— No.

— ¿Por qué no? — frunce el ceño.

— Porque tuviste un accidente, te golpeaste muy fuerte la cabeza y creíste que ibas a morir. Es miedo, no amor — respondo.

— Lo dices porque no tengo un anillo, ¿por eso dices que no?

— Digo que no porque es hora que descanses Christian, seguramente estás delirando — me burlo.

— No tengo fiebre — gruñe.

— Entonces solo te golpeaste fuerte la cabeza — me siento de nuevo en la silla.

— Me siento rechazado — se queja.

Me río de él y niego con la cabeza. Me acomodo en la silla para dormir un rato. ¿Matrimonio? Hemos vivido juntos oficialmente durante tres días y ni siquiera le he dicho que lo amo. ¿Para qué apresurar las cosas?

Cuando vuelvo a abrir los ojos, todo está en penumbras. Me incorporo para ver si Christian está bien y lo encuentro con los ojos muy abiertos.

— Nunca te hablé de mis pesadillas — dice viendo el techo.

Acerco la silla a la cama y tomo su mano. Espero paciente a que decida hablar o dar por terminado el tema.

— Mi madre biológica murió cuando tenía cuatro años y yo estaba con ella. Era muy pequeño, pero aún recuerdo todo.

— Oh, por Dios — susurro para mí.

— Grace y Carrick me adoptaron poco después, pero aún tengo recuerdos muy específicos de ella.

— Eso debió ser extremadamente difícil para un niño tan pequeño — aprieto su mano más fuerte en un intento por consolarlo.

— Ahora puedo agregar un accidente a toda esa mierda — dice con tono de fastidio.

— Vuelve a dormir — me río — las medicinas te ponen más quejumbroso que de costumbre.

Grace me despierta para decirme que el doctor está firmando el alta de Christian y me entrega la maleta que Taylor trajo con un cambio para él. Mía no debe tardar en llegar para ayudarme a llevarlo.

— Bien señor Grey, es hora de irnos.

— ¡Por fin!

— Vamos a cambiarte antes de que venga esa odiosa enfermera a ayudarte — bufo.

— Creo que le dejaste muy claro que no necesitas su ayuda — se ríe.

— ¡Te ofreció un baño de esponja! — digo molesta — y estoy segura que no lo ofrece a los otros pacientes.

Christian se ríe mientras le ayudo a sentarse en la cama, pero deja de hacerlo porque le duelen las costillas.

Tomo la ropa de la maleta para vestirlo: primero el bóxer y pantalón de chándal y retiro la bata para ponerle la camisa, que se vuelve toda una odisea por su hombro lesionado y sus costillas rotas. Paso la chaqueta por sus hombros antes de colocar sus calcetines y tenis.

— Todo listo señor Grey, puede irse — dice el doctor desde la puerta — Grace tiene las indicaciones y las recetas, espero que se mejore pronto.

Christian asiente hacia él y se pone de pie para salir, pero la acomedida enfermera aparece con una silla de ruedas.

— Es protocolo — le sonríe coqueta.

Recojo la maleta y el resto de las cosas para salir, pero la odiosa ya se lo llevó. Corro por el pasillo hasta alcanzarlos cuando están a punto de entrar al ascensor.

— ¿Dónde estabas? — me dice cuando la puerta se cierra.

— Trayendo tus cosas, pero desapareciste a toda velocidad en esa silla de ruedas — me quejo.

La enfermera sonríe y me da una mirada por encima de su hombro. ¡Agh! No quiero parecer celosa pero a esta mujer le gusta provocarme.

Salimos del ascensor para caminar por el área de recepción donde Taylor nos espera. Solo que no es Taylor, es el chico de los ojos azules.

— ¿Donde está Taylor? — me detengo cuando se me acerca a tomar la maleta.

Veo a la enfermera y a Christian alejarse hacia la entrada, donde la Suv está estacionada con la puerta abierta.

— Taylor sigue con Welch.

— ¿Y Wayne?

— Fue a Escala por una maleta para usted señorita Steele — sonríe.

— Humm, gracias...

— Sawyer, señorita Steele, Luke Sawyer — estira su mano libre para estrechar la mía.

— ¡Ana! — me grita Christian.

Ambos giramos para ver a Christian, que intenta levantarse de la silla. La enfermera está junto a la puerta del hospital, con expresión de molestia.

Sawyer y yo caminamos hacia él, yo me detengo a su lado para ayudarlo a levantarse mientras Luke pone la maleta en la camioneta.

— Pensé que Mía estaría aquí — le digo para cambiar el tema.

— Los espera en Bellevue, señorita — Sawyer sostiene la puerta para que Christian suba.

Yo subo por el otro lado mientras él se acomoda. Sawyer sube a la camioneta y sale del estacionamiento hacia Bellevue.

— ¿Por qué vamos para allá? — pregunta.

— Pensé que sabías, dijo tu madre que quería estar al pendiente de tu recuperación.

— Puede estarlo en Escala también, de hecho necesito hablar con Ros y Welch...

— No — lo interrumpo — nada de trabajo Christian. Tu padre se hizo cargo y seguramente GEH no se vendrá abajo por unos días sin ti.

— Te has vuelto muy mandona Ana, ¿que pasó con la seria y tímida señorita Steele? — arquea la ceja.

— Murió de preocupación porque su novio idiota desapareció todo un día — me burlo.

— No vas a olvidarlo, ¿cierto?

— Si yo hubiera tenido el accidente, ¿Lo dejarías pasar?

— No — frunce el ceño pero sonríe — y Dixon debería estar contigo todo el jodido tiempo, no Sawyer.

— ¡Christian! — observo a Luke por el retrovisor.

— Sawyer, llévanos a Escala — ordena.

— ¿Señor Grey? — Luke espera confirmación de Christian.

— Quiero ir a mi departamento — luego me mira — no soy un jodido niño para que mi madre quiera vigilarme.

— Bien — pongo los ojos en blanco — pero tú se lo dices.

Sawyer obedece y retorna en la calle para regresar al departamento. Lo escuchamos hablar por su micrófono indicando nuestro nuevo destino, seguramente a Taylor.

El Christian mandón parece estar de vuelta y eso me alivia un poquito, aunque como paciente sea terrible. Y ahora que SIP me ha desempleado, podré cuidarlo sin problemas.

Sawyer estaciona en el garaje y trae la maleta de Christian. Yo me acerco para ayudarle, pero camina sin problema hasta el ascensor.

Wayne, Gail y Connor nos reciben cuando el ascensor seabre. Hogar, dulce hogar.