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Capítulo 19: De mí nadie se burla

Katniss POV

-Está despertando- escuché murmurar a Madge.

-Retírate por favor- era la voz de papá.

Qué vergüenza. Me daba nauseas recordar lo que me había pasado.

No quería abrir los ojos. Pero debía enfrentarlo. Además gracias a Gloss, Cato no había logrado su cometido.

- ¿Papá?- murmuré.

-Hijita ¿cómo estás?- acarició mi cabeza, jamás lo había visto tan acongojado.

-Mejor- unas lágrimas se me escaparon. - ¿No estabas en Seattle?- pregunté.

-Venía de camino cuando me llamó Gloss, así que llegué en menos de una hora. Tranquila, estoy aquí. Ese malnacido no volverá a acercarse. Katniss, he traído a una doctora, es médico legista. Te va a revisar.

-Pero no me pasó nada papá. Gloss llegó a tiempo- el rostro atormentado de mi padre se relajó.

-Gracias a Dios. Es que Madge acaba de llegar también y no te había revisado nadie, no queríamos despertarte tampoco.

-No pasó nada que lamentar pero fue horrible- volví a llorar recordando lo sucedido.

-Lo sé. De todas formas me gustaría que te revisaran, los golpes y alguna contusión seria, quiero asegurarme que estás bien, además nos servirá para levantar cargos- acepté.

-Dale las gracias de mi parte a Gloss- le pedí.

-Está abajo. No ha querido subir para no incomodarte. Voy a hablar con él.

La doctora entró y me hizo un examen rutinario, evaluó mis heridas y me recetó algunas pastillas que tomé en ese mismo momento.

Luego Madge me preparó el baño. La pobre mucama estaba más triste que yo. Lloraba a cada rato culpándose por su ausencia.

Entre mi padre y Gloss arreglaron todo para que se mantuviera en el más estricto secreto. No quería ser la comidilla de la prensa sensacionalista.

Dos días después pude salir afuera de la casa, no había tenido ganas de nada, a pesar que me moría por ver a Peeta. Sólo en sus brazos sé que podría sentirme bien. Pero mi padre estaba conmigo en todo momento o Madge.

-Señorita, hoy en la noche viene a verla el señor Gloss, debe arreglarse un poco- me recordó Madge. Tenía razón, traía ropa holgada y apenas me había cepillado el cabello.

-Si gracias, prepárame algo. ¿Cómo está tu novio?- con tantos problemas ni le había preguntado.

-Muy bien señorita, en unos días le dan de alta. Va a tener que hacer rehabilitación y ha perdido su trabajo-suspiró. Me dio pena, sé que no debo hacer cosas como esta pero a veces soy impulsiva.

-Sobre el dinero que te di... no le diré a la señora Sae que te lo descuente. Tómalo como una donación por lo del accidente. Sé que van a necesitar dinero, que tu novio no falte a sus terapias- dije recontándome nuevamente en mi cama.

-Ay señorita Katniss, usted es tan buena. Perdóneme por favor. Me siento tan mal, si yo no me hubiese ido ese día...- rompió a llorar desconsoladamente.

-Está bien Madge, no tienes que sentirte así. Al final no pasó nada- traté de calmarla cuando llamaron a la puerta.

-Adelante- era Clove, se quedó mirando a Madge con desconfianza.

-Señorita Katniss, su padre llamó, dice que él y el señor Seneca también vienen a cenar- lo que me faltaba. Más gente. ¿Cuándo podré ir a buscar a Peeta?

-Gracias Clove, por favor ten la cena lista y pon la mesa, no de gala pero si muy formal.

-Está bien señorita. Es sólo que... yo quería salir hoy, tengo una cita- parecía nerviosa.

-Yo puedo servir la cena, déjeme compensarla señorita Katniss- Madge parecía tan afligida que acepté.

Me vestí lo mejor que pude y bajé cuando estuve lista. Para mi sorpresa Gloss me estaba esperando.

-Hola. Has llegado temprano- lo saludé.

-Hola Katniss. Llegué hace rato pero pedí que no me anunciaran. Quería hablar contigo antes que mi padre y el tuyo llegaran.

-Si claro. Siéntate- nos acomodamos en los sillones.

-Gloss, quería agradecerte una vez más...- en verdad sentía que estaba en una gran deuda con él.

-No tienes nada que agradecer Katniss, yo sabía que era el destino el que me trajo aquí. De alguna forma llegué más temprano aquel día y al ver que nadie salía a abrirme llamé al teléfono. Antes que el aparato timbrara escuché gritos y pensé que algo estaba pasando, trepé la pared y pude salvarte. Por un momento creí que llegué tarde, quería matar al desgraciado. Perdóname, es la sangre francesa de mi madre- se excusó visiblemente abochornado por su último comentario.

-Gloss, no tienes que disculparte por nada. También estoy segura que fue el destino el que te trajo hasta aquí. Debías salvarme. Y estaré eternamente agradecida por esto- tomé una de sus manos para mostrarle que tenía una amiga eterna en mí.

La puerta se abrió de pronto, era papá y el señor Crane.

-Katniss, hermosa, qué alegría verte- miré a Gloss dudosa, tal vez le contó a su padre. Él me hizo una clara señal que Seneca desconocía aquel incidente. Suspiré aliviada.

-Qué bueno verlo Seneca- saludé muy formal.

Me levanté a recibirlos. Cenamos muy a gusto, ahora entre Gloss y yo había una nueva complicidad. Me excusé apenas terminamos la cena, esperaba que se marcharan pronto.

Creo que esta noche cometería una locura, no soportaba estar un minuto más lejos de Peeta.

Me puse un pijama abrigador y mis zapatillas esperé a que todo estuviera en silencio.

Papá vino a despedirse y yo no cabía ya de emoción. Antes de salir miré por la ventana a ver si había alguien por allí.

Pero me quedé completamente perdida con lo que vi.

Peeta caminaba con Clove por el jardín. Parecían conversar de algo interesante. Lentamente me pegué al vidrio para verlos mejor. Vi su sonrisa tímida, la misma que días antes me dedicaba sólo a mí. Ella se acercó un poco pero él retrocedió. Tal y cómo lo hacía al principio conmigo.

Ella simplemente se giró y caminó de vuelta a la casa. Él se perdió entre los árboles.

¿Cuándo había pasado esto? Ella dijo que tenía una cita... ¿Una cita con Peeta? Él ni siquiera había venido a verme, hace sólo tres días que habíamos hecho el amor y no me había buscado.

Y aquella tarde en que me atacaron... Peeta también había salido, quizás con ella.

Pero de mí nadie se burla, menos un estúpido y muerto de hambre jardinero.

Amanecí muy triste, eran las primeras y últimas lágrimas que derramaba por alguien. Yo jamás lloré por nadie. Fue de rabia, yo no estaba sufriendo, fue por mi orgullo.

-Señorita Katniss, la buscan- anunció Madge.

- ¿Quién? No quiero recibir visitas- tenía los ojos un poco hinchados, estaba horrenda.

-Es la señorita Johanna. Dice que es importante- me levanté con paciencia y me tomé mi tiempo. Si quería verme iba a tener que esperar.

Bajé a ver que era tan importante para mi ex amiga.

- ¿Katniss? ¡Amix perdóname!- corrió hacia mí en cuanto me vio.

Yo necesitaba con urgencia un abrazo, cariño y algo de atención, así que también la abracé. Me conmoví tanto que hasta derramé unas lágrimas. Caray había amanecido sensible hoy. Con lo que detesto a la gente llorona.

-Katniss. Frank me contó lo que pasó, lo siento tanto. Y yo molesta contigo e ignorándote cuando me necesitas. Soy una pésima amiga. Te dejé sola todo este tiempo.

-Lo eres- le dije llorando.

-Pero me llamaste metiche- me dio un ligero golpecito. Todavía estaba enojada.

-Pero lo eres... y me gusta que lo seas- nos abrazamos, en verdad la había extrañado.

- ¿Cómo estás? Sé que debe ser terrible... pero al menos no pasó nada- se mordía los labios, sabía que quería que le contara.

Le detallé todo lo que pasó, el miedo, el terror y cómo me salvó Gloss. Sólo Johanna podía comprenderme.

-Así que me siento en deuda con Gloss- terminé de narrarle.

-Lo he visto. Es un tipo con clase. Algo pedante para mi gusto, imagino que tiene de que ufanarse. Media ciudad anda tras él y la otra mitad lo mira con ganas- su carcajada me llenó de alegría.

-Es muy galante- dije simplemente.

-Sé que debes estar deprimida por lo que te pasó, nada que un día de compras no arregle, vamos prometo no obligarte que te pruebes ropa, simplemente vamos a ver tiendas, si encontramos algo bonito lo compramos. Nos hacemos las uñas, podemos también hacernos un facial. ¡Vamos Katniss! Salgamos de aquí.

Le hice caso. Todo el día estuvimos en movimiento. Almorzamos cerca de las oficinas de papá.

-No he querido tocar el tema Katniss porque fue el motivo de nuestras discusión la vez anterior pero...

- ¿Peeta? No es importante, está saliendo con la cocinera- le anuncié.

- ¿Qué paso? ¿Lo botaste?- quería decirle que sí.

-Tenías razón, era algo sin importancia- miré hacia otro lado, pero ni yo me lo creía. Sentía que iba a explotar de rabia.

-Mejor no pongo el dedo en la llaga, sino fuera porque acabas de vivir algo tremendo diría que estas celosa- miró hacia otro lado.

Maldita sea, o yo no sabía esconder lo que sentía o ella simplemente me conocía bien. Necesitaba hacer algo o explotaría de celos.

Peeta POV

Es martes he amanecido desesperado. Hacía dos días que no la veo. Rondé cerca de su ventana varias veces. ¿Estará enferma?

Debo esperar la noche para subir a verla.

Antes del almuerzo, Clove me trae una jarra de limonada. Se le está haciendo costumbre últimamente. Pero a diferencia de días anteriores en los que solo dejaba la bebida y se iba, esta vez se quedó.

-Hoy viene ese joven guapote a proponerle matrimonio a la señorita- me sonríe. Casi se me atraganta la limonada.

- ¿Cómo sabes eso?- pregunto intentando parecer tranquilo.

-Lo he oído. Y creo que la señorita no sale para nada de su habitación porque... creo que está esperando- me susurra. Me quedo inmóvil. ¿Qué Katniss qué?

-Esas si son noticias- digo terminado de tomarme el vaso.

-Uy si yo tengo mucha información. Pero aquí no es buen lugar para hablar. ¿No quieres ir a tomar un café por la tarde? Odio estar encerrada todo el tiempo...

-Podemos salir si quieres- digo imprudentemente. Necesito saber cualquier cosa de Katniss.

-Eso sería estupendo. Pídele el auto a la señora Sae. Ella te tiene mucha confianza.

Y así quedé para salir con Clove. ¿Quién lo diría? Pero estoy desesperado, debo averiguar si lo del embarazo de Katniss es cierto. Porque no creo que... no, no creo que ella y ese tipo...

Espero con ansias que llegara la tarde, salgo antes de las cinco con Clove. Ella me indica una cafetería tranquila.

-Hoy la señorita ha estado histérica, pobre Madge. Le ha gritado mucho.

- ¿Siempre es así?- pregunto indiferente.

-A veces. Yo apenas la trato, mi trabajo es en la cocina, pero la pobre Madge tiene que soportarla a diario. Es bastante berrinchuda y se desquita con ella.

-No parece.

-A veces está de buenas.

- ¿Y está embarazada o no?- me atrevo a preguntar.

-No sé. Me parece porque no sale para nada desde el sábado. Apena come, Magde me dijo que había vomitado. Y como el joven Gloss entra a su habitación...

- ¿Entra a su habitación?- mi corazón se estruja.

-Claro. Además la señorita es bastante liberal. En la preparatoria tenía un novio bien hermoso. Él se quedaba adormir cuando el señor Everdeen no venía a casa. Tenían sexo en la sala, la señora Sae me lo dijo.

Pude darme cuenta que está inventando y me arrepiento de haber caído en su juego para salir con ella. Katniss no es ninguna muchacha liberal. Yo puedo dar fe de ello.

Luego de terminar con el chisme de la casa, Clove pasa a contarme sobre sus hermanos. Dice tener dos menores que están en la escuela todavía. Sus padres son muy pobres y ella los ayudaba con su sueldo. Pero tiene miedo por uno de sus hermanos. Está enfermo y necesitaba tratamiento a diario.

Regresamos a la casa cuando ya anocheció. Se me ponchó un neumático y tuve que cambiarlo en el camino. Me siento algo tonto, no debí invitarla y de ahora en delante debo ser más cauteloso con ella.

Estaba por irme a mi casita cuando Clove me alcanza para darme mi cartera. Se me cayó y ella la ha encontrado.

-Gracias- sonrío. -Aquí tengo todas las fotos de mis hermanitos.

-Yo también tengo las fotos de los míos en mi cartera. Ten cuidado Peeta- dice antes de irse.

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¡Regresó Johana! Mugre Clove.

Gracias por leer

PATITO

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