Capítulo 59
La canción termina pero no quiero apartarme de él, soy tan feliz en sus brazos que me aferro por unos segundos más.
— Es el chico del cine, ¿cierto? — me dice de pronto.
— ¿Quién? — pregunto aunque ya sé a qué se refiere.
— El bartender es el chico con el que estabas en el cine — sonrío sin saber qué decir.
— ¿Como lo sabes? — lo miro con los ojos entrecerrados.
— Henry Fulton, 20 años, estudiante del último año en la Universidad de Washington... — levanto la cabeza y me aparto para mirarlo.
— ¡Christian! ¡¿Lo investigaste?! — Qué pregunta tan idiota para Christian Acosador Grey.
— Si, ya te lo he dicho, lo haré cuando crea que estás en peligro — dice serio.
— ¿De qué? ¡¿De tener amigos?! — Ruedo los ojos — no puedes hacer eso, no puedes ir por la vida investigando a todos los que conozco.
— Claro que puedo señorita Steele, ¿se le olvida quién soy? — arquea la ceja orgulloso.
— ¡Agh! ¡Eres poco razonable! — Niego con la cabeza — Yo no voy por ahí investigando a tus... Conocidas.
Me mira con el ceño fruncido, si, investigaría a Elena Lincoln si pudiera hacerlo. Tal vez debería decirle a Kate que lo haga, le encanta sentirse una súper reportera.
Toma mi mano y caminamos de vuelta a nuestra mesa, con Kate y Elliot. A pesar de nuestro pequeño intercambio de opiniones, Christian se ve de mejor ánimo.
¿Qué podría hacer para distraerlo? Mía dijo que le gustan los autos, su helicóptero y su catamarán. ¿Qué rayos es eso? ¿Un yate?
— Christian — levanto la vista a él — ¿Qué es un catamarán?
Me mira con una ceja levantada con total incredulidad y yo me siento una simple mortal cuando noto que Elliot y Kate me dan la misma mirada.
— ¿Quieres ver uno? — sonríe.
— ¡Si! ¡Fiesta en The Grace! — grita Elliot.
— Tú no idiota, Ana y yo — regaña Christian.
— Vamos hermano, sabes que eres mi favorito y disfruto tu compañía.
Todos miramos a Elliot con los ojos entrecerrados, si, nadie le cree.
— ¿Qué? ¡Es cierto! — se hace el ofendido.
— Bien, Elliot, llama a Mía para que podamos irnos.
Toma su teléfono para mandar un texto. Cuando Mía se acerca, salimos todos del club y subimos al auto. Mía viene con nosotros en el Audi y Kate y Elliot nos siguen en su camioneta.
Mía se sentó de copiloto de Taylor, pero se gira para hablarnos sobre un montón de cosas de ella y sus amigas. Intento poner atención y seguirle el ritmo pero es simplemente imposible.
— Taylor para — ordena Christian.
— ¿Señor Grey? — Taylor lo mira por el retrovisor.
— Mía, baja del auto — dice serio.
— ¡¿Pero por qué Christian?! — grita ella.
— Te quiero, pero no te aguanto más. Ve con Elliot o dime y me iré yo. Prefiero lidiar con Kavanagh que contigo.
Me muerdo los labios para evitar reírme, definitivamente el alcohol es algo peligroso para los Grey. Mía está muy platicadora y Christian muy juguetón.
Mía le da una mirada seria a Taylor y él se pone en marcha de nuevo. Ella se cruza de brazos y hace puchero.
Llegamos al muelle y Taylor me ayuda a bajar del auto. Christian menciona algo sobre Mac y toma mi mano para caminar entre muchos botes, cada vez más lujosos.
Mía sonríe deteniéndose frente a uno de ellos y grita agitando los brazos.
— Bienvenida a The Grace.
— ¡Oh! ¿Este es tuyo? Vaya — lo observo sorprendida.
— ¡Señor Grey! — saluda un chico con aspecto playero.
— Mac — se estrechan la mano — Ella es mi novia Ana, Ana él es Mac.
— Mucho gusto — lo saludo antes de subir.
Mía se acerca al chico y le habla con mucha familiaridad. Christian me lleva hasta la cubierta y me siento a esperar que Kate y Elliot suban. Apenas lo hacen, Christian y Mac sueltan los amarres y salimos del muelle.
— Es impresionante — le digo cuando se acerca a abrazarme.
— Lo es, se llama Grace como mi madre.
— Eso es lindo Señor Grey — le sonrío.
— ¡Buenas noticias! — Grita Elliot — ¡traje más cerveza!
Christian lo mira con el ceño fruncido mientras él arrastra una pequeña hielera por la cubierta. Nos pasa una cerveza y nos sentamos a disfrutar del paseo y la noche fresca.
— ¿Puedo tomar una ducha? — le digo después de un rato — estoy cansada.
— Si claro, vamos, te llevo al camarote — se levanta y extiende su mano para que la tome.
Decimos buenas noches y nos alejamos de ellos, para bajar unas escaleras hasta una pequeña habitación bastante lujosa.
Salgo de la ducha envuelta en la toalla, no tengo un cambio y ponerme de nuevo el vestido no es una opción.
— Deja la toalla y entra a la cama Ana — me ordena.
Lo observo en silencio y hago lo que me pide. La cama es tan suave que podría dormir de inmediato, pero eso no parece estar en los planes de Christian.
Se quita el saco, desabotona la camisa lentamente y la desliza de sus hombros. Se sienta en el borde de la cama y jala la cobija de mis manos.
— Ven aquí, te daré unos azotes — me estira a su regazo.
— ¿Por qué? ¿Ahora qué hice mal?
— No te quiero cerca de ese chico de nuevo, ¿entendiste? — me da un azote.
— Ana, responde... ¿Entendiste?
— Si — ruedo los ojos, pero me azota.
— ¿Si qué?
— Si señor Grey — me burlo.
— Bien, te daré otro más para que lo recuerdes — me azota de nuevo — ¿te dolió?
— No mucho — me incorporo — y me gusta.
— No voy a lastimarte, solo excitarte hasta que me ruegues por más.
Lo miro con los ojos muy abiertos por sus palabras tan directas. Antes de que me acomode, me sujeta de la cadera y me obliga a detenerme en medio de la cama apoyada en mis brazos y piernas.
Se coloca detrás de mí y sus cálidas manos recorren mi cuerpo estremeciéndome con tu toque. Apoya sus manos debajo de mis senos y me jala para enderezarme, mi espalda pegada a su pecho.
Acaricia, pellizca, deja besos por mi cuello y algunas mordidas que sé que dejarán marca. Su mano se desliza hasta mi centro y presiona suavemente volviéndome loca.
Intento girarme hacia él, quiero besarlo, tocarlo, terminar de desvestirlo pero no me lo permite. Me retuerzo intentando provocarlo pero me sujeta fuerte con su brazo libre.
Siento su respiración agitada en mi cuello causando escalofríos de anticipación. Leves gemidos salen de mi boca cuando me empuja para volver a apoyar mis manos en la cama.
Escucho el cierre de su pantalón y sin ninguna cortesía entra en mí de forma rápida. Se mueve fuerte y rápido, el calor se expande totalmente por mi cuerpo mientras siento que aprieta mi cadera con sus manos.
Estoy a punto de estremecerme con mi liberación pero se detiene por completo, me empuja para que caiga completamente en la cama y me indica que me gire sobre mi espalda.
Obedezco aún con la respiración agitada y jadeante, se aleja para quitarse el pantalón y se coloca de nuevo sobre mí. Me mira a los ojos cuando entra nuevamente, pero esta vez, sus movimientos son lentos y rítmicos.
Me acaricia, me besa mientras sigue con su suavevaivén. Me aferro a sus brazos y jadeo su nombre hasta que siento mi cuerpoestremecerse completamente, expandiendo el placer por cada célula de mi cuerpo.Sus gemidos en mi oído me indican que él también está cerca y lo envuelvo conmis piernas tratando de mantenernos unidos por un momento más.
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