrancadas o quemadas.
Si estas personas son quienes van a dirigir el futuro del país no quiero imaginar a donde iremos a parar. No es que me queje de mi condición pero veo el derroche que se hace, su vanidad, la soberbia con que hablan. Esto no es bueno.
Me sorprendo al sentir vibrar mi celular mientras termino de recoger la basura en costales. Es Katniss. Nunca me ha llamado en horas de trabajo, siempre me marca después de las seis de la tarde.
—Hola amor ¿Cómo estás?— contesto con una gran sonrisa.
—Bien. ¿Podrías salir un momento? Estoy afuera de la casa de Cashmere— me sorprendo mucho al oírla, no es su voz de siempre. Algo le pasa.
— ¿Te sucede algo mi vida? ¿Tienes algún problema?— por un momento me vienen muchas ideas del porque Katniss viene a buscarme en horario de trabajo. Quizás su padre se enteró o se siente mal. Y si... no puede ser, ella menstruó el mes pasado, estoy seguro. Tal vez tiene un retraso...
—Solo sal un momento, no te quitaré mucho tiempo— el alma se va fue al piso. ¿Y si es eso? ¿Y si se hizo alguna prueba y dio positivo?
—Espérame un minuto ya salgo— digo rápidamente. Corro hacia la puerta de la casa y le pido al vigilante que me abra.
Al ver el auto de su padre me estremezco. Pero ella está sola, no hay que preocuparse por ese lado. ¿Será lo que estaba pensando? ¿Qué haremos si eso es cierto?
"Me voy Peeta" dice al verme. Entonces no existe ningún problema, ella sólo vino a decirme adiós.
¿Por qué?
— ¿Qué? No entiendo— intento serenarme y escuchar lo que tiene que decirme.
—Me voy a Londres. Voy a estudiar. Me adelantaron el curso, yo pensaba tomarlo todavía en el otoño.
— ¿Londres? ¿Curso? ¿Qué curso Katniss? Nunca me hablaste de algo así— me esfuerzo por no gritar. Ella jamás mencionó nada de Londres. Infinidad de veces le pregunté por sus estudios y siempre me decía lo mismo, que la universidad aun no le contestaba y que no quería pensar en eso. Pero no era cierto. Había estado buscando donde estudiar. ¡Y eso estaba bien! Pero... ¿Por qué tan lejos?
—Pero tú sabes que debo continuar con mis estudios verdad, yo debo ser profesional...
— ¿Y yo Katniss? ¿Qué hay de nosotros?—no es una pregunta en realidad, es mi forma de suplicarle que no se vaya.
—Lo siento Peeta. Puedo venir a verte en vacaciones— me siento apuñalado. ¿Vacaciones? Entonces está decidida a marcharse. No puedo evitar mis lágrimas pero estaba mal. Si Katniss quiere irse a estudiar yo debo aceptarlo.
— ¿Vacaciones?— mi voz se quiebra. Siento que una extraña sensación sube por mi pecho hasta llegar a mis manos y mi rostro.
—Peeta nunca voy a dejar de amarte no lo olvides— eso aplaca en parte la sensación que me impulsa a destruir. Quiero gritarle que se vaya o que me mate de una vez y acabe con todo.
—Sabía que esto pasaría ¿Soy muy poco para ti verdad? ¿Por qué no me lo dices de frente en lugar de decirme que vendrás a verme en vacaciones?— el poco control que aún tengo estaba a punto de abandonarme.
—No pienso que seas muy poco para mi... yo... no podría pensar eso— miente. Es obvio que va a dejarme porque yo no soy suficiente.
—Pero igual me vas a dejar... ¡Y yo no puedo seguirte porque no tengo ni para comprar un maldito pasaje!— grito. Me siento mejor, cómo si una parte de lo que se forma en mi pecho fuera drenado.
—Pero te amo ¿Por qué no puede solo pensar en eso?— me desconcierta más aún. Se va, me deja, echa por tierra lo que tenemos y me dice que me ama.
—Creí que lo nuestro iba en serio, casi vivimos juntos Katniss... tenemos nuestro lugar... creí... que te gustaba— necesito que me diga por qué.
—No puedo Peeta, lo siento...
—Katniss, quédate. No te ofrezco mucho pero no podría vivir sin ti. Por favor, no te vayas. No me dejes...— le suplico por última vez. La veo tan decidida, de nada valdrán mis ruegos.
Cuando alguien está determinado a hacer algo, lo hace sin importarle los demás. Cómo el día que mamá me dejó. Le rogué, lloré y supliqué que no me abandone otra vez, ella sólo me decía que me quería y que estaría bien. Sé que le debía dinero a alguien, sus crisis habían sido más frecuentes, además de la trabajadora social que la amenazaba con llevarme.
La historia se repite, el escenario es distinto, no es mi madre sino Katniss pero siento el mismo dolor, la misma angustia y desesperación. No puedo hacer nada para cambiar las cosas, ni mis lágrimas o mis gritos van a disuadirla de dejarme. Pero ya no soy un niño, he crecido y debo afrontar esto con algo más de dignidad. Debo dejarla ir si eso es lo que quiere. Debo dejar que vuele libre y busque ser feliz en otro lado.
El dolor crece aplacando la sensación caliente de destrucción que se formaba en mis manos. Ya no necesito destrozar nada, yo mismo estoy en ruinas. Sólo me queda decirle adiós.
"Cuídate mucho" digo antes de verla subir a su auto y marcharse. "Cuídate mi amor, sé feliz"
Me quedo un buen rato mirando el camino por donde desaparece el auto. No tengo idea de que voy a hacer. Miro la puerta de los Templesmith y me parece tan lejana. Intento repetirme una y otra vez que debo regresar y cumplir con mis deberes hasta la hora de la salida.
Algo me quema por dentro, aquella extraña sensación nuevamente sube por mi pecho, mientras recuerdo una y otra vez este tiempo vivido con ella.
¿Por qué me abandonaste Katniss? ¿Por qué te has ido tan deprisa? Me has dejado solo, mi vida.
Cuando aquel fuego se apodera de mis músculos, empiezo a correr. Sin rumbo, sin objetivo, necesito salir de allí y dejarme llevar por mis fuerzas para aplacar el dolor de su partida y la quemazón que quiere apoderarse de mi cordura.
Pasan los minutos, llego a la ciudad, miro a lo lejos el edificio del padre de Katniss y no puedo seguir corriendo más. Saco el celular y le llamo a Finnick. Necesito a alguien que me impida cometer una locura, que escuche todo lo que tengo que decir y me ayude a no derrumbarme.
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¡Lo dejó! Maldita
¿Creen que es el final de esta historia de amor?
Gracias por leer
PATITO
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