Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28: Esto no puede estar pasando

KATNISS POV

— ¿Johanna dónde estás?— le llamé a mi amiga al día siguiente afuera de la casa de Cashmere.

—Katniss me tardaré un poco más, mamá me encargó algo y recién estoy terminando— se oía agitada.

—Bien— le colgué. No tenía intenciones de entrar sola a ese lugar.

Le marque a Finnick.

—Jardinerita, ya vamos de camino, estamos saliendo del centro comercial.

—Ok, entonces voy entrando, por favor dense prisa— me abrieron la puerta y me demoré casi media hora en estacionar mi auto en esa maraña de estacionamiento. No quería chocar o rayar ninguno, cada vehículo era más costoso que el otro y no quería pelearme con nadie. Cuando por fin logré estacionarme la bocina de Finnick me asustó.

— ¿Tan mala está la fiesta que te escondes en el estacionamiento?— se burló de mí.

—Payaso, a ver ubícate— me burlé. Pero a él le tomó menos de 10 segundos.

— ¿Cómo hiciste eso?— grité asombrada.

—Soy el señor de los autos— sonrió.

—Presumido— le dije tomando a Annie de un brazo y caminando con ella hasta llegar a la fiesta. Le extendí el enorme regalo a Cashmere cuando salió a recibirnos.

— ¿Katniss Everdeen? ¡Por dios que milagro!— sabía que por dentro debía pensar algo completamente diferente pero no me importaba.

—Feliz cumpleaños Cashmere, te presento a una amiga, ella es Annie— le dije presentándole a Annie. Cashmere la miro de pies a cabeza y le sonrió.

—Bienvenida Annie, espero que te diviertas. ¡Me muero! ¿Ese es Finnick?— dijo contoneándose.

—Si lo toca, la mato— me susurró Annie al oído.

—Tranquila. Cashmere es resbalosa con todo mundo, Finnick sabe cómo evadirla.

Dicho y hecho, Finnick le dio su regalo y le jugó una broma, Cashmere pareció ofendida. Nos acompañó hasta la piscina y se fue con sus amigas.

Había mucha gente, aunque no me fijé bien, mi vista estaba perdida en el horizonte.

—Tranquila, ya aparecerá— me susurró Finnick.

—Oye no busco a Peeta— respondí ofendida.

—No, por eso miras más a las plantas que a las personas— se rió. —Ay no. Allá está el Marvel "babas de camello" y viene hacia acá— dijo anunciando la visita de cierto sujeto fastidioso.

—Katniss, que gusto que estés aquí ¿traes traje de baño? ¿Quieres nadar?— preguntó el recién llegado.

— ¿Quieres ahogarte Marvel?— la voz de Johanna me hizo sonreír.

— ¡Descerebrada!— salté a recibirla.

—Vamos ¿para qué son las mejores amigas sino para apoyarse?— ignoramos a Marvel y se fue ofendido.

—Cuanta gente hay, espero que no se hagan pipi en el agua— dijo mi amiga burlándose.

—Pues yo tengo calor ¿vamos a nadar amor?— le pidió Finnick a Annie. Ella aceptó y nos dejaron.

—Busquemos unas perezosas juntas para tendernos al sol, hay que aprovechar lo que queda del día a ver si nos bronceamos— sonrió Johanna.

Conseguimos dos lugares algo apartados del resto, nos quitamos los vestidos y sacamos los bronceadores.

Pasó una hora, Johanna decidió darse un chapuzón, a mí no me apetecía entrar al agua, así que me quedé sola. Pero no pude mantenerme quieta por mucho tiempo, me escabullí de la fiesta y rodeé la casa de Cashmere, esperaba encontrarme con Peeta por allí. Pero no lo vi.

Estaba por irme otra vez a la piscina cuando sentí sus brazos rodearme.

— ¿Está perdida señorita?— su voz era un bálsamo para mis oídos.

— ¡Peeta!— me giré a besarlo.

—Ese libro que me dejaste es terriblemente erótico, creo que ahora mismo tengo cientos de pensamientos impuros – me susurró al oído, creo que me calenté con sólo escucharlo.

—Te veo cuando salgas ¿quieres que te lleve?— pregunté.

—Sí, estaré ansioso por que den las seis— me besó antes de alejarse rápidamente.

Estaba más que feliz por esto. No importa que no estuviera conmigo en la piscina, yo llevaba a Peeta en la mente a todas partes porque nunca podía olvidarlo.

Seguí un rato más tratando de divertirme, incluso fui prácticamente arrojada a la piscina por Finnick.

Antes que dieran las 6 me despedí de todos diciendo que tenía algo en la noche. Salí presurosa hacia mi auto.

—Pero que suerte tengo, es Katniss Everdeen en persona— era la voz de Gale. Apenas había reparado en él en la fiesta y como nunca estuvimos cerca ni lo saludé.

—Hola Gale, que gusto— dije apenas tratando de sonreír.

—Para mí si es un gusto. ¿Oye sabes que tu Peeta es en realidad un jardinero?— se burló. Me dio escalofríos.

—Déjame en paz Gale— dije tratando de entrar a mi auto.

—No, no me vas a dejar así. ¿Qué pasaría si tu papi, recibiera esto mañana?— me mostró una fotografía instantánea. Apenas la vi, reconocí el lugar. Era de la parte trasera de la casa de Cashmere, tomada desde alguna habitación del piso superior.

Quise quitársela pero no me lo permitió.

— ¿Qué quieres Gale?— pedí. – ¿Cuánto quieres por ella?

— ¿Dinero? ¿En verdad piensas que no tengo suficiente? Me ofendes Katniss. Mira sólo tomé una foto en mi polaroid porque ayer se me rompió la digital, tienes suerte. Así que sólo tengo esta fotito, que con todo gusto te daré si aceptas algo— sonrió.

— ¿Qué pides?— tenía miedo que me pidiera algo asqueroso como acostarme con él.

—Un beso. Nada más que eso. Luego te la doy y asunto arreglado, es que nos faltó despedirnos correctamente— me sonrió, pude verle los blancos y perfectos dientes que tenía.

—Bien— dije furiosa.

—Pero me lo tienes que dar tú. No se vale que yo te lo dé.

—Está bien, que sea rápido, luego podré lavarme la boca— dije por lo bajo. Él sólo rió pero no dejaba de mirar alrededor de nosotros.

—Ahora Katniss, si me das un beso te la doy— miré la foto en una de sus manos y sin pensar me acerqué a besarlo.

Quise que fuera rápido, pero él me tomó de la cintura y del cuello, intensificando el beso. Me moví tratando de zafarme, su lengua penetró en mi boca cuando busqué aire, aproveché para mordérsela. Funcionó, me soltó cuando le dolió.

— ¿Ya acabaste?— dije limpiándome con asco.

—Aquí tienes tu foto, gracias por el beso— metió la foto en mi blusa y se fue riendo. —Por cierto Katniss, Peeta acaba de salir— me gritó todavía riendo.

Ahora comprendía, lo había hecho a propósito para vengarse de la vez que Peeta casi lo golpea.

Subí a mi auto y salí lo más rápido que pude a buscarlo.

Lo encontré caminando un tramo de camino, me estacioné delante pero él no se detuvo.

— ¡Peeta! ¡Peeta!... ¡escúchame!— le grité.

Pero no me hacía caso, tuve que bajarme del auto y correr a cortarle el paso.

— ¡Peeta!— llegue jadeante. Caminaba muy rápido.

—Te vi Katniss, no tienes que decirme nada— dijo triste.

— ¡No es lo que crees!— empecé a gritar.

—Iba a romperle la cara a ese tipo por molestarte, aunque me despidieran, pero entonces...— no terminó de hablar.

—Peeta no, yo te amo— le dije desesperada.

— ¿Cómo puedes amarme si besas a otro?— me miró como si no me creyera.

Busque entre mi ropa hasta hallar la fotografía.

— ¡Por esto!— le mostré.

— ¿Quién nos esta fotografía?— dijo aturdido.

— ¡Gale! Me la dio a cambio de un beso, dijo que si me negaba se la enviaría a papá en la mañana— sollocé.

—Déjame regresar y arreglarlo— cerró sus puños, furioso.

— ¡No! Te van a correr y Gale nos puede delatar, él sabe lo nuestro— me abracé a su pecho.

—Vamos a la casa, yo conduzco— subimos a mi auto y llegamos en minutos.

Nuestra pequeña habitación estaba llena de flores, había velas aromáticas en varios lugares. Peeta había preparado todo para nosotros, me sentí mal.

—Lo siento, perdóname, no sabía que estabas mirando— me senté en la cama y empecé a llorar, me daba rabia la trampa que me puso Gale.

—Amor, ese tipo es quien debería sentirse avergonzado, no tú. Perdóname por pensar que no me querías— me abrazó.

—Jamás pienses eso, yo te amo, con toda el alma ¡Te amo!—dije mientras él me desvestía.

— ¿Vamos a borrar cualquier marca de ese sujeto si?— me tomó ambas manos inmovilizándolas, me besó con tal pasión que me quedé sin aire.

Segundos después, me penetró de forma casi violenta, ahogué un grito de placer, a pesar de ser nuestro lugar teníamos vecinos.

—Peeta... te has puesto... protección— dije entre gemidos.

—No ¿es peligroso hoy?— preguntó. —Tu periodo es pronto verdad amorcito. Llevo la cuenta— gimió.

—No, realmente no es peligroso— sabía que en tres días me venía el periodo, así que había que aprovechar, los preservativo no me gustaban mucho, no se sentía igual.

Esta vez no tuve que pedirle que fuera más rápido, Peeta sabía lo que me gustaba y no descargó hasta tenerme completamente satisfecha. No podía ni hablar, sólo jadeaba agotadísima.

—Oye, creo que te voy a dar celos más seguido— uní una de mis manos a la suya.

—Lo siento, a veces no controlo mis emociones tanto como quisiera— respondió.

—Por mí no hay ningún problema Peeta, si me haces esto más seguido no creo que sea capaz de irme por la noches— sonreí.

— ¿Cuándo sale tu papá de viaje?— preguntó.

—No sé. Tal vez en unos días. Apenas se vaya me mudo aquí— le di un beso.

— ¿En serio?—suspiró.

—Claro que sí, muero por quedarme a dormir todas las noches.

Volvimos a hacerlo, esta vez más lento y sin apuros, disfrutando de estar conectados físicamente. Peeta tomó la iniciativa de llevar mis piernas a sus hombros y manipular mi cuerpo a su gusto. Agradecí mentalmente al libro que me regaló Johanna.

Salí de nuestro nidito de amor muy cansada, llegué a casa antes de la media noche, tenía mucho sueño. Sólo quería tumbarme a dormir sin bañarme.

Me llevé un susto muy grande al encontrarme con papá que me esperaba en la sala.

— ¿De dónde vienes Katniss?— preguntó furioso.

—Salí al cumpleaños de Cashmere y después fui por allí con mi amigos— dije algo asustada.

—Fui por ti a la fiesta de Cashmere y no te encontré— dijo molesto.

—Porque seguro me fui antes— respondí.

— ¿Con quién?— preguntó furioso otra vez, ese tono me daba escalofríos.

— ¿Papá que te sucede?— dije para despistarlo.

—Encontré esto en mi auto cuando me iba de casa de los Templesmith— dijo furioso. Me aventó una fotografía muy parecida a la que me tomó Gale.

Malnacido ¡Me había tomado otra foto igual!

— ¿Con quién te fuste de allí Katniss?— gritó, esta vez más fuerte.

No respondí. No sabía que decir, estaba aterrada. Quería romper a llorar como una niña pequeña. Mis manos temblaban, sabía que esto pasaría algún día pero no creí que fuese tan pronto.

—Por eso todo ese teatro de lo injusto que había sido con el jardinero ¿verdad?— empezó a caminar por la sala tirando todo a su paso

—Papá...— apenas podía hablar.

— ¿Tienes una aventura con un muerto de hambre?— dijo sin poder creérselo.

—No es una ventura papá...— apenas pude decir.

—Eres hermosa, tienes dinero, podrías estar con cualquier actor de Hollywood, con cualquier magnate, incluso con alguien de la realeza ¡Cómo es posible que salgas con un huérfano miserable!— gritó, papá jamás me había gritado antes.

—Papá...

—Katniss Everdeen, no me mato trabajando por darte lo mejor del mundo, no me paso días de días luchando a lomo partido para incrementar tu herencia... para que tu desprecies mi sacrificio liándote con un sirviente— se acercó a mí, parecía querer golpearme.

Me senté en el sofá más cercano y me hice un ovillo, con mis rodillas pegadas a mi pecho.

—Pero... papa yo...

— ¡Todo mi esfuerzo! ¡Todo lo que he construido no lo va arruinar un muchachito arribista!— pateó una lámpara de pie que hizo un sonido muy fuerte al caer.

—Peeta no es arribista...— dije débilmente.

—Ni te imaginas lo que la gente ambiciosa puede hacer por dinero. Ahora me vas a escuchar bien porque no lo repetiré... Vas a dejar a ese muchacho mañana mismo, no me importa lo que le digas, le tiene que quedar muy claro que no quieres nada con él.

—No papá, por favor...— rogué ¿Cómo explicarle que eso me partiría el alma?

—Y en un unos días te vas de aquí, te quiero fuera de Indiana de inmediato, no me importa si te vas a estudiar chocolatería a París, o Yoga a la China... ¡Pero te vas!— sentenció

—Por favor... no me hagas esto— volví a rogarle.

—Y no piense desobedecerme Katniss, porque te echaré de mi casa, de mi vida y jamás volveré a pensar en ti. Romperé cada fotografía tuya como si nunca hubieses existido— mis lágrimas caían furiosas, no podía creer lo que oía, no de mi papá, no de él. Yo lo quería tanto, solo nos teníamos el uno al otro en el mundo, porque cuando mama murió nos quedamos solos.

¿Cómo iba a echarme así de su vida? Pensé que se molestaría y que tal vez no me hablaría en un tiempo pero no esto. Era demasiado.

—Dame el celular— le alcancé mi bolso temblando.

—Papá...— traté de hablarle.

—P, solo P, asumo que es el número de ese desgraciado huérfano. Otra cosa hija, si no lo dejas voy hacer de su vida un infierno, nadie lo recibirá en ningún empleo en todo el país, yo mismo me encargaré que regrese a ese orfanato de donde nunca debió haber salido. Ahora vete a dormir, espero que mañana acabemos con esto, ve pensando a dónde quieres ir a estudiar, porque si no escoges, yo lo hare por ti y te enviaré lo más lejos que pueda.

Subí a mi habitación dando tropezones. Me enrolle en mi cama a llorar.

Todas mis pesadillas se hacían realidad ahora ¿Qué iba a hacer?


PEETA POV

Intenté decirle a Katniss que no venga a la fiesta de la señorita Cashmere pero no me escuchó. Estaba tan entusiasmada que no pude seguirle insistiendo.

Finnick me llamó ayer para decirme que también va a venir, eso me sentó mejor. He visto cosas terribles en aquella casa. El señor Templesmith tiene una aventura con una de las mucamas. Los descubrí por casualidad mientras regaba uno de los jardines traseros. Y sus hijos van por ese camino, con aquel ejemplo no puede ser de otro modo.

Regreso a casa cansado después de un día agotador, los arreglos de las plantas y de la casa en general tienen a todo el personal al borde de los nervios. La cocinera tiró una cacerola por la ventana cuando le anunciaron que a la señorita Cashmere no le gustó la salsa del pudin.

Mañana se anunciaba tormenta emocional en el trabajo, espero encontrar a mi Katniss para relajarme unas horas a su lado, tomar un baño caliente y leer. Desde que estoy con ella he adquirido ciertos hábitos agradables, como el agua caliente, los jabones líquidos y el re acondicionador. Creo que tengo piel y cabellos de bebé ahora.

Entristezco al no encontrarla pero sé que ha estado aquí, en la cama hay un paquete muy bien forrado. Alguna compra que hizo en el centro comercial.

Como algo y me acerco al envoltorio para curiosear. No es que tenga la costumbre de hurgar en las cosas de mi novia pero me atrae el papel platinado.

"Para Peeta" dice una tarjeta que no he visto al principio. Así que es para mí. ¿Qué será? Pocas veces he recibido regalos, menos algo tan bien envuelto.

Lo abro despacio sin maltratar el papel, antes que pudiera retirar completamente el envoltorio leo las letras doradas del título de aquel libro. "El Libro rojo del deseo", tragué saliva impresionado. Jamás lo había visto u oído hablar de él. Me atrevo a abrirlo, en la primera página viene una ilustración oriental, no sabría decir si china o hindú, donde muestran a una pareja copulando en sutiles líneas y colores suaves.

Me siento a hojearlo olvidando lo demás. "Capítulo primero: El Imperio de los Sentidos", "Capítulo segundo: El Imperio de la pasión", "Capítulo tercero: La Ceremonia del Amor", "Capítulo cuarto: Los Placeres de la Carne"... a medida que paso mi vista por los títulos de cada uno de los capítulos siento que mis mejillas arder.

Este día avancé dos capítulos de los casi treinta que trar ese ostentoso libro. Nunca he leído algo parecido, ni siquiera los pequeños manuales que Finnick me ha prestado. El sexo no es enfocado desde un punto de vista de placer sino de una intensa necesidad del ser humano. Donde el erotismo y la sensualidad son parte del apetito natural de los amantes.

No quiero ni imaginar lo que el padre Plutarch diría de esto. Bueno, no tiene por qué saberlo, soy adulto.

Miro mi reloj, son las dos de la mañana. Demasiado tarde para estar despierto fantaseando con practicar algunas nuevas técnicas con mi novia. Duermo con la imagen de Katniss desnuda en mi cabeza, aquellos no son sueños normales. Están plagados de escenas carnales.

Llego diez minutos retrasado, el señor Romulus se pasa la mañana entera recordándome mi falta. Me sermonea sobre la puntualidad y la seriedad de mi trabajo. Sé que fue una infracción de mi parte pero no le veo relación a las flores pisoteadas y los diez minutos de tardanza.

A medio día el calor es insoportable, me piden más rosas, llevo un ramo a la casa grande, el señor Romulus tiene dolor de cabeza y se retira a descansar.

— ¡No me voy a poner esta porquería!— escucho gritar en el salón, principal. Entro por la puerta de servicio rumbo a las cocinas pero los gritos me alertan.

— ¡Cashmere! ¡Son rubíes!— gritó la señora Templesmith.

—Quiero zafiros mamá ¡Zafiros! ¡Esta basura no combina con mis ojos!— la veo salir alborotada rumbo a las escaleras. Camino como si no hubiese escuchado nada pero al llegar a la siguiente desviación me encuentro con la señora en persona. Pocas veces la he visto. Es una mujer de unos cincuenta años, rubia, lleva el maquillaje recargado.

— ¿Quién eres?— pregunta mirándome.

—Peeta Mellark, señora. El ayudante del jardinero— me presenté educadamente.

— ¿Qué haces aquí?

—Pidieron flores— le muestro el ramo que traigo.

—Son para mí, gracias. Discúlpame— intenta sonreír pero sus ojos llorosos delatan que no está feliz.

—No tiene porque señora— le doy el ramo advirtiéndole que tenga cuidado, el señor Romulus no quiso que le quitara las espinas.

Sonrío antes de marcharme, aunque no es una sonrisa genuina. Qué casa de locos, no puedo creer que una hija le grité así a su madre. ¿Cómo es capaz hacer eso? ¿No sabe lo afortunada que es de tener a sus padres con ella?

Me marcho fastidiado, almuerzo poco y cuando empiezan a llegar los invitados nos mandan a la parte más alejada de la casa. Quizás no pueda ver a mi Katniss.

Los gritos desde la piscina me anuncian que la fiesta ha comenzado, la música se oye lejos así que seguo trabajando. Llevo las herramientas para plantar semillas de lechuga en el invernadero. Estoy un par de horas preparando los cajones para almácigos, el señor Romulus me pidió que fuera muy exacto y anote el ph del humus, procuro obedecer todas sus indicaciones.

— ¡Ey Peeta! ¡Muchacho!— escucho gritar al señor Romulus.

— ¡Acá estoy! Dígame— corro a ver que quiere.

—Ve a la casa grande, llévate algunas redes, la señora no quiere que echen a perder sus petunias como la vez anterior. Busca la forma de mantenerlas a salvo de esos niños endemoniados.

—Sí señor.

Tomo algunas varas de madera, redes de nylon y cuerdas. No puedo ir por el camino más cercano al jardín de la señora, eso significaría pasar muy cerca de la piscina y la terraza. Doy una enorme vuelta bordeando la casa grande hasta llegar a donde debo. Me agacho a trabajar, por suerte los invitados de la señorita aún no han invadido los jardines para fumar o mear entre las plantas.

Los gritos en las habitaciones superiores llaman mi atención, escucho jadeos así no le doy importancia. Nadie está en peligro real, solo son adolescentes apareándose. Sigo con mi labor media hora más, estaba atando las últimas redes sobre las flores cuando la vi. Caminando por el sendero de grava, de espaldas a mí estaba mi novia. Mi Katniss. Debió pasar cerca pero no la vi porque estaba entretenido, que extraño que no me viera. Bueno, traigo ropa verde oscuro como la hierba.

Camino sin hacer ruido, fijándome hacia todos lados por si había alguien. Estábamos solos.

La abrazo pero no logro asustarla porque al oír mis palabras se queda quieta. Le advierto que aquel libro que me ha regalado me hizo tener pensamientos impuros. Tan ansioso estoy por volver a tenerla en la intimidad.

Las horas se me hicieron eternas, corro a guardar mis herramientas, ato las mangueras, termino de sembrar las lechugas y apago los aspersores. Me cambio y luego de despedirme del señor Romulus, quien me advierte que llegue temprano para limpiar mañana todo el tiradero, tomo el camino que lleva a los estacionamientos. Espero encontrar allí a mi Katniss.

Me detengo en seco al verla conversando con Gale, no sé si acercarme o no a ellos. Tampoco parece que la cercanía de su ex le desagrade. Él me mira, sonríe y le habla al oído a mi novia.

Y Katniss en lugar de repelerlo, lo besa.

Me siento el hombre más idiota del mundo, mirando como su novia besa a otro. Doy la media vuelta y salgo de la casa sin detenerme a mirar atrás. Ya tengo suficiente. Mientras camino me pregunto una y otra vez ¿Por qué?

¿Por qué está conmigo si desea a otro? ¿Por qué juega así? ¿Por qué me hace esto? Maldita sea ¡Por qué!

Su auto me alcanza pero no quiero mirarla y sigo caminando. Temo decirle algo que pueda herirla, me siento molesto, engañado.

Fue hasta que me mostró una fotografía que comprendí lo que pasaba. Su ex novio le ha tendido una trampa, amenazando con delatarnos. La llevo a casa para poder estar solos. Luego de aclarar todo el malentendido, nos entregamos desenfrenadamente, hoy estoy demasiado alterado como para ser tierno, dejo escapar mi lado más salvaje porque lo necesito. Quiero borrar el recuerdo de Gale y Katniss, olvidar que vivimos unas horas de amor clandestino, que ella es muy diferente a mí... que quizás no la merezco.

Cuando se va me quedo vacío, por fuera y por dentro. No es el vacío usual que me alcanza cuando ella se marcha, este es otro sentimiento, más poderoso. Ahora comprendo que mi amor atravesó los límites de la cordura. Que si pierdo a Katniss también perderé la razón.

Una vez escuché decir a mi madre: "El amor es una enfermedad Peeta, sólo necesitas el amor para enloquecer" comprendo perfectamente a lo que se refiere. No podré soportar una ruptura, la amo demasiado y este amor no es desinteresado, ya no.

Cuantasveces pensé en estar preparado para que me abandone, porque creía que en cualquiermomento me echaría de su vida. Incluso decidí dejarla por su propio bien unavez. Pero ya no soy tan fuerte. La quiero de una manera demasiado egoísta. Vivopara ella, cada cosa que hago o planifico, es por ella. La veo en mi presente ymi futuro. La veo en mis sueños. 

*****************

¿Qué pasará ahora? ¿Dejará Katniss a Peeta? ¿Será el fin?

Amigos, gracias por leer, hoy actualizo en la noche, estoy como poseída escribiendo capítulos futuros.

PATITO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro