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Capítulo 25: ¿Novios?

KATNISS POV

Afortunadamente, Peeta sólo tenía moretones y rasguños. Regresamos tarde, papá ya estaba allí.

—Hola papi— fui a besarlo aunque tenía un ligero temor que ya supiera lo que pasó.

—Kat ¿Saliste con Gloss?— preguntó.

—No. Fui a comprar... tampones pero como mi auto no encendía me llevé el tuyo— sonreí.

Sabía que papá cambiaría de tema, las palabras tampones, toallas sanitarias o cualquier cosa que muestre mi sexualidad por lo general les da alergia a Frank.

—Qué raro. Me encontré con Gloss en el almuerzo, recién había llegado de viaje y lo primero que quería era venir a verte.

—Seguro que salí antes— sonreí.

— ¿Y no te ha llamado?

—Apagué mi celular. Debo tener cientos de llamadas perdidas. Ya me voy a acostar, comí algo en la calle— le dije lo más sonriente que pude, era un gran, gran alivio que mi papá ignorara todo.

—Katniss llama a Gloss. No te noto entusiasmada con esa relación ¿Ocurre algo?— preguntó. Me acerqué un poco, puse mi carita seria.

— ¿Quieres que te diga la verdad?— hice puchero.

—Claro que sí hijita, tú sabes que puedes confiar en tu viejo— me dio esa miradita de papi sobre protector.

—No me gusta Gloss. Es muy guapo y todo pero no me gusta. Es tan... serio, tan grande... y sus conversaciones siempre son de arte, pintura... a mí no me gustan esas cosas.

—Katniss, es un chico bien educado, se crió en un internado, habla varios idiomas, ha viajado por todo el mundo... y parece enamorado de ti.

—Pero yo no siento nada papá. Me aburre su compañía, casi me duermo la última vez que salimos. No tiene lo que yo busco— sonreí imaginando al chico que sí tenía todo lo que me hacía feliz. Menos dinero.

— ¿Y qué buscas?— papá sonreía ahora. Uff, esta batalla estaba ganada.

—Alguien tierno, que me diga cosas hermosas, que me trate como a una princesa, igual que tú. No quiero un novio sabelotodo... parece el wikipedia— papá rompió a reír.

—Dale tiempo... no, esas cosas no se dan ni con tiempo, es o no es. Bueno entonces aunque a Seneca y a mí nos duela, termina con él, si eso es lo que quieres— dijo algo fastidiado.

— ¡Sí!— Grité. —Gracias papito, pensé que te molestarías— salí de allí corriendo antes que él diga algo más.

Un problema menos en mi vida.

Al siguiente día y cuando papá ya se había ido, fui a buscar a Clove en la cocina, teníamos asuntitos que arreglar.

—Buen día señorita. Qué raro que usted venga por aquí— me recibió toda hipócrita como era.

— ¿Y no tienes idea porque vengo?— le dije mientras la veía cortar zanahorias.

— ¿Quiere algo especial de comer señorita?— dijo con su sonrisa ladina. ¡Ay como me enfermaba esta mosquita muerta!

—Sí. ¡Tu cabeza! Me estás dando problemas Clove y lo sabes. Te puedo echar ahorita mismo, mi padre no se enteraría ¿Eso quieres? ¿Quedarte sin empleo?

—No, señorita que cosas dice, yo no creo que usted me deje ir sin una compensación.

— ¿Compensación?— grité.

—Claro señorita, yo sé mucho de su vida, porque a veces veo por allí lo que hace. A usted no le gustaría que yo ande develando sus secretos, por eso si me echa me va a dar una buena indemnización... no sé... Digamos unos cinco mil dólares— me sonrió desde la estufa.

— ¡Debes estar loca!— le dije.

—Entonces me quedo aquí, me gusta esta casa, todo es tan tranquilo...

—Deja de meterte en mi vida Clove o lo vas a lamentar— la amenacé.

—No señorita, si se mete conmigo usted lo va a lamentar, yo no tengo nada que perder porque soy pobre— puso una cara de tristeza fingida. De buena gana le daría un par de bofetadas.

— ¿Fuiste tú la que destruyó el jardín?— pregunté.

—No señorita como cree... aunque esas flores no me gustaban— volvió a sonreír.

¡Ay como detestaba a esa mujer! Pero por ahora no podía echarla. Tenía que pensar en algo para mantenerla callada. Tal vez si papá salía de viaje podría botarla.

Me fui furiosa a mi habitación. Idiota chantajista... cinco mil dólares. ¡El colmo! Un problema y una persona más que sabía de mi relación con el jardinero.

Tenía que ser más cautelosa. Ahora ya no iría a buscar a Peeta y nos veríamos lejos de casa para que esa bruja no tenga ocasión de vernos y no le diré nada de los chantajes a Peeta para no preocuparlo, sólo cuando eche a Clove de aquí.

Los días pasaron, apenas pude ver a Peeta porque papá tenía mucho trabajo. Por las noches él venía a mi habitación.

A veces ni siquiera eran necesarias las palabras, simplemente sabíamos cuando estábamos ansiosos por entregarnos.

Otras, sólo dormíamos, siempre desnudos y con nuestros cuerpos entrelazados, me acomodaba en su pecho y cerraba los ojos oyendo su corazón.

Papá ya había asumido mi rompimiento con Gloss, afortunadamente mi ex novio no le dio detalles de nada.

Era un alivio, tal como lo dijo, mantuvo el silencio.

Pero esta noche tenía otra de las condenadas fiestecitas dónde papá me lucía y yo nada más asistía a aburrirme. Lo malo es que era al lado de la casa de los Hawthorne.

Así que busqué la gargantilla de diamantes que papá le había regalado a mamá, él decía que me quedaba bien.

— ¿Madge, has movido de lugar las joyas?— pregunte rebuscando varias gavetas.

—No señorita, las joyas de su madre estaban todas juntas en el segundo cajón de su cómoda— allí siempre habían estado, pero faltaba la gargantilla y el brazalete de zafiro de mamá.

—Las buscaré mejor cuando vuelva, por favor revisa todo ¿sí?— salí lo más rápido que pude porque ya iba retrasada.

El auto negro esperaba por mí. Mi corazón dio un vuelco, no importaba todas las veces que lo viera, Peeta siempre causaba que mi corazón se acelerara.

—Hola guapo— le sonreí.

—Estás hermosa— dijo mirando mi vestido negro strapler.

—Tal vez podríamos detenernos por allí— le sonreí antes de entrar.

—No creo que sea buena idea, te voy a malograr el maquillaje— me sonrió desde el asiento delantero.

—Mira, traje un neceser con mi maquillaje para retocarme... y un cepillo para el cabello— le sonreí.

Estacionó en una desviación y se giró a verme.

— ¿Exactamente qué quieres hacer?— se veía tan hermoso cuando sonreía intentando parecer sexy.

—Si vienes aquí atrás te puedo explicar

No tardó muchos segundos en llegar.

—Katniss... me traes loco— besó mi cuello con avidez.

—No más que tú a mí— me subí encima, no me había puesto ropa interior, la traía también en mi neceser.

—Estas...— no lo dejé hablar más y abrí su bragueta, él se apuró a abrir un preservativo y se lo puso con rapidez.

—Te necesito Peeta— bajé un poco sus pantalones y me posicioné bien. Lo sentí llenarme por completo, esta era mi posición favorita, podía sentirlo con más intensidad.

No tardamos mucho en llegar al cielo, yo había visto en la tarde una película erótica y estaba ardiendo.

Nos quedamos un rato abrazados, todavía conectados.

Me encantaba tenerlo así, dentro. Me sentía parte de él, como si fuéramos uno solo.

—Eso fue rápido— dijo todavía jadeante.

—Estaba acalorada— sonreí.

—Ahora voy a tener que pasarle mucho ambientador al auto— me dijo sonriente.

Nos arreglamos, volví a maquillarme y retoqué mi cabello en el asiento delantero mientras él se acababa un frasco de aromatizador de lavanda.

Cada cierto tiempo nos mirábamos y sonreíamos con complicidad.

Llegamos a la fiesta con tan sólo media hora de retraso.

—No quiero bajar, me chocan las fiestas— murmuré.

—Aquí estaré por si quieres irte antes.

—Cuenta con ello— bajé a buscar a mi papá.

Lo encontré como siempre hablando de negocios, con todo mundo, a veces creía que él tenía una caja registradora en su cerebro.

Toda mi vida lo he visto trabajar para ganar más y más dinero. Frank siempre me decía que no quería que yo pase necesidades. Pero lo cierto es que teníamos mucho más de lo que necesitábamos realmente. Y nos faltaba tiempo para nosotros.

—Katniss, has tardado— me dijo cuando llegué a su lado.

—Es que me duele la cabeza papá, no quería venir pero te lo prometí, espero que me dejes ir temprano— dije haciendo mi mejor representación.

—Gracias por no dejar sólo a tu viejo— sonrió. –Puedes irte cuando quieras, sólo pensé que podrías conocer a algún muchacho aquí, hay muchos chicos hoy, todos los empresarios han traído a sus hijos— pasé mi vista por el lugar.

Era cierto, había muchos jóvenes. Aunque ninguno llamaría mi atención. Aunque tal vez si había uno.

—Papá, allá está Finnick, voy a hablarle— me fui a ver al guapote, de cierta forma me sentía en deuda con él, la última vez que nos vimos me había dicho unas cuantas verdades que me ayudaron bastante.

—Ey azucarillos— lo saludé.

—Pero si es la jardinerita— me dijo al oído cuando le di un beso.

—Cállate tonto— lo amonesté.

—Oye, Annie me contó que se conocieron.

—Sí, Johanna y yo la conocimos el otro día, es encantadora— le sonreí.

—Es una muñeca— dijo suspirando.

— ¿Qué problemas tiene con tu madre?— pregunté.

—No es con mamá. Annie... tuvo un novio hace años, el tipo es ahora un ladrón y no quiere dejarla en paz. Cada cierto tiempo, cuando sale de la cárcel, la busca y la acosa. Una vez fue a mi casa y empezó a gritar afuera.

—Eso es terrible— dije sorprendida.

—Sí. Pero eso no es todo. Otro día en que Annie se había quedado hasta tarde en casa, papá fue a dejarla. El tipo ese, un tal Brutus, rompió las los cristales del auto de papá porque pensaba que Annie y él tenían algo. Mi padre hizo que lo detuvieran. Es por eso que cuando se enteraron que yo salía con ella, se opusieron— dijo triste.

—Hasta yo me opondría. Lo siento, es sólo que es peligroso Finnick— dije muy seria.

—No más que tu relación Katniss. Si tu padre supiera ¿Qué crees que haría?

—No sé. Probablemente eche a Peeta y me encierre en un convento. No quiero ni pensar en eso— dije aturdida.

—Bueno dejemos de hablar de "lo que pasaría si" y bailemos un poco— fuimos hasta la pista de baile y nos entretuvimos un par de horas.

Era fácil conversar con Finnick, era como un hermano mayor, divertido y amable.

Vi por allí a muchos amigos de la escuela, Marvel que no se acercaba porque Finnick estaba a mi lado, también Octavius, Venia, Bonnie, Bristel, Thom. Esto parecía una fiesta juvenil.

— ¿Hola Katniss, ya dejaste a Peeta y a Gloss?— era la odiosa voz de Gale "celoso" Hawthorne. Mi ex. Un buen amigo pero novio maniático y celoso.

—Hola Gale. ¡Qué te importa!— le dije mientras buscaba donde irme para alejarme de él.

—Sí que me importa, cambias de novio como cambias de ropa interior— sonrió.

¡Ay qué mal me caía! En serio ¿Qué fue lo que le vi alguna vez? Jamás había sido caballeroso, al contrario era tosco para tratar a la gente.

— ¿Estás molesto porque jamás verás mi bragas? Vete a la mierda Gale, tu no vales la pena— le susurré antes de alejarme.

Que rabia con ese tipo.

Fui a buscar a papá para decirle que ya me iba. Finnick me acompañó al auto. Por suerte los Crane no habían asistido, sería algo incómodo encontrarme con Gloss.

—¡Peeta! Amigo! acá te la traigo, Katniss se muere de aburrimiento allá adentro— saludó Finnick a mi lindo... ¿Qué éramos Peeta y yo? ¿Amantes? ¿Amigos?

—Hola Finnick, gracias por cuidar de ella— sonrió.

—A la orden amigo— casi me echo a reír, no sabía que todo el tiempo que Finnick permaneció conmigo era porque Peeta le había pedido que cuidara de mí.

—Son un par de... cómplices— dije tratando de ponerme seria. Subí al auto.

—Lo siento amor, pero temía que Gloss estuviera por allí— me dijo Peeta cuando ya íbamos de regreso, yo no le había hablado.

—Descuida. Sé cómo evadir a la gente— sonreí.

—Lo sé. Pero no me hubiera sentido del todo seguro. Finnick es un gran amigo.

—Me doy cuenta que ustedes han congeniado muy bien— ahora tenía que hacerle la pregunta. –Peeta, ¿puedes estacionar el auto? Necesito hablar contigo— otra vez salimos a una desviación y segundos después Peeta entraba al asiento trasero.

—Mi vida, podemos hacerlo toda la noche si quieres, pero en una hora debo volver por tu padre— me sonrió.

—Que enfermo eres, no quiero sexo— le di un coscorrón.

Reímos debido a eso, me hizo cosquillas y yo también le respondí. Terminamos echados, él sobre mí.

— ¿Peeta que somos?— le pregunté mirándolo fijamente.

—Tú eres mi vida— me dio un beso suave.

—Sabes a lo que me refiero... cuando pienso en ti y en mí, no puedo buscar una palabra que nos defina. ¿Pareja, amantes, amigos?

—Somos todo eso... y mucho más— me besó la punta de la nariz.

—Eso lo sé pero para buscar una palabra que englobe...

— ¿Quieres ser mi novia?— me miró dudoso.

Me sentí mal, él ya me lo había pedido una vez y yo lo había rechazado.

—Si Peeta, si quiero— su sonrisa tan tierna aceleró mi corazón.

Volvió a besarme esta vez con más ímpetu. Bajó por mi cuello y buscó el cierre de mi vestido.

—Peeta... dijiste que...

—Lo sé, no haremos nada, sólo quiero besarte— se detuvo a mirarme. –Tenía miedo que dijeras que no— sonrió.

—Aquella vez dije que no podía, no que no quería— le sonreí.

— ¿Bueno pero imagino que esto es sólo entre nosotros verdad?— me miró confuso.

—Sí. Tampoco es que lo vamos a andar diciendo a todo mundo ni a publicarlo. Con que no lo sepa mi papá, no me importa si se lo dices a tus amigos.

—El único amigo que tengo es Finnick— sonrió.

Nos tardamos un buen rato en llegar a casa. Peeta fue de inmediato por papá.

Creo que nunca me hizo más feliz la idea de tener un novio. Esperaba que viniera pronto a mí porque me moría por dormir entre sus brazos.

PEETA POV

Me despierto muy temprano para poder cumplir con mis obligaciones, mantener los jardines bien cuidados y conducir el auto del señor Everdeen. Me cuesta dejar a mi Katniss dormida. Me detengo unos minutos a observarla dormir antes de irme de su lado. A veces repite mi nombre en sueños. Se ve tan frágil, como una flor que acaba de abrirse. Fresca como el rocío de la mañana.

Mi Katniss.

Por nuestro bien es mejor vernos lejos de la casa, muy discretamente y mantener nuestras distancias en todo momento. Salvo por las noches.

Me sorprende que llamen a mi puerta, hacía poco que había llegado de la calle y me disponía a salir con el coche a pasear con Katniss.

— ¿Peeta?— escucho una voz chillona, esa no es mi Katniss.

Abro la puerta, Clove parece bastante triste.

—Hola ¿Te sucede algo?— pregunto sin dejarla pasar.

—Sí. Me llamó mi mamá, ingresaron a mi hermanito al hospital— dice afligida.

—¿Cómo puedo ayudarte?— pregunto. Yo sé que siente tener un hermanito enfermo y no poder hacer nada. Cuando Prim enfermó de salmenelosis, Delly y yo rezamos una noche entera.

—¿Podrías prestarme cien dólares?— suspira. —Ya le pedí adelanto a la señora Sae pero no me puede dar más.

—¿Y si le pides a la señorita?— digo pensando en que Katniss no se negaría.

— ¡No! Ya casi no voy a recibir paga el mes que viene de tanto que he pedido adelantado. Además yo le pago un seguro a mi hermanito y estará bien cuidado. Sólo necesito para mi taxi y mi pasaje de autobús. Te lo devolveré el mes que viene sino tienes inconveniente— dice avergonzada.

—No te preocupes, no tengo apuro. Espero que te vaya bien Clove y que tu hermanito se recupere.

—Gracias Peeta, eres muy bueno. El único que vale la pena en esta casa.

Dejo la puerta abierta mientras entro a sacar dinero de mi maleta. Tengo poco efectivo, cuando ocupé el puesto de chofer, el amigo del señor Everdeen me aconsejó abrir una cuenta corriente para poner mi dinero a plazo fijo y gane intereses, así que le hice caso. No estaba necesitado actualmente de dinero así que me convenía invertir un poco.

—Espero que tu hermanito se recupere— le di el dinero, me agradeció y se fue. Pobre chica, sino fuera porque Katniss le tiene tanta rabia quizás le hablaría de las penurias que está pasando. Pero no quiero tocar el tema de Clove, no hoy que tenemos una cita en el bosque.

Finnick me dio su número telefónico y ya que tenía el celular que me dio el señor Everdeen, lo llamo seguido y él a mí. Es un buen amigo y gran confidente.

Esa tarde al enterarme de la nueva fiesta a la que debía llevar a mi novia me preocupé. Sin querer escuché la conversación entre el señor Everdeen y el señor Crane. El padre de Katniss le pide que envíe a Gloss a la fiesta para intentar que lo de sus hijos funcionara.

Apenas tuve tiempo le marqué a Finnick.

—Hola Peeta, dime— saludó al contestarme.

—Hola Finnick. Me preguntaba si vas a ir a la fiesta que organizan esta noche— dije cautelosamente.

—No lo creo, me aburren esas fiestas— contesta. — ¿No me digas que tu si?— escuché una carcajada.

—No— sonreí. –Pero Katniss si va a ir y me preguntaba si...

—Ajá quieres que vaya a cuidarla ¿verdad?— dice con ese tono que pone cuando bromea.

—Sí. No hace mucho terminó con su novio y no me gustaría que le diera problemas.

—Sí, recuerdo que me contaste... Qué bueno que me avisas con tiempo para poder ponerme guapetón— suelta otra carcajada. –No, en serio Peeta si es para que te sientas tranquilo, voy.

—Gracias Finnick no tengo como pagarte...

—No sí lo tienes. Ya sabes, algunas rosas para mi pelirroja— volvió a reír.

—Dalo por hecho.

Me alegra escuchar que va a ayudarme. Y desde luego le llevaré flores a Annie como la última vez. Hace poco tiempo Finnick me había contado que su novia quiso terminar su relación con él porque tenía miedo que le hicieran daño. Y es que el barrio donde ella vive es sumamente peligroso. Entonces decidí llevarle un ramo de flores en nombre de mi amigo, a su nuevo lugar de trabajo en el centro comercial. Creo que ayudó un poco porque Finnick me agradeció mucho el detalle.

Me siento más tranquilo al escuchar que mi amigo estará dentro de esa fiesta, no eran por celos, solo por la seguridad de Katniss.

Ella es más de lo que merezco... Mi novia. Esa palabra suena de maravilla, demasiado bueno para ser cierto. Demasiado bueno para mí.

Recordar todo lo que pasamos para llegar a donde estamos me hace sentir inseguro a veces. Cada día debemos lidiar no sólo con nuestras diferencias de gustos y de costumbres sino con el miedo de no ser descubiertos. Somos más cuidadosos ahora que empezamos algo serio. No podemos exponernos a ser sorprendidos.

Quiero prolongar esta etapa el mayor tiempo posible. Nuestras salidas al bosque, los picnics junto al lago, las caminatas antes de la puesta del sol. Y las noches como ésta en que nos amamos en su cama. No quiero que esto se termine, no ahora que estamos acariciando la felicidad.

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Se ven felices, espero que todo les vaya bien y puedan gozar su felicidad. Ay, a quién engaño si no hay problemas no hay historia jijiji

Gracias por leer

PATITO

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