— ¿Llevas las vitaminas?

— Si.

— ¿Y un cambio de ropa?

— Si.

— ¿Llevas el móvil y la cartera?

— Si.

— ¿Los zapatos altos que llevarás mañana?

— ¡Si, Christian! ¡Si! ¡Llevo todo!

— Solo me aseguro que no te falte nada, de todas formas Dixon estará contigo en cada momento.

— ¡Si, ya dije que sí! ¡Está bien! Dejaré que vaya si eso te tranquiliza un poco. Siempre y cuando mantenga la distancia de nosotras.

— No tengo problemas con eso, solo recuerda que no puedes beber.

— Ya lo sé, ¿no deberías ir ya a trabajar? — Le sonrío — Es tarde y tú nunca llegas tarde.

— Necia — se acerca para besarme antes de irse.

Taylor lo está esperando en la sala desde que terminó de desayunar pero el señor Grey decidió que quería venir primero a inspeccionar mi maleta. Ahora no le queda más que irse a trabajar y esperar por mí en el altar.

— Pórtate bien Christian, ya bebiste suficiente el martes — lo regaño — Cuida de él Taylor.

— Como tú digas Ana — Christian voltea a verlo con el ceño fruncido — Señorita Steele...

— ¿No quieres venir aquí a ver a Ray? ¿Tú padre? — grita antes de entrar al elevador.

— ¡No! Confío en que ustedes lo van a cuidar bien.

Regreso a la barra a terminar mi desayuno y esperar a que Dixon venga por mí para llevarme a mi último día en la editorial. Después estaré fuera un mes en unas merecidas vacaciones.

— La próxima vez que te vea serás la señora Grey — sonríe Gail.

— Lo sé. Es una locura todo esto.

— Ana, ¿estás lista? — Asiento hacia Wayne — ¿dónde está tu maleta?

— Sobre la cama, ¿la llevas al auto?

— Si, señora.

Según escuché de Gail, ella se encargará de preparar nuestras maletas para el viaje. Christian le pidió que incluyera ropa de frío porque haríamos una parada en Aspen y ropa para la playa.

Yo solamente llevo mi cambio para esta noche y las cosas que ocuparé mañana, como los zapatos y algunas joyas. El vestido está en el departamento de Kate, así que Ray vendrá en un auto por mí.

— Maddie, ¿lista? — le digo cuando es la hora del almuerzo.

— ¡Oh, sí! Traje una mochila con un poco de ropa, ¿a dónde iremos?

— A Lava Club, ¡bailaremos toda la noche!

— ¡Qué emoción! ¿Entonces al señor Roach no le importa que salgamos justo ahora?

— No, el señor Grey se encargó de eso — le guiño un ojo.

Maddie y yo salimos de la editorial hasta donde se encuentra Wayne. La idea es ir a comer con las chicas y luego alistarnos para la salida al club.

Kate eligió un vestido y tacones altos para mí, pero ahora que sé que estoy llevando a mi vidita conmigo, cambio el vestido por una blusa de cuello halter y jeans. Sandalias de tacón bajo y el cabello recogido en una coleta alta.

— ¿Listas? — grita Mía, que lleva un vestido negro ajustado.

— ¡Si! — grita Maddie feliz.

— ¡Entonces vámonos chicas! ¿En mi auto? — pregunta Kate.

— Creo que Wayne trae la suv para llevarnos.

— ¡Ese odioso! ¿Es que Christian no puede sacar sus narices de nuestros asuntos? — bufa Mía.

Salimos del departamento y Dixon se apresura a abrir la puerta del copiloto para mí.

— Por aquí Ana — señala.

Lo miro con los ojos entrecerrados y él sonríe nervioso. ¿Esto también es indicación de Grey? Maddie, Mía y Kate suben en el asiento trasero de la camioneta para que Wayne nos lleve hasta el club.

Se detiene en la entrada y baja corriendo para abrir la puerta. Dos hombres grandes en la puerta impiden el paso para la larga fila de personas que esperan afuera.

El sonido de la música retumba hasta el exterior, así que Mía toma mi mano para acercarnos. Me detengo extrañada de que Dixon venga detrás de nosotras, ¿va a dejar ahí la camioneta?

— Tenemos una reservación — grita Mía a uno de los hombres — A nombre de Mía Grey.

— Adelante señoritas, las estábamos esperando.

El hombre se mueve de la puerta y quita una cadena para dejarnos pasar. Avanzamos por un pequeño pasillo hasta que salimos a la pista de baile.

— ¿Qué? Esto es extraño... — balbuceo.

La música suena fuerte y los camareros van de un lugar a otro acomodando mesas... ¡En un lugar vacío! ¡El maldito club está vacío!

Mía y Kate tienen la misma expresión de sorpresa que yo, pero Maddie mira fijamente hacia la barra. ¿Henry?

— ¡Henry! — me acerco a él.

— ¡Ana! — Sonríe — ¿Como están? ¡Bienvenidas a Lava Club!

— ¿Por qué está cerrado el lugar? No pueden cerrar, ¡venimos a festejar!

— No está cerrado Ana, el club está abierto... Para ustedes.

— ¿Y todos los demás? ¿Los chicos guapos y todo eso? — se queja Mía.

— Lo único que sé es que el lugar está disponible enteramente para ustedes, ¿les sirvo algo de beber?

¡Oh no! ¡Christian no se atrevería a algo así! ¡Oh estúpido y fastidioso Grey! ¡Agh!

— ¡Lo mato! — grito fastidiada.

— ¿Él no se atrevió a...? — pregunta Kate.

— ¡Claro que sí! ¡Nos jodió la noche! ¡Mi estúpido hermano!

— Quiero una margarita — sonríe Maddie hacia Henry.

— Dame una piña colada mientras pienso qué hacer — gruño.

— Sin alcohol, ¿verdad? — dice bajito.

— ¡Agh! ¡No puede ser! ¡Obstinado, desconfiado, controlador! ¡Idiota!

— ¿Ana? — Balbucea Henry pero luego mira hacia un rincón — Señorita Steele, ¿una piña colada sin alcohol?

Volteo hacia el lugar a donde el pelirrojo está mirando. Una sombra permanece inmóvil, tanto que no lo había notado cuando pasamos junto a él.

Hasta que levanta su brazo y habla cerca de su manga. ¡Basta! ¡Se acabó! ¿Es una broma? ¡Espero que lo sea porque esto no es nada gracioso!

— ¡Tú! — Me acerco a él — ¡¿Qué rayos pasa aquí?!

Baker me mira con los ojos muy abiertos pero no dice nada.

— ¿Por qué éste lugar está vacío? ¡Habla!

— Señorita Steele, yo no sé si... — lo interrumpo.

— Háblale a tu jefe y dile que venga aquí inmediatamente — Aún me mira fijamente el idiota — ¡Ahora Baker!

— Si, señora — balbucea Leo y se aleja mientras habla de nuevo con su manga.

Me vuelvo hacia mis amigas que ya están sentadas en la barra con sus bebidas. Dixon permanece inmóvil en la puerta, tratando de pasar desapercibido pero no lo logra.

— ¿Ahora qué? — pregunta Kate.

—Esperamos a que Grey dé la cara.