— Espero que de verdad lo hagas, o la próxima vez que hable de mí le arranco esas extensiones rubias.

Parece que quiere decir algo más pero se contiene, arquea la ceja y sonríe.

— ¿Algo más?

— Ahh si, no creas que lo olvido — lo apunto con mi dedo — ¿cómo se te ocurre andar por ahí solo de nuevo? ¡Algo pudo pasarte! ¡Voy a llamar a Taylor ahora!

Busco en las bolsas de mi pantalón pero solo traigo las llaves de la casa. Oh sí, le dejé el móvil a Andrea.

— Dame el tuyo — extiendo la mano hacia él.

— ¿Vas a llamar a Taylor?

— ¡Por supuesto!

Christian me entrega su teléfono pero permanece de pie junto a mí. Busco en su libreta de contactos hasta que ubico "Jason Taylor" y pongo marcar.

— Señor Grey — contesta al segundo tono.

— Taylor — Christian aprieta sus labios para no reír.

— ¿Señorita Steele?

— Taylor, creí que habíamos hablado del asunto de la seguridad de Christian, prometiste no dejarlo solo ¿y qué me encuentro? Qué viajo solo, de nuevo, ¡hasta Montesano! ¿Dónde estás?

— Señorita Steele, yo estoy en camino revisando el GPS del auto, iba detrás de él pero su auto es más veloz y...

— Taylor — lo interrumpo — ¿Traes las medicinas? No creo que el doctor apruebe que haya manejado a exceso de velocidad y en la madrugada.

— Lo siento señorita Steele, si usted no hubiera huido él no la habría seguido hasta allá — ¡¿Que dijo?!

— ¿Ahora vas a culparme, Jason? — Christian arquea una ceja — Eso fue culpa de tu jefe y sus amistades indeseadas.

— Me alegra escucharte Ana — Jason se ríe — de verdad, todos los muchachos se alegrarán de saber que estás de nuevo con él.

— ¿Tan malo fue? — ahora yo río.

— Como el infierno — dice con su voz ronca — estoy cerca, con sus medicinas y otras cosas.

Cuelgo la llamada y le devuelvo el teléfono a Christian. Ahora que lo tengo tan cerca es que puedo ver las ligeras marcas oscuras debajo de sus ojos.

— Vamos, deberías dormir un poco — le señalo la camioneta pero no camina.

— Lo dije en serio Ana — volteo para verlo — sobre casarnos.

— ¿De verdad?

— Si — me mira fijamente — ¿vas a casarte conmigo?

— No.

— ¿Por qué no?

— Necesitamos trabajar aún en nuestra relación, personas como Elena no pueden interponerse entre nosotros y siento que aún hay muchas cosas antes de que estemos listos para ese paso.

— Promételo, que sea lo que sea siempre vendrás a mi primero para resolverlo, siempre.

— Bien, reconozco mi error y lo prometo — él asiente — pero no entiendo tu prisa por casarnos.

— Estaremos juntos.

— Ya estamos juntos Christian, vivimos juntos, hacemos todo lo que una pareja casada hace, ¿cuál es la diferencia?

— Legalmente serás la señora Grey.

— ¿Eso es todo? ¿Que cambie mi apellido por el tuyo? Créeme, firmar un papel no es garantía de amor eterno.

— ¿Que es lo que de verdad te preocupa Ana? — dice molesto.

— El papel no sirve de nada sin el compromiso, créeme, mi mamá lo ha firmado 4 veces y me sorprendería que no esté buscando al número 5 ahora mismo.

— ¿Entonces esto es sobre tu madre? ¿Piensas que te pasará lo mismo que a ella?

— ¡No! Esto es sobre mí no queriendo repetir los mismos errores que ella. ¿Has visto a Ray? Después de mi mamá él siguió solo, no rehízo su vida por mí, por cuidarme. Lo mínimo que puedo hacer por él es ser mejor que ella.

— Vámonos, quiero descansar — dice de pronto.

Lo miro confundida mientras sube de nuevo en el asiento del copiloto. ¿Lo va a dejar así tan fácil? Yo también subo y manejo de regreso a la casa de mi padre.

Estaciono junto al R8 y apago el motor. Ninguno de los dos abre la puerta, así que me giro para mirarlo.

— Me alegra que vinieras — le sonrío — te extrañé.

— Yo también te extrañé — pone sus manos en mi rostro para acercarme.

Un pequeño beso que transmite tranquilidad y alegría. La realidad es que hemos pasado por mucho en muy poco tiempo, y con la amenaza aún suelta.

Aprovechamos la privacidad que la camioneta de Ray nos da para besarnos con más intensidad hasta quedarnos sin aliento. Cierro los ojos cuando baja por mi cuello dejando besos suaves que me erizan la piel.

Un carraspeo y el golpe en el vidrio llama nuestra atención.

— Señor Grey, Señorita Steele — sonríe Taylor — Traigo las medicinas.

— Agh — abro la puerta — Qué inoportuno Taylor.

— Sigo sus órdenes señorita Steele — dice aguantando la risa.

Salgo de la camioneta para tomar la bolsa de sus manos con las medicinas y mi móvil, y camino hacia la casa. Taylor se acerca a Christian y caminan detrás de mí.

— ¿Todo bien? — pregunta papá desde la cocina.

— Si papá, ya está todo bien — le doy un beso en la mejilla.

Cuando volteo, Christian camina hacia mí y Taylor permanece de pie junto a la puerta.

— Papá, él es Jason Taylor, el jefe de seguridad de Christian. Taylor, ven a saludar a mi papá Raymond.

— Señor Steele — dice estrechando su mano.

— Dime Ray, por favor — le señala la sala — pasen, siéntense.

Tomo de la cocina un vaso de agua y los analgésicos para Christian, que está sentado en la sala.

— Tómatelos para que puedas ir a dormir un rato — le digo.

— Deberías descansar muchacho, llegaste muy temprano y sé que tuviste un accidente — le dice papá.

— Ya estoy bien, solo un par de costillas rotas — toca su tórax — pero si me vendría bien una siesta.

— Ven, puedes dormir en mi habitación — la señalo y él se levanta.

Caminamos en silencio ante la atenta mirada de Papá y Taylor. Cierro la puerta con cuidado y le señalo la cama.

— Duerme — se sienta en la cama y me mira.

— Duerme conmigo — señala el lugar junto a él.

— No creo que a Ray le parezca — toma mi mano para jalarme.

— No hagas ruido, deja que Taylor lo distraiga.

Me acuesto junto a él en mi pequeña cama y acomoda las cobijas sobre nosotros. Me acurruco en su pecho tal y como me gusta para dormir sintiendo su calor. Apenas he cerrado los ojos, cuando...

— ¡Annie! — Ray me llama desde la sala.

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Uno más! Un poco de tranquilidad antes de la tormenta 😲🙊🤐