Capítulo 9
Me despiertan los rayos del sol en mi cara. Poco a poco abro los ojos y me doy cuenta que estoy en una habitación blanca. Me incorporo para verla mejor y luego veo que llevo puesta una camiseta blanca.
— ¡Ay no! Me morí — cierro los ojos — seguramente tuve una congestión alcohólica por beber tanto...
Me imagino a Christian diciendo "te lo dije" junto a mi tumba... ¡idiota! Me levanto de la cama y no encuentro mi ropa, ni mi bolsa, o mi teléfono. Por suerte traigo un pantalón de pijama.
Abro la puerta y veo un pasillo con varias puertas cerradas. Camino hasta unas escaleras y bajo con cuidado de no hacer ruido. Estoy en un gran salón con un piano y una sala con chimenea.
— Al fin despiertas — oigo la voz de Christian que está parado en la cocina — creí que estabas en coma.
— Ja - ja pues ya ves que no. ¿En dónde estamos? — le digo señalando nuestro entorno.
— En mi casa.
— ¿Por qué estoy en tu casa? — estoy sorprendida.
— Porque mi hermano idiota y tu amiga querían estar solos.
— ¿Y José? — me pregunto si lo habrán mandado a dormir al auto de Kate, o a mi habitación.
— No sé y no me importa — dice molesto— cámbiate rápido, iremos a desayunar.
— ¿Tú me cambiaste? — le señalo la pijama que traigo puesta.
— No tenía muchas opciones, era yo o Jason — arquea la ceja.
— ¿Quién es Jason?
— Jason Taylor, mi chófer — se acerca a un sillón — no iba a molestar a mi ama de llaves en su día libre.
— Lo siento, yo no recuerdo nada después que salimos del club — me sonrojo.
Christian se acerca a mí y puedo percibir el delicioso aroma de su colonia. Levanta su mano, toca mi mejilla y creo que me va a decir algo pero me suelta y se aleja. Me dice que mi ropa está en el Closet de la habitación y subo corriendo.
Aprovecho para tomar una ducha rápida. Me pongo mis jeans y me dejo puesta la camiseta blanca, huele a suavizante de telas y a Christian. Recojo mi cabello y bajo de nuevo al salón.
— Yo puedo preparar el desayuno, ¿sabes? — le digo acercándome a él.
— ¿Sabes cocinar? — parece asombrado.
— Claro que si, de hecho soy una excelente cocinera Señor Grey — le digo abriendo la puerta del refrigerador.
— Eso tengo que verlo — se ríe. Pocas veces lo he visto reír, pero cuando lo hace luce tan joven y relajado que quisiera besarlo. Muerdo mi labio para reprimir mi impulso.
— ¿Sabes? a veces me caes bien — pongo huevo y pan en la encimera para preparar huevos revueltos y tostadas. De pronto frunce el ceño.
— ¿Cuando no te caigo bien? — pregunta haciéndose el ofendido.
— Cuando me sacas a rastras del club frente a mis amigos — le doy una sonrisa irónica.
— ¿Qué querías que hiciera? ¿Que te dejara a tu suerte en las garras de tu amigo José? — me reclama.
— ¿Mejor en tus garras? — Le regreso su pregunta — Además, dudo que José quisiera aprovecharse de mí.
— No voy a darle la oportunidad de averiguarlo — dice con el ceño fruncido.
Me quedo callada. Quisiera decirle que José solo es mi amigo, pero no quiero tocar ese tema. No sé si quiero confirmar que Christian me ve también como una amiga. Ray siempre me dijo que no haga preguntas cuya respuesta no quiera saber.
Sirvo el plato de Christian y sirvo uno para mí. Pongo la cafetera y luego sirvo dos tazas. Desayunamos en silencio. Cuando terminamos recojo los platos y bajamos en el ascensor. Subimos a su auto y maneja hacia mi departamento.
Cuando llegamos, saco las llaves de mi bolso y abro con cuidado la puerta. Entramos y veo a José en la cocina, supongo que tomando café.
— ¡Hola José! — Lo saludo mientras me acerco — ¿donde está Kate?
— Hola Ana — me dice pero está viendo fijamente a Christian — Kate sigue en su habitación... ¡yo hubiera preferido quedarme a dormir en el club!
— ¡¿Qué?! — nos reímos los dos — ¡No tienes vergüenza Kavanagh! — le grito.
— ¡¿Por qué?! — Dice ella asomando la cabeza por su puerta entreabierta — sólo estábamos platicando.
— Sí, como no — dice José. Kate sale de su habitación seguida por Elliot.
— ¡Hola hermano! No me digas que Ana ya se aburrió de ti. — dice guiñándome un ojo.
— Por tu culpa tuvo que hacer de niñera — Le digo burlándome por su conversación con Christian ayer. Elliot se ríe. ¿Pensaste que no lo recordaría?
— Pero estas bien, ¿no? — Sigue riendo — ¿No me digas que se aprovechó de ti? — dice asombrado.
— ¡Lo sabrás en 9 meses! — le sonrío y le guiño un ojo. Miro a Christian y parece estar sonrojado. Elliot ríe muy fuerte.
— ¡Ana! ¡Qué divertida eres pequeña! No entiendo por qué sales con el señor Gruñón aquí presente.
Mierda. Cállate Elliot, no quiero volver a la incomodidad de mi situación con Christian. Kate parece leer mi mente por que le lanza una mirada asesina a Elliot. José regresa a la cocina y Christian frota su frente con sus dedos.
— Vámonos Elliot — dice finalmente.
— Está bien — dice en tono resignado — ¿te veo más tarde nena?
— No lo sé, José tiene que regresar a Portland y queremos salir a pasear antes de que se vaya... — Kate voltea a verme con esa expresión que me dice que está planeando algo — aunque si voy contigo, Ana podría salir con José.
Intento disimular mi sorpresa, aunque me imagino cuál es la intención de Kate al soltar algo así.
— ¿Por qué mejor no vienen con nosotros? — dice Christian y veo a mi amiga sonreír satisfecha.
— ¡Sí! ¡Iremos de excursión todos juntos! — dice Elliot muy emocionado.
Kate me mira y luego mira a José. Creo que José dirá que no, pero antes de que pueda decir algo, mi amiga lo interrumpe:
— ¡Claro que sí! ¡Será divertido!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro